jueves, marzo 08, 2012

Y luego diréis que somos cinco o seis

A medida que avance el año la conflictividad social irá en aumento, con manifestaciones por doquier contra la reforma laboral, los recortes y las consecuencias de la crisis. Puede que mañana sepamos si finalmente habrá huelga general a nivel nacional o no, y cuándo (en el País Vasco ya está convocada para el 29 de Marzo). El objeto de manifestarse es, además de expresar una crítica hacia algo, hacerse visible, y poner presión sobre la mesa. Así, el que en una manifestación haya mucha o poca gente a veces es mucho más importante que el motivo en sí que la ha generado.

¿Y cuánta gente se junta en una manifestación? Hasta hace poco la respuesta era confusa y divertida, porque los organizadores siempre daban cifras inmensas, de cientos de miles en el caso de ciudades con similar población y de millones para Madrid, y la versión de las autoridades las reducía a poco más allá de unos pocos millares. Jocoso, porque uno siempre ha tenido la sensación de que ambas partes toman a la ciudadanía por imbécil a la hora de ofrecer semejantes datos.
Sin embargo hace poco se fundó una empresa cuyo objetivo era el de contar manifestantes, y la cosa empezó a cambiar. Lynce, que así se llamaba, usaba técnicas basadas en la imagen digital y varios programas informáticos, que literalmente contaban a cada una de las personas que se reunían en las manifestaciones. Acudían a la manifestación de turno y, mediante fotografía aérea de muy alta resolución, un software específico asignaba un número a cada una de las cabezas que identificaba en la imagen, y luego los contaba. Al poco de empezar a trabajar una entrevista a uno de sus directivos mostraba las ventajas de sus sistema, técnico y objetivo a más no poder, y los enormes riesgos que generaba su uso, dado que de las explicaciones que se ofrecían se deducía que era imposible alcanzar de ninguna manera las aglomeraciones que medios, convocantes y asociaciones de todo tipo e ideología ofrecían sobre sus exitosos encuentros. El ejemplo de una metro cuadrado es palmario. Pueden hacerlo si quieren. Cojan una superficie de un metro cuadrado, llamen a algunos amigos suyos y prueben a introducirse en el sin rebasar los bordes, Verán que cuatro son capaces de entrar muy apretados, siempre que antes no hayan cenado abundantemente, claro. Y tendrán la sensación, si han acudido, a una manifestación, de que muy pocas veces se está tan apretadito, y que desde luego es imposible avanzar o moverse en una densidad así, que puede que sólo se alcance en conciertos y en lugares estáticos similares. Ahora hagan algunos juegos multiplicando la superficie de algunas calles y asignándoles un valor de personas por metro cuadrado, y verán que las cosas empiezan a ser curiosas. Un estadio de fútbol, por ejemplo, tiene una hectárea de superficie, 10.000 metros cuadrados, que por ese máximo de 4 nos da que, como mucho, serán 40.000 los espectadores que caben arracimados sobre la hierba. La Gran Vía de Bilbao, que es larga y recta, si van a googleearth verán que desde el Sagrado Corazón hasta la plaza Circular hay un kilómetro y medio de largo, y la calle tiene un ancho de 30 metros. 1.500 por 30 da 45.000, y si le multiplicamos por ese agobiante 4 obtenemos que en esa avenida entran, quitando árboles, marquesinas, bancos y todo lo que sobresalga del suelo, 185.000 personas. Mucha gente, sí, pero es evidente que nunca la Gran vía ha estado tan llena, y cuántas veces hemos oído lo de “cientos de miles de personas se manifiestan en Bilbao por….”

¿Por qué estoy haciendo todo el tiempo el artículo en pasado?
Porque Lynce cierra. Agobiada por la crisis, incapaz de hacer frente a los costes que supone llevar a cabo su medición, y sospecho que odiada por todo tipo de organizadores de eventos, la empresa cierra sin que su idea, genial, haya adquirido la relevancia necesaria. Han sido los primeros en aplicar criterios científicos, objetivos y rigurosos, a algo tan complejo como la medición de los fenómenos sociales de masas, y como pioneros, han sucumbido. Seguro que su cierre alegra a sindicatos, partidos políticos, gobiernos, iglesia, empresas variadas, medios de comunicación y demás plataformas convocantes habituales, pero a mi me da pena. Confío en que vuelvan.

2 comentarios:

peich dijo...

Pero hombreeee, ¿cómo no has dedicado tu texto de hoy a la mujer trabajadora?
ayiayiayi

David Azcárate dijo...

Cualquier día del año es bueno para felicitar a alguien trabajador :-))) gracias