Hoy empieza la Semana Santa, especialmente en lo que hace a su faceta de tráfico y ocio. A partir de esta tarde miles de personas saldrán corriendo hacia lugares de descanso, ocio y relax, con afán de procesionar, comer las viandas locales o, en casi todos los casos, descansar un poco. Como es habitual el tiempo empezará a inestabilizarse a medida que más personas puedan verse perjudicadas por él, y es que a Murphy siempre le ha gustado el asunto ese de las procesiones y las carreras de cofrades bajo la lluvia, otra arraigada tradición.
Yo la semana que viene seguiré por aquí, trabajando y escribiendo, pero como muchos se van ya estuve anoche pensando si escribir una entrada con recomendaciones de lectura para este tiempo, y me venían tantos títulos a la cabeza que no daba abasto con un solo artículo. Para condensar opté por hablarles y recomendarles un solo libro, que como es voluminoso vale por varios. Se trata de la novela El mapa del Cielo, del escritor Felix J Palma, que yo leí, mejor devoré, hace unas tres semanas. Supone el segundo ejercicio de una trilogía que el autor dedica a la figura del escritor de ciencia ficción HG Wells, homenajeando algunas de sus más famosas novelas, siendo el propio Wells el involuntario protagonista de las tramas que se relatan, todas ellas situadas en un Londres victoriano de finales del siglo XIX, en el que puede pasar de todo. En la primera de ellas, El mapa del tiempo, el argumento se centra en los viajes temporales, que fueron popularizados por la novela originaria de Wells “La máquina del tiempo”, mientras que la tercera, aún sin publicarse, se dedicará al fenómeno de la invisibilidad, que también desarrolló Wells en su obra “El hombre invisible”. La que se sitúa en medio, de al que hoy les hablo, se centra en las invasiones alienígenas, y el hilo conductor de la misma es quizás la mejor novela de Wells y la más famosa, “La guerra de los mundos” que gracias a sus versiones radiadas y cinematográficas ha trascendido el papel y se ha convertido en una obra de carácter universal. La primera de las novelas la leí hace un par de años, y me resulto atractiva, ingeniosa y muy interesante, pero esta segunda me parece, sencillamente, perfecta. Dotada de varios giros argumentales, de escenario y de situación temporal, la trama nos habla de una joven de la alta clase norteamericana que a nadie aprecia y respeta, y que el único síntoma de ternura que muestra es la conservación del mapa del cielo, un grabado que hizo su fantasioso abuelo sobre unos mundos imaginarios que rodeaban la tierra. Se suceden los pretendientes ante al joven, y todos fracasan, hasta que uno, que ya era protagonista en la primera novela, trata de seducir a la joven ideando un plan en el que necesita la ayuda de Wells, con la idea de recrear en la campiña inglesa la escena del desembarco de las naves extraterrestres que el escritor ideo en su novela, publicada hace muy pocos años en el contexto de la obra. A partir de ahí, y en realidad mucho antes que todo eso, la cosa se complica de una manera formidable, y la novela engarza de manera continua un conjunto de escenas de amor, ciencia ficción, terror e intriga que hacen imposible separarse del libro. Se maldice el avance del reloj, implacable mientras uno devora las páginas, que le llama a hacer otras cosas, o salir del autobús en el que viaja, o cenar, impidiendo que la trama siga ante sus ojos. No pude evitar bajarme del autobús, claro está, pero sí me salté una cena y otras cosas más ante lo que se desarrollaba en mi mente leyendo una trama que me enganchó como desde hacía tiempo no sucedía.
Compendio de aventuras, reflexión y ciencia ficción, El mapa del cielo es una novela que puede ser disfrutada sin conocer casi nada de la obra de Wells o del contexto de la época. Puede interpretarse como un relato de evasión, objetivo que cumple sobradamente, como un homenaje de los fanáticos del género a un autor que, junto a Verne, se puede decir que lo fundó, o como una reflexión de hasta que punto los sueños se pueden convertir en pesadillas. Además la edición es, por una vez, tan bonita como el contenido, y el diseño de la portada llama es todo un poema a la imaginación y la ciencia ficción. No lo duden, si quieren apasionarse como cuando aún tenían ilusión, o no la han perdido todavía, esta es su novela.
viernes, marzo 30, 2012
jueves, marzo 29, 2012
Paseando por Madrid entre la huelga
Hoy es 29 de Marzo, día de huelga general convocada en toda España en contra de la reforma laboral aprobada por el gobierno de Rajoy. Es su primera huelga general, apenas cumplidos los cien días de mandato y me atrevería a decir que no será la última. Es la segunda que me pilla en Madrid, tras la de septiembre de 2012, dado que no recuerdo que así sucediera en la de Junio de 2002, y como la vez anterior, he optado por ser prevenido y, desconfiando de los servicios mínimos del metro, he salido de casa a las 6:10 y he venido andando hasta el trabajo, salvo un trozo que he hecho en un urbano que he pillado en el camino.
¿Se nota la huelga? Pues no sabría que decirles. En un mundo urbano y de oficinas un paro de este tipo no es tan evidente como en los polígonos industriales y las zonas fabriles, lugares donde se inventó hace ya más de un siglo y donde será el último lugar en el que persista. Las crónicas cuentan que ha habido incidentes aislados pero sin especial gravedad, especialmente en los centros de distribución mayorista y en algunas cocheras de autobuses urbanos. Y si eso se ha dado se ha debido a la existencia de esa figura sacada del túnel del tiempo llamada piquete informativo, cuyo único mérito puede ser el de haber inaugurado el uso del eufemismo en el mundo económico, porque esa entidad tiene mucho de piquete coercitivo y poco de informativo. No nos engañemos, si muchos sitios cierran es porque pasa por delante el piquete que les fuerza a ello. Un ejemplo muy chusco de todo ello es que han detenido al actor Willy Toledo por destrozar el mobiliario de un bar, una acción de la que sin duda se sentirá orgullo, aunque los que le hemos visto desde hace tiempo apoyando a los de la kale borroka del País Vasco no podemos más que darle el carné de borroquilla en prácticas y que lo disfrute quemando un cajero, que es el proyecto fin de carrera de esa particular tribu urbana. En el paseo por Madrid no he visto ningún tipo de incidente ni nada reseñable. Algunos coches de policía que parecían estar pasando el rato en cruces con bastante tráfico y poco más, salvo algo de basura arrojado a las puertas de las sucursales bancarias, por lo que éstas ya no sólo pueden alardear de vender productos basura a sus clientes, ahora también les reciben con basura desde la puerta de acceso. En los medios de comunicación la huelga se nota de manera relativa. Telemadrid no emite y Televisión Española tiene servicios mínimos de directo en sus informativos, pero radios privadas y medios online funcionan a pleno rendimiento, y es que desde la implantación de Internet parar las rotativas no hace que cese la actualidad. Por ello es imposible que se den apagones informativos que conmocionen como sucedió en la mítica huelga del 14D de 1988. Aquella vez el apagón de RTVE sumió al país en el vacío, y dio la señal de victoria para los convocantes. De ahí en adelante cómo medir el éxito de una huelga de este tipo se ha convertido en todo un ejercicio de voluntarismo. Se usan indicadores como el consumo eléctrico, y la bajada que se registre respecto a un día similar, por ejemplo el jueves de la semana pasada, y otros por el estilo, pero que dan mucho margen tanto al gobierno como a los sindicatos como para darse por ganadores. Esta vez servirá como referencia lo sucedido hace dos años, donde la huelga se convocó sin ganas y no tuvo efectos reseñables. Es casi seguro que la incidencia sea mayor, pero dudo que mucho más.
Y es que esta huelga no va a servir de nada. El gobierno esta atado entre la espada de los mercados, de los que dependemos para financiar nuestro déficit corriente (este artículo de Ángel Laborda del Domingo en El País muestra hasta qué punto dependemos de ellos) y la pared de Bruselas, donde cada vez se fían menos de nosotros. Por lo tanto no puede ni debe dar marcha atrás en esta reforma laboral ¿Servirá al menos para crear empleo? Sí, pero cuando la actividad vuelva, y no esperen que eso se produzca en breve plazo, más bien al contrario. En fin, que hoy no pase nada, el que quiera ir a la huelga que vaya y el que quiera trabajar que pueda, y el parado…… ni uno ni otro piensan en él.
¿Se nota la huelga? Pues no sabría que decirles. En un mundo urbano y de oficinas un paro de este tipo no es tan evidente como en los polígonos industriales y las zonas fabriles, lugares donde se inventó hace ya más de un siglo y donde será el último lugar en el que persista. Las crónicas cuentan que ha habido incidentes aislados pero sin especial gravedad, especialmente en los centros de distribución mayorista y en algunas cocheras de autobuses urbanos. Y si eso se ha dado se ha debido a la existencia de esa figura sacada del túnel del tiempo llamada piquete informativo, cuyo único mérito puede ser el de haber inaugurado el uso del eufemismo en el mundo económico, porque esa entidad tiene mucho de piquete coercitivo y poco de informativo. No nos engañemos, si muchos sitios cierran es porque pasa por delante el piquete que les fuerza a ello. Un ejemplo muy chusco de todo ello es que han detenido al actor Willy Toledo por destrozar el mobiliario de un bar, una acción de la que sin duda se sentirá orgullo, aunque los que le hemos visto desde hace tiempo apoyando a los de la kale borroka del País Vasco no podemos más que darle el carné de borroquilla en prácticas y que lo disfrute quemando un cajero, que es el proyecto fin de carrera de esa particular tribu urbana. En el paseo por Madrid no he visto ningún tipo de incidente ni nada reseñable. Algunos coches de policía que parecían estar pasando el rato en cruces con bastante tráfico y poco más, salvo algo de basura arrojado a las puertas de las sucursales bancarias, por lo que éstas ya no sólo pueden alardear de vender productos basura a sus clientes, ahora también les reciben con basura desde la puerta de acceso. En los medios de comunicación la huelga se nota de manera relativa. Telemadrid no emite y Televisión Española tiene servicios mínimos de directo en sus informativos, pero radios privadas y medios online funcionan a pleno rendimiento, y es que desde la implantación de Internet parar las rotativas no hace que cese la actualidad. Por ello es imposible que se den apagones informativos que conmocionen como sucedió en la mítica huelga del 14D de 1988. Aquella vez el apagón de RTVE sumió al país en el vacío, y dio la señal de victoria para los convocantes. De ahí en adelante cómo medir el éxito de una huelga de este tipo se ha convertido en todo un ejercicio de voluntarismo. Se usan indicadores como el consumo eléctrico, y la bajada que se registre respecto a un día similar, por ejemplo el jueves de la semana pasada, y otros por el estilo, pero que dan mucho margen tanto al gobierno como a los sindicatos como para darse por ganadores. Esta vez servirá como referencia lo sucedido hace dos años, donde la huelga se convocó sin ganas y no tuvo efectos reseñables. Es casi seguro que la incidencia sea mayor, pero dudo que mucho más.
Y es que esta huelga no va a servir de nada. El gobierno esta atado entre la espada de los mercados, de los que dependemos para financiar nuestro déficit corriente (este artículo de Ángel Laborda del Domingo en El País muestra hasta qué punto dependemos de ellos) y la pared de Bruselas, donde cada vez se fían menos de nosotros. Por lo tanto no puede ni debe dar marcha atrás en esta reforma laboral ¿Servirá al menos para crear empleo? Sí, pero cuando la actividad vuelva, y no esperen que eso se produzca en breve plazo, más bien al contrario. En fin, que hoy no pase nada, el que quiera ir a la huelga que vaya y el que quiera trabajar que pueda, y el parado…… ni uno ni otro piensan en él.
miércoles, marzo 28, 2012
Tres en raya estelar
Seguir día a día el panorama económico, con especial atención a lo que sucede en España, puede llevarle a uno a la más absoluta de las depresiones. Los datos son decepcionantes, las previsiones malas, y los adelantos sólo confirman las conocidas tendencias negativas. Uno mira al cielo buscando algo de luz para orientarse en este laberinto y, mira por donde, estos días el firmamento está dando un espectáculo de sincronía y luz de esos que se repiten en contadas ocasiones y que se pueden ver desde todas partes y sin necesidad de tener ningún material para ello.
Cuando se pone el sol, aprovechando los cielos despejados que tenemos día tras día, sólo tiene usted que ponerse mirando hacia el oeste, la zona en la que se mete el sol, y verá una preciosa secuencia en la que la luna, en cuarto creciente, brilla ligeramente desplazada a la izquierda sobre la línea que trazan dos puntos luminosos, el superior, que destella con mucha fuerza, es Venus, y el inferior es Júpiter. A eso de las 22 horas es el momento más lucido para contemplarlo, pero antes o después también se puede ver, y no es necesario ni prismáticos ni telescopios ni nada de nada. Sólo que no haya nubes. Incluso los residentes de las ciudades, que “gozamos” de un cielo contaminado por el humo y por los millones de luces que no nos dejan ver las estrellas podemos contemplarlo, porque los tres astros brillan con tanta fuerza y están lo suficientemente altos sobre el horizonte como para destacar sobre las farolas y demás obstáculos que nos niegan el acceso al espectáculo que, cada noche, brilla sobre nosotros. Curiosamente ninguno de los tres objetos es una estrella, por lo que el brillo que vemos no es sino el reflejo del Sol que, oculto ya para nosotros, ilumina esos mundos y nos permite verlos mientras nos encontramos en la fase de noche terrestre. La luna es nuestro satélite y estamos acostumbrados a verlo todos los días. Venus y Júpiter son planetas de nuestro mismo sistema solar. Venus es el más cercano camino al sol, de unas dimensiones prácticamente idénticas a las de la tierra, cubierto por unas eternas nubes y una densa y ácida atmósfera que presiona a la superficie como una prensa que todo lo aplasta y corroe. Esa atmósfera insoportable ha hecho que sean pocas las misiones que allí han sido enviadas y que la información que suministraron mientras aguantaron sobre el planeta, pocas horas, sea escasa. Júpiter es un gigantesco mundo, más allá de Marte y del cinturón de asteroides, es una inmensa bola gaseosa que desprende mucho más calor del que recibe por parte de un Sol que ya se encuentra muy lejano. A medio camino entre un planeta y una estrella, su dimensión comparativamente con nosotros empieza a asustar, siendo su diámetro once veces mayor que el nuestro. Es el mayor planeta de nuestro sistema solar y posee un complejo sistema de satélites que presentan algunos de ellos características apasionantes, como son los casos de Io, poseedor de fenómenos tectónicos y volcanes, y Europa, del que se intuye que posee océanos de agua líquida bajo su superficie. Se encuentra lejos, muy lejos, y ha sido visitado ocasionalmente por algunas sondas que han orbitado entorno a él y sus satélites. Si quieren hacerse una idea de los tamaños relativos de cada uno de estos mundos, hay muchas webs con imágenes que les dejarán pasmados, pero esta es un buen ejemplo, en el que se van escalando todos los planetas del sistema solar, el propio Sol, ante el cual el resto de cuerpos lucen ridículamente como hormigas, y luego otras estrellas, algunas de las cuales como Betelgeuse o Aldebarán aparecen también en el cielo nocturno, apenas indistinguibles, pese a su inconcebible dimensión. Vean la imagen, merece la pena.
Y sobre todo, salgan una de estas noches de finales de Marzo a contemplar el espectáculo del cielo, que se nos ofrece libremente y gratis, algo que no abunda en estos tiempos. Ayer, sin ir más lejos, este servidor se paso tres cuartos de hora en la calle, cerca de mi casa, junto a unos terrenos semiabandonados, ensimismado, mirando al cielo, y oyendo el soberbio programa de radio clásica de las 22:00 en el que Sergio Pagan emitió una serie de motetes de Orlando di Lasso. Música celestial contemplando la belleza del cielo. Una frikada, seguro que opina la mayoría. Un placer, es lo que a mi me pareció ayer. Háganlo como lo deseen, pero miren un ratito al cielo. Merece la pena.
Cuando se pone el sol, aprovechando los cielos despejados que tenemos día tras día, sólo tiene usted que ponerse mirando hacia el oeste, la zona en la que se mete el sol, y verá una preciosa secuencia en la que la luna, en cuarto creciente, brilla ligeramente desplazada a la izquierda sobre la línea que trazan dos puntos luminosos, el superior, que destella con mucha fuerza, es Venus, y el inferior es Júpiter. A eso de las 22 horas es el momento más lucido para contemplarlo, pero antes o después también se puede ver, y no es necesario ni prismáticos ni telescopios ni nada de nada. Sólo que no haya nubes. Incluso los residentes de las ciudades, que “gozamos” de un cielo contaminado por el humo y por los millones de luces que no nos dejan ver las estrellas podemos contemplarlo, porque los tres astros brillan con tanta fuerza y están lo suficientemente altos sobre el horizonte como para destacar sobre las farolas y demás obstáculos que nos niegan el acceso al espectáculo que, cada noche, brilla sobre nosotros. Curiosamente ninguno de los tres objetos es una estrella, por lo que el brillo que vemos no es sino el reflejo del Sol que, oculto ya para nosotros, ilumina esos mundos y nos permite verlos mientras nos encontramos en la fase de noche terrestre. La luna es nuestro satélite y estamos acostumbrados a verlo todos los días. Venus y Júpiter son planetas de nuestro mismo sistema solar. Venus es el más cercano camino al sol, de unas dimensiones prácticamente idénticas a las de la tierra, cubierto por unas eternas nubes y una densa y ácida atmósfera que presiona a la superficie como una prensa que todo lo aplasta y corroe. Esa atmósfera insoportable ha hecho que sean pocas las misiones que allí han sido enviadas y que la información que suministraron mientras aguantaron sobre el planeta, pocas horas, sea escasa. Júpiter es un gigantesco mundo, más allá de Marte y del cinturón de asteroides, es una inmensa bola gaseosa que desprende mucho más calor del que recibe por parte de un Sol que ya se encuentra muy lejano. A medio camino entre un planeta y una estrella, su dimensión comparativamente con nosotros empieza a asustar, siendo su diámetro once veces mayor que el nuestro. Es el mayor planeta de nuestro sistema solar y posee un complejo sistema de satélites que presentan algunos de ellos características apasionantes, como son los casos de Io, poseedor de fenómenos tectónicos y volcanes, y Europa, del que se intuye que posee océanos de agua líquida bajo su superficie. Se encuentra lejos, muy lejos, y ha sido visitado ocasionalmente por algunas sondas que han orbitado entorno a él y sus satélites. Si quieren hacerse una idea de los tamaños relativos de cada uno de estos mundos, hay muchas webs con imágenes que les dejarán pasmados, pero esta es un buen ejemplo, en el que se van escalando todos los planetas del sistema solar, el propio Sol, ante el cual el resto de cuerpos lucen ridículamente como hormigas, y luego otras estrellas, algunas de las cuales como Betelgeuse o Aldebarán aparecen también en el cielo nocturno, apenas indistinguibles, pese a su inconcebible dimensión. Vean la imagen, merece la pena.
