Abundan por todas partes los análisis sobre el resultado de las autonómicas de Andalucía y Asturias del Domingo, por lo que no les voy a aburrir con mis ideas al respecto, que es imposible que sean muy originales frente a todo lo que ya se ha afirmado. Lo que me parece más sustancial es que se está dando a estos comicios una importancia mucho mayor de la que poseían, y ese error comenzó por el propio PP y PSOE, que vieron ese campo de batalla como su objetivo número uno, y a él dedicaron sus mayores esfuerzos. Independientemente de la estrategia llevada y el resultado, ha sido un enorme error.
Y es que soy un pesado, ya lo se, y así me lo dice mucha gente, pero para el gobierno, la oposición y el tendero de la esquina sólo hay un problema en el que focalizar sus esfuerzos, que puede ser dividido en tres: Economía, economía y economía. Sólo eso, y nada más que eso. Decir esto puede ser radical, y si lo lee un político le sonará obsceno, pero las elecciones andaluzas o asturianas no tienen importancia alguna cuando la economía del país se está derrumbando y el abismo se acerca cada vez más. La semana pasada fue muy mala no para Arenas o Griñán, sino para España. La prima de riesgo volvió a subir, estabilizándose un diferencial muy elevado sobre la italiana, lo que nos acerca al precipito más que lo que lo están ellos, y el maltrecho ibex lleva una racha que le ha desacoplado totalmente del resto de bolsas del mundo. El índice hispano lleva un registro negativo en el año que supera el -4% frente a ganancias que superan el 10% en todos los mercados internacionales. Es un síntoma de que esto no va bien, o de que directamente va mal. Ante ello el gobierno debiera dejarse de contemplaciones y empezar a pensar en un plan para hacer frente a la situación, aunque en vez de eso ha estado entretenido haciendo mítines por Andalucía y Asturias, que además no le han servido para nada. Se ha dicho que Rajoy ha retrasado la presentación de los presupuestos, este próximo viernes (atención, ese será el día más importante de lo que llevamos de año) para tratar de no hundir la candidatura de Arenas, dados los recortes y ajustes que llevarán las cuentas públicas de 2012. No se si es cierto o no, más bien prefiero pensar que no lo es aunque tenga ciertas sospechas de que así haya sido. Mis argumentos para el no se basan en que hace semanas que se presentó una de las medidas duras y tenidas, la reforma laboral, que ha soliviantado a la izquierda y ha generado la huelga general convocada para pasado mañana, por lo que si había miedo de verdad se hubiera atrasado esa norma hasta después de los comicios. Y si no se ha hecho así se ha debido no a la propia voluntad del gobierno, sino a la presión de Bruselas, que en el caso del mercado laboral ha impuesto el texto y los plazos. En el asunto de los presupuestos, ¿ha tenido Rajoy margen temporal para poder presentarlos algunas semanas antes o después? De existir ese margen la tentación política de retrasarlos era enorme, y ahí surge el argumento a favor de la manipulación de las fechas. Quédense con el que prefieran, pero si ha sucedido lo segundo, el gobierno ha cometido un grave error, y no relacionado con el resultado electoral, sino con los millones de euros que perdemos día a día cada vez que nuestra “amiga” la prima sube y se nos come vivos. De haber actuado así, Rajoy sería como un conductor que, lanzado en la autopista a 300, sigue con las luces cortas puestas y no ve más allá de sus narices, asumiendo un riesgo de accidente que, tarde o temprano, se producirá.
Por tanto, el batacazo electoral, como lo hubiera sido la mayoría absoluta del PP, me parece irrelevante a estos efectos. No para los partidos y sus dirigentes, que ganan mucho o pierden con lo que ha sucedido, pero sí para el devenir del país y sus finanzas. Los presupuestos son más importantes que mil elecciones autonómicas, y si quiere saber algo, de manera amena y sencilla, sobre el reto al que nos enfrentamos a partir del viernes, lea este obligatorio artículo publicado la semana pasada, que nadie lanzado en la campaña hizo caso, pero que explica porqué, gane quien gane, será difícil, cuando no imposible, gobernar. Esto, y sólo esto, es lo importante, y hasta que no se entienda no lograremos empezar a salir de este agujero.
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