Se
podía haber titulado el artículo de hoy “Villarejo y lo que sea” dado que no
hay trama ni tema de la actualidad en el que no esté implicado el turbio
personaje que responde a ese apellido de villa apartada, cercana a la corte de
todos los milagros. El último escándalo que ha saltado en el que se ha vuelto
implicado es todo aquello que tuvo que ver con la OPA que SACYR, en pleno
ascenso con la burbuja inmobiliaria, llevó a cabo para hacerse con el control
del BBVA, en un movimiento alentado por el gobierno de ZP, y más en concreto
por el entonces ministro de industria, Miguel Sebastián, antiguo directivo de
la entidad financiera, que buscaba con este movimiento vengar sus ansias de
poder frustradas en el pasado por Francisco González, hasta hace tres semanas
presidente de la entidad.
Aquel
movimiento no llegó a triunfar, era demasiado burdo, y SACYR, aún inflada, poca
cosa para hacerse con un bancazo como BBVA, y Luís del Rivero, entonces
presidente de la constructora, carecía del carácter y poder necesario como para
llevar a cabo ese movimiento. No era un Mario Conde de los noventa, sino un
chico de los recados de otros, que se vieron cegados por el poder una vez que
ocuparon sus poltronas en el gobierno. Aquella historia, sin detalles oscuros,
ya era candidata a un buen guion televisivo, porque lo tenía todo. Poder,
dinero, influencias, rumores, corruptelas, venganzas y todas esas cosas que nos
encantan como espectadores, odiamos como ciudadanos y, secretamente, aspiramos
a protagonizar. En su intento de asalto Sebastián no estaba sólo, contaba con
la ayuda del resto del gobierno, y de piezas importantes del estado, como una
CNMV que dejó hacer sin límites a SACYR. El presidente de la CNMV por aquel
entonces era Carlos Arenillas, y en los mentideros de Madrid se hablaba mucho
de cómo “Donosti y Little Sands” estaban mano a mano capitaneando el asalto al
banco. El BBVA se defendió, mediática, corporativa, financiera y, también, subterráneamente,
y al final logró hacer fracasar aquel disparate. Ahora
se ha sabido que una de las armas usadas por el banco para su defensa fue el
contratar al sujeto Villarejo para que espiase a los implicados en la operación
de asalto, con vistas a chantajes y posteriores “negociaciones”. No se sabe
cómo, y se cree que son reales, pero Villarejo, que como escuchante deja a la
NSA norteamericana convertida en una fábrica de aprendices, logró pinchar teléfonos
ministeriales y de la misma Moncloa, y en algunas conversaciones que han
trascendido (su teto, no su audio) se pone en boca de la entonces vicepresidente
del gobierno, Maria Teresa Fernández de la Vega, y de otros muchos altísimos
cargos, expresiones y argumentos para defender el asalto bancario y otras
muchas prácticas de moral y gusto poco recomendables. En la aparentemente
infinita fonoteca del excomisario ladrón existen esas y otras muchas audiciones
que pueden dejar por el suelo la imagen de todos los implicados en aquel
asunto, o eso al menos se afirma, y el culebrón adquiere unas dimensiones que,
igualando espectacularidad y sordidez a partes iguales, me vuelve a cuestionar
la necesidad de abonarse a una plataforma de pago para ver series televisivas,
porque pocas tramas inventadas pueden superar a una historia real como esta. Uno
de los principales protagonistas, del culebrón, FG, se retiró de la banca el 31
de diciembre, jubilado con setenta y mucho, presionado por el BCE para que lo
hiciera ya. En los reportajes y entrevistas concedidos a su despedida, todos
ellos de tono laudatorio, apenas se hablaba de este episodio y, desde luego,
nada se decía sobre cómo el BBVA contrarrestó el asalto de SACYR. Ahora, apenas
unas semanas después de la marcha del gran jefe, salen estas noticias. ¿Casualidad?
Juzguen ustedes.
Los
cachondos de El Confidencial, que han tenido en parte la exclusiva, han creado
un buscador para saber si su teléfono es uno de los cuatro mil (¡¡cuatro mil!!)
espiados por Villarejo a lo largo de esta oscura trama. He probado a poner
mi móvil y el de la oficina y me dice la web que no fui espiado, lo que
demuestra, carecía de dudas al respecto, mi irrelevancia para los poderosos.
Prueben ustedes si quieren a poner sus números y buscar. Si logran descubrir
que uno de ellos fue espiado, afortunados sean, porque cerca del poder estaban
y suscitaban algo de interés para Villarejo. Y en ese caso, traten de recordar
que dijeron y que no, por si en algún momento alguna web publica palabras que salieron,
presuntamente, de sus bocas. Y desde la presidencia honorífica del banco, FG contempla
el destrozo de su imagen mediática, acurrucado sobre su millonario fondo de
pensiones.
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