Y sobre todo, salgan una de estas noches de finales de Marzo a contemplar el espectáculo del cielo, que se nos ofrece libremente y gratis, algo que no abunda en estos tiempos. Ayer, sin ir más lejos, este servidor se paso tres cuartos de hora en la calle, cerca de mi casa, junto a unos terrenos semiabandonados, ensimismado, mirando al cielo, y oyendo el soberbio programa de radio clásica de las 22:00 en el que Sergio Pagan emitió una serie de motetes de Orlando di Lasso. Música celestial contemplando la belleza del cielo. Una frikada, seguro que opina la mayoría. Un placer, es lo que a mi me pareció ayer. Háganlo como lo deseen, pero miren un ratito al cielo. Merece la pena.
martes, marzo 27, 2012
Vamos corriendo con las luces cortas
Abundan por todas partes los análisis sobre el resultado de las autonómicas de Andalucía y Asturias del Domingo, por lo que no les voy a aburrir con mis ideas al respecto, que es imposible que sean muy originales frente a todo lo que ya se ha afirmado. Lo que me parece más sustancial es que se está dando a estos comicios una importancia mucho mayor de la que poseían, y ese error comenzó por el propio PP y PSOE, que vieron ese campo de batalla como su objetivo número uno, y a él dedicaron sus mayores esfuerzos. Independientemente de la estrategia llevada y el resultado, ha sido un enorme error.
Y es que soy un pesado, ya lo se, y así me lo dice mucha gente, pero para el gobierno, la oposición y el tendero de la esquina sólo hay un problema en el que focalizar sus esfuerzos, que puede ser dividido en tres: Economía, economía y economía. Sólo eso, y nada más que eso. Decir esto puede ser radical, y si lo lee un político le sonará obsceno, pero las elecciones andaluzas o asturianas no tienen importancia alguna cuando la economía del país se está derrumbando y el abismo se acerca cada vez más. La semana pasada fue muy mala no para Arenas o Griñán, sino para España. La prima de riesgo volvió a subir, estabilizándose un diferencial muy elevado sobre la italiana, lo que nos acerca al precipito más que lo que lo están ellos, y el maltrecho ibex lleva una racha que le ha desacoplado totalmente del resto de bolsas del mundo. El índice hispano lleva un registro negativo en el año que supera el -4% frente a ganancias que superan el 10% en todos los mercados internacionales. Es un síntoma de que esto no va bien, o de que directamente va mal. Ante ello el gobierno debiera dejarse de contemplaciones y empezar a pensar en un plan para hacer frente a la situación, aunque en vez de eso ha estado entretenido haciendo mítines por Andalucía y Asturias, que además no le han servido para nada. Se ha dicho que Rajoy ha retrasado la presentación de los presupuestos, este próximo viernes (atención, ese será el día más importante de lo que llevamos de año) para tratar de no hundir la candidatura de Arenas, dados los recortes y ajustes que llevarán las cuentas públicas de 2012. No se si es cierto o no, más bien prefiero pensar que no lo es aunque tenga ciertas sospechas de que así haya sido. Mis argumentos para el no se basan en que hace semanas que se presentó una de las medidas duras y tenidas, la reforma laboral, que ha soliviantado a la izquierda y ha generado la huelga general convocada para pasado mañana, por lo que si había miedo de verdad se hubiera atrasado esa norma hasta después de los comicios. Y si no se ha hecho así se ha debido no a la propia voluntad del gobierno, sino a la presión de Bruselas, que en el caso del mercado laboral ha impuesto el texto y los plazos. En el asunto de los presupuestos, ¿ha tenido Rajoy margen temporal para poder presentarlos algunas semanas antes o después? De existir ese margen la tentación política de retrasarlos era enorme, y ahí surge el argumento a favor de la manipulación de las fechas. Quédense con el que prefieran, pero si ha sucedido lo segundo, el gobierno ha cometido un grave error, y no relacionado con el resultado electoral, sino con los millones de euros que perdemos día a día cada vez que nuestra “amiga” la prima sube y se nos come vivos. De haber actuado así, Rajoy sería como un conductor que, lanzado en la autopista a 300, sigue con las luces cortas puestas y no ve más allá de sus narices, asumiendo un riesgo de accidente que, tarde o temprano, se producirá.
Por tanto, el batacazo electoral, como lo hubiera sido la mayoría absoluta del PP, me parece irrelevante a estos efectos. No para los partidos y sus dirigentes, que ganan mucho o pierden con lo que ha sucedido, pero sí para el devenir del país y sus finanzas. Los presupuestos son más importantes que mil elecciones autonómicas, y si quiere saber algo, de manera amena y sencilla, sobre el reto al que nos enfrentamos a partir del viernes, lea este obligatorio artículo publicado la semana pasada, que nadie lanzado en la campaña hizo caso, pero que explica porqué, gane quien gane, será difícil, cuando no imposible, gobernar. Esto, y sólo esto, es lo importante, y hasta que no se entienda no lograremos empezar a salir de este agujero.
Y es que soy un pesado, ya lo se, y así me lo dice mucha gente, pero para el gobierno, la oposición y el tendero de la esquina sólo hay un problema en el que focalizar sus esfuerzos, que puede ser dividido en tres: Economía, economía y economía. Sólo eso, y nada más que eso. Decir esto puede ser radical, y si lo lee un político le sonará obsceno, pero las elecciones andaluzas o asturianas no tienen importancia alguna cuando la economía del país se está derrumbando y el abismo se acerca cada vez más. La semana pasada fue muy mala no para Arenas o Griñán, sino para España. La prima de riesgo volvió a subir, estabilizándose un diferencial muy elevado sobre la italiana, lo que nos acerca al precipito más que lo que lo están ellos, y el maltrecho ibex lleva una racha que le ha desacoplado totalmente del resto de bolsas del mundo. El índice hispano lleva un registro negativo en el año que supera el -4% frente a ganancias que superan el 10% en todos los mercados internacionales. Es un síntoma de que esto no va bien, o de que directamente va mal. Ante ello el gobierno debiera dejarse de contemplaciones y empezar a pensar en un plan para hacer frente a la situación, aunque en vez de eso ha estado entretenido haciendo mítines por Andalucía y Asturias, que además no le han servido para nada. Se ha dicho que Rajoy ha retrasado la presentación de los presupuestos, este próximo viernes (atención, ese será el día más importante de lo que llevamos de año) para tratar de no hundir la candidatura de Arenas, dados los recortes y ajustes que llevarán las cuentas públicas de 2012. No se si es cierto o no, más bien prefiero pensar que no lo es aunque tenga ciertas sospechas de que así haya sido. Mis argumentos para el no se basan en que hace semanas que se presentó una de las medidas duras y tenidas, la reforma laboral, que ha soliviantado a la izquierda y ha generado la huelga general convocada para pasado mañana, por lo que si había miedo de verdad se hubiera atrasado esa norma hasta después de los comicios. Y si no se ha hecho así se ha debido no a la propia voluntad del gobierno, sino a la presión de Bruselas, que en el caso del mercado laboral ha impuesto el texto y los plazos. En el asunto de los presupuestos, ¿ha tenido Rajoy margen temporal para poder presentarlos algunas semanas antes o después? De existir ese margen la tentación política de retrasarlos era enorme, y ahí surge el argumento a favor de la manipulación de las fechas. Quédense con el que prefieran, pero si ha sucedido lo segundo, el gobierno ha cometido un grave error, y no relacionado con el resultado electoral, sino con los millones de euros que perdemos día a día cada vez que nuestra “amiga” la prima sube y se nos come vivos. De haber actuado así, Rajoy sería como un conductor que, lanzado en la autopista a 300, sigue con las luces cortas puestas y no ve más allá de sus narices, asumiendo un riesgo de accidente que, tarde o temprano, se producirá.
Por tanto, el batacazo electoral, como lo hubiera sido la mayoría absoluta del PP, me parece irrelevante a estos efectos. No para los partidos y sus dirigentes, que ganan mucho o pierden con lo que ha sucedido, pero sí para el devenir del país y sus finanzas. Los presupuestos son más importantes que mil elecciones autonómicas, y si quiere saber algo, de manera amena y sencilla, sobre el reto al que nos enfrentamos a partir del viernes, lea este obligatorio artículo publicado la semana pasada, que nadie lanzado en la campaña hizo caso, pero que explica porqué, gane quien gane, será difícil, cuando no imposible, gobernar. Esto, y sólo esto, es lo importante, y hasta que no se entienda no lograremos empezar a salir de este agujero.
lunes, marzo 26, 2012
Gatillazo del PP en Andalucía
Hacía tiempo que las noches electorales se habían vuelto aburridas, dado que los resultados eran calvados días y horas antes por las encuestas. En todo caso se producían variaciones que ahondaban lo previsto, como pasó en las municipales ya nacionales de 2011, en las que la victoria del PP resultó ser aún mayor de lo que se pronosticaba. Sin embargo ayer vimos unas lecciones en las que la demoscopia fracasó, el PSOE, pese a perderlas, mantiene el gobierno de Andalucía y el PP, pese a ganarlas, cosecha un imprevisto y doloroso fracaso.
La imagen de la noche fue al de Javier Arenas en el balcón. Saludando a los fieles que se habían congregado frente a lo que supongo que sería la sede del PP de Sevilla. Creo que todos ellos estaban llamados a celebrar la victoria, pero tuvieron que digerir una derrota no esperada. Arenas, que aún en estas ocasiones mantiene una sonrisa de candidato, no podía disimular la tristeza que le embargaba, porque su futuro como presidente de la Junta de Andalucía se le había vuelto a escapar de las manos, cuando esta vez todo el mundo le decía que sí era posible, y muy probablemente ya no tenga más oportunidades para lograrlo. Cuatro derrotas, espaciadas de dos en dos, son demasiadas, y no debiera volver a ser candidato. En frente, la alegría de Griñán era sincera, y la apoteosis que vivían sus compañeros de partido detrás de él era una fiesta de verdad, y merecida. Con un partido fracturado, odios internos a mansalva, corrupción galopante, desgaste completo y campaña desarbolada, Griñán mantendrá el gobierno de la Junta y sólo ha perdido por tres diputados. Sí, es la primera vez que pierde el PSOE en unas autonómicas, es un hecho histórico, pero mantiene el gobierno. Y aunque a hora se niegue nadie daba un duro por Griñán hace unas horas. Muchos analistas fueron ayer a los debates electorales con un guión escrito en el que se explicaba la derrota total del PSOE y el éxito del PP andaluz, y se encontraron justo con lo contrario. Los más listos fueron capaces de variar su discurso, aún sin reconocer su error. La mayoría optó por empezar a denunciar los fallos de la campaña del PP, que hasta el día anterior habían alabado y seguido, y pusieron a Arenas como causa y origen de todos los males, haciendo esa leña del árbol caído que tanto nos gusta a los españoles. En ese sentido la noche electoral también fue muy divertida. Quienes no se pasaron por los estudios de ninguna cadena fueron los demoscópicos, encuestadores y demás, que esta vez han cosechado el mayor fracaso que se recuerda desde hace mucho tiempo. Cierto que la mayoría absoluta del PP aparecía en algunas encuestas y no en otras, pero una cota de 50 diputados para el PP no la marcaba nadie, y el menor de los registros oscilaba entre los 54 y 55, siendo ese el límite de la mayoría absoluta. Creo que el CIS fue el que más se acercó, dado una cota muy baja al PP, pero incluso las israelitas (encuestas a pie de urna a la salida del colegio) de ayer daban datos de 55 a 57. Mala noche en Génova y pero en casa de Sigma2, Ipsos, Metroscopia y demás empresas encuestadoras.
A quién mejor le han ido los resultados ha sido a Izquierda Unida. Tradicionalmente fuerte en Andalucía, ha doblado representación y es el socio necesario para que Griñán gobierne nuevamente, por lo que es seguro que realizará numerosas exigencias, aunque toda vía no se sabe si querrá entrar en el gobierno o apoyará desde fuera. Si uno mira los votos el PP no ha subido casi nada, y ha sido el trasvase del PSOE a IU lo que ha aupado a Arenas a la primera posición. Cayo Lara y compañía ayer brindaron con champán, y por una vez tenían motivos de sobra para hacerlo.
La imagen de la noche fue al de Javier Arenas en el balcón. Saludando a los fieles que se habían congregado frente a lo que supongo que sería la sede del PP de Sevilla. Creo que todos ellos estaban llamados a celebrar la victoria, pero tuvieron que digerir una derrota no esperada. Arenas, que aún en estas ocasiones mantiene una sonrisa de candidato, no podía disimular la tristeza que le embargaba, porque su futuro como presidente de la Junta de Andalucía se le había vuelto a escapar de las manos, cuando esta vez todo el mundo le decía que sí era posible, y muy probablemente ya no tenga más oportunidades para lograrlo. Cuatro derrotas, espaciadas de dos en dos, son demasiadas, y no debiera volver a ser candidato. En frente, la alegría de Griñán era sincera, y la apoteosis que vivían sus compañeros de partido detrás de él era una fiesta de verdad, y merecida. Con un partido fracturado, odios internos a mansalva, corrupción galopante, desgaste completo y campaña desarbolada, Griñán mantendrá el gobierno de la Junta y sólo ha perdido por tres diputados. Sí, es la primera vez que pierde el PSOE en unas autonómicas, es un hecho histórico, pero mantiene el gobierno. Y aunque a hora se niegue nadie daba un duro por Griñán hace unas horas. Muchos analistas fueron ayer a los debates electorales con un guión escrito en el que se explicaba la derrota total del PSOE y el éxito del PP andaluz, y se encontraron justo con lo contrario. Los más listos fueron capaces de variar su discurso, aún sin reconocer su error. La mayoría optó por empezar a denunciar los fallos de la campaña del PP, que hasta el día anterior habían alabado y seguido, y pusieron a Arenas como causa y origen de todos los males, haciendo esa leña del árbol caído que tanto nos gusta a los españoles. En ese sentido la noche electoral también fue muy divertida. Quienes no se pasaron por los estudios de ninguna cadena fueron los demoscópicos, encuestadores y demás, que esta vez han cosechado el mayor fracaso que se recuerda desde hace mucho tiempo. Cierto que la mayoría absoluta del PP aparecía en algunas encuestas y no en otras, pero una cota de 50 diputados para el PP no la marcaba nadie, y el menor de los registros oscilaba entre los 54 y 55, siendo ese el límite de la mayoría absoluta. Creo que el CIS fue el que más se acercó, dado una cota muy baja al PP, pero incluso las israelitas (encuestas a pie de urna a la salida del colegio) de ayer daban datos de 55 a 57. Mala noche en Génova y pero en casa de Sigma2, Ipsos, Metroscopia y demás empresas encuestadoras.
A quién mejor le han ido los resultados ha sido a Izquierda Unida. Tradicionalmente fuerte en Andalucía, ha doblado representación y es el socio necesario para que Griñán gobierne nuevamente, por lo que es seguro que realizará numerosas exigencias, aunque toda vía no se sabe si querrá entrar en el gobierno o apoyará desde fuera. Si uno mira los votos el PP no ha subido casi nada, y ha sido el trasvase del PSOE a IU lo que ha aupado a Arenas a la primera posición. Cayo Lara y compañía ayer brindaron con champán, y por una vez tenían motivos de sobra para hacerlo.
viernes, marzo 23, 2012
Obras varadas en el camino
Ayer Portugal fue la fuente de dos noticias muy interesantes. La primera, menor, es que tuvo lugar una huelga general, la segunda contra el actual gobierno, contra las medidas de reforma y recorte que se están implantando en el país, fruto de los acuerdos de rescate entre Portugal y la Troika (FMI, BCE y Comisión Europea). Convocada por uno de los dos sindicatos mayoritarios, el seguimiento fue dispar, muy alto en los transportes y menor en el comercio, y pese a que hubo algunos altercados, la huelga no ha sido noticia por la violencia sino más bien por el poco resultado que deparará la movilización ante los planes futuros.
La otra noticia, más significativa, es que tras un amplio debate, el gobierno portugués ha renunciado definitivamente a la línea de Alta Velocidad que le iba a conectar con Madrid. Ya desde Junio las obras que se encontraban en marcha estaban paradas, tanto por falta de liquidez como por las dudas que surgían en el conjunto del proyecto. Portugal se había comprometido a construir los 150 kilómetros de trayecto que iban desde Lisboa hasta la conexión con la frontera española a la altura de Badajoz. A partir de ahí era España la que seguía con el proyecto, en un recorrido bastante similar al de la actual A5. Dado que la línea ya no arribará a Lisboa es muy probable que el Ministerio de Fomento opte igualmente por suspender las obras de los tramos españoles que se encuentran en curso, porque no van a servir para casi nada aunque se concluyan. Una pena. A parte de las negativas consecuencias económicas que sobre la demanda supone la paralización de una obra de este tipo (empleo directo e indirecto, proveedores, industrias auxiliares, mecánica, ocio y restauración de las localidades en las que se trabaja, etc) y el beneficio que puede suponer en el proceso de reducir el déficit público mediante lo que no es sino un radical recorte de gastos, la consecuencia más visible es que las obras, en el estado en el que se encuentren, quedarán abandonadas durante un tiempo que, no lo duden, será mayor del que les anuncien los políticos o los medios. Taludes, muros, desmontes, plataformas, puentes y túneles quedarán varados en el camino, solos y silenciosos, como involuntarios monumentos de los años de esplendor que se truncaron quizás tan bruscamente como algún vano de obra que, suspendido en el aire, ya no tiene siguiente pilar en el que apoyarse. Es una imagen triste, que remite e a la desidia y el abandono, y que cada vez prolifera más a nuestro alrededor, no sólo en la obra pública, sino sobre todo en la privada. Seguro que muchos de ustedes conocen bloques de pisos que yacen igualmente abandonados, estructuras que se elevan en medio de la nada, que prometían ser espaciosas urbanizaciones “de lujo” (siempre se dice eso, sea como sea el resultado) y que ahora son un conjunto de esqueletos más o menos rematados, algunos con paredes, los más afortunados con ventanas, pero que son inaccesibles porque unas vallas herrumbrosas prohíben el paso a lo que debieran haber sido los portales y espacios comunes. Nuevamente la imagen remite a los años del boom, del exceso, del todo vale, del dinero fácil y la construcción desbocada. Aunque con el tiempo haya que derribar mucho de todo lo construido, creo que algunos de esos bloques abandonados debieran quedarse así para siempre, como monumento que nos recuerde eternamente lo estúpidos que fuimos en unos años en los que nos creíamos los dueños del mundo y, como en la película, acabamos en el fondo del mar.
Se debieran quitar las placas que lucen los bocetos de las urbanizaciones y las piscinas, y el lujo, muchas de ellas corroídas por el paso del tiempo y la ilusión, y también habría que retirar las vallas de publicidad de las obras públicas, que anunciaban “AVE hasta aquí” fuera donde fuese “aquí” y sustituirlas todas por otras que, en letras grandes pusiera “Hasta aquí llegó el presupuesto” o siendo más crueles “Hasta aquí llegó nuestra codicia”. Creo que cada ciudad podría crear su monumento a la burbuja, su esqueleto de hormigón, y con visitas guiadas a los niños, y darle un uso sincero y útil, como nunca llegará a tener dado en lo que se ha convertido.
