Bueno, acaban de otorgar los óscars.... Esta ceremonia siempre al asocio con estar oyendo la radio en la cama, porque como en España no se emite en abierto desde hace años sólo la radio puede ofrecerme la opción de enterarme en directo de los galardones. Bajo las mantas, y a horas indecentes, ideales si uno vive en Manhattan, pero no es el caso, siempre escuchando a un montón de locutores que se agolpan y apenas dejan oír a los galardonados. Antes había el consuelo de que el Plus echaba el Lunes siguiente un resumen, pero ahora ni eso, así que nos conformaremos con los fragmentos sueltos que caigan por ahí.
Lo bueno es que de unos años a esta parte se ha puesto de moda otorgar galardones a españoles. El año pasado fue Javier Bardem el premiado por su psicótico papel en “No es país para viejos” y esta noche ha sido Penélope Cruz la que ha obtenido el premio a la mejor actriz secundaria por su breve pero intensa aparición en “Vicky Cristina Barcelona”, extraño título para una película muy rara dentro de lo que suele ejecutar Woody Allen. Lo cierto es que la película, que se deja ver como entretenimiento pero que es poco para lo que nos tiene acostumbrados el gran Allen, gana bastantes enteros cuando aparece Penélope encarnado el papel de María Elena, despechada ennovia del pintor que es interpretado por Javier Bardem. Cruz compone una interpretación seria y solvente de una desgarrada española, que no puede vivir sin su novio pero que hace de su vida un infierno en su compañía, vamos, lo de ni contigo ni sin ti en versión femenina. Creo que los americanos habrán alucinado bastante con ese papel, porque es de un temperamento muy latino, propio de españoles e italianos, pero totalmente alejado del estilo anglosajón que, en dos de sus variantes, muy distintas pero igualmente identificables, encarnan las otras protagonistas de la cinta, la Vicky y la Cristina. Felicidades a Penélope. A mi nunca me ha parecido una mujer especialmente atractiva, y no soy capaz de separar su imagen de la de niña gritona y basta que llenaba la pantalla en jamón jamón, también con Bardem (si esto al final es un círculo vicioso). Su imagen, dicción y estilo han cambiado notablemente desde entonces, pero sigo teniendo en mente la imagen de esa niña flacucha y respondona, bastante alejada de lo que hoy es Penélope. La triunfadora de la gala ha sido la película “Slumdog millonaire” que aún no he visto, pero que todo el mundo señala que es impactante, tanto por la imagen que ofrece de la India como por su clara inspiración en el estilo de Bollywood. El mejor actor ha sido Sean Penn, sorpresa de la noche cuando todo el mundo se lo otorgaba a Mickey Rourke, el mejor secundario ha sido para Heath Ledger a título póstumo por su recreación de Jocker en “El caballero oscuro” y al mejor actriz principal ha sido, por fin, para esa maravilla llamada Kate Winslet, en este caso pro su papel en “El lector” pero está aún mejor en “Revolutionary Road”. En todo caso un premio merecido, justo y que hace honora una enorme carrera de intérprete. La derrotada de la noche ha sido “El curioso caso de Benjamín Buton” que de sus 13 nominaciones se ha llevado tres premios técnicos, pero nada gordo.
Eso sí, tenía yo una espinita clavada en las nominaciones de este año, concretamente en la de mejor película. Serán buenas todas las que allí están, no lo niego ni tengo criterio para hacerlo, pero en mi opinión faltaba una. Una cinta llena de amor, ternura, un monumento al arte que seguramente con los años pasará por encima de todas las que han sido premiadas esta noche, y que se merecía algo más que el galardón que se ha llevado a la mejor película de animación. No ha habido valor, pero Wall-E debía estar nominada a mejor película del año, entre esas cinco escogidas para la historia. Y quién sabe si debía haber ganado.
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