Esta semana estoy disfrutando de la visita de un par de amigos que, dado que disponen de una semana de vacaciones, están desde el Viernes en mi casa, hoy se vana de viaje a Sevilla hasta el Miércoles y el jueves y Viernes volveremos a estar juntos. El tiempo primaveral de este Enero sin frío y con hojas en los árboles nos ha permitido hacer excursiones y paseos varios sin problemas ni inconvenientes típicos de estas fechas, lo cual está muy bien. Uno de ellos llegó entrada ya la noche del viernes, y entre paseo y paseo, le esperamos con otra pareja tomando algo en un bar cerca del hospital de la Princesa.
Allí, al fondo, donde nos sentamos, había una especie de foro o charla organizada. Un señor de unos cincuenta años, de barba blanca y aspecto docto explicaba a un grupo de unas diez personas algo que, por lo que pudimos entender en la distancia, se relacionaba con la guerra civil. El grupo de personas oía en respetuosos silencio mientras el señor parecía no hacer demasiado uso de notas y libros, aunque sí de unos papeles que portaba. Finalmente, al acabar su exposición, y tras un aplauso, se inició un debate informal entre los que estaban en torno a la mesa y algunos otros que, por falta de sitio, no se habían podido sentar en ella y aguardaban de pies detrás de las sillas. Mis acompañantes se extrañaron mucho de ver este espectáculo, y yo un poco, la verdad, aunque sabía que existen muchos clubes de todo tipo, literarios y políticos especialmente, que se reúnen en bares y locales a hablar, contarse confidencias y debatir sobre asuntos variados. Sin embargo era la primera vez que lo veía, y me gustó mucho, aunque evidentemente no pude hacer demasiado caso a lo que allí se trataba, pero me agradó especialmente que fuese todo dentro de un estilo correcto, sin insultos, exabruptos ni siquiera voces altivas. Parecía casi una especie de clase de libre elección de la Universidad, o de la época del doctorado, que por motivos de espacio o por lo que sea se ha trasladado a un entorno algo distinto. Fue muy bonito poder verlo.
Comenté a los tres que me acompañaban en aquel momento que hace unos años, cuando ellos, yo y otras personas nos reuníamos regularmente al amparo de un grupo de seguimiento religioso alguna vez se comentó la posibilidad de hacer nuestra charla en un bar de nuestro pueblo (la semana que viene en el “Erreka”) pero al final no lo hicimos. El Viernes aquel grupo de personas lo estaba haciendo, y era curioso ver como en esta sociedad llena de apatía, incultura y bronca continua sigue habiendo reuniones de contenido en torno a un buen café y una mejor conversación. Y que duren
No hay comentarios:
Publicar un comentario