La otra noticia, más significativa, es que tras un amplio debate, el gobierno portugués ha renunciado definitivamente a la línea de Alta Velocidad que le iba a conectar con Madrid. Ya desde Junio las obras que se encontraban en marcha estaban paradas, tanto por falta de liquidez como por las dudas que surgían en el conjunto del proyecto. Portugal se había comprometido a construir los 150 kilómetros de trayecto que iban desde Lisboa hasta la conexión con la frontera española a la altura de Badajoz. A partir de ahí era España la que seguía con el proyecto, en un recorrido bastante similar al de la actual A5. Dado que la línea ya no arribará a Lisboa es muy probable que el Ministerio de Fomento opte igualmente por suspender las obras de los tramos españoles que se encuentran en curso, porque no van a servir para casi nada aunque se concluyan. Una pena. A parte de las negativas consecuencias económicas que sobre la demanda supone la paralización de una obra de este tipo (empleo directo e indirecto, proveedores, industrias auxiliares, mecánica, ocio y restauración de las localidades en las que se trabaja, etc) y el beneficio que puede suponer en el proceso de reducir el déficit público mediante lo que no es sino un radical recorte de gastos, la consecuencia más visible es que las obras, en el estado en el que se encuentren, quedarán abandonadas durante un tiempo que, no lo duden, será mayor del que les anuncien los políticos o los medios. Taludes, muros, desmontes, plataformas, puentes y túneles quedarán varados en el camino, solos y silenciosos, como involuntarios monumentos de los años de esplendor que se truncaron quizás tan bruscamente como algún vano de obra que, suspendido en el aire, ya no tiene siguiente pilar en el que apoyarse. Es una imagen triste, que remite e a la desidia y el abandono, y que cada vez prolifera más a nuestro alrededor, no sólo en la obra pública, sino sobre todo en la privada. Seguro que muchos de ustedes conocen bloques de pisos que yacen igualmente abandonados, estructuras que se elevan en medio de la nada, que prometían ser espaciosas urbanizaciones “de lujo” (siempre se dice eso, sea como sea el resultado) y que ahora son un conjunto de esqueletos más o menos rematados, algunos con paredes, los más afortunados con ventanas, pero que son inaccesibles porque unas vallas herrumbrosas prohíben el paso a lo que debieran haber sido los portales y espacios comunes. Nuevamente la imagen remite a los años del boom, del exceso, del todo vale, del dinero fácil y la construcción desbocada. Aunque con el tiempo haya que derribar mucho de todo lo construido, creo que algunos de esos bloques abandonados debieran quedarse así para siempre, como monumento que nos recuerde eternamente lo estúpidos que fuimos en unos años en los que nos creíamos los dueños del mundo y, como en la película, acabamos en el fondo del mar.
Se debieran quitar las placas que lucen los bocetos de las urbanizaciones y las piscinas, y el lujo, muchas de ellas corroídas por el paso del tiempo y la ilusión, y también habría que retirar las vallas de publicidad de las obras públicas, que anunciaban “AVE hasta aquí” fuera donde fuese “aquí” y sustituirlas todas por otras que, en letras grandes pusiera “Hasta aquí llegó el presupuesto” o siendo más crueles “Hasta aquí llegó nuestra codicia”. Creo que cada ciudad podría crear su monumento a la burbuja, su esqueleto de hormigón, y con visitas guiadas a los niños, y darle un uso sincero y útil, como nunca llegará a tener dado en lo que se ha convertido.
jueves, marzo 22, 2012
La equivocación francesa
A esta hora de la mañana sigue el cerco a la casa de Toulouse en la que, desde hace ya un día, se encuentra atrincherado el presunto autor de las matanzas que han sembrado el pánico en Francia durante las últimas semanas. Fue la IP, dirección lógica, del ordenador que uso para comprar por Internet la moto, y que provocó la muerte de la primera víctima, el vendedor, la calve que llevó a los analistas a dar con la figura de Mohamed Merah, francés, de origen argelino, de apenas 26 años, poseedor a su corta edad de un historial de fanatismo y violencia digno de estudio y que ha dejado a todo el mundo con el miedo en el cuerpo.
Y lo primero que hay que hacer es pedir disculpas, porque los analistas, y los que no lo somos, nos subimos en los días pasados a todo correr al carro de la responsabilidad de la extrema derecha xenófoba, y al final ha vuelto a ser el islamismo, que pensábamos dormido, el causante de tanto horror. Lo del extremista era verosímil, pero al final no ha sido cierto. Aquí nos ha jugado una mala pasada, otra vez, el caso noruego del verano pasado, que ha resultado ser, en su causa y resolución, el simétrico del que ahora estamos viviendo. En aquel momento, ante el terror del atentado que se estaba produciendo, todos corrimos hacia la pista islamista, la más obvia, e incluso alguna web yihadista llegó a reivindicarlo. Cuando conocimos la personalidad, origen e ideología del autor de aquella atrocidad nos revolvimos todos en nuestra ignorancia. No, el islamismo no había sido, era todo fruto de la xenofobia y del neonazismo revivido en un joven noruego de esos que parecen nacidos para ser bellos y felices eternamente. Muchos analistas, que ya estaban buscando vínculos entre la actuación de Noruega en Irak y Afganistán para relacionarlo con el atentado tuvieron que tirar sus estudios a la basura, y todos nos sumimos en la sensación de que un nuevo peligro había surgido y que el islamismo estaba en retirada. De ahí que ante los atentados franceses la pista xenófoba fuera la prioritaria, un nuevo “noruego” actuando esta vez en Francia. Sin embargo ayer, a medida que se iba conociendo el perfil del asesino, parecía que retrocedíamos unos años en el pasado, y lugares como Kandahar o conceptos como el del talibán o la Yihad volvían a reclamar su hueco en nuestras mentes tras un cierto tiempo de abandono. La trayectoria de Merah es tan clásica en el camino de los fundamentalistas islámicos como al de los que participaron en los atentados de Madrid en 2004 o Nueva York en 2001 o, sobre todo, Londres en 2005. Residente legal en el país porque es francés de pura cepa, de segunda o tercera generación de descendientes argelinos, musulmán tibio que acaba cayendo en redes de fanatismo, bien por su baja condición social o por problemas económicos, o porque se aburría, vaya usted a saber, y acaba haciendo una especie de viaje de estudios a Afganistán, donde pasa la barrera de la ideología y llega a delinquir, siendo detenido y encarcelado durante un tiempo. Vuelve a Francia, como sospechoso, pero se convierte en un ciudadano gris y perdido, que no da motivo alguno de sospecha y que, como suele ser habitual, es descrito por sus vecinos como educado y cordial. Merah se sumerge en las sombras hasta que un día decide acabar con el mundo. Y ahí empieza su carrera hacia la nada.
¿Por qué? ¿Aterrizo de vuelta a Francia convertido ya en un yihadista profesional y adoptó el papel de durmiente? ¿O ha sido durante sus últimos años de residencia en Toulouse cuando se ha radicalizado? ¿Ha estado sólo en ese proceso de radicalización? ¿Quién le ha guiado y convencido hasta hacer lo que ha hecho y sentirse tan orgulloso? ¿Por qué Merah, en un momento dado, decidió tirar su vida a la basura y destruir todo a su alrededor? Demasiadas preguntas, y muy pocas certezas en torno a la casa que sigue cercada. Quizás, como en otros casos similares, sobreviva o no el terrorista a su captura, nunca sabremos cómo hemos llegado hasta ahí.
Y lo primero que hay que hacer es pedir disculpas, porque los analistas, y los que no lo somos, nos subimos en los días pasados a todo correr al carro de la responsabilidad de la extrema derecha xenófoba, y al final ha vuelto a ser el islamismo, que pensábamos dormido, el causante de tanto horror. Lo del extremista era verosímil, pero al final no ha sido cierto. Aquí nos ha jugado una mala pasada, otra vez, el caso noruego del verano pasado, que ha resultado ser, en su causa y resolución, el simétrico del que ahora estamos viviendo. En aquel momento, ante el terror del atentado que se estaba produciendo, todos corrimos hacia la pista islamista, la más obvia, e incluso alguna web yihadista llegó a reivindicarlo. Cuando conocimos la personalidad, origen e ideología del autor de aquella atrocidad nos revolvimos todos en nuestra ignorancia. No, el islamismo no había sido, era todo fruto de la xenofobia y del neonazismo revivido en un joven noruego de esos que parecen nacidos para ser bellos y felices eternamente. Muchos analistas, que ya estaban buscando vínculos entre la actuación de Noruega en Irak y Afganistán para relacionarlo con el atentado tuvieron que tirar sus estudios a la basura, y todos nos sumimos en la sensación de que un nuevo peligro había surgido y que el islamismo estaba en retirada. De ahí que ante los atentados franceses la pista xenófoba fuera la prioritaria, un nuevo “noruego” actuando esta vez en Francia. Sin embargo ayer, a medida que se iba conociendo el perfil del asesino, parecía que retrocedíamos unos años en el pasado, y lugares como Kandahar o conceptos como el del talibán o la Yihad volvían a reclamar su hueco en nuestras mentes tras un cierto tiempo de abandono. La trayectoria de Merah es tan clásica en el camino de los fundamentalistas islámicos como al de los que participaron en los atentados de Madrid en 2004 o Nueva York en 2001 o, sobre todo, Londres en 2005. Residente legal en el país porque es francés de pura cepa, de segunda o tercera generación de descendientes argelinos, musulmán tibio que acaba cayendo en redes de fanatismo, bien por su baja condición social o por problemas económicos, o porque se aburría, vaya usted a saber, y acaba haciendo una especie de viaje de estudios a Afganistán, donde pasa la barrera de la ideología y llega a delinquir, siendo detenido y encarcelado durante un tiempo. Vuelve a Francia, como sospechoso, pero se convierte en un ciudadano gris y perdido, que no da motivo alguno de sospecha y que, como suele ser habitual, es descrito por sus vecinos como educado y cordial. Merah se sumerge en las sombras hasta que un día decide acabar con el mundo. Y ahí empieza su carrera hacia la nada.
¿Por qué? ¿Aterrizo de vuelta a Francia convertido ya en un yihadista profesional y adoptó el papel de durmiente? ¿O ha sido durante sus últimos años de residencia en Toulouse cuando se ha radicalizado? ¿Ha estado sólo en ese proceso de radicalización? ¿Quién le ha guiado y convencido hasta hacer lo que ha hecho y sentirse tan orgulloso? ¿Por qué Merah, en un momento dado, decidió tirar su vida a la basura y destruir todo a su alrededor? Demasiadas preguntas, y muy pocas certezas en torno a la casa que sigue cercada. Quizás, como en otros casos similares, sobreviva o no el terrorista a su captura, nunca sabremos cómo hemos llegado hasta ahí.
miércoles, marzo 21, 2012
Llueve (y nieva) sobre Madrid
Ayer a las 6:14 de la mañana empezó la primavera de 2012, un año que hídricamente amenaza con hacernos sufrir mucho. Coincidiendo con el cambio de estación, como no suele ser habitual, el tiempo cambió mucho, el aire se enfrió nuevamente y las nubes fueron ganando terreno en el eterno cielo azul. Por la noche todo estaba cubierto y lo único que veía desde mi casa es ese eterno tono amarillo que poseen las nubes que cubren las grandes ciudades iluminadas con farolas. Y poco antes de las doce de la noche, empezó a llover.
Sí, llover, lluvia, agua caída del cielo, que llega al suelo, rebota, salpica, empapa, moja, cala, cubre, se filtra…. Desde hacia unas siete u ocho semanas que no veía llover en Madrid, y aquella vez, otra noche, tampoco es que cayera demasiado, unas gotas para disimular. Esta vez la cosa es más generosa. Ha estado lloviendo toda la noche, con mayor o menor fuerza, y a la hora en que escribo esto, 8 de la mañana en punto, Madrid luce desde mi ventana completamente sumida en las nubes, y el alcance de mi visión se reduce a unos pocos kilómetros, apenas las torres de Colón, y sigue lloviendo. El ruido de los coches que atestan la Castellana al pasar sobre los charcos que la cubren es la sinfonía que esta mañana ayuda a despertar a una ciudad que no veía llover desde hace demasiado tiempo. Los niños saldrán a la calle y volverán a saber lo que es un pozo, un charco, y experimentarán nuevamente ese extraño placer que produce pisarlo, chapotear en él, salpicar, notar como las olas se meten en tus zapatos y, mejor aún, en el de tu compañero. Ataviados con chubasqueros y botas, que habrán tenido que rescatar del olvidado fondo del armario, muchos llegarán tarde al colegio no sólo por el atasco de cada día, hoy incrementado por el agua, sino porque se han pasado todo el tiempo del desayuno rebuscando para encontrar el paraguas, ese objeto mítico que sí, estaba en casa, o eso decía la abuela, y que alguna vez alguien aseguró que lo usó durante un día entero, cosa que los niños no se acababan de creer… “¿No estará plegado en un cajón? ¿O en el desván, junto a todas esas cosas que ya nunca usamos?”, 2No se, mira, revuelve y date prisa, que no llegamos”….. “Mira, lo he encontrado!!!! Estaba debajo del sofá, haciendo calzo para evitar que se hunda cuando nos tumbamos todos para ver las pelis!!. Crees que aún funcionará???” Y en ese momento el padre coge el paraguas, y, con la decisión de un guerrero mitológico de los que pueblan la historia y las pantallas, lo abre, y los guiños miran embelesados esa cúpula de tela que los protegerá de la lluvia, que sigue cayendo para su asombro y estupefacción al otro lado de unas mojadas ventanas, llenas de gotas como no lo han estado desde hace meses, casi desde que empezó el año. Cogiendo el arma que han encontrado, la familia se junta y, valiente, sale al exterior, a conquistar una mañana desapacible y húmeda.
Y allí se encuentra con decenas, miles de personas ataviadas con sus paraguas, igualmente olvidados muchos de ellos en rincones oscuros y perdidos, y como en el resto de días pasados, no se cruzarán palabra alguna entre ellos, limitándose al típico saludo de cortesía mañanero, tan metódico como vacío, pero seguro que todos notan que al mirarse hoy tienen un tono especial en los ojos, una mínima sensación de complicidad derivada de que, por muy distintos que sean, al menos en esta primera mañana de primavera todos ellos están de acuerdo en una sola cosa. “Por fin está lloviendo”.
Sí, llover, lluvia, agua caída del cielo, que llega al suelo, rebota, salpica, empapa, moja, cala, cubre, se filtra…. Desde hacia unas siete u ocho semanas que no veía llover en Madrid, y aquella vez, otra noche, tampoco es que cayera demasiado, unas gotas para disimular. Esta vez la cosa es más generosa. Ha estado lloviendo toda la noche, con mayor o menor fuerza, y a la hora en que escribo esto, 8 de la mañana en punto, Madrid luce desde mi ventana completamente sumida en las nubes, y el alcance de mi visión se reduce a unos pocos kilómetros, apenas las torres de Colón, y sigue lloviendo. El ruido de los coches que atestan la Castellana al pasar sobre los charcos que la cubren es la sinfonía que esta mañana ayuda a despertar a una ciudad que no veía llover desde hace demasiado tiempo. Los niños saldrán a la calle y volverán a saber lo que es un pozo, un charco, y experimentarán nuevamente ese extraño placer que produce pisarlo, chapotear en él, salpicar, notar como las olas se meten en tus zapatos y, mejor aún, en el de tu compañero. Ataviados con chubasqueros y botas, que habrán tenido que rescatar del olvidado fondo del armario, muchos llegarán tarde al colegio no sólo por el atasco de cada día, hoy incrementado por el agua, sino porque se han pasado todo el tiempo del desayuno rebuscando para encontrar el paraguas, ese objeto mítico que sí, estaba en casa, o eso decía la abuela, y que alguna vez alguien aseguró que lo usó durante un día entero, cosa que los niños no se acababan de creer… “¿No estará plegado en un cajón? ¿O en el desván, junto a todas esas cosas que ya nunca usamos?”, 2No se, mira, revuelve y date prisa, que no llegamos”….. “Mira, lo he encontrado!!!! Estaba debajo del sofá, haciendo calzo para evitar que se hunda cuando nos tumbamos todos para ver las pelis!!. Crees que aún funcionará???” Y en ese momento el padre coge el paraguas, y, con la decisión de un guerrero mitológico de los que pueblan la historia y las pantallas, lo abre, y los guiños miran embelesados esa cúpula de tela que los protegerá de la lluvia, que sigue cayendo para su asombro y estupefacción al otro lado de unas mojadas ventanas, llenas de gotas como no lo han estado desde hace meses, casi desde que empezó el año. Cogiendo el arma que han encontrado, la familia se junta y, valiente, sale al exterior, a conquistar una mañana desapacible y húmeda.
Y allí se encuentra con decenas, miles de personas ataviadas con sus paraguas, igualmente olvidados muchos de ellos en rincones oscuros y perdidos, y como en el resto de días pasados, no se cruzarán palabra alguna entre ellos, limitándose al típico saludo de cortesía mañanero, tan metódico como vacío, pero seguro que todos notan que al mirarse hoy tienen un tono especial en los ojos, una mínima sensación de complicidad derivada de que, por muy distintos que sean, al menos en esta primera mañana de primavera todos ellos están de acuerdo en una sola cosa. “Por fin está lloviendo”.
martes, marzo 20, 2012
Un asesino anda suelto en Francia
La mañana de ayer se rompió en Toulouse. A la hora en la que los niños entran en el colegio el habitual ruido de gritos, coches de padres apresurados, carreras para no llegar tarde y despedidas ante el breve internado fue sustituido por la sorda explosión de varias descargas de arma de fuego, disparadas con saña y precisión, chillidos de terror y confusión, gritos de miedo y el bramido de una moto que emprendía su huída pilotada por el autor de un atentado terrorista que ayer dejó a Francia conmocionada y a todo el mundo con al misma pregunta que nunca tiene respuesta. ¿Por qué?
Este es el tercer ataque de similares características que se registra en la misma ciudad francesa en el espacio de poco más de una semana. El anterior, del que aquí no se habló demasiado pese a su gravedad, se produjo en Montauban, muy cerca de Toulouse, y dos militares franceses fueron asesinados con un método idéntico (atacante en moto, disparos certeros con armas de gran calibre y huída en medio de la nada) y antes fue asesinado otro militar de la misma manera. Se ha descubierto que el calibre de la munición usada en los tres ataques es el mismo, por lo que muy probablemente también lo sea el arma y el sujeto que la empuña. El que los tres militares fueran de origen inmigrante, sumado al origen judío de las víctimas del atentado de ayer, hace pensar que el motivo de todos estos atentados es el racismo, y que la persona a la que se busca es un extremista neonazi que ha emprendido una batalla por su cuenta, llevando a la práctica las repugnantes ideas que anidan en su mente. Aún es pronto para llegar a esta conclusión, pero es una hipótesis que tiene muchas papeletas para convertirse en realidad. Detenerlo se ha convertido en la obsesión de la policía gala y, en gran parte, de todo el país, que asiste asombrado a una pesadilla que no logra entender. Cuando se pille al culpable, cosa que tarde o temprano pasará, y esperemos que sea antes de que vuelva a cometer otra salvajada, habrá que ver si lo ha hecho en solitario o ha contado con apoyos, cuales eran sus motivaciones y qué es lo que pensaba al actuar de una manera tan sádica y cruel, pero todo me hace pensar que estamos frente a otro caso similar al que pudimos vivir en Noruega hace un año, cuando hace menos de un año Anders Behring Breivik se las arregló el solo para causar el más absoluto terror en un país en el que nunca pasa nada. Metódico, frío, fanatizado y creyendo ser la verdad en medio de la podredumbre, Breivik encarnaba perfectamente el arquetipo de lo que se ah dado en llamar “lobo solitario” el terrorista que no necesita una organización o estructura como en el pasado, porque la tecnología y los medios de hoy en día ponen a su alcance material suficiente para llevar a cabo una matanza sin contra con ayuda alguna. Sólo es necesario algo de dinero, paciencia, un buen plan y tener las ideas lo suficientemente enfermas como para ejecutarlo. Es muy probable que en el caso francés nos encontremos algo similar. Seguro que el origen del asesino es distinto, y su vivencia personal diferirá notablemente de la del noruego, pero ambos estarán fanatizados, tendrán un odio visceral hacia el otro, el distinto, el llegado de más allá, que si en un caso perturba el espíritu noruego en este pervertirá las esencias francesas, y ambos habrán tomado la determinación de salvar a su país, su mundo y su raza. Quizás, no se extrañen, el francés sea un admirador del noruego, puede que incluso le considere un maestro o precursor. De pesadilla.
