Tomo prestado a Arthur Miller el nombre, y lo parafraseo para homenajear a un economista español famoso, lo que, por cierto, es una combinación de términos rara a más no poder. Ha muerto Enrique Fuentes Quintana, autor de innumerables obras, maestro de maestros y uno de los profesionales más influyentes a la hora de lograra que España saliera del marasmo y el caso económico de los setenta. Su aportación, fraguada a través de los Pactos de la Moncloa y el Programa de Saneamiento y Reforma Económica, fue decisiva para que la economía creciera, y la crisis no se llevase por delante una democracia débil y balbuceante. Y, junto a otros, lo logró.
En estos días de discusiones políticas, de enfrentamientos partidistas y de acusaciones cruzadas, todo ello frente a un gran problema como es ETA, sería bueno que nuestros “dirigentes” nada diligentes se mirasen en el espejo del pasado. Una generación de políticos, profesionales y aventureros, encabezada por Adolfo Suárez y Fuentes Quintana fueron capaces de apartar sus diferencias y rencores, que los había, y se fijaron una meta común. Sabían que de no actuar unidos, las fuerzas a las que se enfrentaban les derrotaría, y quizás España volviera a ser ese extraño país del sur de Europa donde los conflictos se dirimen a tiro limpio y a golpe de general chusquero. Y se sacrificaron por todos nosotros. Hoy Suárez se ha apagado, vive en un mundo de sombras mentales, ajeno a la realidad que le rodea, y ni siente ni padece. Quizás mejor, porque le hubiera dolido mucho la marcha de Fuentes Quintana, y no digamos el actual panorama político. Los economistas echaremos de menos a un personaje como Quintana, al cual yo estudié muy poco en la facultad, pero cuyo nombre aparecía por todas partes asociado a la política, estructura y desarrollo económico. Pocos son los economistas famosos que el público general puede recordar. Quizás Keynes sea el agarrado más usado por todos, a alguno le sonará Friedman, y en estos tiempos se está haciendo muy famoso Stiglitz, pero economistas españoles.... alguien sería capaz de decir un nombre? Sí, dirán muchos, Miguel Sebastián... La verdad es que la cantera, pese a ser extensa, no es muy notoria públicamente, quizá porque el debate económico nacional se centra mucho más en el mundo de las finanzas empresariales que en el de la teoría y las magnitudes agregadas.
Quizá estos días incluso algún telediario reseñe la muerte del maestro, y esperemos que alguno de sus teóricos sucesores, y algún dirigente que se pase por su capilla ardiente (lo harán, verdad?? No le negarán ese privilegio, no??), al verlo allí, ya inmortal para la historia, se pregunte, como decía Kennedy y practicaba Fuentes Quintana, que puede hacer él por su país, no su país por él, cómo lograra el bienestar de sus compatriotas, cómo hacer para no sentirse tan empequeñecido por la enorme figura que estará situada frente a él. En fin, un día para el recuerdo y el homenaje a otra de esas grandes figuras que se nos van, y que nos hacen ver el enorme hueco que dejan en su partida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario