Las imágenes de las víctimas del bombardeo israelí sobre la aldea libanesa de Qana han estremecido a un mundo que ya está de vacaciones. Más de cincuenta civiles muertos, muchos de ellos niños, en una acción que demanda unas explicaciones convincentes por parte del ejército hebreo. Es curiosa la eufonía existente entre Canaán y Qana, quizás porque en esa zona todo es bastante pequeño y cercano, y los nombres se solapan. En una localidad hubo una boda festiva hace muchos años, en otra ha habido una matanza hace pocos días. Crueles ironías del destino.
¿Está actuando bien Israel? ¿Tiene otra alternativa? ¿Se está equivocando plenamente? Preguntas muy complicadas, en un contexto geográfico y religioso endiablado. Para los que defendemos a Israel acciones como las de Qana son desmoralizadoras. Israel puede ganar esta guerra, pero al batalla de la opinión pública, más decisiva en estos tiempos que cualquier otra, ya la ha perdido clamorosamente a mano de unos terroristas que se hacen pasar por desvalidos, algo trágico. Creo que ante un modelo de guerra novedoso como éste, lleno de ataques sorpresa efectuados por un agente no estatal que ha vampirizado un estado, el pobre Líbano, y que es soportado por el gobierno iraní, Israel debiera usar una táctica mucho más indirecta. No es una guerra de tanques, como está llevando a cabo, sino de inteligencia, espionaje, operaciones de limpieza y castigo selectivo, etc. Bombardear Beirut o pueblos pequeños eliminará algunos terroristas, pero crea cientos de ellos nuevos, y, como antes he dicho, destruye la imagen de Israel. Parece que, a sabiendas de su comportamiento, Irán hubiese agitado el capote de hezbolá e Israel, como un toro furioso y desnortado, hubiese entrado al juego provocando desastres en sus derrotes sin ton ni son. Recordemos que, al final, el estoque mata al toro (Dios no lo quiera en este caso)
Hay muchos análisis y escritos para entender lo que está sucediendo en al zona. Por ser muy breve, lo más sintético, sencillo y (creo yo) objetivo es lo que está publicando Timothy Garton Ash en The Guardian, disponible en castellano en el suplemento Domingo de El País. El artículo de la semana pasada, dedicado al caos en un mundo multipolar y el Líbano como muestra de los riegos inherentes, y el de esta semana, ya más centrado en la guerra presente, muestran lo difícil que es para un occidental culto y razonable entender lo que está pasando. Creo que nos va mucho de nuestro futuro en ello, pero me temo que este verano veremos mucha malas noticias de este tipo.
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