Hoy es 29 de Marzo, día de huelga general convocada en toda España en contra de la reforma laboral aprobada por el gobierno de Rajoy. Es su primera huelga general, apenas cumplidos los cien días de mandato y me atrevería a decir que no será la última. Es la segunda que me pilla en Madrid, tras la de septiembre de 2012, dado que no recuerdo que así sucediera en la de Junio de 2002, y como la vez anterior, he optado por ser prevenido y, desconfiando de los servicios mínimos del metro, he salido de casa a las 6:10 y he venido andando hasta el trabajo, salvo un trozo que he hecho en un urbano que he pillado en el camino.
¿Se nota la huelga? Pues no sabría que decirles. En un mundo urbano y de oficinas un paro de este tipo no es tan evidente como en los polígonos industriales y las zonas fabriles, lugares donde se inventó hace ya más de un siglo y donde será el último lugar en el que persista. Las crónicas cuentan que ha habido incidentes aislados pero sin especial gravedad, especialmente en los centros de distribución mayorista y en algunas cocheras de autobuses urbanos. Y si eso se ha dado se ha debido a la existencia de esa figura sacada del túnel del tiempo llamada piquete informativo, cuyo único mérito puede ser el de haber inaugurado el uso del eufemismo en el mundo económico, porque esa entidad tiene mucho de piquete coercitivo y poco de informativo. No nos engañemos, si muchos sitios cierran es porque pasa por delante el piquete que les fuerza a ello. Un ejemplo muy chusco de todo ello es que han detenido al actor Willy Toledo por destrozar el mobiliario de un bar, una acción de la que sin duda se sentirá orgullo, aunque los que le hemos visto desde hace tiempo apoyando a los de la kale borroka del País Vasco no podemos más que darle el carné de borroquilla en prácticas y que lo disfrute quemando un cajero, que es el proyecto fin de carrera de esa particular tribu urbana. En el paseo por Madrid no he visto ningún tipo de incidente ni nada reseñable. Algunos coches de policía que parecían estar pasando el rato en cruces con bastante tráfico y poco más, salvo algo de basura arrojado a las puertas de las sucursales bancarias, por lo que éstas ya no sólo pueden alardear de vender productos basura a sus clientes, ahora también les reciben con basura desde la puerta de acceso. En los medios de comunicación la huelga se nota de manera relativa. Telemadrid no emite y Televisión Española tiene servicios mínimos de directo en sus informativos, pero radios privadas y medios online funcionan a pleno rendimiento, y es que desde la implantación de Internet parar las rotativas no hace que cese la actualidad. Por ello es imposible que se den apagones informativos que conmocionen como sucedió en la mítica huelga del 14D de 1988. Aquella vez el apagón de RTVE sumió al país en el vacío, y dio la señal de victoria para los convocantes. De ahí en adelante cómo medir el éxito de una huelga de este tipo se ha convertido en todo un ejercicio de voluntarismo. Se usan indicadores como el consumo eléctrico, y la bajada que se registre respecto a un día similar, por ejemplo el jueves de la semana pasada, y otros por el estilo, pero que dan mucho margen tanto al gobierno como a los sindicatos como para darse por ganadores. Esta vez servirá como referencia lo sucedido hace dos años, donde la huelga se convocó sin ganas y no tuvo efectos reseñables. Es casi seguro que la incidencia sea mayor, pero dudo que mucho más.
Y es que esta huelga no va a servir de nada. El gobierno esta atado entre la espada de los mercados, de los que dependemos para financiar nuestro déficit corriente (este artículo de Ángel Laborda del Domingo en El País muestra hasta qué punto dependemos de ellos) y la pared de Bruselas, donde cada vez se fían menos de nosotros. Por lo tanto no puede ni debe dar marcha atrás en esta reforma laboral ¿Servirá al menos para crear empleo? Sí, pero cuando la actividad vuelva, y no esperen que eso se produzca en breve plazo, más bien al contrario. En fin, que hoy no pase nada, el que quiera ir a la huelga que vaya y el que quiera trabajar que pueda, y el parado…… ni uno ni otro piensan en él.
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