lunes, enero 14, 2019

Villarejo y el BBVA


Se podía haber titulado el artículo de hoy “Villarejo y lo que sea” dado que no hay trama ni tema de la actualidad en el que no esté implicado el turbio personaje que responde a ese apellido de villa apartada, cercana a la corte de todos los milagros. El último escándalo que ha saltado en el que se ha vuelto implicado es todo aquello que tuvo que ver con la OPA que SACYR, en pleno ascenso con la burbuja inmobiliaria, llevó a cabo para hacerse con el control del BBVA, en un movimiento alentado por el gobierno de ZP, y más en concreto por el entonces ministro de industria, Miguel Sebastián, antiguo directivo de la entidad financiera, que buscaba con este movimiento vengar sus ansias de poder frustradas en el pasado por Francisco González, hasta hace tres semanas presidente de la entidad.

Aquel movimiento no llegó a triunfar, era demasiado burdo, y SACYR, aún inflada, poca cosa para hacerse con un bancazo como BBVA, y Luís del Rivero, entonces presidente de la constructora, carecía del carácter y poder necesario como para llevar a cabo ese movimiento. No era un Mario Conde de los noventa, sino un chico de los recados de otros, que se vieron cegados por el poder una vez que ocuparon sus poltronas en el gobierno. Aquella historia, sin detalles oscuros, ya era candidata a un buen guion televisivo, porque lo tenía todo. Poder, dinero, influencias, rumores, corruptelas, venganzas y todas esas cosas que nos encantan como espectadores, odiamos como ciudadanos y, secretamente, aspiramos a protagonizar. En su intento de asalto Sebastián no estaba sólo, contaba con la ayuda del resto del gobierno, y de piezas importantes del estado, como una CNMV que dejó hacer sin límites a SACYR. El presidente de la CNMV por aquel entonces era Carlos Arenillas, y en los mentideros de Madrid se hablaba mucho de cómo “Donosti y Little Sands” estaban mano a mano capitaneando el asalto al banco. El BBVA se defendió, mediática, corporativa, financiera y, también, subterráneamente, y al final logró hacer fracasar aquel disparate. Ahora se ha sabido que una de las armas usadas por el banco para su defensa fue el contratar al sujeto Villarejo para que espiase a los implicados en la operación de asalto, con vistas a chantajes y posteriores “negociaciones”. No se sabe cómo, y se cree que son reales, pero Villarejo, que como escuchante deja a la NSA norteamericana convertida en una fábrica de aprendices, logró pinchar teléfonos ministeriales y de la misma Moncloa, y en algunas conversaciones que han trascendido (su teto, no su audio) se pone en boca de la entonces vicepresidente del gobierno, Maria Teresa Fernández de la Vega, y de otros muchos altísimos cargos, expresiones y argumentos para defender el asalto bancario y otras muchas prácticas de moral y gusto poco recomendables. En la aparentemente infinita fonoteca del excomisario ladrón existen esas y otras muchas audiciones que pueden dejar por el suelo la imagen de todos los implicados en aquel asunto, o eso al menos se afirma, y el culebrón adquiere unas dimensiones que, igualando espectacularidad y sordidez a partes iguales, me vuelve a cuestionar la necesidad de abonarse a una plataforma de pago para ver series televisivas, porque pocas tramas inventadas pueden superar a una historia real como esta. Uno de los principales protagonistas, del culebrón, FG, se retiró de la banca el 31 de diciembre, jubilado con setenta y mucho, presionado por el BCE para que lo hiciera ya. En los reportajes y entrevistas concedidos a su despedida, todos ellos de tono laudatorio, apenas se hablaba de este episodio y, desde luego, nada se decía sobre cómo el BBVA contrarrestó el asalto de SACYR. Ahora, apenas unas semanas después de la marcha del gran jefe, salen estas noticias. ¿Casualidad? Juzguen ustedes.

Los cachondos de El Confidencial, que han tenido en parte la exclusiva, han creado un buscador para saber si su teléfono es uno de los cuatro mil (¡¡cuatro mil!!) espiados por Villarejo a lo largo de esta oscura trama. He probado a poner mi móvil y el de la oficina y me dice la web que no fui espiado, lo que demuestra, carecía de dudas al respecto, mi irrelevancia para los poderosos. Prueben ustedes si quieren a poner sus números y buscar. Si logran descubrir que uno de ellos fue espiado, afortunados sean, porque cerca del poder estaban y suscitaban algo de interés para Villarejo. Y en ese caso, traten de recordar que dijeron y que no, por si en algún momento alguna web publica palabras que salieron, presuntamente, de sus bocas. Y desde la presidencia honorífica del banco, FG contempla el destrozo de su imagen mediática, acurrucado sobre su millonario fondo de pensiones.

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