Esta noche, sin que estuviera previsto del todo, ha caído sobre Madrid una tormenta fabulosa, casi de película, no con lluvia torrencial, aunque sí abundante, pero plena de rayos y relámpagos. Era impresionante estar junto a la ventana y ver como la casa y el barrio parecían ser fotografiados desde el cielo de manera continua, con decenas, cientos de flashes iluminando una noche cerrada y cubierta. El ruido de los truenos, ensordecedor en algunos momentos, era como un tren que pasaba continuamente por el barrio, sin parar. Algo maravilloso.
De manera metafórica, a lo largo del fin de semana en Toronto, Canadá, también va a caer una buena tormenta. Se reúne el G20, con el trasfondo de al crisis económica mundial. Anteriores encuentros dejaron bonitos comunicados pero poco efectivos, y al menos la conclusión de que los países estaban unidos para hacer “lo que fuera necesario”, y como nunca se concretaba “lo que era necesario” no había disensiones. Pasado el tiempo, y ahondándose día a día el agujero en el que nos hemos metido, la cosa ha cambiado. Son dos las posturas, irreconciliables en principio, que acuden a la cita. Por un lado están los endeudados europeos, encabezados por España e Italia, y gobernados por Alemania, que presentan sus políticas de recorte de gasto público para no llegar a un punto de ser insolventes ante los mercados financieros, sus acreedores. En frente está Estados Unidos, que sigue defendiendo la necesidad de los paquetes de estímulo y gasto fiscal, que presentará una economía con signos de recuperación que se muestran más frágiles a medida que avanza el tiempo, y que sigue con un dólar que, como moneda de refugio internacional, aumenta mucho más su capacidad de endeudamiento de lo que podemos el resto de países. Los posibilistas europeos frente a los derrochadores americanos, para caricaturizar un poco al personal. En medio estará China, que un día decide que revalúa el Yuan pero al día siguiente que no, y que tiene pintas de que estará encantada en la mesa viendo como sus rivales económicos se desangran. Que no se confíe mucho, porque la burbuja inmobiliaria también le está corroyendo por dentro, pero de momento permanece a salvo. Antes de la reunión, los actores han dejado claras sus posturas. Así muchos columnistas anglosajones, incluido el especulador y filántropo George Soros, han adjudicado el papel de malo de la película a Alemania, acusándola de arrastrar a Europa a una deflación y estancamiento por no querer derrochar sus recursos. La respuesta a los ataques a sido dura, tanto por parte de Wolfgang Schäuble, el Ministro de Economía alemán, como por la propia canciller Merkel, que no entiende cómo se le puede acusar a Alemania de ser excesivamente competitiva y así causar el desplome de aquellos que no son capaces de seguir su ritmo de innovación y exportación. Como pueden ver todo un enfrentamiento en la cumbre. Es probable que al final se consensúe un texto genérico que no diga nada, pero que permita a todos volverse a casa con la sensación de que no se ha perdido esta batalla y de que se ha dado una imagen de unidad. Si se escenifica una ruptura, que de facto ya existe, la sensación de que cada uno soluciones los problemas por su cuenta se agudizará, y como mi sospecha es que lo más duro de la crisis aún no ha llegado, la posición de los gobiernos ante este problema quedará muy debilitada, lo que no es sino llover, y mucho, sobre mojado.
Como previo a la cumbre, los mercados bursátiles llevan dos días nerviosos, y ayer registraron caídas que en Madrid llegaron al 3%. Antes de la tormenta nocturna hubo su sesión de rayos y truenos en el parqué, y no sólo en el nacional. Los clásicos CDS de la deuda griega siguen subiendo, los diferenciales de la española aumentan, el euro vuelve a la cota del 1,23…. ¿nervios? ¿Una manera de meter presión a los que se vana reunir en Toronto? ¿Un reflejo de la marejada que, larvada, sigue creciendo y amenaza con reventar? Atentos a sus pantallas el fin de semana, y al cielo, porque las tormentas, reales, financieras y virtuales, siguen con nosotros….
No hay comentarios:
Publicar un comentario