Y todo esto sucede a cinco semanas de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia a las que, como en ocasiones anteriores, se presenta un partido de extrema derecha que siempre obtiene unos resultados mucho mejores del cero que sería deseable. Hace pocas semanas su líder, Marine Le Pen, hija del mítico líder de la formación, acudió a Austria a la celebración de un repugnante baile que anualmente supone la exaltación del nazismo y que se celebra el día de la conmemoración del Holocausto. Puede que el asesino del colegio de ayer estuviera en ese acto, o no, pero es casi seguro que ese día bailó, y que ayer ejecutó parte de la coreografía que tanto tiempo llevaba ensayando.
Este es el tercer ataque de similares características que se registra en la misma ciudad francesa en el espacio de poco más de una semana. El anterior, del que aquí no se habló demasiado pese a su gravedad, se produjo en Montauban, muy cerca de Toulouse, y dos militares franceses fueron asesinados con un método idéntico (atacante en moto, disparos certeros con armas de gran calibre y huída en medio de la nada) y antes fue asesinado otro militar de la misma manera. Se ha descubierto que el calibre de la munición usada en los tres ataques es el mismo, por lo que muy probablemente también lo sea el arma y el sujeto que la empuña. El que los tres militares fueran de origen inmigrante, sumado al origen judío de las víctimas del atentado de ayer, hace pensar que el motivo de todos estos atentados es el racismo, y que la persona a la que se busca es un extremista neonazi que ha emprendido una batalla por su cuenta, llevando a la práctica las repugnantes ideas que anidan en su mente. Aún es pronto para llegar a esta conclusión, pero es una hipótesis que tiene muchas papeletas para convertirse en realidad. Detenerlo se ha convertido en la obsesión de la policía gala y, en gran parte, de todo el país, que asiste asombrado a una pesadilla que no logra entender. Cuando se pille al culpable, cosa que tarde o temprano pasará, y esperemos que sea antes de que vuelva a cometer otra salvajada, habrá que ver si lo ha hecho en solitario o ha contado con apoyos, cuales eran sus motivaciones y qué es lo que pensaba al actuar de una manera tan sádica y cruel, pero todo me hace pensar que estamos frente a otro caso similar al que pudimos vivir en Noruega hace un año, cuando hace menos de un año Anders Behring Breivik se las arregló el solo para causar el más absoluto terror en un país en el que nunca pasa nada. Metódico, frío, fanatizado y creyendo ser la verdad en medio de la podredumbre, Breivik encarnaba perfectamente el arquetipo de lo que se ah dado en llamar “lobo solitario” el terrorista que no necesita una organización o estructura como en el pasado, porque la tecnología y los medios de hoy en día ponen a su alcance material suficiente para llevar a cabo una matanza sin contra con ayuda alguna. Sólo es necesario algo de dinero, paciencia, un buen plan y tener las ideas lo suficientemente enfermas como para ejecutarlo. Es muy probable que en el caso francés nos encontremos algo similar. Seguro que el origen del asesino es distinto, y su vivencia personal diferirá notablemente de la del noruego, pero ambos estarán fanatizados, tendrán un odio visceral hacia el otro, el distinto, el llegado de más allá, que si en un caso perturba el espíritu noruego en este pervertirá las esencias francesas, y ambos habrán tomado la determinación de salvar a su país, su mundo y su raza. Quizás, no se extrañen, el francés sea un admirador del noruego, puede que incluso le considere un maestro o precursor. De pesadilla.
Y todo esto sucede a cinco semanas de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia a las que, como en ocasiones anteriores, se presenta un partido de extrema derecha que siempre obtiene unos resultados mucho mejores del cero que sería deseable. Hace pocas semanas su líder, Marine Le Pen, hija del mítico líder de la formación, acudió a Austria a la celebración de un repugnante baile que anualmente supone la exaltación del nazismo y que se celebra el día de la conmemoración del Holocausto. Puede que el asesino del colegio de ayer estuviera en ese acto, o no, pero es casi seguro que ese día bailó, y que ayer ejecutó parte de la coreografía que tanto tiempo llevaba ensayando.
viernes, marzo 16, 2012
Próxima estación... Estrella de la muerte
Ha causado mucho revuelo en los medios y en la red la noticia de que, durante unos meses, la estación de metro de Sol va a cambiar de nombre con motivo de una campaña publicitaria. Un contrato firmado entre el metro y la empresa Samsung rebautizará esa estación como SOL Galaxy Note, para promocionar uno de los últimos modelos de smartphone de la compañía surcoreana. A simple vista suena un poco raro y cuando lo vea en persona les diré que me parece, pero en todo caso es una estrategia comercial ya ensayada en otros lugares y una manera de potenciar la marca por un lado y conseguir ingresos para la concesionaria del metro por otro.
De hecho en el metro, y en todos los soportes que podamos imaginar, ya luce la publicidad desde hace mucho tiempo. Lo hace en formatos más tradicionales, sí, con pósters, carteles e imágenes que tienen su espacio reservado, pero el patrocinio no es sino la evolución lógica de todo ese proceso de posicionamiento del producto en a través del soporte, que es como técnicamente denominan los que saben de estas cosas a todos estos procesos. De hecho hace ya tiempo que el patrocinio de marca llegó a los estadios de fútbol y teatros, y no sólo durante un par de meses, no, sino para siempre, en forma de contratos indefinidos que dan nombre al recinto, como es Allianz Arena de Munich, el Teatro Kodak de Los Ángeles, donde se entregan los Oscars, o sin salir de Madrid el MoviStar Gran Vía o el Hagen Datz Calderón, que lucen sus distintivos publicitarios junto a las obras que anuncian programadas. ¿Tiene esto un matiz perverso? Yo no lo veo, salvo quizá el hecho de sentirse cada vez más agobiado por una publicidad de la que no se puede escapar, pero por lo demás la idea de la promoción me parece buena. Además en este caso no supone entorpecer la vista ni ningún entorno protegido o de valor artístico o cultural mediante la instalación de nuevas pantallas murales, debate que sí se planteó en Venecia hace un tiempo sobre el patrocinio de la restauración de algunas obras y edificios históricos y el efecto que producía la agobiante promoción en un entorno tan virgen y dotado de una estética tan definida como ese. Por tanto, la idea de la Comunidad de ir extendiendo este modelo de promoción a otros objetos de la red, como las líneas, no deja de tener su lógica. El Santander podía patrocinar la 2, que es roja, el BBVA la 10, azul oscuro, y habría peleas por quién patrocina la 5, verde ecologista… otras como la morada 9 o la 4 marrón seguro que no generaban tantas disputas, aunque algún fabricante de brownies tendría en la 4 su lugar natural, jejeje. Lo que ha sacado a la luz esta noticia es que el ingenio de la gente no tiene límites, y al calor del patrocinio se han hecho propuestas de todo tipo, a cada cual más graciosa, como pueden leer en esta web. No es necesario conocerse la red de metro de Madrid para hacerse a la idea de que expresiones como Galletas Principe Pío, Audi Quattro Caminos, Durex Play Estrecho, Pan Bendito Bimbo, BicAlvaro, Pitis Marlboro, Barrio Dell Pilar, Port A Ventura Rodríguez o Pachá Ibiza tendrían un éxito asegurado, y puestos a buscar patrocinadores es lógico pensar que la Iglesia lo haría con gusto con la estación de Pan Bendito, una productora de Hollywood con Guzmán el bueno, el feo y el malo, Campo Frío tendría dudas entre “Casa de Campo” y “Campo de las Naciones”, e incluso se sugieren alternativas políticas como Rajoy Callao o Noos Ministerios. En fin, todo muy ingenioso y divertido. Prueben a intentarlo con las paradas de las redes de sus ciudades y seguro que también encuentran alternativas muy divertidas.
Pero la palma se la lleva un tipo, al que habría que darle un premio, que ha puesto una foto en su twitter, que reproduce esa web, en la que ha cambiado el nombre de la estación de Estrella, en la línea 9, por la que paso todos los días, por el del “Estrella de la Muerte” y aparece en la imagen vestido de Darth Vader blandiendo su espada láser bajo el nombre de su estación espacial favorita. Si George love acude raudo para poner un montón de pasta, cubre los pasillos con sus anillos hexagonales blancos, cambia los taquilleros por soldados imperiales y convierte a esa estación en un lugar de culto en todo el mundo y gran parte de la Galaxia….. Simplemente genial.
El Lunes 19 es fiesta en Madrid. Si no sucede nada raro, hasta el Martes 20. Que llueva…..
De hecho en el metro, y en todos los soportes que podamos imaginar, ya luce la publicidad desde hace mucho tiempo. Lo hace en formatos más tradicionales, sí, con pósters, carteles e imágenes que tienen su espacio reservado, pero el patrocinio no es sino la evolución lógica de todo ese proceso de posicionamiento del producto en a través del soporte, que es como técnicamente denominan los que saben de estas cosas a todos estos procesos. De hecho hace ya tiempo que el patrocinio de marca llegó a los estadios de fútbol y teatros, y no sólo durante un par de meses, no, sino para siempre, en forma de contratos indefinidos que dan nombre al recinto, como es Allianz Arena de Munich, el Teatro Kodak de Los Ángeles, donde se entregan los Oscars, o sin salir de Madrid el MoviStar Gran Vía o el Hagen Datz Calderón, que lucen sus distintivos publicitarios junto a las obras que anuncian programadas. ¿Tiene esto un matiz perverso? Yo no lo veo, salvo quizá el hecho de sentirse cada vez más agobiado por una publicidad de la que no se puede escapar, pero por lo demás la idea de la promoción me parece buena. Además en este caso no supone entorpecer la vista ni ningún entorno protegido o de valor artístico o cultural mediante la instalación de nuevas pantallas murales, debate que sí se planteó en Venecia hace un tiempo sobre el patrocinio de la restauración de algunas obras y edificios históricos y el efecto que producía la agobiante promoción en un entorno tan virgen y dotado de una estética tan definida como ese. Por tanto, la idea de la Comunidad de ir extendiendo este modelo de promoción a otros objetos de la red, como las líneas, no deja de tener su lógica. El Santander podía patrocinar la 2, que es roja, el BBVA la 10, azul oscuro, y habría peleas por quién patrocina la 5, verde ecologista… otras como la morada 9 o la 4 marrón seguro que no generaban tantas disputas, aunque algún fabricante de brownies tendría en la 4 su lugar natural, jejeje. Lo que ha sacado a la luz esta noticia es que el ingenio de la gente no tiene límites, y al calor del patrocinio se han hecho propuestas de todo tipo, a cada cual más graciosa, como pueden leer en esta web. No es necesario conocerse la red de metro de Madrid para hacerse a la idea de que expresiones como Galletas Principe Pío, Audi Quattro Caminos, Durex Play Estrecho, Pan Bendito Bimbo, BicAlvaro, Pitis Marlboro, Barrio Dell Pilar, Port A Ventura Rodríguez o Pachá Ibiza tendrían un éxito asegurado, y puestos a buscar patrocinadores es lógico pensar que la Iglesia lo haría con gusto con la estación de Pan Bendito, una productora de Hollywood con Guzmán el bueno, el feo y el malo, Campo Frío tendría dudas entre “Casa de Campo” y “Campo de las Naciones”, e incluso se sugieren alternativas políticas como Rajoy Callao o Noos Ministerios. En fin, todo muy ingenioso y divertido. Prueben a intentarlo con las paradas de las redes de sus ciudades y seguro que también encuentran alternativas muy divertidas.
Pero la palma se la lleva un tipo, al que habría que darle un premio, que ha puesto una foto en su twitter, que reproduce esa web, en la que ha cambiado el nombre de la estación de Estrella, en la línea 9, por la que paso todos los días, por el del “Estrella de la Muerte” y aparece en la imagen vestido de Darth Vader blandiendo su espada láser bajo el nombre de su estación espacial favorita. Si George love acude raudo para poner un montón de pasta, cubre los pasillos con sus anillos hexagonales blancos, cambia los taquilleros por soldados imperiales y convierte a esa estación en un lugar de culto en todo el mundo y gran parte de la Galaxia….. Simplemente genial.
El Lunes 19 es fiesta en Madrid. Si no sucede nada raro, hasta el Martes 20. Que llueva…..
jueves, marzo 15, 2012
La (sucia) imagen de la banca tras la crisis
Una de las cosas que repito a todo el mundo, y que menos se acepta por cualquier tipo de auditoria, es que los culpables de al crisis que vivimos somos todos nosotros, unos más y otros menos, pero que buscar un único culpable es un comprensible error infantil, que sólo lleva a eludir lo compleja que es la realidad. Los bancos hicieron mal su trabajo, los reguladores lo consintieron, los poderes públicos se aprovecharon y los ciudadanos y empresas nos emborrachamos de crédito barato y tóxico. Y de ahí surge la ruina que vemos a nuestro alrededor.
Sin embargo son los bancos a quienes se ve como principal causante y beneficiario de todo lo que sucede. No voy a defenderlos, porque su posición es inasumible desde el plano ético y social, pero el problema del banco es que asume un papel en el sistema financiero y económico que impide que podamos vivir sin él. Los necesitamos, porque son los instrumentos que canalizan el ahorro de quienes lo tienen hacia quienes lo necesitan, procurando ganar en ambos intercambios y haciendo que los dos elementos también ganen algo. Son como la sangre que circula por las venas de la economía, e intermedian en un mercado muy complejo, el del dinero, del que no podemos prescindir. Se puede estar un día sin comer chocolate, incluso dos o tres si me apuran, pero es muy difícil estar varios días sin usar dinero para nada, sea cual sea su expresión física o virtual. ¿Se puede? Sí, hay algún experimento interesante, pero no deja de ser una anécdota imposible de generalizar. Lo cierto es, sin embargo, que un sistema financiero que no funciona es como, usando la analogía sanguínea, una leucemia que puede matar al paciente. En los años de la bonanza fracasaron en su obligación de medir riesgos, controlarlos, y valorar los activos de manera ecuánime, porque se emborracharon de valor basura como todos los demás, y cuando llegó la caída se dieron cuenta del desastre, pero al poco también fueron conscientes de que su final sería el final del mundo tal y como lo conocemos, y por ello empezaron a jugar un peligrosos juego de posición dominante frente a los gobiernos y el conjunto de la sociedad, sabiendo que el rescate de esas entidades era la condición necesaria, que no suficiente, para salir de este agujero. Es una caso de libro de lo que se llama riesgo moral, que en este caso viene a ser que como tengo incentivos para portarme mal, para que lo voy a hacer bien, si no seré recompensado por ello. En frío es algo que tiene toda la lógica del mundo. Moral y éticamente no hay por donde cogerlo, y socialmente sólo puede ser visto con recelo, cuando no ira, por parte del resto de elementos de la economía, familias y empresas sobre todo, que no pueden refinanciarse y ven como se da un evidente trato de favor a unas instituciones frente a sus acuciantes problemas. Ahora mismo el sistema bancario en España no funciona, es un zombi que sobrevive artificialmente gracias a las inyecciones de liquidez que le proporciona el BCE, pero que no hace las funciones que debiera. Sí, toma depósitos de los ahorradores, pero o no los remunera o los pone en productos como las preferentes, que son una pura estafa para el consumidor, y no presta a quien lo necesita y sea mínimamente solvente, porque gana más el banco comprando deuda pública que financiando a arriesgados emprendedores. Y este enorme problema lo presentan los bancos que, por así decirlo, son “bancos”, porque luego tenemos bancos y entidades que son “financieros” y que no les va el mundo de la economía real de depositantes y préstamos, sino el de la intermediación y la ganancia. En estos subsector sus errores previos a la crisis aún fueron mayores y su comportamiento posterior es, comparativamente, aún más rechazable.
Tanto como la denuncia que ayer conocimos todos por parte de un alto directivo de Goldman Sachs, ese banco de inversión que domina el mundo, como dicen muchos. En ella, Greg Smith, que así se llama el directivo newyorkino que dimitía de esta manera tan sonada, denuncia las prácticas de la entidad, basadas en el engaño a los clientes, y el ambiente tóxico que se respira en el interior de una empresa que hace tiempo que dejó de ser una entidad financiera para convertirse en un sucio casino de apuestas contra todo, con el único objeto de “desplumar” a cuantos incautos fuera posible. Más allá de las cifras lo que Smith denuncia es la profunda quiebra moral que domina nuestro mundo hoy en día, escandalosa en las finanzas o la política, pero igualmente densa y sórdida en muchos aspectos de nuestro día a día. ¿Y cómo se rescata eso?
Sin embargo son los bancos a quienes se ve como principal causante y beneficiario de todo lo que sucede. No voy a defenderlos, porque su posición es inasumible desde el plano ético y social, pero el problema del banco es que asume un papel en el sistema financiero y económico que impide que podamos vivir sin él. Los necesitamos, porque son los instrumentos que canalizan el ahorro de quienes lo tienen hacia quienes lo necesitan, procurando ganar en ambos intercambios y haciendo que los dos elementos también ganen algo. Son como la sangre que circula por las venas de la economía, e intermedian en un mercado muy complejo, el del dinero, del que no podemos prescindir. Se puede estar un día sin comer chocolate, incluso dos o tres si me apuran, pero es muy difícil estar varios días sin usar dinero para nada, sea cual sea su expresión física o virtual. ¿Se puede? Sí, hay algún experimento interesante, pero no deja de ser una anécdota imposible de generalizar. Lo cierto es, sin embargo, que un sistema financiero que no funciona es como, usando la analogía sanguínea, una leucemia que puede matar al paciente. En los años de la bonanza fracasaron en su obligación de medir riesgos, controlarlos, y valorar los activos de manera ecuánime, porque se emborracharon de valor basura como todos los demás, y cuando llegó la caída se dieron cuenta del desastre, pero al poco también fueron conscientes de que su final sería el final del mundo tal y como lo conocemos, y por ello empezaron a jugar un peligrosos juego de posición dominante frente a los gobiernos y el conjunto de la sociedad, sabiendo que el rescate de esas entidades era la condición necesaria, que no suficiente, para salir de este agujero. Es una caso de libro de lo que se llama riesgo moral, que en este caso viene a ser que como tengo incentivos para portarme mal, para que lo voy a hacer bien, si no seré recompensado por ello. En frío es algo que tiene toda la lógica del mundo. Moral y éticamente no hay por donde cogerlo, y socialmente sólo puede ser visto con recelo, cuando no ira, por parte del resto de elementos de la economía, familias y empresas sobre todo, que no pueden refinanciarse y ven como se da un evidente trato de favor a unas instituciones frente a sus acuciantes problemas. Ahora mismo el sistema bancario en España no funciona, es un zombi que sobrevive artificialmente gracias a las inyecciones de liquidez que le proporciona el BCE, pero que no hace las funciones que debiera. Sí, toma depósitos de los ahorradores, pero o no los remunera o los pone en productos como las preferentes, que son una pura estafa para el consumidor, y no presta a quien lo necesita y sea mínimamente solvente, porque gana más el banco comprando deuda pública que financiando a arriesgados emprendedores. Y este enorme problema lo presentan los bancos que, por así decirlo, son “bancos”, porque luego tenemos bancos y entidades que son “financieros” y que no les va el mundo de la economía real de depositantes y préstamos, sino el de la intermediación y la ganancia. En estos subsector sus errores previos a la crisis aún fueron mayores y su comportamiento posterior es, comparativamente, aún más rechazable.
