jueves, enero 31, 2019

¿Quiere el PSOE competir por Madrid?


La sorpresa fue total la noche del martes cuando se supo que Pepu Hernández, que fue seleccionador nacional de baloncesto, era el escogido por Pedro Sánchez como candidato socialista a la alcaldía de Madrid. Semanas se llevaba especulando sobre quién podría ser el candidato, y sólo había certezas sobre los nombres que habían rechazado presentarse, empezando por el de Rubalcaba y algunos ministros del actual gobierno. Durante días el nombre de Reyes Maroto, actual titular de industria, fue la que más sonó, pero finalmente saltó la sorpresa, y la designación de Pepu ha dado la oportunidad a bromistas de todo tipo de hacer su miniagosto en medio de una revuelta semana de enero, porque el elegido y su pasado propician la broma.

La duda que me queda es si, realmente, el PSOE quiere presentarse a estas elecciones o ya las da por tan perdidas que ni le importa. Algunas encuestas a principios de semana señalaban que incluso Vox podría superar en votos a una marca tan consolidada como la del puño y al rosa, que en Madrid ciudad no consigue un éxito desde los tiempos de Juan Barranco, y si muchos de ustedes no le recuerdan ya tienen ahí un indicativo de cómo vive este partido en la ciudad. Batallas y luchas fratricidas han sido el sino de la sempiternamente dividida FSM, o como sea que se llame ahora el organismo que coordina al PSOE en Madrid, donde el último gran escándalo llegó tras la expulsión de Tomás Gómez, el último candidato que, sin aspiraciones a ganar, podía ser al menos recordado en las encuestas cuando se le preguntaba al elector por él. Mientras que en la Comunidad el PSOE ha encontrado en Gabilondo un candidato solvente, que no logra alcanzar el poder pero mantiene muy bien el tipo y la marca del partido, en el ayuntamiento los socialistas caminan de desastre en desastre hacia la nada. Hace varios meses se filtró la noticia de que Sánchez había ofrecido a la propia Carmena presentarse por las listas socialistas, lo que era una manera nada encubierta e renunciar a la carrera por parte de Ferraz y admitir que muy poco pintaban en esa competición. Carmena renunció públicamente a este ofrecimiento, quizás porque ya entonces estaba pensando en cómo amasar las empanadillas con las que iba a cortejar a Errejón, y porque sabía que su marca, ella misma, era mucho más poderosa que la de quien le ofrecía un puesto en su lista. De hecho el ver quién ofrecía a quién, o quién se plegaba a quién si así lo prefieren, mostraba dónde se encontraba el poder real y el desesperado. Tras estos movimientos, era obvio que el candidato que seleccionase el PSOE iba a ser el líder de una lista fracasada, un contrincante de consolación. “Como no ha sucedido lo que deseaba, te toca a ti cubrir el expediente” era el mensaje que cada uno de los tentados por Sánchez podía leer en su llamada de ofrecimiento. Evidentemente las negativas han sido numerosas, porque a nadie le gusta inmolarse gratis, acudir a una derrota segura y estrepitosa, y pasar a cambio las penalidades que supone una campaña electoral, estar en el foco mediático, ser escrutado y, en estos tiempos, vilipendiado por pertenecer al mundo de la política. Y todo para perder sin remedio. En este sentido me recuerda la figura de Pepu a la del antiguo ministro de Industria Miguel Sebastián, que aceptó el encargo de ZP de presentarse como alcaldable de esta villa y corte a sabiendas de su segura derrota. Su campaña fue tan triste (¿recuerdan aquel debate con Gallardón en el que utilizó tácticas del estilo “Sálvame”?) como nefasto su resultado. Sebastián, que era leal a su jefe, o no pudo o no supo renunciar al amargo cáliz que éste le ofrecía y se sacrificó delante de todo el mundo en un estrellato que le alejó definitivamente de la política. Quizás Villarejo tenga cintas en las que se puedan escuchar los argumentos con los que ZP le convenció para presentarse. Sería curioso poder oírlos.

Muchos socialistas madrileños, desnortados, asisten con sorpresa al fichaje de Pepu y empiezan a mostrarse reticentes, sabedores que los experimentos con famosos suelen acabar mal, sea cual sea la sigla que encabecen. Al final habrá primarias porque Manuel de la Rocha ha anunciado que también quiere ser candidato, pero uno y otro saben que la marca PSOE será aplastada en Madrid. Algunos de sus votantes le apoyarán, muchos se quedarán en casa y muchos otros votarán a Carmena, quizás la primera que le dijo no a Sánchez. Y en la noche electoral de mayo en Ferraz poco habrá que celebrar sobre las votaciones que decidan el destino del palacio de Cibeles, Ya habrá quien, desde hoy, escriba argumentarios de excusas.

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