viernes, agosto 07, 2015

A Pablo Iglesias se le escapa Desembarco del Rey

Seguro que a usted le han tomado alguna vez la tensión. Le ponen alrededor del antebrazo esa cinta gruesa llena de velcro, se la cierran, y una presión mecánica empieza a actuar sobre el músculo hasta un punto que puede llegar a incomodar. Entonces la tensión deja de crecer y poco a poco se relaja, a un ritmo más lento que el que empleó para aumentar, y en un momento dado una pantalla le muestra los resultados de la máxima y mínima, y ahí es donde empiezan (o no) los problemas en función de lo que los números canten. A veces es necesario repetir el proceso para asegurarse de una correcta medición.

A la marca electora Podemos le está pasando lo mismo que a la presión de su brazo en la toma de la tensión. Subió muy alto y muy deprisa, pero una vez que ha tocado techo inicia un suave y continuo descenso que todas las encuestas vienen certificando desde hace meses, la última la del CIS, conocida esta semana y que con su maestría habitual destripa Kiko Llaneras. ¿A qué se debe esta bajada? Creo que no es difícil deducir que hay dos fuentes causantes, propias y ajenas. Las ajenas vienen derivadas de, vaya símil más completo que he encontrado, una cierta bajada de la tensión social del país. La recuperación económica no es completa, ni plena, ni nos va a devolver a los años falsamente dorados previos a la burbuja, pero existe. Miles de personas encuentran trabajo, precario y mal pagado puede ser, pero salen del paro y se sienten mejor. Los indicadores macro que suben reflejan en el fondo una tendencia de mejora que poco a poco se extiende por la sociedad. No será suficiente quizás para que el PP arrase en las elecciones generales, que es lo que busca, pero sí para impedir que los movimientos alternativos puedan despegar más. Otro facto ajeno es que el resto de formaciones, como es obvio, no se han dejado insultar por parte de Podemos sin responder, y los ataques recibidos hacen mella en la formación de Iglesias. Pero con ser estos importantes, creo que los factores propios son los determinantes para explicar la bajada de la formación, y su propio líder, Pablo Iglesias, los encarna perfectamente. La prepotencia, chulería, soberbia, la infinita altanería con la que este personaje se mueve en el mundo le ha convertido en el segundo político peor valorado por la sociedad, sólo superado en inquina por Rajoy. La imagen de esperanza de la formación queda supeditada a un líder autoritario que muestra rasgos dictatoriales a cada paso que da, que en cada pregunta que se le hace es incapaz de esconder las ganas que tiene de mandar detener al periodista, que fue muy listo a la hora de detectar un sentimiento de rabia y canalizarlo, pero que vive cegado en el orgullo. El trato que ha dado a formaciones como IU es, simplemente, humillante, y ha provocado que muchas de las bases “naturales” de Podemos huyan ante un la presencia de un personaje que no hace más que aumentar la sensación de rechazo. El resto de portavoces de la formación no han aprendido mucha dialéctica de su líder, pero si modales toscos y agresivos, y hacen que cuando se presente un portavoz de Podemos en una debate o programa sepamos que ya tenemos ahí a quien va a tratar a los demás como “casta” basura mientras que él y los suyo son la virginidad inmaculada. Es una forma caricaturesca de describirlo, pero basta aguantar unos minutos de esos debates para sacar esa sensación. Como estrategia de comunicación pública es, como mínimo, suicida.

Sumen a todo esto la llegada de Podemos al poder real, en forma de ayuntamientos y comunidades, y la catarata de decisiones para la galería tomadas, fundamentalmente cambios de retratos y bustos reales, y una incapacidad de gestión práctica que, a la vuelta del verano puede convertirse en un serio problema de seguir así, para que muchos votantes que pensaban que las soluciones iban a venir de esos círculos empiecen a verlos como un problema más. En las siguientes generales Podemos sacará buenos resultados, y puede ser determinante en algunos pactos, pero no es la formación líder del país, ni la jefa de la oposición. Y debe asumirlo y empezar a comportarse con correcta y modesta normalidad. Pablo, Desembarco del Rey está cada vez más lejos.

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