Ayer estaba programada a las 21:30 una entrevista en TVE al Presidente del Gobierno. No se que audiencia tuvo, pero antes de la misma, hablando con compañeros de trabajo y fatigas, la sensación general era de que yo iba a ser de los pocos que la vería, porque los ánimos estaban bajos y no esperaban anuncios ni sorpresas de calado por la boca de un ZP que hace tiempo perdió la magia que le acompañó en sus primeros años de mandato. Con la idea de hacer el comentario de hoy, y con pocas esperanzas, vi la entrevista, y hubo sorpresa, pero no por lo que dijo ZP, no, sino por una de las entrevistadoras, que me dejó fascinado.
El formato del encuentro era algo raro, con ZP enfrentado a tres entrevistadores de la casa. Juan Ramón Lucas, Ana Blanco y Pepa Bueno. De los tres es teóricamente Lucas el que tiene más experiencia en hacer entrevistas y Ana Blanco la que menos (de hecho no la recuerdo en una tesitura similar, aunque pudiera ser que sí) y ambos estuvieron correctos pero grises. De la que no tenía referencias era de Pepa Bueno, a la que todos los días vemos presentado el telediario de las 21:00 con acierto y éxito, pero en una especie de monólogo sin invitados, salvo contadas excepciones, porque las visitas a los telediarios son algo fuera de formato. Justo ayer, en la web de El Mundo, era Pepa Bueno una de las ocho mujeres que opinaba sobre el papel de la mujer en el mundo de hoy, en el trabajo y en al vida en general, con motivo de al festividad del 8 de Marzo. Respondía con aplomo, lógica y seguridad, y un marcado acento extremeño que oculta profesionalmente todas las noches. Pues bien, ayer Pepa Bueno se comió el programa de la entrevista, desarboló por completo a ZP, dejó a sus compañeros a la altura de comparsas y se erigió como la interrogadora más valiente que he visto en presencia de un presidente del gobierno desde aquella famosa acusación de Iñaki Gabilondo a Felipe González de si él era la X del GAL, allá por el Cretácico inferior. Hubo en momento en la entrevista, a partir del minuto 10:50, en el que la Buena de Pepa arrancó muy seria, y con una pequeña introducción, en la que se notaba nerviosa, desgranó el rosario de incongruencias, equivocaciones y descoordinaciones que ha vivido el gobierno de ZP a lo largo de estas últimas fechas, especialmente la horrorosa primera semana de febrero, con el cutre corta y pega del documento de las pensiones que se envió a Bruselas. A medida que Bueno desarrollaba su pregunta el semblante de ZP se agria, se vuelve cada vez más serio, consciente de la andanada que le están soltando, quizás por primera vez en un medio de comunicación, delante de todo el país. Y frente a la oportunidad de admitir el error de su conducta y de enmendarse ZP escogió la vieja vía de no responder a las preguntas de Pepa, por lo que el clamor que la periodista soltó resonó aún con más fuerza, obligándola a repreguntar y obteniendo nuevas evasivas. A partir de ese momento cada una de las preguntas que soltaba Pepa Bueno se acompañaba de un gesto serio por parte de ZP, llegando en algún caso a acusarle a la entrevistadora de “rizar el rizo” como fue en el asunto de la polémica con Venezuela.
Y cada vez que hablaba ZP el semblante de Pepa cada vez era más descreído. Hay algunos planos de la entrevista en la que la cara de Bueno es de todo menos buena, mientras se oye a un ZP de fondo, y el rostro de ella trasluce incredulidad, descreimiento, una sensación, de “venga, qué me estás contando” como pocas veces he visto. Entre otras, la función de un periodista debe ser la de controlar, acotar y vigilar al gobernante, ayer Pepa Bueno dio una lección, y creo que poco tiene que envidiar a figuras que en los Estados Unidos se han consagrado como maestros y señores del periodismo. Eres buenísima, Pepa Bueno, lo de ayer fue toda una lección.
2 comentarios:
por mucho que desarrolle tirria hacia zapatero, de vez en cuando viene bien una cura de realidad: el domingo pasado, camino de los conciertos de música clásica del euskalduna, me crucé con la manifestación antiabortista del lugar, llena de niños llevando la pancarta, y el soniquete de 'viva la vida' entre varios eslóganes inquietantes (por cierto, que en un fallo gordo de diseño llevaban banderas rojas con símbolos blancos y desde lejos parecía una marcha de LAB). No me importa el desconcierto económico de zapatero, sé perfectamente que como trabajador individual cualquiera le preferiría en estos tiempos a un gobierno (qué miedo me da la expresión) 'riguroso'. Y que de vez en cuando te ataque una manifa como esa te recuerda qué nos está esperando cuando el país decida que su voto ha de ser aparentemente más práctico...
si es que este es el país del todo o nada, el blanco y negro, la lluvia o la sequía, el tira o afloja... qué envidiable debe ser el tranquilo aburrimiento, y que curioso que el único lugar donde ahora se practique algo similar sea..... el País Vasco. Nunca lo hubiera sospechado. Gracias Goio
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