viernes, enero 12, 2007

La globalización

Hay muchos libros, artículos y estudios que intentan explicar que es el omnipresente fenómeno que llamamos globalización. Leo mucho al respecto, me preguntan mucho y yo lo hago aún más, y parece que, como la gravedad, es algo con lo que hay que contar inexorablemente, y es más su gestión que su existencia lo que genera debates y discusiones, al menos las intelectualmente provechosas y atractivas. Un ejemplo práctico de este fenómeno puede ser la última película del director mejicano Alejandro González Iñárritu, Babel, que ya desde el nombre habla de multiplicidad, confusión y relaciones.

No voy a contar aquí el argumento, más que nada porque es una de esas películas en las que cuando alguien te pregunta de que va no sabes muy bien que decir. Son historias aparentemente inconexas que, sin embargo, están entrelazadas unas con otras. Una pareja de norteamericanos de vacaciones en el desierto de Maruecos, la asistenta mejicana que cuida a sus niños en EE.UU., una mísera familia que vive en un poblado de chamizos en ese desierto marroquí y un adolescente japonesa que vive en Tokio con su padre y un enorme conflicto moral y sensorial. A medida que avanza la película cada uno de estos personajes tomará una serie de acciones que, directa o indirectamente, condicionarán la vida de muchos otros, y casi siempre de manera inconsciente. A todo ello se le une un trasfondo político moderado, que impregna sobre todo las historias desarrolladas en Marruecos, en las que la psicosis de al lucha contra el terrorismo internacional genera confusiones y errores dramáticos. Así mismo no es especialmente gloriosa la imagen que se ofrece de la frontera norteamericana y los agentes de aduana, mostrándose unos espaldas mojadas voluntarios o accidentales, y sus penurias diarias. Tokio, gigantesca ciudad donde se desarrolla la última historia, se presenta deslumbrante, caótica y algo opresiva, llegando a aplastar a sus ciudadanos, especialmente a los jóvenes, moralmente los más indefensos. Me recordó a la imagen mostrado por Sofía Coppola en “Lost in traslation” aunque aquí es el mundo juvenil y su desnortado sentido de la vida lo que se ofrece como ejemplo de pérdida referencial frente al mundo adulto que explotaba la hija del gran Padrino.

Con esta película Iñárritu acaba una trilogía de la familia, compuesta por Amores perros, que no he visto, 21 gramos, que ví en su momento y me gusto mucho, pese a la amargura que destilaba, y esta Babel, que se puede decir que acaba de una manera mixta, bien en un os casos y mal en otros. Una película recomendable y que hará reflexionar al espectador más allá de su proyección, lo que ya de por sí es un gran logro, y que refuerza la gran idea que tuvo el
diario gratuito ADN cuando lanzó su campaña promocional con el lema “Todo está conectado”. Qué gran verdad.

1 comentario:

Hugo Martínez Abarca dijo...

Hola, te escribo aquí en plena campaña electoral del concurso de blogs de 20 minutos. Mi blog, III República (http://3-republica.blogspot.com/), se presenta y estaría encantado de que lo visitaras y, si te gusta, lo votaras. Y si en vez de votarlo, lo que te apetece es leerlo de vez en cuando, estaré igualmente encantado.
Perdona las molestias, pero las elecciones son así…
Un saludo,
hugo