Si vuelvo a leer el titular del artículo de hoy soy consciente de que mi madre no sería capaz de pasar de la primera palabra sin entender nada, por lo que voy a ver si soy capaz de explicar, de manera comprensible, que es lo que dice y por qué es importante ese hecho, y las ventajas y riesgos que supone la creación del nuevo vehículo inversor asociado a la más importante de las criptomonedas que existen. En pocas palabras, se democratiza la inversión en este tipo de activos, por lo que ahora cualquiera va a poder arriesgarse al pelotazo, y a perderlo todo, gracias a la evolución de un archivo informático al que el mercado le otorga miles de euros de valor
Hasta ahora, invertir en bitcoins era una cosa sólo apta para valientes. Uno podía hacerse con grandes equipos informáticos y proceder a minarlos, resolviendo los complejos problemas matemáticos que, como solución, generan bitcoins. Es un trabajo caro, pesado, muy exigente en recursos de computación y energía, necesita miles y miles de euros de inversión y es arriesgado, porque renta si la cotización del bitcoin supera los costes, sino es ruinoso. Otra opción era comprar bitcoins en plataformas que mercadean con ellos. Las dos líderes del mercado son Coinbase y Binance, ambas envueltas en escándalos de todo tipo. Son mercados no regulados, sin supervisión legal, en los que uno adquiere cosas sin garantía de que eso le sea realmente entregado. Esas plataformas ofrecen también un servicio de custodia de los bitcoins comprados, porque uno puede adquirirlo y llevárselo a su ordenador personal, pero si lo borra por error o el ordenador sufre algún percance y el archivo se vuelve inaccesible lo hemos perdido, y todos sabemos lo que fastidia perder un documento que no vale las decenas de miles de euros a los que cotiza ahora mismo el bitcoin. Para evitar todo esto está la industria financiera, que crea productos en los que uno, desde su entidad bancaria o plataforma de trading, puede invertir dinero en las cantidades que se desee no en acciones de Ibex, sino en cualquier otro producto o bien sin tener que tener realmente el bien. Los ETF son las siglas en inglés de fondos cotizados, fondos en los que uno invierte comprando participaciones en ese fondo que fluctúa de valor en función del subyacente al que esté anclado. Hay fondos de todo tipo, de autor y no, activos y pasivos, cotizados y no. En un ETF normalmente el fondo replica un índice y se comporta de igual manera. Si el Ibex un día cierra subiendo un 0,3% el ETF del Ibex sube un 0,3% y si yo había comprado a la mañana una participación en el fondo por valor de 1.000 euros al final de la jornada mi participación vale 1.003. Si voy a la bolsa puedo comprar acciones de empresas del Ibex por mi cuenta, pero no puedo comprar “Ibex” porque es el índice, pero sí un ETF que lo replique, por lo que el trabajo de diversificación de la cartera que supone el índice ya lo ha hecho el ETF al replicarlo. Como todo fondo, poseen comisiones de mayor o menor grado y su liquidez depende tanto del activo al que se fijen como del número de participantes y el interés que tenga el mercado en ese momento. En un ETF sobre Bitcoins no necesito tener bitcoins reales, minarlos, comerciar con ellos ni nada por el estilo, sino que compro una participación en un fondo que replica la cotización del Bitcoin, y me llevo sus subidas y bajadas, con la ventaja de la liquidez y de que, ahora sí, estoy en un mercado regulado en el que la SEC, el organismo regulador de la bolsa y valores en EEUU, audita las cuentas y realiza inspecciones a los que participan en el mercado y ofrecen títulos y productos a la venta. Muchos ETF son creados por bancos de inversión, gestoras de fondos y empresas por el estilo dentro de su cartera de productos, y el cliente que a ellos acude puede optar por contratar uno o varios de estos en función de su apetencia al riesgo, liquidez, deseos y cualesquiera variables se les ocurran.
Dado que la cotización del bitcoin es una montaña rusa, el que meta ahí dinero va a ver subidas y bajadas a lo loco, por lo que estos ETF se van a convertir en productos de riesgo, de esos en los que se puede perder y ganar mucho, por lo que, dado lo primero, no se los recomendaría a mi madre. Se espera una demanda muy alta de inversores ávidos de entrar en este mercado y eso ha hecho que el rumor del lanzamiento de estos productos, que lleva tiempo circulando, haya concluido esta semana con el hackeo de la cuenta de X, antiguo Twitter, de la SEC, realizando un anuncio falso de la aprobación de los ETF un día antes de que realmente tuviera lugar, lo que permitió a alguno pegar un buen pelotazo con Bitcoins al contado. En fin, emoción en el parqué.
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