lunes, abril 08, 2013

Sísifo y Europa


Nuestro querido continente parece estar maldito. Uno tras otro los países que lo conforman van cayendo en una espiral autodestructiva de deuda, impagos, rescates, recortes, nuevos impagos, quitas, decisiones sorpresa y vuelta a empezar. El mito de Sísifo, ese personaje mitológico condenado a elevar una roca hasta la cima de la montaña y que veía con crueldad como justo antes de llegar al borde la roca caía sobre sus pasos y le obligaba a remontar una y otra vez es la perfecta definición de lo que nos sucede. No salimos de este bucle depresivo sino cada vez somos más quienes lo conformamos.

Si hasta hace unos pocos días era Chipre quien ocupaba las portadas de los medios, ahora es Portugal quién lo hace, y no porque las cosas se hayan solucionado en la isla mediterránea, ni mucho menos, sino porque se han agravado en Lisboa. Al decisión del Tribunal Constitucional de declarar ilegales algunos de los recortes adoptados por el gobierno, entre ellos la eliminación de la extra de los funcionarios, impide que Portugal pueda alcanzar los objetivos de déficit comprometidos con la troika en su MoU de rescate y, por tanto, se expone a no recibir los pagos asociados a este mecanismo de ayuda financiera. Se está, por tanto, ante una situación peligrosa para todos los agentes implicados. Para el gobierno, porque ve frustradas varias de sus medidas y destrozado lo poco que le queda de legitimidad, de tal manera que los rumores de dimisión que circularon el fin de semana tenían visos de credibilidad. Para la población portuguesa, que se siente aliviada al saber que la decisión le afloja el yugo del recorte, pero que sabe que una norma no sirve de nada si no hay dinero por detrás, y que sin la ayuda del rescate no hay ingresos con que pagar, por ejemplo, al extra que se debe Para la imagen del país en su conjunto, ya estigmatizada por el hecho de encontrarse rescatado, que ve como el marasmo de Italia y Grecia le alcanza e invade también su gestión política, y para el conjunto de la UE, que cada vez se parece más a un zombie no sólo por su manera errática de caminar y por lo incomprensible de sus palabras, apenas murmullos inaudibles, sino también por arrastra en su cuerpo miembros que cada vez se parecen más a meros girones de carne, informes y desgarrados. Las extremidades de eso que llamamos Europa caen poco a poco sumidas en el marasmo político y financiero, y el centro, tanto en lo que hace al poder de decisión como al económico, se enfrenta cada vez más al problema con una actitud de indolencia y tardanza que sólo contribuye a aumentar la gravedad de la situación. La Comisión, ese organismo ejecutivo, creado para regir los destinos de la Unión y que, en acertada expresión de un comentarista político de este fin de semana, se ha convertido en poco más que una secretaría técnica al servicio de los jefes de estado y de gobierno, y su papel como árbitro, impulsor y ejecutor de la política comunitaria se ve cada vez más difuminado por el coro de voces de los miembros del Consejo, los “presis” que gobiernan la Unión tratando de marcar el rumbo que más convenga a sus intereses, sin importarles hacia donde vaya la nave en la que viajamos todos. Las peleas en el timón son constantes, nadie se preocupa de saber por dónde sopla el viento y en la bodega las vías de agua no dejan de crecer. Si creen que esto de la Unión Europea va por mal camino creo están en lo cierto. Trato de convencerme cada día de que esta situación acabará arreglándose, pero cada noche me acuesto con el temor de que no será así. Y a la mañana siguiente, como Sísifo, vuelta a empezar.

¿Y a España? ¿Cómo nos afecta lo de Portugal? Sumidos en nuestro propio marasmo, nos viene mal, o muy mal, que nuestro vecino se meta en más problemas. Más allá del efecto de hoy y mañana en la prima y los mercados, la decisión del Constitucional portugués se ha visto aquí como un aviso de lo que podría suceder si se admiten los recursos presentados por medidas similares ante el Constitucional español. Eliminar por sentencia recortes de 2012 ¿abocaría a España al rescate total? ¿Sería un golpe que no podría soportar el cada vez más débil gobierno de Rajoy? ¿Tensionaría los mercados de deuda hasta bloquearlos como en el verano pasado? Quién sabe, pero en todo caso, una nueva fuente de inestabilidad ha surgido.

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