Tanto como la denuncia que ayer conocimos todos por parte de un alto directivo de Goldman Sachs, ese banco de inversión que domina el mundo, como dicen muchos. En ella, Greg Smith, que así se llama el directivo newyorkino que dimitía de esta manera tan sonada, denuncia las prácticas de la entidad, basadas en el engaño a los clientes, y el ambiente tóxico que se respira en el interior de una empresa que hace tiempo que dejó de ser una entidad financiera para convertirse en un sucio casino de apuestas contra todo, con el único objeto de “desplumar” a cuantos incautos fuera posible. Más allá de las cifras lo que Smith denuncia es la profunda quiebra moral que domina nuestro mundo hoy en día, escandalosa en las finanzas o la política, pero igualmente densa y sórdida en muchos aspectos de nuestro día a día. ¿Y cómo se rescata eso?
miércoles, marzo 14, 2012
¿Por qué al fútbol se le consiente todo?
Se dice mucho, y más en estos tiempos, que todos los españoles somos iguales ante la ley, que nos juzgará según el mismo código y nos penará en función del delito que hayamos cometido. El caso Urdangarín ha puesto sobre la mesa la necesidad de repetir día sí y día también esta consigna, y la imagen del yerno del Rey en los juzgados, y el presumible proceso que le espera ayudará a que muchos se la crean. Pero no, no se engañen, no todos somos iguales ante al ley. Hay un sector en este país que puede hace lo que quiera, delinquir hasta aburrirse, incumplir toda normativa y encima contar con el prestigio y apoyo de (casi) todo el mundo.
Ese sector es el fútbol. Los clubes, y todo lo que alrededor de ellos se mueve, apestan. Conocidas son desde hace tiempo las trampas que en al época de la burbuja los equipos llevaron a cabo, enormes pelotazos con la complicidad absoluta de los ayuntamientos en cada caso para edificar nuevos estadios, subvencionados con dinero público, como no, y abundantes comisiones a repartir entre todos los implicados. Fichajes opacos fiscalmente, a precios disparatados, llenos de cláusulas que los convierten en monumento al fraude, y exhibición obscena de riqueza y chulería, contando para ello cada equipo con un grupo de matones de ideología ultra, financiado generosamente por las arcas propias, que cada semana se encarga de montar bulla y destruir cosas que pagamos entre todos. Bien, por si todo esto no fuera poco resulta que el mundo del fútbol tampoco paga impuestos, y no lo hace tanto por las trampas a las que recurre para eludirlos como por el mero hecho de no abonarlos “porque ellos lo valen”. Según Hacienda la liga de fútbol debe al erario público la cachonda cifra de 750 millones de euros, a las que hay que sumar la deuda contraída, y por supuesto no pagada, con la Seguridad Social, y con decenas, miles de proveedores y clientes que se las ven y se las desean para poder cobrar de unas empresas, los equipos de fútbol, que saben que son intocables. Y otro dato interesante es que esa cifra no ha dejado de crecer en la era de la crisis, porque en los últimos cuatro años, mientras a todos se nos recortaba la vida, los clubes han aumentado sus deudas en casi 150 millones de vergonzosos euros. Infame, sí. Hace años se cambió la ley para que los que quisieran se convirtiesen en sociedades anónimas, y todos menos cuatro lo hicieron. Hoy es el día en el que algunas de esas sociedades están quebradas, son insolventes, y no pagan a nadie, pero los equipos siguen jugando, las aficiones rugiendo y los poderes públicos alimentando esa burbuja de despropósitos. ¿Por qué pasa esto? Qué debe pensar el autónomo, el pequeño empresario, el emprendedor, que ve como su negocio, sumido en la crisis, es devorado por el concurso de acreedores en pocos meses y no le queda nada, mientras que los ruinosos equipos de fútbol no dejan de gastar con alegría desmedida dinero que no es suyo… Qué sentirá el parado, despedido de una empresa que iba mejor o peor, que hace al cola en la oficina del Inem mientras lee en la prensa deportiva los planes de ampliación del estadio del arruinado equipo de sus sueños y ve como el gobierno, sea local, regional o nacional, que le recorta la prestación, firma convenios sin parar para levantar nuevas gradas que se vestirán con el color del equipo de la ciudad… y el autónomo, al que Hacienda no le perdona una trimestral del IVA, cobre o no las facturas, mientras que lee que las deudas del fútbol ni se reclaman ni ejecutan…. ¿Qué pensaran todos?
Hace pocos días vimos como el impago con la Seguridad Social se transformaba en el embargo de un colegio. Delante de los niños, sillas, mesas, pizarras y demás material escolar eran sacados de la clase y metidos en una furgoneta rumbo, supongo, a un almacén de decomisos. ¿Por qué no se ejecuta algo similar con los equipos de fútbol y se les embargan los bienes por impago? Simple, porque no hay valor (o huevos, diríase en plata) por parte de ningún cargo público para hacerlo, porque temen una revuelta social de las de verdad. Y por ello antes se cerrarán colegios, hospitales y residencias que tocar un pelo a alguna de esas oscuras y mafiosas instituciones que se amparan en un balón. No, no todos somos iguales ante la ley. No les quepa ninguna duda…..
Ese sector es el fútbol. Los clubes, y todo lo que alrededor de ellos se mueve, apestan. Conocidas son desde hace tiempo las trampas que en al época de la burbuja los equipos llevaron a cabo, enormes pelotazos con la complicidad absoluta de los ayuntamientos en cada caso para edificar nuevos estadios, subvencionados con dinero público, como no, y abundantes comisiones a repartir entre todos los implicados. Fichajes opacos fiscalmente, a precios disparatados, llenos de cláusulas que los convierten en monumento al fraude, y exhibición obscena de riqueza y chulería, contando para ello cada equipo con un grupo de matones de ideología ultra, financiado generosamente por las arcas propias, que cada semana se encarga de montar bulla y destruir cosas que pagamos entre todos. Bien, por si todo esto no fuera poco resulta que el mundo del fútbol tampoco paga impuestos, y no lo hace tanto por las trampas a las que recurre para eludirlos como por el mero hecho de no abonarlos “porque ellos lo valen”. Según Hacienda la liga de fútbol debe al erario público la cachonda cifra de 750 millones de euros, a las que hay que sumar la deuda contraída, y por supuesto no pagada, con la Seguridad Social, y con decenas, miles de proveedores y clientes que se las ven y se las desean para poder cobrar de unas empresas, los equipos de fútbol, que saben que son intocables. Y otro dato interesante es que esa cifra no ha dejado de crecer en la era de la crisis, porque en los últimos cuatro años, mientras a todos se nos recortaba la vida, los clubes han aumentado sus deudas en casi 150 millones de vergonzosos euros. Infame, sí. Hace años se cambió la ley para que los que quisieran se convirtiesen en sociedades anónimas, y todos menos cuatro lo hicieron. Hoy es el día en el que algunas de esas sociedades están quebradas, son insolventes, y no pagan a nadie, pero los equipos siguen jugando, las aficiones rugiendo y los poderes públicos alimentando esa burbuja de despropósitos. ¿Por qué pasa esto? Qué debe pensar el autónomo, el pequeño empresario, el emprendedor, que ve como su negocio, sumido en la crisis, es devorado por el concurso de acreedores en pocos meses y no le queda nada, mientras que los ruinosos equipos de fútbol no dejan de gastar con alegría desmedida dinero que no es suyo… Qué sentirá el parado, despedido de una empresa que iba mejor o peor, que hace al cola en la oficina del Inem mientras lee en la prensa deportiva los planes de ampliación del estadio del arruinado equipo de sus sueños y ve como el gobierno, sea local, regional o nacional, que le recorta la prestación, firma convenios sin parar para levantar nuevas gradas que se vestirán con el color del equipo de la ciudad… y el autónomo, al que Hacienda no le perdona una trimestral del IVA, cobre o no las facturas, mientras que lee que las deudas del fútbol ni se reclaman ni ejecutan…. ¿Qué pensaran todos?
Hace pocos días vimos como el impago con la Seguridad Social se transformaba en el embargo de un colegio. Delante de los niños, sillas, mesas, pizarras y demás material escolar eran sacados de la clase y metidos en una furgoneta rumbo, supongo, a un almacén de decomisos. ¿Por qué no se ejecuta algo similar con los equipos de fútbol y se les embargan los bienes por impago? Simple, porque no hay valor (o huevos, diríase en plata) por parte de ningún cargo público para hacerlo, porque temen una revuelta social de las de verdad. Y por ello antes se cerrarán colegios, hospitales y residencias que tocar un pelo a alguna de esas oscuras y mafiosas instituciones que se amparan en un balón. No, no todos somos iguales ante la ley. No les quepa ninguna duda…..
martes, marzo 13, 2012
Fracasando en Afganistán
Si se fijan hace tiempo que no vemos ni leemos noticias sobre Afganistán. En este país sumido en el desastre económico, sito en una Europa ensimismada en el colapso de su modelo de crecimiento parece que todo lo exterior esté aún más lejos. Se necesitan decenas de cadáveres masacrados en Siria para que sean portada, y sólo se habla de Afganistán para comentar alguna de las tragedias que allí suceden día sí y día también. En este caso la tragedia es de tal proporción y tiene un origen tan particular que no le ha costado mucho encaramarse a lo más alto de las noticias.
Y es que lo sucedido este fin de semana en Kandahar merece la pena revisarlo con detalle. No está claro ni el cómo ni el porqué, ni si como dicen las autoridades norteamericanas fue obra de un solo hombre o si como señalan algunos testigos había más personas implicadas, pero en todo caso es cierto que un soldado norteamericano destacado en esa ciudad salió de su base bien armado y, sin dar explicación alguna, se introdujo en varias viviendas de afganos y los asesino a todos, hombres, mujeres y niños, sin mediar palabra ni reparar en edades ni en cualquier otro criterio. Todavía se discute si fueron dieciséis o diecisiete los asesinados, pero da igual el número, porque el grado de la masacre no la hará mejor o peor. Tras esta acción el soldado volvió a su base y se entrego. Duro, verdad? Hay otra versión de los hechos que circula por ahí, que la relaciona con una venganza por un ataque anteriormente sufrido por las tropas norteamericanas, y que se traduce en que la matanza no la haría un único soldado, sino un grupo de ellos, apoyados por material aéreo. En todo caso, el término masacre y el concepto de venganza estrían presentes en uno y otro escenario, y no restarían un ápice a la gravedad de lo sucedido. El soldado acusado por los americanos, detenido, tiene 38 años, y lleva cinco destinado a misiones en oriente medio, anteriormente en Irak, ahora en Afganistán. El ejército de Estados Unidos ha prometido que será juzgado con dureza, pero obviamente una cosas tan espantosa ha creado toda la indignación que uno pueda imaginarse en la población afgana, y no ha hecho más que reavivar un sentimiento de ira ante las tropas extranjeras que siguen en el país y que, poco a poco, pierden el control de un territorio que nunca llegaron a dominar del todo. Obama ha emitido un mensaje de condolencia y de disculpa ante lo sucedido, pero no se ha replanteado el calendario de salida del país, y ha elevado a máximo el grado de alerta de los destacamentos norteamericanos ante las más que previsibles venganzas de los talibanes, seguramente esta vez apoyados por parte de la población civil, que los usará como ariete para vengar a su vez a los asesinados, en una de esas malditas espirales que sólo conducen al más profundo de los infiernos. Por si quedaban algunas dudas sobre el balance de lo que hemos conseguido con diez años de guerra afgana, episodios como este demuestran que ni el país es más estable ni los talibanes son más débiles que hace unos años, entre otras cosas porque la torpeza de la actuación occidental ha contribuido mucho a su crecimiento. Leí hace tiempo, no se donde, que, en una guerra, cuando un militar mata a un militar del bando contrario elimina a un enemigo, pero cuando mata a un civil crea diez nuevos enemigos. Más allá del salvajismo y crueldad mostrados por el soldado autor de la masacre, acciones como estas son los mejores clavos posibles para que los talibanes acaben por remachar el ataúd en el que se ha convertido la misión en Afganistán, eso, o la quema de coranes, es justo lo que hay que hacer para fracasar. Se creía que habíamos aprendido de las imágenes de Abu Ghraib, la cárcel iraquí que llenó de vergüenza hace algunos años nuestras pantallas y permitió reclutar a cientos de terroristas, pero parece que estamos condenados a repetir nuestros errores una y otra vez.
Y en esta ocasión, ampliados, porque frente a las obscenas imágenes del penal iraquí lo que ha hecho este militar en Kandahar no tiene nombre. Su juicio, sea cuando sea, será muy interesante. ¿Qué podrá alegar ante su descargo? ¿El típico ataque de locura? ¿Una voz que le impelía a hacerlo? Su condena parece inevitable, y será dura, pero será una metáfora de lo que ha supuesto Afganistán para los americanos, y el resto de occidente. Una historia que empezó con la tragedia del 11S y que, desde entonces, no ha hecho más que dar tumbos hasta llegar a este deprimente final. Puede que la historia sea algo más benévola, pero a día de hoy mi juicio es que todo esto no es sino un inmenso fracaso.
Y es que lo sucedido este fin de semana en Kandahar merece la pena revisarlo con detalle. No está claro ni el cómo ni el porqué, ni si como dicen las autoridades norteamericanas fue obra de un solo hombre o si como señalan algunos testigos había más personas implicadas, pero en todo caso es cierto que un soldado norteamericano destacado en esa ciudad salió de su base bien armado y, sin dar explicación alguna, se introdujo en varias viviendas de afganos y los asesino a todos, hombres, mujeres y niños, sin mediar palabra ni reparar en edades ni en cualquier otro criterio. Todavía se discute si fueron dieciséis o diecisiete los asesinados, pero da igual el número, porque el grado de la masacre no la hará mejor o peor. Tras esta acción el soldado volvió a su base y se entrego. Duro, verdad? Hay otra versión de los hechos que circula por ahí, que la relaciona con una venganza por un ataque anteriormente sufrido por las tropas norteamericanas, y que se traduce en que la matanza no la haría un único soldado, sino un grupo de ellos, apoyados por material aéreo. En todo caso, el término masacre y el concepto de venganza estrían presentes en uno y otro escenario, y no restarían un ápice a la gravedad de lo sucedido. El soldado acusado por los americanos, detenido, tiene 38 años, y lleva cinco destinado a misiones en oriente medio, anteriormente en Irak, ahora en Afganistán. El ejército de Estados Unidos ha prometido que será juzgado con dureza, pero obviamente una cosas tan espantosa ha creado toda la indignación que uno pueda imaginarse en la población afgana, y no ha hecho más que reavivar un sentimiento de ira ante las tropas extranjeras que siguen en el país y que, poco a poco, pierden el control de un territorio que nunca llegaron a dominar del todo. Obama ha emitido un mensaje de condolencia y de disculpa ante lo sucedido, pero no se ha replanteado el calendario de salida del país, y ha elevado a máximo el grado de alerta de los destacamentos norteamericanos ante las más que previsibles venganzas de los talibanes, seguramente esta vez apoyados por parte de la población civil, que los usará como ariete para vengar a su vez a los asesinados, en una de esas malditas espirales que sólo conducen al más profundo de los infiernos. Por si quedaban algunas dudas sobre el balance de lo que hemos conseguido con diez años de guerra afgana, episodios como este demuestran que ni el país es más estable ni los talibanes son más débiles que hace unos años, entre otras cosas porque la torpeza de la actuación occidental ha contribuido mucho a su crecimiento. Leí hace tiempo, no se donde, que, en una guerra, cuando un militar mata a un militar del bando contrario elimina a un enemigo, pero cuando mata a un civil crea diez nuevos enemigos. Más allá del salvajismo y crueldad mostrados por el soldado autor de la masacre, acciones como estas son los mejores clavos posibles para que los talibanes acaben por remachar el ataúd en el que se ha convertido la misión en Afganistán, eso, o la quema de coranes, es justo lo que hay que hacer para fracasar. Se creía que habíamos aprendido de las imágenes de Abu Ghraib, la cárcel iraquí que llenó de vergüenza hace algunos años nuestras pantallas y permitió reclutar a cientos de terroristas, pero parece que estamos condenados a repetir nuestros errores una y otra vez.
Y en esta ocasión, ampliados, porque frente a las obscenas imágenes del penal iraquí lo que ha hecho este militar en Kandahar no tiene nombre. Su juicio, sea cuando sea, será muy interesante. ¿Qué podrá alegar ante su descargo? ¿El típico ataque de locura? ¿Una voz que le impelía a hacerlo? Su condena parece inevitable, y será dura, pero será una metáfora de lo que ha supuesto Afganistán para los americanos, y el resto de occidente. Una historia que empezó con la tragedia del 11S y que, desde entonces, no ha hecho más que dar tumbos hasta llegar a este deprimente final. Puede que la historia sea algo más benévola, pero a día de hoy mi juicio es que todo esto no es sino un inmenso fracaso.
lunes, marzo 12, 2012
Los idus de Marzo
Me gusta la política. Desde pequeño he seguido con pasión las noticias sobre ella, aquí y en todo el mundo, y no soy un experto en la materia pero es algo que me encanta. Quizás, como todo el mundo, mis primera aproximaciones a la misma fueron ilusionadas, llenas de ingenuidad y, en parte, creencia ante las promesas y el juego de los candidatos. Poco a poco uno se va volviendo incrédulo y sarcástico, no sólo con la política, pero sobre todo con ella, y empieza a buscar las razones por las que todavía le produce un gustillo especial. Es como la historia de una pareja, que se rompe y ya no se sabe muy bien cómo ni porqué empezó.
