Ayer fue un día de fiesta en el
mercado, con la prima de riesgo rozando sus mínimos de más de un año, perdiendo
por momentos la cota de los 300, y el Ibex disparado subiendo más de un 3%,
seguramente al calorcito de los rumores que apuntan a que las medidas de
reforma y recorte del viernes serán más duras de lo que se esperaba. Como no
estamos acostumbrados a oír cosas buenas de la bolsa últimamente pueden ustedes
brindar con champán, pero les aconsejo que terminen la botella, porque estas
subidas pueden ser mañana bajadas, y viceversa, que todo está muy revuelto e
indefinido.
Pero en lo que quería fijarme más
en detalle de lo sucedido ayer en los mercados es el derrumbe instantáneo que
sufrió la bolsa americana a golpe de rumor, lo que en el argot se llama un “flash
crash” y que, por fortuna, se quedó en un mero susto, pero que da lugar a
muchas preguntas de gran alcance. Las cosas fueron así. En un momento dado,
entorno a las 19 horas en España, la cuenta de twitter de Associated Press
(AP), una de las grandes agencias de noticias del mundo, relata que ha habido
un atentado con bomba en la Casa Blanca y que Obama está herido. Ese mensaje
cala en un ambiente de nervios tras los sucesos de Boston y es retuiteado
(reenviado por seguidores de la cuenta de AP a sus propios seguidores) más de
cuatro mil veces, y
genera un efecto derrumbe en la cotización del Dow Jones que, como pueden ver
en la gráfica, es lo más parecido a un precipicio. A los pocos minutos AP
emite un comunicado oficial en el que anuncia que esa noticia del atentado es
falsa, y que alguien ha hackeado su cuenta en Twitter para difundirla.
Inmediatamente vuelve la calma a medio mundo, la bolsa rebota con la misma
fuerza con la que se derrumbaba minutos antes y se posiciona en un nivel
idéntico al que tenía antes de la emisión del falso rumor, dejando tras de sí
un profundo y finísimo abismo. A media noche la cuenta de AP seguía inactiva,
lo que muestra que el ataque no fue simplemente una intromisión de un
aficionado, y en ella se podía leer un mensaje de disculpas por la falta de
servicio debida a problemas técnicos. Este episodio se ha quedado, finalmente,
en una anécdota que dará para algunos chistes y que provocará risas maliciosas
en los rostros de los competidores de AP, pero muestra muy a las claras dos
cosas, al menos, que me parecen muy importantes, y más en los tiempos en los
que vivimos. Una es la mayor o menor seguridad que poseen las redes sociales
que usamos en el día a día, que están sujetas a ataques por parte de
desaprensivos que pueden usurpar nuestra personalidad para hacerse con nuestros
datos, contactos, o simular simplemente que somos nosotros para encubrir sus
fechorías o, simplemente, para hacer el tonto a costa de nuestro nombre. ¿Son
seguras estas webs? ¿Hasta qué punto poseen sistemas de controles exhaustivos y
potentes? Los bancos, poseedores de grandes redes y sistemas de datos, han
aprendido a blindarlos en muchos casos a base de ataques y robo de información
que en ellos se almacenaba. Puede que un usuario y contraseña no sea suficiente
para garantizar la confidencialidad y seguridad del acceso, pero en todo caso
twitter, dado que esta vez ha sido en esa red donde se ha producido el ataque,
debiera investigar muy en serio qué es lo que ha pasado, quién lo ha hecho,
cómo, y dar explicaciones para evitar que algo así vuelva a suceder. Porque el
efecto de ese bulo, aunque breve, fue enorme, y si llega a extenderse de manera
viral y no es cortado por un desmentido oficial a tiempo sus consecuencias
podrían ser muy serias, y en ese caso no estaríamos hablando de una anécdota,
sino de un grave problema, y aquí es donde está el otro punto importante, el que
más, de este asunto, y no es otro que el inmenso poder e influencia que estas
redes poseen en nuestro mundo. Lo que allí aparece condiciona en muchas ocasiones
nuestra opinión, comportamiento, pensamiento y decisiones. ¿Hasta qué punto eso
es lógico? ¿No tienen demasiado poder las redes sociales?
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