Una de las tradiciones madrileñas que no me pierdo nunca es la feria del libro. Curioso, porque yo, poco amante de tradiciones y festejos de tipo localista, sigo con veneración la idea de montar unas casetas en un parque, exponer libros, y pasar a tarde entera viendo libros, papeles, y gente, porque esto último es de lo que más hay. A veces demasiado, pero ha querido la suerte que este fin de semana de temperaturas templadas y de sol difuso el ambiente haya sido muy agradable para poder pasera y deleitarse a al sombra de toldos y casetas.
Uno de los atractivos de la feria es la presencia de famosos, firmando sus obras, y la legión de seguidores que allí acuden a ver al autor de los libros que le han gustado (o no, que seguro que también habrá algún aficionado díscolo esperando para “dar la mano” al escritor). Para evitar polémicas y dolores de ego, hace algunos años se suprimió la lista oficial de títulos más vendidos, porque cada vez que se publicaba todos los escritores, excepto el ganador, claro, montaban en cólera, y aquellas casetas que habían salido perjudicadas amenazaban con no volver el año que viene. Ahora mismo el criterio para “medir” el tirón del autor es la cola que se monta ante él a la hora de firmar ejemplares. Y eso da lugar a imágenes de casetas en las que hay dos escritores, uno con mucha, mucha gente y otro solitario esperando si algún despistado o familiar (o ambos) se dejan caer por allí. Uno de los libros que compré ayer lo hice en una caseta donde la imagen del señor era de cuasi abandono, lo cual es muy bueno, porque te lo firma tranquilamente y encima puedes charlar un poco con él. Sin embargo, las colas para los pesos pesados eran enormes. Julia Navarro, Matilde Asensi, Fernando Sánchez Dragó, Andreu Buenafuente, Mayor Oreja, Forges, Ildefonso Falcones, e incluso una señora que vendía libros sobe la cocina con la Thermomix.... todos tenían una legión de seguidores, peo si por cola se mide el éxito, el triunfador rotundo de ayer no era ninguno de estos, no, ningún escritor famoso, o por lo menos autor de novelas de éxito. Con cerca de doscientos metros de fila, y no exagero, era enorme, con decenas de personas subidas a unas vallas haciendo fotos con sus cámaras, a manera de improvisados paparazzis en una rueda de prensa, Iker Jiménez, el responsable del programa de ocultismo de Cuatro arrasaba en el parque. Debió acabar ayer agotado, casi tanto como para ver platillos volantes u objetos extraños, y la verdad es que en su cola había individuos de todo pelaje y condición.....
En fin, todo muy bonito, aunque ya puesto podríamos sacarle algunos defectos al tinglado. Sólo hacen un 10% de descuento en las compras, que no es poco, pero dado el precio actual de los libros y que sólo dura dos semanas podrían estirarse un poco más (El Corte Inglés rebaja más las camisas en temporada). Asimismo hay muchas casetas que siguen sin aceptar tarjetas de crédito, lo cual es un poco incomprensible hoy en día, salvo el temor al sobrecargo bancario, y, esto si es un fallo grande, los únicos cajeros existentes en el recinto son de Caja Madrid, Servired, por lo que los usuarios de red 6000/4B como yo lo tenemos complicado para obtener efectivo (lo experimenté ayer en mis carnes). En fin, detalles a pulir en un evento muy agradable, al que aún le queda una semana. Anímense todos!!!!
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