Esta tarde tengo una cita importante, a la que acudo nervioso y presto como se hace al encuentro de la amada. Acabaré contando intimidades, aprendiendo algo de quién me escucha y aportando mucho más, y pagando la ronda de paso. Me sentaré y miraré a los ojos a mi interlocutor, con un cierto mareo en el estómago, producto no se si de las mariposas, del camino recorrido o de los nervios del momento, y diré eso de “me toca” porque a las 17:00 tengo cita con Hacienda para hacer la declaración de la renta.
Pero eso es hoy. En la cita del año que viene a lo mejor no es ni necesario que vaya, porque de seguir por este rumbo pagaremos más impuestos de lo que ingresamos y me será más rentable quedarme en casa. Hoy además el gobierno decide como bajar el sueldo a los funcionarios y empleados públicos, que no pertenezco al primer colectivo, pero sí al segundo, por lo que para mi es un día financieramente complejo. Ayer ZP salió a la palestra para poner un poco de orden en sus filas, porque ya ni siquiera sus ministros se enteran de lo que está sucediendo... bueno, antes tampoco, pero ahora se nota más. Dijo que habrá una subida de impuestos limitada y moderada, es decir, amplia y permanente, y que se centraría en aquellos que realmente tienen más, los ricos, en una de esas expresiones que tanto gustan al populismo barato y que acaban convirtiéndose en un quebradero de cabeza para todos. La última vez que se dijo algo así se subió el IVA, que es un impuesto proporcional al consumo, por lo que penaliza más a las rentas bajas pero, tachán tachán, es muy fácil de recaudar (si el consumo aumenta) y de efectos instantáneos desde que se implanta la subida. ¿En qué se traducirá lo que ayer dijo ZP?. Supongo que un poco lo de siempre. Subirán el impuesto del tabaco, alcohol y gasolina, que son también fáciles y directos de recaudar, y lo hacen sobre una demanda cautiva que es adicta a esos productos. Puede que recuperen figuras como las del impuesto del patrimonio, pero es necesaria la colaboración de las CCAA y la recaudación será escasa, y lo que harán será subir los tramos del IRPF, por lo que todos los que poseemos nóminas volveremos a pagar más. Subirán la escala máxima del impuesto, que creo que ahora está en el 45% y venderán el discurso de los ricos. Pero será falso. El IRPF se ha transformado de un impuesto sobre la renta a un impuesto sobre la nómina. Casi nadie que gane mucho dinero tributa en IRPF, porque crea sociedades en las que deposita las ganancias y tributa por ellas. Las clases medias somos las que soportamos el grueso del esfuerzo fiscal en España y el resto de países, con el agravante de que aquí la economía sumergida está por todas partes y ni se persigue ni se ve mal. Lo que en otras sociedades es visto como un fraude, un delito, un morro que se lo pisa, en España se ve con admiración, una especie de “que envidia ese que no paga, si yo pudiera......” y así es imposible contener la sangría de recursos que se escapan por ese sumidero. Esto afecta principalmente a profesiones liberales, desde los chapuzas en casa que no emiten factura hasta médicos y abogados y otras ocupaciones. Aquí hay una vía de recaudación inmensa que se podría lograr sin aumentar tipos ni figuras impositivas, sino con una labor de inspección, control y profesionalización tributaria. Eso sí, es un camino lento, trabajoso y que no dará frutos de hoy para mañana.
Y luego están los que tienen mucho dinero. Desengáñese, lector y contribuyente. Botín, por poner un ejemplo manido, nunca pagará los impuestos que le tocaría por la fortuna que posee. Ni él ni nadie de su condición e ingresos, porque no hay gobierno que se lo pueda imponer. Y si lo hubiera, botín fijaría la residencia de sus finanzas en un paraíso fiscal y se acabó. Y no tengan dudas de que a todos los gobiernos les conviene que existan paraísos fiscales. Rafa Nadal es un caso raro de rico público que sigue residiendo en España y paga aquí sus tributos, pero es un ejemplo raro, porque aquí no abundan las personas razonables, coherentes y modestas como Nadal.
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