Absorto como estoy en el desarrollo de la crisis económica que se nos está llevando por delante casi ni me fijo en otras noticias de la actualidad. Parece como si no sucediera otra cosa, y sí, obviamente, pasan muchas más historias. Una de las que ha logrado abrirse camino en los titulares, sorteando porcentajes afilados y peligrosos, es el recrudecimiento de la crisis de las dos Coreas, o el problema que supone Corea del Norte. Desde hace unos días la tensión en la zona se ha disparado y el riesgo de enfrentamiento vuelve a ser grande.
¿A qué viene esto ahora? Hace casi dos meses se hundió un buque de guerra de Corea del Sur por una explosión, cuyas causas iniciales no estaban claras, y que se saldó con un balance de algo más de cuarenta muertos. Algunos rumores ya apuntaban a un posible disparo de un torpedo norcoreano, pero esa hipótesis era muy peligrosa, y se le aplicó una conveniente sordina hasta que la investigación determinase que es lo que realmente sucedió. Al final se ha confirmado que el ejército del Norte estaba detrás de todo el incidente, y así la tensión no ha dejado de crecer en los últimos días. ¿Es posible una guerra entre los dos países? No lo veo muy claro, y preferiría pensar que todo esto es una completa maniobra de distracción organizada por Corea del Norte para recuperar protagonismo en unas conversaciones de desarme que estaban estancadas desde hace meses. Sin embargo no es descartable que al final haya escaramuzas y a saber como acaben. Desde luego si todo el mundo está mirando atentamente la zona se debe a que Corea del Norte tiene la bomba atómica. En este caso no tenemos a un oscuro informe que cita el Tony Blair de turno, sino que todos sabemos que existen armas de destrucción masiva, nucleares, de las que hace BOOM y lo arrasan todo, y eso agrava mucho la situación. Es cierto que no basta con tener la bomba, hay que tirarla. Que Corea del Norte tiene lanzadores con capacidad de llevar cabezas nucleares muy lejos, desde luego mucho más allá de Seúl o de Tokio lo sabe todo el mundo, pero un lanzador vacío, como se ha probado hasta ahora, no es lo mismo que uno cargado, y estaría por ver su efectividad. En todo caso es jugar con un farol que algo sí que alumbra. Si a esto añadimos que nadie sabe realmente que ocurre en el interior de Corea del Norte y en su psicótico régimen tenemos los ingredientes perfectos para una peligrosa ceremonia de la confusión. Si se inicia una guerra Corea del Norte tiene todas las de perder, ahora que, poco a poco China, su vital aliado, ha empezado a desmarcarse de las prácticas de la dictadura norteña, pero eso no es garantía de nada. El caso del suicidio de la dictadura irakí de Sadam Hussein muestra que muchas veces lo lógico está reñido con lo real, y que pese a que parezca estúpido, se empiezan guerras que uno está condenado a perderlas. Dudoso honor sería el de Corea si esta es la primera guerra local en la que se usa armamento nuclear, por primera vez desde 1945. Sería un escenario de pesadilla, y más si pensamos en la densidad de población de la zona, en la que sólo Seúl posee más de diez millones de habitantes, y está cerca de la frontera norcoreana, pero de producirse estaría justificado el arrasar el régimen norcoreano y conquistar la parte norte de la península sin muchas contemplaciones.
Sería un fin horrible para una población, la de Corea del Norte, que desde hace muchos años se muere de hambre y miseria por la estúpida megalomanía de sus dirigentes, encarnados en la patética y lunática figura de Kim Jong Il, el líder supremo, o el máximo payaso de este circo. Si quieren una aproximación que me parece muy cercana a la realidad, vean este cachondo vídeo de Muchachada Nui, en el que parodia, o quizá retratan, al dictador norcoreano. Si en manos de sujetos como este está el futuro de la zona vamos muy mal. Sonrían con la parodia, necesario en estos tiempos, pero el trasfondo es negro como el sólo.
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