miércoles, junio 15, 2011

Sin acuerdo sobre Grecia

Ayer la reunión del Eurogrupo, convocada de manera extraordinaria para tratar el asunto de Grecia, acabó en fracaso. Mala noticia. Se han vuelto a citar todos los ministros para este Domingo porque antes de la reunión de jefes de estado y gobierno de la UE de la semana que viene debe haber un acuerdo. Como vivimos en una época de falsedad y mentira es difícil que muchos se enteren a qué es debida la falta de acuerdo, según la cuentan hoy los medios, y que esconde ese eufemismo de “participación de las entidades privadas en el rescate griego”. Si seguimos mintiéndonos al hablar no llegaremos a ninguna parte.

Hay que partir de la obviedad que no se quiere decir en público, y es que Grecia está quebrada. Es insolvente, no puede hacer frente ni a los pagos de su deuda ni a los intereses, ni hoy ni mañana ni pasado. Si no se asume esto no se puede avanzar. Oír decir, como ayer sucedía, a un responsable económico de Bélgica (creo) que hay que hacer lo posible para que no parezca que estamos gestionando la quiebra de Grecia es de un patetismo sonrojante. Sobre la mesa ahora hay dos posturas. Una es la alemana, que propone un periodo de siete años en los que los bonos griegos no serán exigibles, y por tanto no se reembolsarán. Así, si alguien compró un bono griego por, digamos cinco años, recibirá el principal del bono y el interés pactado en doce años, lo que bloquea su inversión durante ese periodo de siete. Esto no es sino una manera alternativa de establecer una quita o impago. Si yo debo dinero a un plazo pero no puedo devolverlo hay dos opciones, o pago menos o pago más tarde, pero en todos los casos el prestamista pierde. Frente a esta postura están algunos países y, importante, el BCE. ¿Por qué? Porque supone asumir, de facto, la quiebra de Grecia y porque el BCE es uno de los que más deuda griega ha comprado, posee en su balance, y se convertiría en rémora para el mismo. El eufemismo de la “participación privada” hace referencia a que hay muchos bancos, sobre todo alemanes y franceses, que poseen millones de euros en deuda griega, así que si esto se produce esos bancos perderán dinero, “participarán” en el rescate. Y a todo esto se debe añadir la discusión sobre una segunda línea de financiación entre la UE, el FMI y bancos privados que permita a Grecia devolver los intereses del préstamo que se le concedió hace un año. Esta nueva ayuda genera a su vez una enorme discusión, porque hay que repartirla entre los estados de la UE, el FMI (en proceso de sucesión) y, otra vez, los bancos privados. Como verán un embrollo de los gordos, y de muy difícil salida. La asunción de la quiebra griega podría tener efectos muy graves en el sistema financiero europea, se le ha comparado a un Lehman Brothers, sobre todo porque pondría sobre la mesa la inutilidad de los rescates afrontados desde hace más de un año, señalaría con fuerza al resto de países que han entrado en esta fórmula financiera (Irlanda y Portugal) y haría que los ojos se posasen con intensidad en otros países con problemas, especialmente España, Italia y Bélgica. Además, cualquier decisión que se adopte obligaría a poner en claro cuales son las participaciones de los bancos que se ven afectadas por la deuda griega, qué productos financieros, qué ahorradores van a perder dinero y quines no. Algo así como saber cuáles son los productos afectados por las hipotecas subprime, algo que a día de hoy aún estamos muy lejos de conocer.

Y más allá, ¿puede Grecia salirse del euro? ¿O incuso cargárselo? Que yo sepa no existe protocolo de salida, pero a este paso habrá que inventarlo por la vía de urgencia. Establecer un protectorado económico en Atenas liderado por Bruselas no será aceptado por la población local, y las tensiones de la zona euro entre los países centrales y los periféricos no dejan de crecer. Va a llegar un punto en el que los diferenciales sobre el bono alemán serán insoportables y, o se crea un tesoro y gobierno financiero europeo que mande sobre todos los países o el euro se romperá y la UE entrará en riesgo de muerte. Lo deseable es lo primero. A día de hoy lo más probable es lo segundo. Esa es la gravedad del problema, así de cruda.

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