Wikileaks, esa web especializada en filtraciones de documentos públicos, la ha vuelto a armar, y su papel y relevancia se han convertido, por derecho propio, en una de las noticias principales de este 2010 que se encamina hacia su fin. Esta vez son más de 200.000 documentos los que se han colgado, una cifra monstruosa, que no tengan ninguna duda de que no me los he leído, aunque sospecho que sí lo han hecho muchas personas que han trabajado en su clasificación y actual publicación. Ha debido ser un coñazo.
Esta vez Wikileaks no ha trabajado sola, sino que ha involucrado a varios periódicos convencionales. Les ha pasado los informes, como si de una fuente pública se tratase, y han sido estos medios los que están publicando el contenido, progresivamente dado el volumen, de lo que en esos papeles y comunicados secretos se dice. ¿Por qué ha hecho esto? Quizás por un instinto de protección. La web, su director y personal se encuentran cada vez más acorralados por presiones de aquellos a quienes han dejado en ridículo publicando su secretos, y esta puede ser una manera de corresponsabilizar y distribuir la carga de la culpa y de la responsabilidad, algo así como “ya no vas contra los locos de la web, sino contra la prensa internacional”. Entre los periódicos seleccionados está El País, que lleva dos días sacando titulares, sobre asuntos generales y temas que puedan afectar a España. La mayor parte de lo filtrado corresponde a cables y comunicaciones entre el personal de las embajadas norteamericanas en todo el mundo y el Departamento de Estado de Washington. Así, la mayor parte de al información, pese a ser interesante, no dejan ser parecerme poco más que chismes, impresiones personales y juicios de valor que, a bote pronto, un sujeto realiza sobre otro, como los que podemos realizar todos los días usted y yo sobre Putin, Sarkozy o la vecina del 4C, que son privados y que ahora se han vuelto públicos. A nadie le debe extrañar por tanto la existencia de esos comentarios, bromas y demás que no van más allá de cotilleos sin mucha sustancia. Sin embargo de entre toda esta información sí hay asuntos importantes, y entre ellos no está España, porque no olvidemos que somos un país mediano de segunda fila para todo, también para esto. Lo más sustancioso de lo conocido, en mi opinión, hace referencia al gran problema estratégico que estamos dejando crecer delante de nuestras narices, y que se llama Irán. Día tras día el régimen iraní está más cerca de tener el arma nuclear, y con sus misiles tiene a tiro todos los campos de producción de petróleo de Oriente Medio, sus países vecinos, Israel y se especula que hasta Moscú y algunas capitales de Centro Europa. Seguimos mirando a Teherán y debatiendo que hacer, pero de mientras el gobierno del simpático Ahmadineyad no deja de avanzar en su loca senda de rearme. ¿Qué hacemos? Resulta que por estos papeles se ha sabido que los vecinos islámicos de Irán solicitan a Estado Unidos que haga lo que sea para detener al régimen, con el terrible y encubierto argumento de que sería menos desastrosa una guerra convencional que una guerra nuclear. Las monarquías del Golfo Pérsico demandan actuar ya, y como escribí aquí hace unos meses esta puede ser la excusa real del contrato de compra de armamento que Arabia Saudí suscribió con Estados Unidos hace poco, quizás porque desean actuar ya, antes de que sea demasiado tarde.
Y en relación con todo esto, ayer hubo un atentado en Teherán en el que murió un científico nuclear iraní y otro resultó herido. Irán se ha lanzado a culpar a occidente de ese acto y los países occidentales condenan pero no ocultan su embarazo y cierta satisfacción. ¿Es ese atentado, así me lo parece, obra del espionaje occidental? ¿Es una manera encubierta de parar el programa nuclear iraní sin recurrir a un ataque militar clásico? ¿Está usando el pentágono norteamericano estrategias terrositas iraquíes contra Irán?......¿Veremos publicada en wikileaks algún día la orden de este atentado?.
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