Uno de los problemas que tiene la economía en común con otras disciplinas es que su capacidad de predicción a veces es nula, y habitualmente se conforma con ser escasa. En esto otros campos dinámicos y complejos nos llevan mucha ventaja, y destaca sobre todos ellos la meteorología. Los modelos numéricos de predicción asociados a la red de observadores y la capacidad de procesamiento informático permiten hacer predicciones cada vez más fiables y a un plazo mayor. Siempre habrá un margen de error, creciente con el tiempo, pero el grado de acierto cada vez es más elevado.
Aunque hay ocasiones en las que parece no tener mérito acertar la predicción, y estamos, lamentablemente, en una de ellas. Si hace dos meses alguien hubiera preguntado qué tiempo le esperaba para el mes siguiente el vaticinio de seco y soleado le hubiera casado perfectamente, y hace tres meses, y hace tres semanas, y para lo que resta de semana….. desde antes de las navidades hemos entrado en España en la temporada más seca desde que hay registros. Quitando zonas del norte, Asturias, Cantabria y País Vasco sobre todo, el resto del país está sometido a una sequía horrorosa que deja registros propios de zonas desérticas. En Madrid ha llovido escasamente tres días en lo que llevamos de año, y creo que en el resto de la geografía nacional la sensación de que no cae una gota se palpa en el ambiente y en el polvo en el que se ha convertido el suelo. AEMET, la Agencia Estatal de Meteorología, en su boletín de resumen de lo sucedido en Febrero, lo califica como extremadamente frío y muy seco. Sí, ha hecho frío siberiano, pero si acceden al enlace superior lo más significativo, y grave, es el mapa que indica la diferencia entre la precipitación registrada y el promedio habitual. Verán que salvo esa mancha del norte, el resto del país aparece con un tono rojo que indica que estamos por debajo del 25% de lo que sería habitual, es decir, ha llovido menos de la cuarta parte de lo que sería normal. Malo, pero lo peor es que viene tras un Enero que también ha tenido unos registros igualmente lamentables. En lo poco que llevamos de Marzo han caído unas gotas sueltas en algunas partes del país, pero nada serio, y al menos para esta semana la previsión es que no llueva nada, así de simple. Aunque parezca algo obvio, es normal que no llueva en verano en España, pero que no lo haga en invierno ni en primavera puede conducirnos a un estío horroroso, en el que la curva de garantía de los pantanos empiece a bajar y en el que la sequedad de los bosques origine incendios forestales con sólo imaginarlo. Es cierto que quedan por delante meses “llovedores” especialmente Abril y Mayo, pero de cómo está evolucionando Marzo hace temer que mucho tendrán que cambiar las cosas para enderezar esta situación. De hecho aunque los meses restantes fueran más lluviosos de lo normal no podrían paliar el déficit de reprecipitación que arrastramos, simplemente garantizarían un verano sin problemas. Los modelos estacionales en Europa, pese a lo que comentaba al principio, siguen poseyendo un margen de error muy grande, y la muestra es que preveían para España un invierno normal, y miren lo que ha salido, por lo que los avances que puedan realizar para la primavera verano hay que ponerlos con todas las comillas posibles y creérselos, cuando se publiquen, con un grado muy alto de reservas.
¿Consecuencias de toda esta sequía? Muchas, y todas malas. Las ciudades apestan, sometidas a un régimen anticiclónico que impide que la contaminación se escape, el campo está arrasado, con grandes pérdidas en las cosechas y la ruina para muchos agricultores, y las reservas de los embalses no dejan de caer, con lo que ello pueda suponer de restricciones para el consumo. España se seca, y no sólo es una frase hecha, sino una mera descripción de la realidad, como muestran las dos imágenes que están en esta web, tomadas con un año de diferencia, en la que se ve como el color del país pierde poco a poco su tono verdoso para pasar a un ocre agosteño en pleno invierno. Muy triste, pero es lo que hay. Ahorremos agua.
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