No recuerdo dónde hoy hace unas semanas que en esta vorágine de noticias financieras y económicas que vivimos había que estar muy atentos a las tardes noches del viernes y al fin de semana, porque muchas grandes noticias surgirían en esos momentos, en los que los mercados están cerrados. Dicho y hecho. Me levanto el Sábado a las 8:30 de la mañana y me encuentro con que el Banco de España ha intervenido Caja Sur de madrugada, casi en plan oscurantista. Era una operación que se veía venir desde hace tiempo, pero se hizo a escondidas, a sabiendas de su peligrosidad en estos momentos.
No conozco las intimidades de Caja Sur, salvo que es cordobesa y, cosa curiosa, propiedad del Cabildo Catedralicio. Esta participación de la iglesia en la caja ha ocasionado numerosas rencillas entre la dirección de la Caja y la Junta de Andalucía. En los tiempos en los que la felizmente olvidada Magdalena Álvarez era Consejera de Economía de la Junta, sus batallas con el cura Castillejo, a la sazón Director de la Caja, fueron tan sonadas que trascendieron a la actualidad nacional. Pese a sus esfuerzos Magdalena no pudo someter a la Caja a sus designios, y puede que de la siembra de aquella desconfianza haya venido el resquemor de los actuales directivos de la caja a aceptar la fusión con Unicaja, la caja más poderosa de Andalucía, operación que puede que fuese buena, pero que muestra nuevamente que lo ideal en el proceso de reestructuración de las cajas, las fusiones intraregionales, no está siendo posible porque los gobiernos autonómicos se niegan a renunciar al poder que les dan las cajas. Y eso es una mala noticia, porque la política actúa por el mero interés personal de sus actores, y no se fija en criterios de rentabilidad económica de las cajas o de lo que sea. Al final de seguir así el proceso de ordenación de las cajas va a salir mal y las vamos a tener comatosas durante mucho tiempo, justo lo contrario de lo que necesitamos. Eso sí, con los mismos que las gobernaban antes pero ahora unidos con otros. Lo cierto es que la situación financiera de la caja cordobesa era mala, muy mala, y algo había que hacer con ella. Ahora está gestionada por el Banco de España a través del FROB, y parece que será subastada a la mejor oferta, y surgen las dudas de lo que se debe hacer. Nuevamente hay presiones contra el Banco de España para que adjudique la caja a Unicaja para así crear una gran caja andaluza, pero no está claro que hará el supervisor. Me gustaría que Caja Sur se la quedara alguien de fuera de Andalucía, y que sirviera como ejemplo de lo que hay que hacer, una vez que el caso CCM ha enseñado muchas cosas de lo contrario, pero las presiones y el politiqueo pueden provocar que al final los de Córdoba sean regidos desde Málaga. Los que hoy por la mañana deben estar más intranquilos que los directivos son los depositantes y ahorradores cordobeses, y aunque dudo mucho que alguno de ellos me lea, quiero mandarles un mensaje de tranquilidad. Paradójicamente la Caja y sus ahorros y depósitos están hoy más controlados y seguros que el Viernes, y el riesgo de una quiebra es hoy menor que cuando se fueron de fin de semana. No deben acudir a la entidad a sacar el dinero y descapitalizarla, no. Deben seguir atentos lo que pase a partir de ahora pero sabiendo que el Bando de España les controla. Sólo están ellos y los de CCM en esa situación y, de momento, la cosas es controlable. Pero no olviden el “de momento”.
Y cómo afectará esto a la imagen financiera de España, su solvencia, sus CDS, la bolsa y todo el tinglado? Pues a saber. La intervención muestra a las claras que existe un serio problema en el sector financiero español, que se desangra lentamente, lo que es muy malo, pero el hecho mismo de intervenir muestra una decisión (cierto que con enorme tardanza) que puede ser bien recibida. Así que ya saben, tanto si la bolsa sube como si baja la responsabilidad es de la intervención de Caja Sur. Ya tenemos argumentario, ahora nos falta saber qué valor, positivo o negativo, es el que necesitamos justificar. Cosas que tiene la economía.
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