miércoles, junio 15, 2016

El absurdo del bono alemán a 10 años en negativo

Desde el verano de 2008, en el que todo reventó, nada ha sido como nos lo habían contado. Para los que estudiamos económicas y nos gusta ese mundo, ha sido demoledor. Muchas de las cosas de las que nos examinaron en la facultad se han revelado no ya como falsas, sino tremendamente equivocadas de raíz. Supuestos básicos que daban sentido a los modelos se han ido cayendo uno tras otro a medida que una crisis que no podía suceder adquiría cada vez unas proporciones más majestuosas. No se qué se estudiará en las aulas por las que pasé en los noventa, o en otras similares. Si los planes de estudio no han cambiado, de poco sirve estar ahora en esos pupitres.

Ayer el bono alemán a diez años, la referencia de la deuda en Europa, el “bund”, sobre el que se calculan las primas de riesgo del resto de países del continente (la diferencia de lo que pagan de más los otros respecto a él) cotizó por primera vez en negativo. Un absurdo, algo imposible, pero que ayer sucedió. Así de simple. Como si para la física la ley de la gravedad se suspendiera y las cosas empezasen a flotar. ¿Por qué pasó esto? Es complicado de explicar, aunque la lógica, perversa, es sencilla. Un bono es un título de lo que se denomina renta fija (el nombre ya parece engaños, y eso lía aún más). Un título que le dice al portador que si deposita 100 euros en él el estado, en este caso alemán, le pagará un x% fijado de interés anual sobre el valor nominal, fijado  seguro, y al cabo de 10 años recuperará el 100 capital invertido. Es un producto serios, solvente, aburrido y objeto clásico de inversión por parte de ahorradores conservadores de medio mundo que no quieren locuras en bolsa y valoran mucho la tranquilidad de sus sueños. Dice la lógica que, cuando más serio es el emisor del bono, menos interés tiene que ofrecer para que la gente confíe en él y le preste dinero. Quien más fiable es, más fácil lo obtendrá y menso tendrá que pagar por ello. Una vez emitido el bono, y comprado, en lo que se llama mercado primario o de emisión, el bono cotiza en el llamado mercado secundario. Compradores de muchos bonos, por ejemplo fondos de inversión, pueden querer sacar un margen con ellos. Supongamos que ahora se descubre que los Mercedes alemanes tienen un motor de cartón y todos se paran a la vez, con lo que la solidez de Alemania se va a la porra. Usted, dueño del bono, ni se entera porque tiene un título quieto, pero si quisiera venderlo ahora ese título tiene más riesgo de ser cobrado, por lo que el comprador no lo valorará al precio de emisión, sino a algo menos. Recuerde que pagó 100 euros por él, así que ahora a los mejor lo puede vender por 100 euros menos algo, pongamos que lo vende por 90. Como el interés que renta el bono es el mismo, rentará más sobre 100 que sobre 90 El precio del bono ha bajado y su cotización subido (esto ya no parece tan fijo) y si el bono se cobra al final, el que lo ha comprado a 90 gana más dinero que usted, que lo compró a 100. Esto es lo que pasa con la deuda española o cualquier otra periférica, cotiza por debajo de su valor nominal (muy por debajo en el caso griego) y renta más, más cuanto mayor es el riesgo de impago. El supuesto inverso es posible. Como el bono alemán es un activo tan seguro, ante una situación de riesgo usted puede decidir demandarlo para buscar refugio, y el precio del bono empieza a subir, pongamos a 105. Como el rendimiento sigue siendo el mismo que a 100, usted ganara un porcentaje menor comprando a 105 que el que lo compró a 100. El precio del bono sube y su rendimiento baja.

¿Qué quiere decir que el bono cotiza en negativo? Que usted paga por el más de lo que cuesta el nominal y el interés que le proporciona. Que usted va a PERDER dinero con la compra del bono. Y que Alemania va a GANAR dinero endeudándose a diez años. Ese es el absurdo. ¿Y por qué sucede esto? Si el bono es un refugio, la única explicación es que usted compra a pérdidas porque cree que la alternativa es aún peor, mayor pérdida, tanto en bolsa como en otros mercados, porque tiene miedo a lo que pueda pasar con el Brexit o con los tipos de interés en EEUU o los datos de la economía china, o lo que sea que se comente en ese momento. Se puede llegar a explicar la existencia de intereses negativos en el “bund” pero hasta ayer no los vimos nunca, nunca jamás, lo que nos dice mucho de los absurdos, complejos y peligrosos momentos económicos que vivimos.

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