lunes, abril 15, 2013

La democracia y sus enemigos (para Beatriz Talegón)


¿Cómo son sus sábados por la noche? ¿Activos, desenfrenados y divertidos? ¿Suaves y románticos? ¿Aburridos? De todo un poco, verdad? Los míos no son de los que dan envidia, no se lo voy a negar, y habitualmente me llevan pronto a casa, a unas horas en las que la programación televisiva se ha llenado de debates políticos y sociales, que en el fondo no son sino una gradería enfervorizada que chilla, grita y dice opinar en medio del ruido. Hemos sustituido el sonido discotequero por el de los tertulianos forofos, y sinceramente, creo que hemos salido perdiendo.

En fin, que llegaba yo este pasado sábado noche a casa y puse la tele para ver que había por ahí. Una mala película, otra aburrida, mierdacinco y me paré un instante en el debate de la sexta, por llamarlo de alguna manera. De mientras me iba quitando la ropa en el salón (uuhh) observa a un grupo de mujeres gritando a una tercera. Entre las gritonas se encontraba una portavoz de la plataforma en contra de los desahucios y una periodista que es famosa por ser la mujer de un juez, y a la que estaban acusando con voces destempladas era Beatriz Talegón, chica que pertenece a las juventudes del PSOE que se hizo famosa hace unas semanas por un discurso bastante populista en contra de los dirigentes de su partido, y que luego, varios días después, tuvo que ser escoltada por la policía para abandonar una manifestación que tuvo lugar en Madrid en contra de las políticas del gobierno a la que acudió, donde fue reconocida por algunos participantes, que la increparon y acusaron, entre otras cosas, de ser… política!!. Ten el programa televisivo Talegón no estaba en el estudio, sino en una conexión en directo desde, creo recordar, un pueblo de Palencia, y entre la imposibilidad de responder en persona a las que le aludían y el retorno del sonido, que al parecer le llegaba con retardo, las posibilidades con las que contaba para poder defenderse en una discusión rápida eran escasas. Pero es que lo peor no era eso, sino lo que estaba teniendo que oír. Las exaltadas del estudio, erigidas en portavoces de la verdad revelada, pontificaban en contra de todo el mundo amparadas en la tragedia del desahucio, y eso les permitía determinar quién tenía derecho a protestar y quién no, quién podía salir a la calle a defender sus derechos y quién no, en un discurso totalitario que parecía sacado de un manual de historia del aciago siglo XX. Y Talegón, como política, como representante de un partido, como miembro del mismo, no tenía derecho a opinar, a protestar, a expresarse, a denunciar, a decir lo que le viniera en gana, porque formaba parte de la maquinaria opresora que había echado a la calle a miles de personas. Absorto, con la camisa aún en mi mano, y sin entender nada, observaba como Beatriz trataba de argumentar en defensa de la democracia yd el estado de derecho frente a los populismos que empiezan a hacerse dueños de la calle, y de que la ley es el instrumento que puede arreglar el desastre inmobiliario y social que tenemos entre manos, pero las vociferantes tertulianas no le dejaban acabar, y le decían que ella, como política, no tenía los mismos derechos que el resto de los ciudadanos, que debía saber que iba a ser objeto de agresiones, insultos y ataques por parte de la ciudadanía, dada su condición y por pertenecer a un partido, colaborador necesario en la creación de la burbuja la crisis posterior. De mientras semejante argumento totalitario era expresado con una franqueza y bravura que yo nunca había visto fuera del País Vasco el presentador del programa, imagino que encantado con la audiencia que, presumiblemente iba a cosechar el enfrentamiento, no decía nada. Cobarde, callaba ante la agresión.

Como liberal convencido que soy seguro que son muy pocos los puntos de coincidencia ideológicos que pueda compartir con Beatriz Talegón, pero ella y yo estamos de acuerdo en lo básico, en lo importante. La democracia se fundamenta en la existencia de ciudadanos libres e iguales, sometidos a la Ley y el estado de derecho, dotados de derechos y libertades que no pueden ser conculcados fuera de la Ley. El sábado por la noche algunas pretendían erigirse en tribunal para determinar si Beatriz era sujeta de derechos o no, si era ciudadana o súbdita, como en una dictadura. El sábado por la noche tuvo lugar un ataque a la libertad y la democracia vestido de debate contra una ciudadana llamada Beatriz talegón, y aquí lo denuncio para que todo el mundo, los cuatro locos que leen esto, lo sepan.

En cuanto terminé de quitarme la ropa, apagué el televisor.

2 comentarios:

peich dijo...

uuuuhhhhh.
Te comunico que mi misión de compras de hoy está cumplida.
Y baratita.
Gracias por la defensa de la libertad.

David Azcárate dijo...

gracias a ti por todo