lunes, junio 14, 2010

Libros en la feria

Ayer se terminó la feria del libro de Madrid, una de las cosas que pasan en esta ciudad a lo largo del año que más me gusta, y que merece la pena visitar, le gusten a uno los libros o no. Al calor del éxito de Larsson y de mi querida Lisbeth, esta vez el tema de la feria era el de la literatura nórdica. Quizás por ello el tiempo meteorológico se ha decidido sumarse con ganas al evento y durante la segunda semana ha hecho un tiempo típico del verano sueco, ese que tan bien retratan los libros de Kurt Wallander, el policía salido de la imaginación de Heining Mankell. Viento, lluvia y frío que no han podido con el ánimo, pero un poco sí con las ventas.

La feria supone, entre otras cosas, la posibilidad del encuentro, breve, con el autor del libro. El ritual de pedir la firma y poder hablar un instante con quien ha creado el mundo de sueños, sombras y luces que te ha devorado mientras pasabas las páginas es todo un privilegio. Es cierto que ahora casi todo el mundo es autor, o pone su nombre en la solapa de un libro que probablemente le hayan escrito, y que firmando hay de todo. Ayer una de las mayores colas era para… Bob Esponja!!!! Sí, sí, un muñeco amarillo enorme en una caseta con decenas de críos ilusionados y padres con cara de resignación que llamaba muchísimo la atención. También estaba Pocoyo, pero si es por las colas, el amigo submarino gana de calle al muñeco patrio. Este año Arturo Pérez Reverte ha pasado por al feria, cosa que no hacía desde hace trece años, y me lo perdí por estar en Elorrio durante el puente del Corpus. Sin embargo han sido muchos los autores que han pasado por las casetas, y a alguno he comprado y me ha firmado. Hubo uno con el que charlé pero no compré libros, porque como le dije, ya los había comprado hace meses y leído. Leopoldo
Abadía es un chaval de más de setenta años que se ha hecho famoso en el mundo de la economía y la sociedad por ser quién ha escrito el mejor relato de cómo se ha gestado esta crisis en la que vivimos perpetuamente. Su idea de la crisis Ninja ha hecho furor, pero su éxito se debe a que este señor no insulta, no miente, es amable, dice lo que piensa, piensa lo que dice y, sobre todo, posee un enorme sentido común. Eso del sentido común que tanto escasea entre nosotros, que parece antiguo, viejo y trasnochado, es el escudo que luce en la bandera de Abadía, y el hecho de que entre la mugre social en la que vivimos y llega al estrellato alguien como Leopoldo logre triunfar es un rayo de esperanza. Pude hablar hace ya unos días con él, y felicitarle por su trabajo, y darle ánimos, y decirle que todos los viernes leo su columna de de Cotizalia y que a ver cuando la editan, y que siga así. Fue un honor estrechar la mano de este hombre. Otro de los que he saludado en la feria, y este sí me ha firmado el libro que le compré, es Fernando Argenta. Argenta dirigió, durante un porrón de años, en compañía de Araceli González Campa, el programa “Clásicos Populares” en Radio Nacional de España. Luego simultaneó ese cometido con el programa de televisión “El Conciertazo” y, tras años de entrega, dedicación y sacrificio por la música y los oyentes, fue prejubilado con cincuenta y pocos años y arrojado al cubo de la basura sin ni si quiera un gracias. Argenta ha escrito un libro titulado “"Los clásicos también pecan” en el que relata, de manera divertida y sencilla, algunos aspectos personales poco conocidos de genios como Bach, Beethoven o Brahms, con el objetivo de enganchar a nuevas generaciones al precioso mundo de la música clásica, tratando de bajarla del pedestal donde está situada. Compré el libro hace dos semanas, me lo firmó y le felicité.

Y como ya me lo he leído, y me ha gustado mucho, ayer me compré otro ejemplar para regalarlo, y allí volvía a estar el bueno de Argenta firmando, y allí volví, y me dedicó el libro a quienes va dirigido, y me dio las gracias por contribuir a que las ventas de su humilde trabajo suban, pero eso es lo mínimo que puedo hacer para devolver los años de placer y gozo que su programa, su sabiduría y la música que en él ponía supusieron para oyentes como yo. Así que ya ven, la feria del libro da mucho juego. El año que viene volverá al Retiro, seguro que nuevamente con lluvia, y allí espero estar otra vez.

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