miércoles, junio 29, 2016

El terrorismo golpea con saña a Turquía

Al parecer han sido tres los terroristas suicidas que, en un ejercicio muy similar al que tuvo lugar hace pocos meses en el aeropuerto de Bruselas, han causado la muerte y destrucción en el principal aeródromo de Estambul, el aeropuerto internacional Ataturk, uno de los más transitados del mundo con más de sesenta millones de pasajeros al año. Un ataque coordinado, con ráfagas de disparos sobre las personas que se encontraban en la terminal, junto con la detonación de los cinturones explosivos que portaban los terroristas. El balance, a esta hora, alcanza los 36 muertos y cientos de heridos. Desolador.

No es el primer gran atentado que sufre Turquís. Es más, la cadencia de masacres terroristas que padece este país desde hace meses es, sencillamente, insoportable. Apenas ha transcurrido medio año desde el salvaje atentado que tuvo lugar en Ankara, junto a la estación central de trenes, con más de un centenar de víctimas y, desde entonces, casi cada mes, una nueva explosión o ataque sacuden al país, causando decenas de muertos en cada ocasión, desestabilizando a una sociedad ya bastante enfrentada, y dando alas de paso a Erdogan para imponer con más saña si cabe la dureza de su régimen, que ya es una autocracia en todos los sentidos, y que se encamina peligrosamente hacia una dictadura. Dos son las fuentes de este terrorismo, una la clásica, el conflicto con los kurdos, reavivado por Erdogan hace un par de años con ataques desde territorio turco contra las bases kurdas que, pásmense, sirven a su vez para que esa población pueda atacar al DAESH en la guerra siria. El frágil proceso de paz que se vivía en el país en el frente turco saltó por los aires y varias facciones armadas anunciaron su vuelta a las acciones terroristas, habiéndose atribuido algunas de las acaecidas en el país en estos meses. El otro origen terrorista, que es el que puede estar detrás de la matanza de esta noche en el aeropuerto, es el propio DAESH, el islamismo radical con el que Turquía mantiene una ambigua y muy peligrosa relación de amor odio. Ankara ataca a DAESH en la guerra de Siria, pero con escasa convicción, y a la vez son muchas las fuentes, no sólo las de los enfadados rusos, que señalan la colaboración de las autoridades turcas con los islamistas radicales en los negocios que estos últimos realizan con el petróleo que, de contrabando, venden para financiarse. Desde Ankara parece verse la guerra de Siria como una oportunidad para, si no aumentar las fronteras, sí ampliar la zona de influencia turca a territorios anteriormente sirios, que antaño fueron parte de un imperio otomano que parece obnubilar al “neosultán” Erdogan. Por obligaciones internacionales (Turquía pertenece a la OTAN) Ankara colabora en los ataques contra DAESH, pero es obvio que tiene intereses cruzados sobre el terreno, y eso hace muy difícil saber cuál es su posición real sobre lo que allí pasa. Es innegable en todo caso que DAESH ha atacado en ocasiones anteriores el territorio turco, porque colaborará con ellos pero no perdona el más mínimo golpe militar, y lo que ha sucedido esta noche, por la forma de llevarlo a cabo y por la relevancia mediática del objetivo, es un acto terrorista marca de la casa islamista, por así llamarlo. El golpe, cruel y cruento, supone de paso la puntilla al moribundo turismo turco, ya golpeado por anteriores atentados en el centro turístico de Estambul, destroza por completo una de las fuentes de financiación del país y de parte de sus habitantes, y lo condena a una mayor pobreza, caldo perfecto para el cultivo de extremistas y, también, populismos dictatoriales. Erdogan bien que lo sabe.

Una derivada interesante, e inquietante de este atentado. Su modus operandi ha sido muy similar al de Bruselas, como antes comentaba, y vuelve a poner de manifiesto que el terrorismo ha aprendido a causar enormes daños en las instalaciones y servicio aéreo, con las repercusiones económicas y sociales que ello tiene, sin que las medidas de seguridad del acceso a los aviones puedan hacer nada, dado que el ataque se produce antes de las mismas, en la zona de acceso libre de las terminales. La falla de seguridad, enorme y de casi imposible solución, muestra que la carrera armamentística contra el terrorismo no cesa y en ella los malos aprenden mucho, y muy rápido. Desastrosa noticia desde todos los puntos posibles.

No hay comentarios: