Una de las pocas cosas que eran ciertas en la crisis ucraniana es que, aunque íbamos a sufrir el encarecimiento del precio como todos, España no estaba sujeta al miedo de verse sin acceso al gas por la casi nula dependencia que tenemos de Rusia, a la que apenas compramos el 65 – 7% de lo que consumimos. El 40% que representa, sobre el total de lo que consume, el gas ruso para Alemania es lo que, para nosotros, supone Argelia, y el resto proviene principalmente de envíos de gas licuado vía barco con una creciente presencia de EEUU. Si Putin corta el grifo a Europa en España tendríamos gas, carísimo, pero no faltaría.
Pues nada, esa certeza ya la pueden tirar ustedes a la basura, porque en este contexto de realidad mutante y enloquecida que vivimos, el pasado viernes por la tarde nos enteramos, vía gobierno de Marruecos, que hemos cambiado nuestra tradicional postura de apoyo al pueblo saharaui en su demanda de un referéndum de autodeterminación para pasar a respaldar la idea marroquí de que el Sahara occidental es un territorio más propiedad de la nación alauí, sobre la que se podrá determinar un cierto estatuto de autonomía, pero siempre bajo el control y soberanía de la monarquía que reside en Rabat. Desde la descolonización de los años setenta, en pleno hundimiento del franquismo, la posición de los gobiernos españoles ha sido siempre la misma, la pro saharaui, defendiendo las resoluciones de la ONU que amparan a ese territorio, como parte de un proceso de descolonización, a ejercer el derecho a un referéndum para determinar qué es lo que quiere ser. Esta postura, defendida con vehemencia por la izquierda y apoyada por la derecha, ha sido uno de los ejes fijos de nuestra política exterior. Cierto es que el ardor con el que se ha enarbolado desde las autoridades ha sido escaso, porque siempre nos ha metido en líos con Marruecos, socio estratégico, vecino indispensable y poseedor de, entre otras cosas, la llave que abre y cierra los flujos migratorios sobre Ceuta, Melilla y Canarias. El que, de repente, sin previo aviso, sin información alguna de nuestro gobierno, se cambie de estrategia completamente, los 180 grados de rigor que exige la metáfora rupturista, es toda una sorpresa, y hace que casi todos los que han sido pro saharauis de corazón, muchos de ellos de las formaciones de izquierda, se vean colgados de la brocha por un gobierno que, precisamente, es de los suyos. Es divertido comprobar como lo que hasta el jueves era imposible el viernes por la tarde empieza a ser una decisión sensata, y hasta qué punto las órdenes de Moncloa se cumplen en los medios afines y, cada vez más, económicamente dependientes del gobierno. Más allá de la ridiculez de algunas de las cosas que hemos escuchado por boca de portavoces gubernamentales este fin de semana, es exigible una clara explicación de qué es lo que ha pasado para dar este giro abrupto, que soluciona por ahora la crisis que teníamos abierta con Marruecos, pero nos abre un roto con Argelia, nuestro suministrador de gas, que es un tradicional aliado de los saharauis y su brazo armado, el Frente Polisario. ¿El infame asalto orquestado por Marruecos el año pasado mediante el uso de carne de cañón inmigrante contra Ceuta asustó tanto al gobierno que ha sido la causa de esta decisión? La no reversión por parte de la administración Biden de la decisión de Trump de reconocer la soberanía marroquí de ese territorio ¿nos ha condicionado? El que la posición americana hiciera que varios países europeos acabasen por unirse, especialmente Francia y Alemania, y nos dejase solos, ¿nos ha presionado?. En el contexto de la guerra de Ucrania, donde se deben unir las filas con los aliados, ¿ha sido una exigencia este cambio por parte de EEUU? ¿Se informó a Argelia de esta decisión, como afirman algunas fuentes del gobierno y se desmiente desde Argel? ¿Está garantizado el suministro de gas argelino? ¿Se ha realizado un acuerdo a varias bandas entre naciones europeas y Argel para que la protesta formal que se ha presentado en Madrid no vaya a más? ¿Por qué esto ahora?
Si quieren podemos llenar páginas y páginas de preguntas, a cada cual más interesante, sobre las que no tenemos respuesta alguna, y que sólo el desgobierno que nos rige puede aportar algo. Bueno, una parte del desgobierno, la otra, la de Podemos, vuelve a sufrir un golpe tremendo dado que ellos sí han sido pro saharauis en todo momento, y ahora van a legitimar, con su presencia en el consejo de ministros, una decisión que, para sus postulados políticos, es aberrante. Otra más, sí, pero esta con gran carga simbólica. Dado como funcionan aquí las cosas los de Podemos harán lo posible por seguir cobrando y no dimitirán, y el resto del gobierno apenas aclarará nada sobre una decisión tan inesperada y trascendente. Que nos tengamos que enterar de algo así porque lo publica Rabat, es alucinante la ineptitud que nos rige.
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