Esta noche se han entregado los Óscar, por la tarde en horario californiano, ya hace muy poco tiempo hemos salido de dudas sobre quién ha ganado y quién no. Previamente debo decir que como no he visto las películas que protagonizan Jeff Bridges y Sandra Bullock poco puedo decir de sus premios. Algo así me pasa con el secreto de sus ojos, que no la he visto, pero me alegro que le hayan dado el de mejor película extranjera, porque todo el mundo habla maravillas de esa película. Felicidades a ese genial dúo que forman Campanella como director y Darín como actor.
Donde sí puedo opinar con algo más de criterio es en el premio a mejor película, y qué quieren que les diga, me parece fabuloso que se lo hayan dado a En tierra hostil. Durante estas últimas semanas hemos asistido a la batalla de los nervios entre la finalmente ganadora y el imperio Avatar, que finalmente sólo se ha llevado algunos premios técnicos. Aquí la academia de Hollywood ha apostado por el buen cine frente al cine rentable, porque si es por lo recaudado en sala y promociones, Avatar debiera haberse llevado hasta los muñecos de cartón piedra, dado que ya es la película más taquillera de la historia. También ha revolucionado en parte el negocio al ser el primer filme que realiza un explotación comercial del 3D y logra el éxito, lo que abre las puertas a nuevos formatos, experiencias y, como no, negocios. Pero si de lo que se trata es de premiar películas, poco podía hacer Avatar frente a la tierra hostil. La película de Kathryn Bigelow, que se corona además como la primera mujer que consigue el Óscar al mejor director, es todo un ejercicio de crudeza y realismo. La historia es descarnada, y algunas de las caras y gestos de sus más bien desconocidos actores emocionan mucho más que el prodigio técnico que supone Avatar. Si la primera es puro espectáculo, esta combina espectacularidad con tragedia e historia real, e interpretaciones de altura. Ya comenté hace unos meses, cuando vi las dos películas, que la exmujer (Bigelow) le había dado toda una lección al exmarido (Cameron) sobre como rodar una historia, y como hacer florar tensión y sentimiento. Evidentemente hay que ver Avatar, porque es un espectáculo desbordante, pero no se merecía el premio a la película y la dirección y el resultado ha sido a mi entender, justo. En otros aspectos de los premios me ha dado pena que a “Up in the air”, uan gran película que viene como anillo al dedo en una coyuntura de crisis como la actual, no le hayan dado nada en el apartado de actores, porque tanto Clooney como las dos mujeres que aparecen en la cinta bordan sus actuaciones. También es una pena que el precioso corto de animación español, la dama y la muerte no se haya llevado un galardón, pero sigue siendo igualmente bueno, y les aconsejo que lo vean, por ejemplo aquí, y lo disfruten plenamente.
Me queda en mi corazoncito la pena de que el premio a la mejor película no se la hayan dado a la más emocionante, tierna y bella de las de 2009, que a mi entender no es otra que.... UP. Sí, sí, el UP de Pixar, que se ha llevado el premio a la mejor película de animación, pero que es merecedora del de mejor película a secas. Es cierto que, por motivos obvios, no iba a contar con el voto de los actores, pero es una maravilla en todos los sentidos, y los diez minutos iniciales son una poema de una belleza y profundidad como no recuerdo en mucho tiempo. Hubiera sido todo un puntazo que se lo hubieran dado, pero a falta de UP, viva la hostil tierra ganadora.
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