En los tiempos de la universidad conocí a mucha gente, con los que aún mantengo contacto en la medida de mis posibilidades. Uno de ellos es BLL, gran persona en muchos aspectos y que ahora se encuentra en el dique seco por una lesión futbolística (que el fútbol es malo, no me cansaré de repetirlo). En aquellos años universitarios todos los chicos estábamos lo que se dice un poco salidos, quizás como ahora, con la diferencia de que entonces no éramos conscientes de que no lograríamos nuestros sueños, al menos “esos” sueños. Y las modelos y la publicidad llenaban muchas de nuestras fantasías.
Creo que fue en 1992 o 1993 cuando hubo una campaña de Mango que nos dejó a todos alucinados. La chica que te saludaba desde las marquesinas del Bilbobús estaba tremenda, y fue BLL el que un día propuso que, amparados en una kale borroka que en aquellos tiempos era más intensa que en la actualidad, destruyéramos alguna marquesina para quedarnos con el póster de la chica, a lo que yo respondía siempre con una carcajada que dejaba traslucir mi sonrojo por lo loco que estaba ese chico y, en el fondo, mi admiración por su idea, descabellada, pero atrevida y sugerente. Por si alguien tiene alguna duda, no lo llegamos a hacer, y las campañas de publicidad de modelos de ropa de distintas marcas y líneas se sucedieron en el tiempo y han llegado hasta hoy, causándome un impacto casi nulo, porque he devenido en un ser muy poco impresionable por los medios, y las mujeres que aparecen en las revistas no me atraen, salvo en muy contadas ocasiones. Lo mismo sucede con las modelos de los carteles, descontando el hecho de que además lo que uno ve está tan retocado, manipulado y falseado que sabe que es como si viera un robot, no una persona real. No me atrae. Un ejemplo es la campaña de primavera de H&M, donde la modelo que sale no diré que es fea, pero no me atrae nada de nada. ¿A qué viene toda esta perorata, dirá alguno? Pues que el pasado fin de semana experimenté una sensación que debió ser muy similar a la que viví en los noventa ante el anuncio de Mango, y que mi cruel memoria me impide saber si realmente es así. Salí del metro y frente a mi estaba un inmenso cartel de la semana fantástica de El Corte Inglés, semana que es tan fantástica que casi dura todo el mes de Marzo, ni la semana grande de Bilbao es tan grande. Supongo que habrán visto el cartel anunciador en muchas vallas y soportes, pero sino es así, véanlo en la web del catálogo virtual. En él se muestra el tronco superior de una mujer tumbada de lado, apoyada sobe el codo y brazo derecho, manteniendo el brazo izquierdo tendido sobre sí misma y con una cabellera que cae desde la altura de su cabeza de manara paralela al brazo que la sostiene. Lleva un sencillo y discreto vestido blanco de escaso escote y que deja al aire los hombros y brazos, todo ello sobre un fondo verde. Y la mujer mira a la cámara con una seguridad, sensualidad y elegancia absoluta. No les miento, estuve unos diez minutos con la vista fija en el cartel, tres metros llegaron se fueron, con sus riadas de gente, y allí seguía yo, abducido, completamente enganchado.
Y es que esa mujer que aparece en el cartel, a sabiendas de que es falsa, retocada., coloreada, que es una imagen tramposa, me parece la más bella que he visto colgada en nuestros parques, vallas y vidas desde hace años. La escena en su conjunto me parece perfecta, equilibrada, relajante y efectiva, y ella, simplemente, preside. Es impresionante el poder que puede encontrarse en una mirada como la que la modelo lanza al vacío, y que es recogida por un simple, infantil y algo tonto paseante como es mi caso. Qué inmensa es su belleza.... y y qué efímero su reinado. Apenas un mes, y menos si llueve mucho sobre las vallas.
1 comentario:
La de la campaña de H&M es un palo...tampoco me gusta.
La de ECI nostamal..pero tampoco es mi tipo :)
Saludos
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