Así, los que sean incrédulos del todo, y opinen eso de que todos los políticos son iguales, verán sus opiniones reforzadas cuando vean la película de “los idus de Marzo”, los que tratamos de defender la labor de los candidatos y representantes públicos, y denunciamos la corrupción que se extiende por todos los ámbitos, saldremos de la sala con la cabeza gacha pensado que, en el fondo, quizás sí que sean todos iguales, pero tanto unos como otros habremos visto una muy buena película que habla de cosas tan eternas como la ambición, el poder, y las luchas que se originan por llegar hasta lo más alto. El título generó la semana pasada un buen montón de anécdotas en mi trabajo, porque yo era de los pocos que sabía a que se refería esa expresión romana, pero está perfectamente puesto, porque si bien en la película el aspirante a César no es asesinado físicamente sí lo es su discurso, su imagen y su integridad. Clooney, que representa a uno de los dos aspirantes demócratas en unas reñidas primarias de Ohio, encarna los valores de la América triunfante, liberal, respetuosa con los demás, innovadora, ambientalista, que lucha por el progreso de su país por encima de todo pero con inteligencia y coraje. Es el presidente perfecto, el candidato ideal, la imagen que todos soñaríamos para poder votar, el Obama blanco. Está asesorado por varios expertos, uno de los cuales, encarnado por Ryan Gosling (muy adecuado el adjetivo de “emergente” que le dedica la web) es listo, brillante, volcado en su trabajo, e idealista, sobre todo idealista. Está con el candidato en el que cree, se desvive por él, lo da todo, en cuerpo y mente, para su campaña, porque es el principal seguidor de su jefe. La película narra cómo ese idealismo acabará sucumbiendo a la realidad y, en ese aspecto, es muy amarga. Sospecha uno desde un principio que la situación que plantea el filme tiene que derivar hacia algo más sórdido, porque es todo demasiado limpio. Hay dos personajes muy importantes, encarnados por Paul Giamatti y Philip Seymour Hoffman, que encarnan a los jefes de campaña de los candidatos, que representan desde el inicio el juego sucio, la marrullería, las ganas de hacer todo lo que sea para ganar, y pudiera parecer que es ahí donde se encuentra la brecha a través de la que se cuela el mal, pero no, sería demasiado sencilla. El mal es retorcido, y aparece donde menos se le espera (o más) y donde más daño puede hacer. A medida que avanza la trama vemos como el personaje interpretado por Gosling se va hundiendo poco a poco en una ciena en la que jamás quiso involucrarse, ni siquiera creer, a la que es empujado por muchos de los que le rodean y a él se enfrentan, y de la que no sabe como salir. Al final ninguno de los personajes es lo que era al principio, todos han cambiado, y como supondrán, no lo han hecho para bien.
Los que hayan visto esa gran serie que es “El Ala Oeste de la Casa Blanca” se sentirán como reencontrándose con un episodio perdido, en el que faltan Josh, Toby, CJ Creg y toda la tropa de asesores de Barlett, pero que vuelve a mostrar esos diálogos duros, incisivos, veloces, llenos de contenido, fuerza y drama, que ponen a los personajes ante dilemas en los que deben escoger entre la traición a sus principios o el logro de los objetivos por los que tanto ha luchado. Y en política, como en otras tantas facetas de la vida, la mayoría escogen la traición. Hace dos mil años sobre las losas del foro romano, hoy en día en la plaza pública que es la red global de medios de comunicación e Internet. Cambia el mango, pero no el puñal. Véanla.
Así, los que sean incrédulos del todo, y opinen eso de que todos los políticos son iguales, verán sus opiniones reforzadas cuando vean la película de “los idus de Marzo”, los que tratamos de defender la labor de los candidatos y representantes públicos, y denunciamos la corrupción que se extiende por todos los ámbitos, saldremos de la sala con la cabeza gacha pensado que, en el fondo, quizás sí que sean todos iguales, pero tanto unos como otros habremos visto una muy buena película que habla de cosas tan eternas como la ambición, el poder, y las luchas que se originan por llegar hasta lo más alto. El título generó la semana pasada un buen montón de anécdotas en mi trabajo, porque yo era de los pocos que sabía a que se refería esa expresión romana, pero está perfectamente puesto, porque si bien en la película el aspirante a César no es asesinado físicamente sí lo es su discurso, su imagen y su integridad. Clooney, que representa a uno de los dos aspirantes demócratas en unas reñidas primarias de Ohio, encarna los valores de la América triunfante, liberal, respetuosa con los demás, innovadora, ambientalista, que lucha por el progreso de su país por encima de todo pero con inteligencia y coraje. Es el presidente perfecto, el candidato ideal, la imagen que todos soñaríamos para poder votar, el Obama blanco. Está asesorado por varios expertos, uno de los cuales, encarnado por Ryan Gosling (muy adecuado el adjetivo de “emergente” que le dedica la web) es listo, brillante, volcado en su trabajo, e idealista, sobre todo idealista. Está con el candidato en el que cree, se desvive por él, lo da todo, en cuerpo y mente, para su campaña, porque es el principal seguidor de su jefe. La película narra cómo ese idealismo acabará sucumbiendo a la realidad y, en ese aspecto, es muy amarga. Sospecha uno desde un principio que la situación que plantea el filme tiene que derivar hacia algo más sórdido, porque es todo demasiado limpio. Hay dos personajes muy importantes, encarnados por Paul Giamatti y Philip Seymour Hoffman, que encarnan a los jefes de campaña de los candidatos, que representan desde el inicio el juego sucio, la marrullería, las ganas de hacer todo lo que sea para ganar, y pudiera parecer que es ahí donde se encuentra la brecha a través de la que se cuela el mal, pero no, sería demasiado sencilla. El mal es retorcido, y aparece donde menos se le espera (o más) y donde más daño puede hacer. A medida que avanza la trama vemos como el personaje interpretado por Gosling se va hundiendo poco a poco en una ciena en la que jamás quiso involucrarse, ni siquiera creer, a la que es empujado por muchos de los que le rodean y a él se enfrentan, y de la que no sabe como salir. Al final ninguno de los personajes es lo que era al principio, todos han cambiado, y como supondrán, no lo han hecho para bien.
Los que hayan visto esa gran serie que es “El Ala Oeste de la Casa Blanca” se sentirán como reencontrándose con un episodio perdido, en el que faltan Josh, Toby, CJ Creg y toda la tropa de asesores de Barlett, pero que vuelve a mostrar esos diálogos duros, incisivos, veloces, llenos de contenido, fuerza y drama, que ponen a los personajes ante dilemas en los que deben escoger entre la traición a sus principios o el logro de los objetivos por los que tanto ha luchado. Y en política, como en otras tantas facetas de la vida, la mayoría escogen la traición. Hace dos mil años sobre las losas del foro romano, hoy en día en la plaza pública que es la red global de medios de comunicación e Internet. Cambia el mango, pero no el puñal. Véanla.
viernes, marzo 09, 2012
¿Es hora de comprarse un híbrido? (para OOM y EBC)
Casi todo el mundo está de acuerdo en que, una vez que China y otros emergentes se han sumado al carro del desarrollo, se ha terminado la época del petróleo barato, y casi seguro que no volveremos a ver el barril en niveles de treinta o cuarenta dólares. Si se le añade la tensión geopolítica que se vive respecto a Irán es comprensible que los precios actuales se mantengan sobre los 120 dólares pero, en todo caso, el valor del fondo del barril no descenderá de unos ochenta, pase lo que pase con el conflicto del golfo pérsico.
Y eso se traduce en, como mínimo, gasolinas disparadas, que superan el 1,4 euros por litro de súper 95 y poco menos el diesel, aunque la cosa varía algo dependiendo de donde se reposte. Así, el coche empieza a ser un artículo de lujo, y darle de comer implica unos costes que no dejan de crecer, lo que sumado a la crisis hace que las ventas de vehículos no dejen de caer. Una posible alternativa al precio de la gasolina es adquirir un coche híbrido, dotado de motor de gasolina y eléctrico, que requiere repostar, pero que consume menos y permite a largo plazo ahorrar bastante en carburante, además del efecto beneficioso que ello produce sobre el medio ambiente. Un compañero mío de trabajo, OOM, y su novia EBC, ante la tesitura de comprar un coche nuevo dada la jubilación que demanda a gritos su antiguo vehículo, se están planteando adquirir un híbrido, concretamente el modelo Toyota Auris, que es una evolución mejorada, y en un modelo más compacto, de la que ya ha ensayado con éxito Toyota en el modelo Prius. El coche usa un motor de gasolina (o diesel) principalmente y posee un motor auxiliar eléctrico que se utiliza en ciudad y para movimientos cortos, con unas baterías que se recargan con el uso. En media el consumo disminuye y compensa el aumento de peso que supone cargar con las baterías y dos motores, permitiendo un ahorro a largo plazo pese a que, como es lógico, el coste de compra del vehículo es más elevado que los de sus competidores de segmento (aunque hay que estar atentos a las subvenciones y descuentos que los promocionan, que pueden ser muy atractivas). De hecho en modelo Prius ha sido un éxito en todo el mundo, siendo el primer vehículo real que usa un motor eléctrico, y en Madrid se ven bastantes Prius, especialmente en el sector del taxi, y si ellos que son intensivos en uso lo utilizan es porque les sale a cuenta y funciona. Sin embargo el Prius representa la primera generación de híbridos, y tenemos aquí ya la segunda, más experimental y cara, pero más atractiva. El buque insignia es el Opel Ampera, también comercializado como Chevrolet Volt (todo es General Motors) que ha sido premiado como coche del año 20112, lo que supone un espaldarazo comercial y un reconocimiento técnico, en una mezcla de marketing y calidad de producto muy interesante. El Ampera es el primer producto comercial de eso que se denomina “autonomía extendida” que es una manera de decir que, pese a ser eléctrico, tiene el rango de uso en kilómetros de un coche convencional y no dejará a su usuario tirado a los pocos kilómetros, uno de los miedos que provocan los híbridos y eléctricos y que les quitan atractivos. Como en el Prius, también el Ampera tiene dos motores, pero en este caso el eléctrico es el principal, el que siempre funciona y tira del coche, mientras que el de gasolina sólo sirve para cargar la batería cuando se acaba, actuando como una dinamo, arrancándose automáticamente cuando detecta bajo nivel de carga y apagándose cuando la rellena.
¿Necesita combustible el Ampera? Sí, porque sin él una vez acabada la batería el coche se para, pero mucho menos que otros modelos equivalentes, porque entre otras cosas el motor de gasolina funciona siempre al mismo régimen de vueltas, por lo que optimiza su consumo y vida útil, ya que no hay que subir ni bajar sus revoluciones. Así la autonomía es elevada y es el primer coche real en el que, por fin, la gasolina está al servicio del motor eléctrico, y no al revés. Aún es muy caro, pero abre un camino muy prometedor, quizás el más práctico como puente al coche eléctrico puro que aún no es capaz de satisfacer las necesidades de transporte que demandamos.
Y eso se traduce en, como mínimo, gasolinas disparadas, que superan el 1,4 euros por litro de súper 95 y poco menos el diesel, aunque la cosa varía algo dependiendo de donde se reposte. Así, el coche empieza a ser un artículo de lujo, y darle de comer implica unos costes que no dejan de crecer, lo que sumado a la crisis hace que las ventas de vehículos no dejen de caer. Una posible alternativa al precio de la gasolina es adquirir un coche híbrido, dotado de motor de gasolina y eléctrico, que requiere repostar, pero que consume menos y permite a largo plazo ahorrar bastante en carburante, además del efecto beneficioso que ello produce sobre el medio ambiente. Un compañero mío de trabajo, OOM, y su novia EBC, ante la tesitura de comprar un coche nuevo dada la jubilación que demanda a gritos su antiguo vehículo, se están planteando adquirir un híbrido, concretamente el modelo Toyota Auris, que es una evolución mejorada, y en un modelo más compacto, de la que ya ha ensayado con éxito Toyota en el modelo Prius. El coche usa un motor de gasolina (o diesel) principalmente y posee un motor auxiliar eléctrico que se utiliza en ciudad y para movimientos cortos, con unas baterías que se recargan con el uso. En media el consumo disminuye y compensa el aumento de peso que supone cargar con las baterías y dos motores, permitiendo un ahorro a largo plazo pese a que, como es lógico, el coste de compra del vehículo es más elevado que los de sus competidores de segmento (aunque hay que estar atentos a las subvenciones y descuentos que los promocionan, que pueden ser muy atractivas). De hecho en modelo Prius ha sido un éxito en todo el mundo, siendo el primer vehículo real que usa un motor eléctrico, y en Madrid se ven bastantes Prius, especialmente en el sector del taxi, y si ellos que son intensivos en uso lo utilizan es porque les sale a cuenta y funciona. Sin embargo el Prius representa la primera generación de híbridos, y tenemos aquí ya la segunda, más experimental y cara, pero más atractiva. El buque insignia es el Opel Ampera, también comercializado como Chevrolet Volt (todo es General Motors) que ha sido premiado como coche del año 20112, lo que supone un espaldarazo comercial y un reconocimiento técnico, en una mezcla de marketing y calidad de producto muy interesante. El Ampera es el primer producto comercial de eso que se denomina “autonomía extendida” que es una manera de decir que, pese a ser eléctrico, tiene el rango de uso en kilómetros de un coche convencional y no dejará a su usuario tirado a los pocos kilómetros, uno de los miedos que provocan los híbridos y eléctricos y que les quitan atractivos. Como en el Prius, también el Ampera tiene dos motores, pero en este caso el eléctrico es el principal, el que siempre funciona y tira del coche, mientras que el de gasolina sólo sirve para cargar la batería cuando se acaba, actuando como una dinamo, arrancándose automáticamente cuando detecta bajo nivel de carga y apagándose cuando la rellena.
¿Necesita combustible el Ampera? Sí, porque sin él una vez acabada la batería el coche se para, pero mucho menos que otros modelos equivalentes, porque entre otras cosas el motor de gasolina funciona siempre al mismo régimen de vueltas, por lo que optimiza su consumo y vida útil, ya que no hay que subir ni bajar sus revoluciones. Así la autonomía es elevada y es el primer coche real en el que, por fin, la gasolina está al servicio del motor eléctrico, y no al revés. Aún es muy caro, pero abre un camino muy prometedor, quizás el más práctico como puente al coche eléctrico puro que aún no es capaz de satisfacer las necesidades de transporte que demandamos.
jueves, marzo 08, 2012
Y luego diréis que somos cinco o seis
A medida que avance el año la conflictividad social irá en aumento, con manifestaciones por doquier contra la reforma laboral, los recortes y las consecuencias de la crisis. Puede que mañana sepamos si finalmente habrá huelga general a nivel nacional o no, y cuándo (en el País Vasco ya está convocada para el 29 de Marzo). El objeto de manifestarse es, además de expresar una crítica hacia algo, hacerse visible, y poner presión sobre la mesa. Así, el que en una manifestación haya mucha o poca gente a veces es mucho más importante que el motivo en sí que la ha generado.
¿Y cuánta gente se junta en una manifestación? Hasta hace poco la respuesta era confusa y divertida, porque los organizadores siempre daban cifras inmensas, de cientos de miles en el caso de ciudades con similar población y de millones para Madrid, y la versión de las autoridades las reducía a poco más allá de unos pocos millares. Jocoso, porque uno siempre ha tenido la sensación de que ambas partes toman a la ciudadanía por imbécil a la hora de ofrecer semejantes datos. Sin embargo hace poco se fundó una empresa cuyo objetivo era el de contar manifestantes, y la cosa empezó a cambiar. Lynce, que así se llamaba, usaba técnicas basadas en la imagen digital y varios programas informáticos, que literalmente contaban a cada una de las personas que se reunían en las manifestaciones. Acudían a la manifestación de turno y, mediante fotografía aérea de muy alta resolución, un software específico asignaba un número a cada una de las cabezas que identificaba en la imagen, y luego los contaba. Al poco de empezar a trabajar una entrevista a uno de sus directivos mostraba las ventajas de sus sistema, técnico y objetivo a más no poder, y los enormes riesgos que generaba su uso, dado que de las explicaciones que se ofrecían se deducía que era imposible alcanzar de ninguna manera las aglomeraciones que medios, convocantes y asociaciones de todo tipo e ideología ofrecían sobre sus exitosos encuentros. El ejemplo de una metro cuadrado es palmario. Pueden hacerlo si quieren. Cojan una superficie de un metro cuadrado, llamen a algunos amigos suyos y prueben a introducirse en el sin rebasar los bordes, Verán que cuatro son capaces de entrar muy apretados, siempre que antes no hayan cenado abundantemente, claro. Y tendrán la sensación, si han acudido, a una manifestación, de que muy pocas veces se está tan apretadito, y que desde luego es imposible avanzar o moverse en una densidad así, que puede que sólo se alcance en conciertos y en lugares estáticos similares. Ahora hagan algunos juegos multiplicando la superficie de algunas calles y asignándoles un valor de personas por metro cuadrado, y verán que las cosas empiezan a ser curiosas. Un estadio de fútbol, por ejemplo, tiene una hectárea de superficie, 10.000 metros cuadrados, que por ese máximo de 4 nos da que, como mucho, serán 40.000 los espectadores que caben arracimados sobre la hierba. La Gran Vía de Bilbao, que es larga y recta, si van a googleearth verán que desde el Sagrado Corazón hasta la plaza Circular hay un kilómetro y medio de largo, y la calle tiene un ancho de 30 metros. 1.500 por 30 da 45.000, y si le multiplicamos por ese agobiante 4 obtenemos que en esa avenida entran, quitando árboles, marquesinas, bancos y todo lo que sobresalga del suelo, 185.000 personas. Mucha gente, sí, pero es evidente que nunca la Gran vía ha estado tan llena, y cuántas veces hemos oído lo de “cientos de miles de personas se manifiestan en Bilbao por….”
¿Por qué estoy haciendo todo el tiempo el artículo en pasado? Porque Lynce cierra. Agobiada por la crisis, incapaz de hacer frente a los costes que supone llevar a cabo su medición, y sospecho que odiada por todo tipo de organizadores de eventos, la empresa cierra sin que su idea, genial, haya adquirido la relevancia necesaria. Han sido los primeros en aplicar criterios científicos, objetivos y rigurosos, a algo tan complejo como la medición de los fenómenos sociales de masas, y como pioneros, han sucumbido. Seguro que su cierre alegra a sindicatos, partidos políticos, gobiernos, iglesia, empresas variadas, medios de comunicación y demás plataformas convocantes habituales, pero a mi me da pena. Confío en que vuelvan.
¿Y cuánta gente se junta en una manifestación? Hasta hace poco la respuesta era confusa y divertida, porque los organizadores siempre daban cifras inmensas, de cientos de miles en el caso de ciudades con similar población y de millones para Madrid, y la versión de las autoridades las reducía a poco más allá de unos pocos millares. Jocoso, porque uno siempre ha tenido la sensación de que ambas partes toman a la ciudadanía por imbécil a la hora de ofrecer semejantes datos. Sin embargo hace poco se fundó una empresa cuyo objetivo era el de contar manifestantes, y la cosa empezó a cambiar. Lynce, que así se llamaba, usaba técnicas basadas en la imagen digital y varios programas informáticos, que literalmente contaban a cada una de las personas que se reunían en las manifestaciones. Acudían a la manifestación de turno y, mediante fotografía aérea de muy alta resolución, un software específico asignaba un número a cada una de las cabezas que identificaba en la imagen, y luego los contaba. Al poco de empezar a trabajar una entrevista a uno de sus directivos mostraba las ventajas de sus sistema, técnico y objetivo a más no poder, y los enormes riesgos que generaba su uso, dado que de las explicaciones que se ofrecían se deducía que era imposible alcanzar de ninguna manera las aglomeraciones que medios, convocantes y asociaciones de todo tipo e ideología ofrecían sobre sus exitosos encuentros. El ejemplo de una metro cuadrado es palmario. Pueden hacerlo si quieren. Cojan una superficie de un metro cuadrado, llamen a algunos amigos suyos y prueben a introducirse en el sin rebasar los bordes, Verán que cuatro son capaces de entrar muy apretados, siempre que antes no hayan cenado abundantemente, claro. Y tendrán la sensación, si han acudido, a una manifestación, de que muy pocas veces se está tan apretadito, y que desde luego es imposible avanzar o moverse en una densidad así, que puede que sólo se alcance en conciertos y en lugares estáticos similares. Ahora hagan algunos juegos multiplicando la superficie de algunas calles y asignándoles un valor de personas por metro cuadrado, y verán que las cosas empiezan a ser curiosas. Un estadio de fútbol, por ejemplo, tiene una hectárea de superficie, 10.000 metros cuadrados, que por ese máximo de 4 nos da que, como mucho, serán 40.000 los espectadores que caben arracimados sobre la hierba. La Gran Vía de Bilbao, que es larga y recta, si van a googleearth verán que desde el Sagrado Corazón hasta la plaza Circular hay un kilómetro y medio de largo, y la calle tiene un ancho de 30 metros. 1.500 por 30 da 45.000, y si le multiplicamos por ese agobiante 4 obtenemos que en esa avenida entran, quitando árboles, marquesinas, bancos y todo lo que sobresalga del suelo, 185.000 personas. Mucha gente, sí, pero es evidente que nunca la Gran vía ha estado tan llena, y cuántas veces hemos oído lo de “cientos de miles de personas se manifiestan en Bilbao por….”
