El anuncio efectuado ayer por Rodrigo Rato de su intención de dejar el cargo de presidente del FMI fue al noticia del día de ayer, y sacudió a los partidos españoles con fuerza, porque, pese a que había algunos que lo sabían, fue una sorpresa para todos. En estos casos lo normal es poner una cara sonriente, buen gesto, y decir que estás encantado con su vuelta, aunque a más de uno, tanto en el PP como en el PSOE, se le torcería el gesto al enterarse. Todo un personaje, un primera línea, que regresa.... por motivos personales.
¿Por qué será que nadie se cree eso de los motivos personales? ¿Por qué vuelve? o mejor, ¿Por qué deja un cargo tan goloso e importante como el suyo? Comentándolo habitualmente con alguna compañera de trabajo, y sin embargo muy buena amiga, que sabe mucho más que yo de estos asuntos, y de otros muchos, y de políticos pasados, presentes y futuros, me recordaba ayer que al final ella había tenido razón, porque yo siempre le decía que Rato, si era un poco listo, cosa que nadie duda, no se le ocurriría dejar un puesto como ese para volver al fango de la política española. Ni de Presidente del Gobierno de España tendría tanto poder, conocimiento y capacidad de influencia como la que dispone aún desde su despacho del Fondo, en el número 700 de la calle 19 de Washington. Allí ya tiene rango de jefe de estado, y si coge el teléfono para llamar a cualquier persona del mundo nadie puede negarse a ponerse al otro lado. Además, para alguien con formación económica, llegar a la dirección de una de las instituciones de Bretton Woods en uno de los mayores honores, si no el punto más alto de una carrera institucional. Además, era el español con más relevancia internacional y el que más poder acaparaba, y el sueldo que recibía tampoco estaba tan mal. Bien, pues todos estos argumentos lógicos, que yo defendía un día sí y otro también, se fueron ayer a la porra, por lo que mi capacidad predictiva en este caso ha resultado ser desastrosa. Rato deja la orilla del Potomac y la vida de la capital imperial para volver a Madrid. Asegura su entorno que no lo hace con intención de volver a la política, que tiene la mente puesta en el sector privado (ayer en Onda Cero José Luís Gutiérrez señalaba Endesa como su destino, lo que sería un bombazo) y que es la educación de sus hijos lo que le ha movido al cambio.
Creo que una cuestión importante será el ver como trata este asunto la prensa americana y, en general, anglosajona. Es probable que contemplen como un destemple y algo poco serio el hecho de que no se agote todo el mandato. También es curioso observar que, aunque por motivos radicalmente distintos, en seis semanas se han ido los presidentes del Banco Mundial (el infausto Wolfowitz) y el del FMI, dejando a esas instituciones financieras internacionales con una imagen bastante debilitada. España pierde peso, influencia, imagen y prestigio con la marcha de Rato, y algunos reservistas que esperan en los cuarteles de invierno puede que lo ganen en la política nacional. Qué asunto más interesante.....
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