Una de las críticas que más
frecuentemente se hace a los políticos es que ante la dramática situación que
vivimos, y la cifra de al EPA de ayer es el mejor ejemplo de nuestra tragedia
vital, sus intereses se centran en ellos mismo, en su supervivencia, en no
hacer lo que es debido sino lo que les conviene para mantenerse en el cargo.
Asistimos a recortes continuos de servicios esenciales pero no vemos que los
políticos practiquen la austeridad en sí mismos, en sus estructuras de poder y
en gastos superfluos que son prescindibles, y más en estas épocas. La
Diputación Foral de Vizcaya DFV ha dado esta semana un ejemplo de lo que no se
debe hacer.
Este organismo foral, que posee
mucho poder, porque entre otras cosas es el que recauda los impuestos en
Vizcaya, está presidida desde hace algunos años por Jose Luis Bilbao, un
personaje que dijo una vez que lo
más grande en el mundo es ser del Athletic, del PNV y de la Virgen de Begoña,
toda una declaración de intenciones, típica por cierto de los nacionalistas,
encantados de estar todo el día dividiendo a la ciudadanía entre los buenos
(ellos) y los malos (todos los demás). Yo, que no soporto el fútbol, soy
antinacionalista y no me llama el marianismo debo ser muy pequeño a ojos del
señor Bilbao, pero si tributo en Vizcaya, como lo hacía hasta hace no muchos
años, soy igual que el resto de los ciudadanos de ese territorio. Pues bien, la
DFV del señor Bilbao ha decidido rescatar el equipo de Baloncesto de Bilbao
ciudad mediante el uso de los recursos púbicos, al ser imposible que el
patrocinador del club abonase los importes adeudados en el contrato que se
firmó hace un par de años. El acuerdo al que han llegado el club y la DFV
supone que el gobierno foral otorga 1,5 millones de euros de ayuda directa a la
entidad deportiva y perdona los 3,7 millones de euros que ésta tenía con la
Hacienda Foral, por lo que el club queda saneado de deudas y los salarios de la
plantilla se garantizan para al menos esta temporada y, supongo, alguna más. Y
todo ello, por supuesto, con recursos públicos obtenidos mediante impuestos del
conjunto de los ciudadanos, empresas y demás entidades obligadas a tributar en
Vizcaya, les guste el baloncesto o no, sean fanáticos del deporte o les traiga
al pairo. La excusa que ha dado la DFV para llegar a este acuerdo se argumenta
en que, de no hacerlo, el equipo estaría en trance de desaparición y que una
entidad que lleva el nombre de Bilbao y de Vizcaya por el mundo entero tiene un
valor añadido al que el territorio no puede renunciar. No entro en si estos
argumentos son válidos o no, que pueden defenderse hasta cierto punto, no lo
niego, pero lo que me parece lamentable es que un gestor público debe ser
consciente de que no gestiona SU dinero, sino el dinero de los ciudadanos, que
les es detraído mediante impuestos. Bilbao no ha cogido la chequera de su
cuenta corriente y se la ha dado al club de baloncesto, ya que de hacerlo nada
habría que objetar, sino que ha cogido la chequera de la DFV, que se nutre del
dinero de los contribuyentes, para darle ese dinero. En una época de recortes,
escasez de recursos, donde la necesidad de priorizar el gasto, eliminar lo
superfluo y redundante y centrarse en lo importante y necesario, la DFV sigue
con sus mensajes de austeridad, recortes en los servicios básicos de los
ciudadanos pero se gasta cinco millones del ala en el equipo de baloncesto.
Seamos un poco demagogos ¿Cuántos sueldos de profesores, o de personal
sanitario, se pueden pagar con cinco millones de euros? ¿Cuántos despidos que
se han efectuado en Vizcaya en este último año en organismos dependientes de la
DFV se hubieran evitado con cinco millones de euros? ¿Cuántos de los inscritos
en la EPA en Vizcaya en este trimestre de 2013 no lo estarían de haberse
destinado ese dinero a otros fines?
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