España es un país en el que no sabe llover. O no lo hace en meses y todo se agrieta o se abren las compuertas del cielo y las inundaciones se multiplican por doquier. Quizás sea en el norte en donde la lluvia, amaestrada por la orografía y el clima, cae como es debido, y así crea esos paisajes verdes de postal. Pero estos días ni allí. Como anticipo, el fin de semana pasado estuvimos atentos a algunas pedanías asturianas, que salieron en la tele más porque se había cortado la carretera nacional que pasaba cerca de ellas que por los destrozos de la lluvia en sus casas y calles, daños muy notables por cierto.
Ayer el foco de la preocupación barrió todo el Cantábrico, empezando por Asturias y acabando en el País Vasco. En Arriondas tuvieron que ser desalojados vecinos y enfermos de un hospital que en las imágenes de la tele aparecía como una torre de ladrillos en medio de un mar de lodo. Luego la torrentera seguía su camino y llegaba a Cantabria, en donde numerosos pueblos también se han visto afectados, teniendo que desalojar a vecinos de sus casas y cerrando carreteras y caminos. Y al final, como todo llega, está Bilbao. Bilbao y la ría son uno. Enfrentados durante años, ahora se aman, pero su relación es indivisible. A veces el cauce se desmadra y parece querer vengarse de los daños que la ciudad le ha inflingido a lo largo de su historia, y es hoy parece ser un día de ellos. La verdad es que no tiene nada de poético y sí mucho de impresionante el ver las imágenes de la ría a su paso por algunos puentes en Bilbao ayer, esta noche pasada y a primera hora de hoy. A lo largo del día veremos muchas, pero sirva como muestra esta galería para hacerse una idea de cómo bajaba el agua el Bilbao ayer, y sigue haciéndolo a estas horas. Los paseos que circundan el cauce y hacen de primera barrera defensiva se encuentran anegados en varios puntos, especialmente en al zona de Deusto, Olabeaga y el Mercado de la ribera, en pleno Casco Viejo. Bomberos, equipos de rescate, comercios cerrados, sacos terreros protegiendo la entrada de lonjas y tiendas… ayer por al tarde Bilbao revivía sus pesadillas fruto de las inundaciones del 83 y se preparaba para otro día duro, de nervios y tensión. Ver como el agua, con fuerza, cargada de sedimentos y basuras arrastradas desde cauce arriba, se acerca a tu negocio, se ensaña con él y que no puedes hacer nada es una sensación muy dura, de impotencia total. Subidos en los puentes, y zonas altas, muchos contemplarán el espectáculo con una mezcla de asombro, preocupación y magnificencia, mientras que otros, calculadora en mano, ya empezarán a evaluar las pérdidas que supone que su tienda se haya cerrado que el coche esté bajo una capa de barro que lo ha convertido en inservible. Los vecinos de Gobela, barrio de las Arenas, Guecho, sito junto al río del mismo nombre, que ven que sus lonjas y aceras se inundan cada vez que cae una tormenta, que llevan años reclamando el encauzamiento del río y que últimamente se han visto envueltos en problemas burocráticos en las obras, estarán más allá de los nervios, y muchos pueblos y comarcas del interior de Vizcaya, en donde no ha dejado de llover en toda la semana, estarán impracticables, con caminos cortados por torrenteras que no dejan de caer de los montes, barro por todas partes y pinares que, como diría mi padre, ya se habrán mojado lo suficiente, porque ya ha llovido muchos días seguidos.
Parece que a lo largo del día las precipitaciones irán disminuyendo, pero tardaremos varios días aún en saber cuales han sido los daños, y más para que campos, huertas y arcenes se sequen y vuelvan a su normalidad. Es curioso, pero el Domingo 20 entra el verano, y esta intensa primavera de 2010 se ha querido despedir con una traca de frío en todas partes (en Madrid nada habitual para las fechas) y demasiada lluvia en el norte. Será hoy un día complicado para andar, trabajar y conducir por Bilbao y alrededores. Ánimo a los locales, paciencia y a ver si de una vez sale el sol.
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