martes, enero 09, 2018

El grupo Zeta cierra Interviú y Tiempo

Apenas ha empezado el año y ya tenemos noticias de impacto que nos hablan de un mundo nuevo, que no acabaos de conocer ni, desde luego, controlar. El grupo Zeta hizo ayer pública su intención de cerrar Interviú y Tiempo, dos cabeceras históricas en España, revistas semanales de enorme importancia y que, durante décadas, marcaron la actualidad política, económica y, también, erótica, del país. Muchos asociarán años enteros de su vida a artículos de Tiempo, columnas de opinión relevantes, y sobre todo, a reportajes de investigación de Interviú. Quizás los más recuerden momentos de euforia con algunas de las portadas y fotografías que esa revista consiguió colocar, como póster, en tantos pisos de estudiantes, camiones, casetas de obra y vaya usted a imaginar dónde más.

Se dice desde hace tiempo que asistimos a la muerte del periodismo clásico y la de los medios impresos, y noticias como ayer nos hacen ver que esa expresión se queda corta, porque ya enterramos los cadáveres. Este pasado domingo, inicio de rebajas, jornada de gran facturación publicitaria, la edición dominical de El País tenía 44 páginas, una finura que era apenas disimulada por el suplemento Ideas (12 páginas) y el Negocios salmón, más de veinte. Hace no demasiados años El País del domingo superaba ampliamente las cien páginas y sus cifras de ventas no tenían nada que ver con las de ahora. La crisis económica y, sobre todo, la revolución tecnológica, han destrozado el soporte clásico de los medios de comunicación a una velocidad que está haciendo prácticamente imposible la adaptación. Los muros de pago de las webs de noticias funcionan mejor o peor, pero son claramente insuficientes para aportar ingresos, y las páginas de los medios se dedican a disparar el recuento de clicks que reciben a base de titulares distorsionados y muchas veces sensacionalistas, que esconden o bien cosas que nada tenían que ver con lo anunciado o, directamente, el vacío. Los sueldos de la profesión se han desplomado, lo que ha eliminado viejas prácticas abusivas de gasto que no tenían sentido, pero sobre todo ha precarizado al sector, convirtiendo a la mayor parte de sus empleados en una especie de becarios. Muchos de ellos se han lanzado al mundo de internet con la creación de nuevas cabeceras, tratando de huir de los clásicos trasatlánticos que amenazan con hundirse a cada día que pasa, y el resultado es desigual, disperso y confuso. Surgen webs de noticias de alta calidad junto con portales sensacionalistas que no aportan nada, pero que poseen mucha audiencia. La confusión del consumidor de noticias va en aumento a medida que lo hace la pérdida de credibilidad de muchas de sus clásicas referencias, y en países como EEUU son las redes sociales, especialmente facebook, las que encabezan el ranking de suministradores de información. El auge de las noticias falsas y la manipulación supone otro cañonazo a la línea de flotación de un sector que se ve asediado por todas partes y no encuentra refugios. En España han surgido algunas publicaciones en papel de alta calidad y mérito, como son JotDown o 5W, por citar sólo algunas, que compaginan la edición impresa con una alta actividad web, centradas en el reportaje largo y el análisis, pero aún es pronto para saber si van a sobrevivir y cuál será su viabilidad financiera, y en todo caso acogen a un pequeño grupo de profesionales, apenas unos pocos frente a los muchos que trabajaban y lo siguen haciendo en los medios impresos. Las plantillas de los periódicos se reducen día a día a la velocidad a la que lo hacen el numeral de sus páginas, y me entra la duda de cuántas de las que consideramos inmutables seguirán existiendo en los quioscos en, pongamos, tres o cinco años. Incluso tengo dudas sobre la pervivencia de los propios quioscos.


Poco a poco el mundo digital se lo come todo. Cada sector o servicio que es digitalizado, convertido en un proceso gestionable y accesible vía web o app, se transforma por completo, reduciendo al mínimo las dimensiones del soporte físico que antes era consustancial a su definición de negocio. En EEUU, que suelen ir por delante en estas cuestiones, este proceso ya golpea con fuerza a las tiendas, centros comerciales y grandes almacenes, devorados por Amazon y la compra web. El derrumbe del “retail” como allí se le conoce, deja centros comerciales abandonados y emblemas como MAcy’s que apenas facturan lo que vale en términos inmobiliarios el solar en el que se asienta su sede de Manhattan. Un abrazo muy fuerte desde aquí a los profesionales del grupo Zeta, a los que les precedieron en el despido, y a los que vendrán después.

No hay comentarios: