Definitivamente el pobre Plutón se sale de la lista de planetas del sistema solar. Comentaba en la entrada del 18 de agosto que, en función de la definición adoptada, podríamos tener tres nuevos compañeros (Ceres, Caronte y Xena). Al final los criterios se han vuelto más exigentes y Plutón se une a estos tres cuerpos, y no al revés. Con ocho basta, habrán pensado los astrónomos, en una semana en la que, milagrosamente, entre matemáticas y astronomía, la ciencia ha ocupado portadas de periódicos y titulares principales de los informativos. Es para celebrarlo, y he aprovechado una tarde para visitar el Planetario de Madrid.
En el se expone una muestra sobre Marte muy interesante. Amena, con muchísimas fotografías y maquetas, se detallan los resultados de las últimas misiones marcianas, especialmente los recibidos por la Mars Global Surveiyor, Mars Odissey y los fantásticos Robots Spirit y Opportunity. Lo más curioso es que, viendo los gráficos y datos allí expuesto, me di cuenta de que era la única persona que estaba en la exposición. Hubo un momento, la mayor parte de mi estancia, en el que me encontré totalmente sólo. De vez en cuando aparecía un vigilante, pero poca cosa más. De hecho había tres puesto en los que, con unas gafas de visión 3D, se podía ver como es la superficie marciana en lugares interesantes, como el Monte Olimpo, o los faustuosos Valles Marineris. Por una vez no tenías que hacer cola ni aguantar codazos ni esperas. Serán cosas de agosto y de la incultura, pensaba, porque si hacen una exposición sobre alguno de los pseudopersonajes que salen en los programas rosa todos los días habría colas para acceder. Otra sensación que me asaltó es la de constatar que poca atracción tiene la ciencia en sí, con lo bonita que es, y como llama la atención la superchería, las llamadas ciencias ocultas y los rumores. De eso también hemos tenido este verano, con la pérdida por parte de la NASA de las cintas de los alunizajes. Crece la bola de que fue mentira llegar a la Luna, aunque es algo indiscutible.
Intuyo que comprar la voluntad de todos los que participasen en un supuesto cambalache como el lunar, y la de todos los astrónomos que pueden enfocar sus telescopios hacia allí debe costar más pasta que fabricar otra Luna entera. No suelo discutir mucho sobre este asunto, porque me perece una memez, pero si recomiendo que la gente vaya a ver esa exposición sobre Marte. Amena y apasionante, es mucho más divertida que cualquier bulo que se vende por ahí, y de paso sirve para comprobar que es eso de Madrid en obras, que son los túneles de la M30 y las consecuencias de la burbuja inmobiliaria en un barrio llamado Méndez Álvaro, que no se como era hace unos años, pero que nadie sabe como será en otros pocos.
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