¿Por qué estoy haciendo todo el tiempo el artículo en pasado? Porque Lynce cierra. Agobiada por la crisis, incapaz de hacer frente a los costes que supone llevar a cabo su medición, y sospecho que odiada por todo tipo de organizadores de eventos, la empresa cierra sin que su idea, genial, haya adquirido la relevancia necesaria. Han sido los primeros en aplicar criterios científicos, objetivos y rigurosos, a algo tan complejo como la medición de los fenómenos sociales de masas, y como pioneros, han sucumbido. Seguro que su cierre alegra a sindicatos, partidos políticos, gobiernos, iglesia, empresas variadas, medios de comunicación y demás plataformas convocantes habituales, pero a mi me da pena. Confío en que vuelvan.
miércoles, marzo 07, 2012
La deuda de las Comunidades Autónomas
Ayer tuvo lugar en el Ministerio de Hacienda la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera, nombre bajo el que se esconde el órgano oficial que reúne a todas las Comunidades Autónomas y el gobierno central para coordinar la financiación y la política económica en el plano regional. Lo más interesante de estos encuentros es que muchos de ustedes pueden ver algo del interior del edificio en el que trabajo, como esa sala con mesas circulares, se llama Sala B, ideal para hacer encuentros de este tipo y nefasta para presentaciones.
De la reunión de ayer salió un consenso entre casi todas las CCAA para respetar el objetivo de déficit que el gobierno les impone para 2012, el 1,5%, con la abstención de canarias y Cataluña, y el voto en contra de Andalucía. Bonitas palabras y sonrisas de cara a la galería, aunque es seguro que en el seno de la reunión se organizó una bronca por cómo llegar a ese nivel de déficit. Actualmente, salvo Madrid que se encuentra en el 1,3%, todas superan ampliamente el valor del 1,5%, con una media algo superior al 3% y con casos como el de Castilla la Mancha que alcanzan el 7%. Mi opinión sincera al respecto de todo esto es que la reunión de ayer tuvo un valor por el mero hecho de llevarse a cabo, pero no servirá para mucho más. Las CCAA no van a alcanzar ese objetivo de déficit, ni de broma, y lo saben, y sospecho que el gobierno central también, y eso será así por dos causas. Una se deriva de la situación económica, ya que en la recesión en la que nos encontramos los ingresos fiscales que obtienen las Comunidades, bien de impuestos propios (pocos) o transferencias del gobierno central (muchos) van a ir a menos, y sus gastos sociales, principal partida de gasto, a más, a medida que se deteriore el entorno económico. Pero más allá de que el ciclo y la contabilidad jueguen en contra de las comunidades, el verdadero problema que veo es que en la reunión de ayer se encontraron un montón de señores que no son conscientes del mundo en el que viven y lo que está pasando. Ayer mismo los datos económicos y financieros mostraron a las claras como estamos, con un Ibex cayendo en barrena, creo que ya es el peor índice bursátil del mundo en 2012, y una prima de riesgo que superaba los 330 puntos y, ojo, a la italiana. Se achaca el desastre de ayer a la aparente falta de acuerdo de Grecia con sus acreedores privados en el canje de bonos, y algo de eso hay, pero lo que cotiza en el mercado es que España no funciona, que el riesgo país sigue elevado, y que pese a las reformas que se han puesto en marcha la cosa no avanza. Lejos de ello el paro sigue creciendo, el agujero fiscal engordando y la percepción para muchos observadores externos es que una reunión como la de ayer muestra las dificultades que posee un teórico gobierno para controlar un país que está mucho más fragmentado de lo que parece. Otra muestra, cruel, de que los señores de ayer no se enteran de que va la fiesta es que, pese a la que está cayendo, siguen siendo incapaces de reducir el inmenso gasto suntuario que las CCAA han desplegado a lo largo de los años de bonanza, lo que les ha permitido alcanzar enormes cuotas de poder e influencia en sus territorios locales, convirtiéndoles de facto a muchos de ellos en virreyes ajenos a la coyuntura y, lo que es peor, la realidad. Los últimos escándalos que surgen de Andalucía muestran que la corrupción es endémica en estos gobiernos, sea cual sea su signo político, y que la intervención, auditoria y control sólo existe para la administración central.
Pero poniéndose varias pinzas en la nariz para obviar el pestilente aroma de la corrupción, ¿Por qué las CCAA siguen poseyendo televisiones autonómicas mientras que cierran hospitales? ¿Por qué mantienen un parque móvil y una montaña de edificios oficiales mientras que se cierran residencias de ancianos? ¿Por qué no se eliminan empresas públicas en vez de colegios? Son preguntas con cierta carga de demagogia, dirán algunos, y tendrán parte de razón, pero lo cierto es que tras años de crisis y destrucción de empleo y empresas es incomprensible que salga un gobernante diciendo que no puede recortar su nivel de gasto, mientras todos los demás nos afanamos para poder llegar a fin de mes renunciando a lo que sea.
De la reunión de ayer salió un consenso entre casi todas las CCAA para respetar el objetivo de déficit que el gobierno les impone para 2012, el 1,5%, con la abstención de canarias y Cataluña, y el voto en contra de Andalucía. Bonitas palabras y sonrisas de cara a la galería, aunque es seguro que en el seno de la reunión se organizó una bronca por cómo llegar a ese nivel de déficit. Actualmente, salvo Madrid que se encuentra en el 1,3%, todas superan ampliamente el valor del 1,5%, con una media algo superior al 3% y con casos como el de Castilla la Mancha que alcanzan el 7%. Mi opinión sincera al respecto de todo esto es que la reunión de ayer tuvo un valor por el mero hecho de llevarse a cabo, pero no servirá para mucho más. Las CCAA no van a alcanzar ese objetivo de déficit, ni de broma, y lo saben, y sospecho que el gobierno central también, y eso será así por dos causas. Una se deriva de la situación económica, ya que en la recesión en la que nos encontramos los ingresos fiscales que obtienen las Comunidades, bien de impuestos propios (pocos) o transferencias del gobierno central (muchos) van a ir a menos, y sus gastos sociales, principal partida de gasto, a más, a medida que se deteriore el entorno económico. Pero más allá de que el ciclo y la contabilidad jueguen en contra de las comunidades, el verdadero problema que veo es que en la reunión de ayer se encontraron un montón de señores que no son conscientes del mundo en el que viven y lo que está pasando. Ayer mismo los datos económicos y financieros mostraron a las claras como estamos, con un Ibex cayendo en barrena, creo que ya es el peor índice bursátil del mundo en 2012, y una prima de riesgo que superaba los 330 puntos y, ojo, a la italiana. Se achaca el desastre de ayer a la aparente falta de acuerdo de Grecia con sus acreedores privados en el canje de bonos, y algo de eso hay, pero lo que cotiza en el mercado es que España no funciona, que el riesgo país sigue elevado, y que pese a las reformas que se han puesto en marcha la cosa no avanza. Lejos de ello el paro sigue creciendo, el agujero fiscal engordando y la percepción para muchos observadores externos es que una reunión como la de ayer muestra las dificultades que posee un teórico gobierno para controlar un país que está mucho más fragmentado de lo que parece. Otra muestra, cruel, de que los señores de ayer no se enteran de que va la fiesta es que, pese a la que está cayendo, siguen siendo incapaces de reducir el inmenso gasto suntuario que las CCAA han desplegado a lo largo de los años de bonanza, lo que les ha permitido alcanzar enormes cuotas de poder e influencia en sus territorios locales, convirtiéndoles de facto a muchos de ellos en virreyes ajenos a la coyuntura y, lo que es peor, la realidad. Los últimos escándalos que surgen de Andalucía muestran que la corrupción es endémica en estos gobiernos, sea cual sea su signo político, y que la intervención, auditoria y control sólo existe para la administración central.
Pero poniéndose varias pinzas en la nariz para obviar el pestilente aroma de la corrupción, ¿Por qué las CCAA siguen poseyendo televisiones autonómicas mientras que cierran hospitales? ¿Por qué mantienen un parque móvil y una montaña de edificios oficiales mientras que se cierran residencias de ancianos? ¿Por qué no se eliminan empresas públicas en vez de colegios? Son preguntas con cierta carga de demagogia, dirán algunos, y tendrán parte de razón, pero lo cierto es que tras años de crisis y destrucción de empleo y empresas es incomprensible que salga un gobernante diciendo que no puede recortar su nivel de gasto, mientras todos los demás nos afanamos para poder llegar a fin de mes renunciando a lo que sea.
martes, marzo 06, 2012
¿Y si no vuelve a llover?
Uno de los problemas que tiene la economía en común con otras disciplinas es que su capacidad de predicción a veces es nula, y habitualmente se conforma con ser escasa. En esto otros campos dinámicos y complejos nos llevan mucha ventaja, y destaca sobre todos ellos la meteorología. Los modelos numéricos de predicción asociados a la red de observadores y la capacidad de procesamiento informático permiten hacer predicciones cada vez más fiables y a un plazo mayor. Siempre habrá un margen de error, creciente con el tiempo, pero el grado de acierto cada vez es más elevado.
Aunque hay ocasiones en las que parece no tener mérito acertar la predicción, y estamos, lamentablemente, en una de ellas. Si hace dos meses alguien hubiera preguntado qué tiempo le esperaba para el mes siguiente el vaticinio de seco y soleado le hubiera casado perfectamente, y hace tres meses, y hace tres semanas, y para lo que resta de semana….. desde antes de las navidades hemos entrado en España en la temporada más seca desde que hay registros. Quitando zonas del norte, Asturias, Cantabria y País Vasco sobre todo, el resto del país está sometido a una sequía horrorosa que deja registros propios de zonas desérticas. En Madrid ha llovido escasamente tres días en lo que llevamos de año, y creo que en el resto de la geografía nacional la sensación de que no cae una gota se palpa en el ambiente y en el polvo en el que se ha convertido el suelo. AEMET, la Agencia Estatal de Meteorología, en su boletín de resumen de lo sucedido en Febrero, lo califica como extremadamente frío y muy seco. Sí, ha hecho frío siberiano, pero si acceden al enlace superior lo más significativo, y grave, es el mapa que indica la diferencia entre la precipitación registrada y el promedio habitual. Verán que salvo esa mancha del norte, el resto del país aparece con un tono rojo que indica que estamos por debajo del 25% de lo que sería habitual, es decir, ha llovido menos de la cuarta parte de lo que sería normal. Malo, pero lo peor es que viene tras un Enero que también ha tenido unos registros igualmente lamentables. En lo poco que llevamos de Marzo han caído unas gotas sueltas en algunas partes del país, pero nada serio, y al menos para esta semana la previsión es que no llueva nada, así de simple. Aunque parezca algo obvio, es normal que no llueva en verano en España, pero que no lo haga en invierno ni en primavera puede conducirnos a un estío horroroso, en el que la curva de garantía de los pantanos empiece a bajar y en el que la sequedad de los bosques origine incendios forestales con sólo imaginarlo. Es cierto que quedan por delante meses “llovedores” especialmente Abril y Mayo, pero de cómo está evolucionando Marzo hace temer que mucho tendrán que cambiar las cosas para enderezar esta situación. De hecho aunque los meses restantes fueran más lluviosos de lo normal no podrían paliar el déficit de reprecipitación que arrastramos, simplemente garantizarían un verano sin problemas. Los modelos estacionales en Europa, pese a lo que comentaba al principio, siguen poseyendo un margen de error muy grande, y la muestra es que preveían para España un invierno normal, y miren lo que ha salido, por lo que los avances que puedan realizar para la primavera verano hay que ponerlos con todas las comillas posibles y creérselos, cuando se publiquen, con un grado muy alto de reservas.
¿Consecuencias de toda esta sequía? Muchas, y todas malas. Las ciudades apestan, sometidas a un régimen anticiclónico que impide que la contaminación se escape, el campo está arrasado, con grandes pérdidas en las cosechas y la ruina para muchos agricultores, y las reservas de los embalses no dejan de caer, con lo que ello pueda suponer de restricciones para el consumo. España se seca, y no sólo es una frase hecha, sino una mera descripción de la realidad, como muestran las dos imágenes que están en esta web, tomadas con un año de diferencia, en la que se ve como el color del país pierde poco a poco su tono verdoso para pasar a un ocre agosteño en pleno invierno. Muy triste, pero es lo que hay. Ahorremos agua.
Aunque hay ocasiones en las que parece no tener mérito acertar la predicción, y estamos, lamentablemente, en una de ellas. Si hace dos meses alguien hubiera preguntado qué tiempo le esperaba para el mes siguiente el vaticinio de seco y soleado le hubiera casado perfectamente, y hace tres meses, y hace tres semanas, y para lo que resta de semana….. desde antes de las navidades hemos entrado en España en la temporada más seca desde que hay registros. Quitando zonas del norte, Asturias, Cantabria y País Vasco sobre todo, el resto del país está sometido a una sequía horrorosa que deja registros propios de zonas desérticas. En Madrid ha llovido escasamente tres días en lo que llevamos de año, y creo que en el resto de la geografía nacional la sensación de que no cae una gota se palpa en el ambiente y en el polvo en el que se ha convertido el suelo. AEMET, la Agencia Estatal de Meteorología, en su boletín de resumen de lo sucedido en Febrero, lo califica como extremadamente frío y muy seco. Sí, ha hecho frío siberiano, pero si acceden al enlace superior lo más significativo, y grave, es el mapa que indica la diferencia entre la precipitación registrada y el promedio habitual. Verán que salvo esa mancha del norte, el resto del país aparece con un tono rojo que indica que estamos por debajo del 25% de lo que sería habitual, es decir, ha llovido menos de la cuarta parte de lo que sería normal. Malo, pero lo peor es que viene tras un Enero que también ha tenido unos registros igualmente lamentables. En lo poco que llevamos de Marzo han caído unas gotas sueltas en algunas partes del país, pero nada serio, y al menos para esta semana la previsión es que no llueva nada, así de simple. Aunque parezca algo obvio, es normal que no llueva en verano en España, pero que no lo haga en invierno ni en primavera puede conducirnos a un estío horroroso, en el que la curva de garantía de los pantanos empiece a bajar y en el que la sequedad de los bosques origine incendios forestales con sólo imaginarlo. Es cierto que quedan por delante meses “llovedores” especialmente Abril y Mayo, pero de cómo está evolucionando Marzo hace temer que mucho tendrán que cambiar las cosas para enderezar esta situación. De hecho aunque los meses restantes fueran más lluviosos de lo normal no podrían paliar el déficit de reprecipitación que arrastramos, simplemente garantizarían un verano sin problemas. Los modelos estacionales en Europa, pese a lo que comentaba al principio, siguen poseyendo un margen de error muy grande, y la muestra es que preveían para España un invierno normal, y miren lo que ha salido, por lo que los avances que puedan realizar para la primavera verano hay que ponerlos con todas las comillas posibles y creérselos, cuando se publiquen, con un grado muy alto de reservas.
¿Consecuencias de toda esta sequía? Muchas, y todas malas. Las ciudades apestan, sometidas a un régimen anticiclónico que impide que la contaminación se escape, el campo está arrasado, con grandes pérdidas en las cosechas y la ruina para muchos agricultores, y las reservas de los embalses no dejan de caer, con lo que ello pueda suponer de restricciones para el consumo. España se seca, y no sólo es una frase hecha, sino una mera descripción de la realidad, como muestran las dos imágenes que están en esta web, tomadas con un año de diferencia, en la que se ve como el color del país pierde poco a poco su tono verdoso para pasar a un ocre agosteño en pleno invierno. Muy triste, pero es lo que hay. Ahorremos agua.
lunes, marzo 05, 2012
Putin sucede a Putin
No ha habido muchas sorpresas este fin de semana, ni noticias de relumbrón en ningún plano, y menos en Rusia, donde todo parece estar congelado, no sólo el clima. Ayer se celebraron las elecciones presidenciales y, qué sorpresa, venció Vladimir Putin con el 64% de los votos, lo que le evita una segunda vuelta y le proclama presidente del país desde hoy mismo. La oposición denuncia fraude y amaño en el recuento, y ha convocado manifestaciones para hoy en Moscú y otras ciudades, pero de momento el triunfo de Putin, y su audacia política, son incontestables.
Lo cierto es que el juego de manipulación que ha llevado a cabo el amigo Putin es de antología. Ya fue elegido presidente de Rusia en el año 2000 y reelegido en 2004. La Constitución le impedía volver a presentarse, por lo que se buscó un amigo, Mevdeved, que se presentase por el y le nombrara primer ministro. Durante esos cuatro años, los que han transcurrido entre 2008 y ayer mismo, Putin no ha perdido el tiempo, ya que a parte de manejar a Mevdeved a su antojo ha cambiado la constitución para permitir que se pueda volver a presentar y, tachán tachán, ampliar el mandato de la presidencia de cuatro a seis años, dejando eso sí el límite de los dos mandatos. Por lo tanto Putin no se presentará a las elecciones nuevamente hasta 2018, qué lejos queda eso, y de ser reelegido lo sería hasta 2024… Un cuarto de siglo en el poder, así, de golpe y por las buenas. No es de extrañar que ayer estuviera contento ante sus seguidores, porque el triunfo que ha obtenido respalda, en gran manera, toda esta táctica de usurpación del poder y le da una pátina democrática de la que carece desde casi cualquier punto de vista. Lo malo de esto no es sólo que Putin pervierta el sistema para crear una especie de dictablanda, sino que su permanencia omnímoda en el poder mantiene vivos los lazos clientelares que están transformando a Rusia de un estado oligárquico a uno mafioso. Los niveles de corrupción que se alcanzan en Rusia empiezan a ser escandalosos, tanto en la gestión y contratación pública como en el resto de ámbitos, y amparado en la explotación de sus inmensos y muy valiosos yacimientos energéticos, Rusia, o lo que es lo mismo, Putin y sus amigos, están haciendo inmensos negocios, abasteciendo de gas a media Europa y de petróleo a gran parte del mundo, a cambio de sustanciosas mordidas y cómplices silencios ante lo que sucede de puertas para adentro del país. Es este poderío económico lo que otorga a Rusia hoy en día su posición estratégica en el mundo, no tanto su pasado militar, aunque siga poseyendo inmensos y muy peligrosos arsenales. La infame posición que mantiene en defensa del dictador Sirio Basar al Asad es consentida por el resto de países ante el miedo de que una protesta ante Moscú se traduzca, simplificando las cosas, en que las calefacciones de Europa occidental no funcionen porque el gas no circule como es debido por “problemas técnicos”. En este sentido Putin ha sido muy listo, porque ha logrado dotarse de la palanca económica para ejercer el poder, y esa herramienta se ah demostrado mucho más útil y efectiva que la tradicional de poder militar. Los conglomerados rusos que gestionan los recursos del país son los nuevos tanques y submarinos del ejército de Putin. Unido a un discurso nacionalista de agravios al exterior, su campaña ha dispuesto de todos los recursos financieros imaginable y su control no parece tener límites.
