Hoy tenemos reunión del BCE, el
Banco Central Europeo que aparece en tantos comentarios referidos a la
sempiterna crisis o a todo aquello relacionado con la intervención de algo.
“¿Qué se está quemando el bosque? Pues nada, hay que solicitar la intervención
inmediata del BCE”. En sus últimas reuniones no ha movido ficha respecto a los
tipos de interés, que siguen estables desde hace tiempo en el 0,5%, siendo lo
más interesante de dichas reuniones la posterior rueda de prensa, en la que
Draghi da orientaciones y pistas sobre futuras políticas tanto del BCE como de
lo que deben hacer los países del euro.
Sin
embargo han crecido los rumores estos últimos días sobre una bajada, hasta el
0,25%. ¿Por qué? Los defensores de la bajada argumentan que la recuperación
que empieza a vivir la eurozona, tímida donde las haya, es frágil, y que la
bajada de tipos puede servir para espolearla. Además, no se ve riesgo de
inflación a la vista. Es más, empiezan a aparecer preocupantes síntomas en
algunos países, España sin ir más lejos, de presiones deflacionarias, producto
de las políticas de ajuste y del colapso en el que se encuentra instalada la
demanda nacional. En este contexto bajar tipos estimularía el gasto, el
consumo, el crecimiento y tensionaría los precios, contribuyendo a eliminar el
temor a la deflación. Por el lado de los que se muestran en contra de la rebaja
se argumenta que, hasta ahora, no está nada claro que la relajación monetaria
practicada por el BCE, y efectuada de manera compulsiva por la FED norteamericana
y el Banco de Japón, haya generado crecimiento económico, sino más bien una
profunda distorsión en los mercados de capitales, que afecta tanto a los países
emisores de los mismos como a los emergentes, receptores en muchos casos de
esos recursos dispensado con alegría por los bancos centrales. Además, empieza
a haber síntomas evidentes de se puede estar organizando una burbuja en algunos
mercados financieros, alimentados por la vorágine de dinero que, sobre todo
saliente de la FED, inunda bolsas de todo el mundo. También se dice que es el
exceso de relajación monetaria lo que está permitiendo a los bancos sobrevivir
a corto y mantener el volumen de compras de deuda pública que sostiene los
déficits de los estados, de tal manera que no es ni siquiera necesario conceder
créditos para ganar dinero. Basta con tomarlo prestado casi gratis del BCE e
invertirlo en deuda soberana del, pongamos, Reino de España, con lo que todos
los implicados en este circuito, especialmente bancos y estados, gana dinero, y
la economía productiva ve como el sistema financiero se ha desentendido de sus
problemas. Bajar los tipos o cualquier otro tipo de política expansiva no sería
sino una nueva vuelta de tuerca a este proceso, que tarde o temprano debe
revertir. Y por si todos estos argumentos a favor y en contra no fueran
suficientes, tenemos el problema del euro, una moneda cuya cotización no deja
de subir frente al dólar o el yen, y que a medida que se hace más cara destroza
toda la ganancia de competitividad que economías como la española han logrado
con su devaluación interna, siempre claro frente a países de fuera de la zona
euro. Bajar tipos frenaría esta alza de la moneda, aunque introduciría costes
derivados de, por ejemplo, el aumento de los precios de la energía, y es que
habrán notado que la gasolina lleva unos meses bajando, sobre todo gracias a
ese euro tan caro frente al dólar, moneda en la que se compra. Pese a ello, soy
partidario de frenar la escalada del euro y, a ser posible, abaratarlo. Un
cambio superior a 1,35 frente al dólar me parece peligroso.
Con todo esto, ¿qué es lo que va a anunciar
Draghi a las 13:45? Pues la verdad es que no tengo ni idea. YA ven que hay
argumentos para todos los gustos y que, una vez conocida la decisión, pueden
usarse para defenderla o criticarla. Si me obligan a opinar me inclinaría,
ligeramente, a que no va a tocarlos, pero la verdad es que esta es la primera
reunión desde hace bastante tiempo donde la posibilidad de bajada es real. A
veces Draghi sorprende al mercado, y quizás hoy, pese a que son pocos los
analistas fervorosamente convencidos del recorte, endulza la comida de todos
con los tipos al 0,25%. En todo caso, como ven, la situación es compleja, llena
de alternativas y sin que esté nada claro ni dónde nos encontramos ni hacia dónde
vamos. La solución del misterio, este mediodía en Frankfurt.
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