miércoles, enero 03, 2007

El último sueño

Esto es una fantasía basada en algunos datos reales, pero la mayor parte son inventados, conste.

Cansado, tras un madrugón muy grande, ojeroso, y con ganas de relajarse un poco, Diego Armando Estacio conducía un coche junto a su novia Verónica camino al aeropuerto de Barajas, donde debían recoger a la madre de ella. El acceso a las nueva Terminal T4 le parece difícil, confuso y retorcido, pero allí aparece, enorme, como surgida de la nada, una imagen fantasiosa, el edificio Terminal, la cumbre de la modernidad y del diseño. Diego lleva el coche al gigantesco aparcamiento y lo estaciona en la segunda planta del módulo D. Es la fría mañana del sábado 30 de Diciembre de 2006 y se siente nervioso pero esperanzado por la llegada de su familiar.

Verónica sale del coche camino al edificio Terminal para recoger a su madre, y Diego se queda en él, alegando cansancio (no le gusta madrugar, no se siente bien en esas mañanas tan largas). Se dispone a echar una cabezadita, pero allí, en medio de aquel complejo, no puede evitar echar la vista atrás en su memoria, y recordar sus orígenes, como llegó a España hace ya unos años y como , trabajando duro y con esfuerzo, ha logrado llevar una vida buena, difícil, pero honrada. Mientras ha ejercido su oficio de trabajador de la construcción ha participado en el desarrollo de obras grandes y pequeñas, pero ninguna tan espectacular como en la que ahora reposa, y se maravilla ante ella justo antes de cerrar los ojos, preguntándose así mismo como España ha pegado ese salto tan grande que ah permitido que muchos compatriotas como él hayan sido acogidos. Su familia recibe remesas de dinero a través de los envíos que efectúa con regularidad y no puede sino admirar el hecho de que se ha convertido en el cabeza de familia, en el sustento de todos, y eso le llena de orgullo y satisfacción. Lo que hace unos años empezó como una aventura peligrosa, llena de riesgos, y dolores, dejando atrás a los seres queridos está siendo un camino con problemas, sí, pero también con recompensas, y quién le iba a decir a él que iba a estar en las navidades de 2006 esperando en un aeropuerto internacional la llegada del padre de su novia, quién se lo iba a asegurar.

Poco a poco sus párpados se cierran. No sabe seguro cuanto tiempo tendrá que esperar, porque a veces los vuelos se retrasan mucho, pero Verónica sabe donde localizarle, y lo hará con prestancia nada más llegue el avión. En su sueño inicial se abraza con ella, la siente cercana, y aparecen unos niños que tiran de su pantalón, gritando que quieren chucherías a la voz de ¡¡papa!!, ¡¡papa!!. El los mira sonriente y no puede dejar de pensar en Verónica, a quién volverá a ver dentro de poco, en unos minutos, en ese parking D de la T4 del aeropuerto de Madrid Barajas, en ese penúltimo día del año 2006, en esa fría mañana de invierno........

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