miércoles, octubre 08, 2014

Madrid, escenario de película de ciencia ficción por el Ébola


Esta semana y la que viene se graban en Sevilla y Osuna las escenas de la quinta temporada de la serie Juego de Tronos que recrean el sureño reino de Dorne. Si recuerdan hubo una avalancha de personas que quisieron sumarse al casting para participar en el rodaje y, aunque fueran indistinguibles, decir a sus conocidos que formaban parte de esa escena, ahí, en la esquina de la pantalla. Muchos acudieron y pocos fueron escogidos. Es de suponer que esto va a ser un revulsivo económico para las ciudades escogidas y un banderín de enganche en lo que hace a promoción turística. Bueno, todo muy bueno.

Y yo tengo la sensación de que, desde hace dos días, Madrid se ha convertido en un gigantesco plató en el que se graba una de esas películas de corte apocalíptico en el que todo empieza por una nimiedad y acaba generando el vacío y la desolación. Titulares de periódico que usan tipos de letra más grandes que mis dedos, cobertura televisiva completa, medios de todo el mundo desplazados con su ojo puesto aquí, ruedas de prensa sucesivas en las que, como nos suelen mostrar las películas desarrolladas en la Casa Blanca, los periodistas saltan como resortes para realizar preguntas de manera atropellada y a voz en grito, con un aire de histerismo palpable en la sala que no deja de crecer, comparecencias de altos cargos ante el Parlamento (no la alto cargo que debiera, que no está capacitada para ello, ni el presidente, que aún sigue mudo, como es su costumbre) en las que existe un rifirrafe político muy cainita, de gusto inequívocamente español, pero en las que pesa un aire de seriedad al que no estamos acostumbrados, cadenas de whatsapps y correos electrónicos en las que circulan chistes de gusto dudoso haciendo mofa de los protocolos de protección, de la incapacidad de la ministra o de las posibles consecuencias de una epidemia, debates tertulianos en los que, quienes hasta ayer se pegaban sobre cuestiones económicas de las que no tenían ni idea ahora se acusan mutuamente respecto a conceptos epidemiológicos, término enorme en lo que hace al uso de letras, que dudo mucho que esos tertulianos sean capaces de pronunciar de manera correcta y seguida (entenderlo seguro que no), conversaciones de cafetería, bar, restaurante y terraza, que hasta hoy el tiempo permitirá sacarlas, monopolizadas por el contagio, las posibilidades de que uno pueda aislarse de la enfermedad, los chistes fáciles sobre el no intercambio de fluidos para evitar riesgos (o sí, intercambio desenfrenado de eróticos fluidos si todo se va a acabar) los detalles del “protocolo de aislamiento” y demás aspectos del tema en medio de cafés, porras y pinchos variados, todos ellos llenos de microbios a los que somos inmunes y nada tememos. Madrid, toda la ciudad y los municipios del sur, viven en un extraño estado de angustia causado por el contagio de una persona por el virus del ébola y la posibilidad de que haya algún paciente más, todo envuelto en rumores, nerviosismo y declaraciones para todos los gustos, en las que debiera primar el sentido común, el rigor y el conocimiento, pero que no abundan precisamente frente al rumor, la sospecha, el “me han dicho que” y cuestiones similares que intranquilizan a todo el mundo. Se extiende el temor a una velocidad mucho mayor que la de cualquier contagio vírico y, ante él, tampoco existe vacuna conocida más allá de la divulgación y transparencia.

Para dar le el toque perfecto a la película, que siempre incluye cortes de un informativo visto por los angustiados protagonistas, la bolsa se derrumba, cayendo un 2% el Ibex y mucho más las empresas turísticas y relacionadas con los viajes por temor a contagios, los países de la UE empiezan a hablar de controles sanitarios en las fronteras, un perro se convierte en símbolo de contagio o esperanza y el guion del temor avanza imparable en medio de una sociedad asustada ante un problema que, siempre soy minoría en todo, es serio, pero no creo que tenga la capacidad para generar la alarma que está suponiendo. Pero bueno, lo que suceda en los próximos capítulos depende de los guionistas de esta peli que vivimos día a día.

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