Visto así, ¿Tiene problemas el nuevo gobierno de Putin? Sí. El principal es que el hartazgo de los rusos ante la decadencia lenta pero imparable de su país acabe manifestándose de una manera decidida en una revuelta contra el régimen. De ahí también el interés de Putin por sofocar revueltas allá donde se produzcan para que no cunda el ejemplo en casa. De momento, sin embargo, su férreo control de las palancas del poder y un barril de petróleo a 120 dólares le garantizan recursos, ingresos y eficacia a la hora de desarrollar sus políticas. Nos queda aún mucho Putin por delante.
Lo cierto es que el juego de manipulación que ha llevado a cabo el amigo Putin es de antología. Ya fue elegido presidente de Rusia en el año 2000 y reelegido en 2004. La Constitución le impedía volver a presentarse, por lo que se buscó un amigo, Mevdeved, que se presentase por el y le nombrara primer ministro. Durante esos cuatro años, los que han transcurrido entre 2008 y ayer mismo, Putin no ha perdido el tiempo, ya que a parte de manejar a Mevdeved a su antojo ha cambiado la constitución para permitir que se pueda volver a presentar y, tachán tachán, ampliar el mandato de la presidencia de cuatro a seis años, dejando eso sí el límite de los dos mandatos. Por lo tanto Putin no se presentará a las elecciones nuevamente hasta 2018, qué lejos queda eso, y de ser reelegido lo sería hasta 2024… Un cuarto de siglo en el poder, así, de golpe y por las buenas. No es de extrañar que ayer estuviera contento ante sus seguidores, porque el triunfo que ha obtenido respalda, en gran manera, toda esta táctica de usurpación del poder y le da una pátina democrática de la que carece desde casi cualquier punto de vista. Lo malo de esto no es sólo que Putin pervierta el sistema para crear una especie de dictablanda, sino que su permanencia omnímoda en el poder mantiene vivos los lazos clientelares que están transformando a Rusia de un estado oligárquico a uno mafioso. Los niveles de corrupción que se alcanzan en Rusia empiezan a ser escandalosos, tanto en la gestión y contratación pública como en el resto de ámbitos, y amparado en la explotación de sus inmensos y muy valiosos yacimientos energéticos, Rusia, o lo que es lo mismo, Putin y sus amigos, están haciendo inmensos negocios, abasteciendo de gas a media Europa y de petróleo a gran parte del mundo, a cambio de sustanciosas mordidas y cómplices silencios ante lo que sucede de puertas para adentro del país. Es este poderío económico lo que otorga a Rusia hoy en día su posición estratégica en el mundo, no tanto su pasado militar, aunque siga poseyendo inmensos y muy peligrosos arsenales. La infame posición que mantiene en defensa del dictador Sirio Basar al Asad es consentida por el resto de países ante el miedo de que una protesta ante Moscú se traduzca, simplificando las cosas, en que las calefacciones de Europa occidental no funcionen porque el gas no circule como es debido por “problemas técnicos”. En este sentido Putin ha sido muy listo, porque ha logrado dotarse de la palanca económica para ejercer el poder, y esa herramienta se ah demostrado mucho más útil y efectiva que la tradicional de poder militar. Los conglomerados rusos que gestionan los recursos del país son los nuevos tanques y submarinos del ejército de Putin. Unido a un discurso nacionalista de agravios al exterior, su campaña ha dispuesto de todos los recursos financieros imaginable y su control no parece tener límites.
Visto así, ¿Tiene problemas el nuevo gobierno de Putin? Sí. El principal es que el hartazgo de los rusos ante la decadencia lenta pero imparable de su país acabe manifestándose de una manera decidida en una revuelta contra el régimen. De ahí también el interés de Putin por sofocar revueltas allá donde se produzcan para que no cunda el ejemplo en casa. De momento, sin embargo, su férreo control de las palancas del poder y un barril de petróleo a 120 dólares le garantizan recursos, ingresos y eficacia a la hora de desarrollar sus políticas. Nos queda aún mucho Putin por delante.
viernes, marzo 02, 2012
Secretos vaticanos
El Vaticano siempre es fuente de jugosas noticias. Esta semana ha salido en prensa con motivo de una interesante exposición en la que muestra parte de sus secretos, especialmente documentos, muy relacionados con hechos históricos de importancia como el juicio a los templarios o a Galileo Galilei. Ahora que el boom de las novelas pseudohistóricas ha remitido del todo es cuando el Vaticano se anima a sacar a la luz documentos que podrían haber hecho aumenta mucho más aún las ventas de bodrios como El código DaVinci y demás, mostrando de paso que la historia real puede ser tan sugerente como la ficción, sino más.
Y una muestra de esto último son las cada vez más frecuentes noticias que se publican tanto sobre el estado del Papa Ratzinger como el deterioro que está sufriendo el entramado vaticano, en medio de intrigas y acusaciones de un calibre cada vez más preocupante. YA hace pocos meses deduje que Benedicto XVI ha empezado el ocaso de su pontificado desde el momento que usó una plataforma con ruedas para moverse por la Basílica del Vaticano al no poder andar como es debido. La imagen del Papa, subido al armatoste, mostraba su decadencia física de una manera indudable. ¿Empieza el principio del fin de su pontificado? Parece que así lo han entendido algunos cardenales de la curia, que viendo su debilidad, y aprovechando el revuelo que han originado algunas de sus últimas decisiones, en especial las referidas a la persecución en serio de los causantes de los abusos sexuales, han pasado a la ofensiva. Hay varios artículos que describen lo que parece una auténtica batalla en el seno del Vaticano por los puestos, los cargos y las influencias, en un entorno de papado menguante. Es normal que en todo entramado humano haya celos y rivalidades, y si una de los grupos dominantes empieza a caer pronto surgirán otros que traten de ocupar su puesto, porque el poder es tan natural que, como esa madre, aborrece el vacío. Sin embargo es chocante que conflictos aparentemente tan intensos y sórdidos se produzcan en el Vaticano, donde en teoría debieran estar la margen de todo esto. Sin embargo la vida real es como es, y en pocos lugares del mundo la intriga y la conspiración alcanzan el refinamiento que se produce en los alrededores de San Pedro. O así era al menos hasta ahora, porque ese relato en el que un cardenal cuenta un supuesto complot para matar al Papa y usar esa información como arma arrojadiza frente a otros no es sino un recurso burdo donde los haya para, más digno de la comisión ejecutiva de un partido que de una organización como el papado. Cierto es que en los ochenta se puso el listón muy alto (mejor, muy bajo) en lo que hace a intrigas y corruptelas. La imagen de Roberto Calvi, gestor del banco Ambrosiano, ahorcado bajo el puente de Blackriars de Londres puso la nota trágica y espectacular al escándalo, en sordina hasta entonces, que se cernías sobre las finanzas vaticanas, a través del denominada Instituto para las obras de la religión, el llamado banco vaticano, al frente del cual estaba un arzobispo que adquirió mucha notoriedad por aquel entonces. Se llamaba Paul Marcinkus, y quizás ese nombre sí que les suene a muchos de ustedes. Todo lo que entonces se supo, y lo que no, dejaba a las claras la existencia de tramas corruptas que, pasando por San Pedro, afectaban a todo el estado italiano, a través de la llamada logia P2. Aquello era una bomba, y como tal estalló y se llevó a mucha gente por delante.
¿Estamos ante un caso similar? ¿Qué hay de cierto en los rumores y qué es exageración? Difícil decirlo, dad la opacidad con la que se trabaja de muros cardenalicios hacia dentro, pero la sensación de que Ratzinger está controlado por la curia y que no está nada cómodo es algo que siempre he tenido presente, y que ese control y agobio va a más parece fuera de duda. Quizás sea la propia salud del Papa la que nos sirva, de momento y a falta de más datos, de medida de lo que allí está pasando. Si vemos a Benedicto XVI más ágil será muestra de que controla la situación, pero cuanto más postrado y apagado esté menos poder tendrá y más crecerá la conspiración a su alrededor.
Y una muestra de esto último son las cada vez más frecuentes noticias que se publican tanto sobre el estado del Papa Ratzinger como el deterioro que está sufriendo el entramado vaticano, en medio de intrigas y acusaciones de un calibre cada vez más preocupante. YA hace pocos meses deduje que Benedicto XVI ha empezado el ocaso de su pontificado desde el momento que usó una plataforma con ruedas para moverse por la Basílica del Vaticano al no poder andar como es debido. La imagen del Papa, subido al armatoste, mostraba su decadencia física de una manera indudable. ¿Empieza el principio del fin de su pontificado? Parece que así lo han entendido algunos cardenales de la curia, que viendo su debilidad, y aprovechando el revuelo que han originado algunas de sus últimas decisiones, en especial las referidas a la persecución en serio de los causantes de los abusos sexuales, han pasado a la ofensiva. Hay varios artículos que describen lo que parece una auténtica batalla en el seno del Vaticano por los puestos, los cargos y las influencias, en un entorno de papado menguante. Es normal que en todo entramado humano haya celos y rivalidades, y si una de los grupos dominantes empieza a caer pronto surgirán otros que traten de ocupar su puesto, porque el poder es tan natural que, como esa madre, aborrece el vacío. Sin embargo es chocante que conflictos aparentemente tan intensos y sórdidos se produzcan en el Vaticano, donde en teoría debieran estar la margen de todo esto. Sin embargo la vida real es como es, y en pocos lugares del mundo la intriga y la conspiración alcanzan el refinamiento que se produce en los alrededores de San Pedro. O así era al menos hasta ahora, porque ese relato en el que un cardenal cuenta un supuesto complot para matar al Papa y usar esa información como arma arrojadiza frente a otros no es sino un recurso burdo donde los haya para, más digno de la comisión ejecutiva de un partido que de una organización como el papado. Cierto es que en los ochenta se puso el listón muy alto (mejor, muy bajo) en lo que hace a intrigas y corruptelas. La imagen de Roberto Calvi, gestor del banco Ambrosiano, ahorcado bajo el puente de Blackriars de Londres puso la nota trágica y espectacular al escándalo, en sordina hasta entonces, que se cernías sobre las finanzas vaticanas, a través del denominada Instituto para las obras de la religión, el llamado banco vaticano, al frente del cual estaba un arzobispo que adquirió mucha notoriedad por aquel entonces. Se llamaba Paul Marcinkus, y quizás ese nombre sí que les suene a muchos de ustedes. Todo lo que entonces se supo, y lo que no, dejaba a las claras la existencia de tramas corruptas que, pasando por San Pedro, afectaban a todo el estado italiano, a través de la llamada logia P2. Aquello era una bomba, y como tal estalló y se llevó a mucha gente por delante.
¿Estamos ante un caso similar? ¿Qué hay de cierto en los rumores y qué es exageración? Difícil decirlo, dad la opacidad con la que se trabaja de muros cardenalicios hacia dentro, pero la sensación de que Ratzinger está controlado por la curia y que no está nada cómodo es algo que siempre he tenido presente, y que ese control y agobio va a más parece fuera de duda. Quizás sea la propia salud del Papa la que nos sirva, de momento y a falta de más datos, de medida de lo que allí está pasando. Si vemos a Benedicto XVI más ágil será muestra de que controla la situación, pero cuanto más postrado y apagado esté menos poder tendrá y más crecerá la conspiración a su alrededor.
jueves, marzo 01, 2012
La prensa lo lleva crudo
Uno de los sectores que más está notando en sus carnes el impacto de la crisis es el de los medios de comunicación y, muy concretamente, la prensa, uno de los puntales de nuestra sociedad, pese a quien le pese, y algo que adoro desde pequeño. Así, noticias como las de la semana pasada del cierre del diario Público son una pena, y me produjo una gran tristeza saber que en los quioscos habría un nuevo hueco, uno más, y puede que no el último, dado el estado de cuentas de las cabeceras nacionales.
Y es que esta semana hemos conocido el preocupante estado en el que se encuentran las finanzas de dos de los principales periódicos españoles. Por un lado está Vocento, grupo de origen vasco editor de, entre otras cosas, El Correo y el ABC. Sus resultados de 2011 son malos, arrojando una pérdida de 53,5 millones de euros, con bajada de ventas y caída abrupta de los ingresos de publicidad en medio de un mercado, el de los anuncios, que no levanta cabeza, más bien la esconde aún más bajo tierra. Esto ha hecho aumentar los rumores sobre disensiones y disputas en su consejo de administración, llegándose a especular con la posibilidad de que alguna de sus cabeceras podría caerse. Parece que es el ABC el diario que presenta mayores problemas financieros, pero al ser el decano de la prensa española todo lo que en él sean recortes adquirirá una dimensión y efecto de un calibre inmenso. En frente las cosas no están mucho mejor, más bien peor. PRISA, que entre otras cosas edita El País, ha presentado unas cuentas para el pasado 2011 que son, simplemente, aterradoras. Concretamente perdió 451 millones de euros en el pasado año, una burrada, y todos los números de su cuenta de resultados presentan un estado mucho peor que el que mostraban en 2010, con una clara caída en las ventas y en los márgenes publicitarios. Si ABC es el decano, El País es el periódico serio más vendido de España, y como en el caso anterior, si se decide recortar algo de su estructura o edición el impacto será enorme. Se da el caso de que en PRISA se ha conocido ese resultado a la vez que se hacía pública la remuneración de su Consejero Delegado, Juan Luis Cebrián, que en 2011 se llevó a su casa alo más de ocho millones de euros, lo que en proporción a la pérdida registrada hace suponer que la dirección no se hace responsable de lo sucedido y, como en otras tantas entidades, está encantada de haberse conocido y de autoaprobarse la remuneración. Son varios ya los años en los que los trabajadores de El País han firmado acuerdos para bajarse salarios, trabajar más y renunciar a beneficios sociales a cambio de la permanencia en la empresa, y supongo que uno de esos redactores sacrificados se habrá quedado de piedra al ver cuánto cobra su máximo jefe, que como en el caso de los responsables de Público, sigue exhibiendo un discurso progresista y defensor del trabajador, pese a que sus actos y su sueldo chocan tanto con esa realidad que convierten sus palabras en actos cómicos, cuando no trágicos. El caso de Cebrián, repetido en tantos y tantos sectores, muestra que en el mundo de la prensa también se dan esos comportamientos que se critican, con razón, desde las columnas y editoriales, y que como mínimo es curioso que periodistas que día sí y día también denuncian los excesos de los financieros y poderes públicos no sean capaces de decir una sola palabra sobre lo que está sucediendo en el interior de sus propias empresas, que es un calco exacto de lo que denuncian. Supongo que si lo hicieran se jugarían el puesto, y por eso callan, pero la realidad no deja de existir porque no sea contada…..
No se los datos completos de 2011 de El Mundo, pero en sus parciales presentaba unas pérdidas muy abultadas, tanto el diario como Rizzoli, matriz italiana del grupo, que, seguramente, habrán ido creciendo en el pasado ejercicio, así que más de lo mismo. Sí, la prensa española está gravemente herida, y no sólo por las finanzas. El mundo vegetal, como se denomina a los periódicos impresos, sigue viendo como el digital transforma su negocio de manera radical, y aún no se ha definido como van a convivir las plataformas de pago en red con la versión impresa tradicional. Época de cambios y sonoros hundimientos en medio de la tormenta. Les deseo toda la suerte del mundo. Yo seguiré comprando periódicos.
Y es que esta semana hemos conocido el preocupante estado en el que se encuentran las finanzas de dos de los principales periódicos españoles. Por un lado está Vocento, grupo de origen vasco editor de, entre otras cosas, El Correo y el ABC. Sus resultados de 2011 son malos, arrojando una pérdida de 53,5 millones de euros, con bajada de ventas y caída abrupta de los ingresos de publicidad en medio de un mercado, el de los anuncios, que no levanta cabeza, más bien la esconde aún más bajo tierra. Esto ha hecho aumentar los rumores sobre disensiones y disputas en su consejo de administración, llegándose a especular con la posibilidad de que alguna de sus cabeceras podría caerse. Parece que es el ABC el diario que presenta mayores problemas financieros, pero al ser el decano de la prensa española todo lo que en él sean recortes adquirirá una dimensión y efecto de un calibre inmenso. En frente las cosas no están mucho mejor, más bien peor. PRISA, que entre otras cosas edita El País, ha presentado unas cuentas para el pasado 2011 que son, simplemente, aterradoras. Concretamente perdió 451 millones de euros en el pasado año, una burrada, y todos los números de su cuenta de resultados presentan un estado mucho peor que el que mostraban en 2010, con una clara caída en las ventas y en los márgenes publicitarios. Si ABC es el decano, El País es el periódico serio más vendido de España, y como en el caso anterior, si se decide recortar algo de su estructura o edición el impacto será enorme. Se da el caso de que en PRISA se ha conocido ese resultado a la vez que se hacía pública la remuneración de su Consejero Delegado, Juan Luis Cebrián, que en 2011 se llevó a su casa alo más de ocho millones de euros, lo que en proporción a la pérdida registrada hace suponer que la dirección no se hace responsable de lo sucedido y, como en otras tantas entidades, está encantada de haberse conocido y de autoaprobarse la remuneración. Son varios ya los años en los que los trabajadores de El País han firmado acuerdos para bajarse salarios, trabajar más y renunciar a beneficios sociales a cambio de la permanencia en la empresa, y supongo que uno de esos redactores sacrificados se habrá quedado de piedra al ver cuánto cobra su máximo jefe, que como en el caso de los responsables de Público, sigue exhibiendo un discurso progresista y defensor del trabajador, pese a que sus actos y su sueldo chocan tanto con esa realidad que convierten sus palabras en actos cómicos, cuando no trágicos. El caso de Cebrián, repetido en tantos y tantos sectores, muestra que en el mundo de la prensa también se dan esos comportamientos que se critican, con razón, desde las columnas y editoriales, y que como mínimo es curioso que periodistas que día sí y día también denuncian los excesos de los financieros y poderes públicos no sean capaces de decir una sola palabra sobre lo que está sucediendo en el interior de sus propias empresas, que es un calco exacto de lo que denuncian. Supongo que si lo hicieran se jugarían el puesto, y por eso callan, pero la realidad no deja de existir porque no sea contada…..
No se los datos completos de 2011 de El Mundo, pero en sus parciales presentaba unas pérdidas muy abultadas, tanto el diario como Rizzoli, matriz italiana del grupo, que, seguramente, habrán ido creciendo en el pasado ejercicio, así que más de lo mismo. Sí, la prensa española está gravemente herida, y no sólo por las finanzas. El mundo vegetal, como se denomina a los periódicos impresos, sigue viendo como el digital transforma su negocio de manera radical, y aún no se ha definido como van a convivir las plataformas de pago en red con la versión impresa tradicional. Época de cambios y sonoros hundimientos en medio de la tormenta. Les deseo toda la suerte del mundo. Yo seguiré comprando periódicos.
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