Quizá el título refleje un imposible, porque soy de los que opinan que la independencia periodística no existe, que cada vez que uno escoge un titular, o una entradilla de radio, o selecciona una frase frente a otras, pese a intentar hacerlo de la manera más aséptica posible, el comunicador está poniendo su intención expresa, más o menos clara, pero siempre distinta a la que haría cualquier otra persona de convicciones o ideologías distintas a la suya. Es inevitable, y es natural, pero todos se afanan por buscar esa quimera de la independencia y por ser sus principales valedores.
Bueno, la verdad es que todos, todos, no. En España se ha puesto de moda el considerar al periodista independiente como aquel crítico, mordaz, y que realiza un ejercicio descarnado de su profesión, y creo que eso es erróneo. Dos claros ejemplos de este comportamiento son, a mi entender, Federico Jiménez Losantos e Iñaki Gabilondo. Cada uno en su antípoda ideológica, han sido capaces de enervar al oyente medio que no puede aguantarlos. Recuerdo que a mediados de los noventa yo escuchaba por la noche La Linterna, con Federico, y era un programa que se podía escuchar. Destilaba ideología, sí, pero se mantenían unas formas, una educación y un respeto al adversario sin tacha alguna. Sin embargo, un día misterioso, FEDE debió caerse a una marmita de ácido nítrico, parafraseando la vida de Obélix, y se convirtió en el agitador perpetuo que cada mañana lanza sus hordas en pos de la destrucción del enemigo antes de que este nos arrase. Poco alentador..... El caso de Gabilondo es similar, aunque no ha llegado a los extremos de griterío del primero, pero sí a la total pérdida de objetividad, al ataque hiriente y sin piedad a quién no comparte su visión de la vida. Pudiera decirse que ambos, pese al distinto tono y formas (que también importan) poseen un fondo de rencor similar, que se ha trasladado a las emisoras y medios en los que militan. La SER o la COPE se han convertido en altavoces del ruido y el nerviosismo. Para el pobre oyente como yo, que quiere escuchar algo reflexivo, tranquilo y sereno, y mantenerse informado, qué alternativas le quedan? No muchas, pero en medio del caos es donde surgen las mejores ideas, y en los terrenos yermos, abonados con detritus y basura, allí donde nada se espera, brotan las más hermosas flores.
Dirá el lector... a qué viene todo esto de los periodistas y las flores? Pues está relacionado con que ayer una de esas brillantes rosas radiofónicas fue arrancada. Fermín Bocos, director del 24horas de Radio Nacional de España, cesó en sus funciones al no ser renovado, quizás porque era demasiado atrevido, independiente, inteligente y respetuosos para un medio de comunicación público, controlado por un gobierno, sea este o cualquier otro. Recibió el apoyo de José Antonio Zarzalejos, directo de ABC, y Soledad Gallego Díaz, una de las jefas de El País, que se fueron de la emisora ayer con él. Una pena, Fermín, que te vayas, una pérdida. Ahora Carlos Alsina, el que quizás sea el mejor comunicador de España, reina en solitario en las noches de aquellos que no nos conformamos con seguir consignas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario