La verdad es que ver las noticias esta semana de Agosto se está convirtiendo en algo deprimente: Los fuegos de Galicia no cesan y, para empeorar, ahora aparecen los políticos para echarse las brasas, la reserva de agua cae sin freno y sin remedio mientras luce un sol de justicia y no llueve, los bañistas huyen de las playas por unas simpáticas medusas que tienen la manía de picar y hacer daño, la guerra en el Líbano no cesa y los cohetes y bombardeos atronan en medio de poblaciones indefensas. Ojala fuese cierto eso de que en Agosto no hay noticias, y todo esto se acabase.
Pero siempre hay luz en la oscuridad, o agua en medio de las brasas. Al fundación de Hill y Melina Gates ha donado 500 millones de dólares al fondo de la ONU contra el SIDA y la malaria, en lo que se ha convertido en la mayor donación privada de la historia a la ONU. La actitud de los Gates, Bill ya ha dicho que va a dejar Microsoft para centrarse en la fundación, es extraña vista desde nuestra óptica, pero no desde la clásica filantropía norteamericana. Allí es muy típico que los millonarios, cunado se acerca el ocaso de sus carreras, empiecen a crear fundaciones, centros de estudio, o donen dinero a causas sociales o culturales. Getty, Guggenheim, Rockefeller, Smithson, etc son varias las figuras que han actuado de esa manera, logrando revertir así a la sociedad parte del dinero obtenido de la misma, quién sabe bien como. En España esto es muy raro, casi extravagante. Incluso se publica en los periódicos como noticia que alguien haya legado su dinero a la biblioteca de su pueblo o cosas así, mientras que no es raro que un viejecito muera con miles (o millones) de euros en su cuenta corriente mientras vivía de la indigencia. Quizás uno de los caos españoles más significativo sea el de la Fundación Areces, creada por Ramón Areces, fundador del imperio de El Corte Inglés. Como beneficiarios, los españoles podemos disfrutar de al colección Thyssen, aunque en su origen era alemana, pero, lamentablemente, son excepciones.
Aquí lo que se lleva es el tío rico de toda la vida. Hortera, crápula, forrado, deseando ostentar su dinero y haciendo alarde de un mal gusto y una incultura vergonzosa, siendo la personificación de C. Montgomery Burns, de Los Sipmson. Los dos últimos ejemplos son la ostentación de Juan Antonio Roca, el marbellí más rico del mundo, con sus Mirós en el baño y sus fieras disecadas en una casa digna de derribo por su horrible gusto, y la puesta en sociedad de Paco, El Pocero de Seseña, en su yate, el mayor de bandera española, regodeándose en la especulación y el robo efectuado en el secarral toledano. No esperen de estos individuos fundaciones, becas, ayudas a la investigación o arte para el público, no. Como mucho, arte para el escaqueo. Estos ricos sí que son autóctonos.
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