De mientras aquí seguimos mirándonos al ombligo y sonreímos al hacerlo, el mundo ahí fuera cambia a toda velocidad. Ustedes estarán hartos de oír las estadísticas sobre cuanto crece el PIB de China, que si ha superado a Japón como segunda potencia mundial y otras cosas por el estilo. Y todo eso es verdad, y entre otras cosas se traduce en poder, poder para que China empiece a hacer en el mundo lo que le de la gana sin que nadie sea capaz de impedírselo. Así se empieza y se suele acabar mal. Trataré de poner dos ejemplos, a ve si soy capaz.
Uno es económico, y tiene que ver con la cotización de la moneda china, llamada yuan, o renminbi, nombres que no les sonarán a muchos porque no aparecen todos los días en los cuadros de divisas de los periódicos, y eso se debe a que no cotiza libremente. El gobierno chino controla su moneda y establece el cambio oficial, como sucedía hace años con muchas otras. A día de hoy el yuan vale en el mercado mucho menos de lo que debiera dado el potencial económico chino, y claro, eso viene de maravilla a la máquina exportadora de Pekín, y muy mal al resto pensarán ustedes…. Y acertarán de pleno. El Secretario del Tesoro norteamericano, Timothy Geithner, el Ministro de Economía de los EE.UU., lleva meses lanzando el mensaje de que China debe revaluar el yuan para acercarlo a su cotización real, a lo que los chinos contestan que verdes las han segado, y que ellos harán con su moneda lo que quieran. Hace un par de meses anunciaron una simbólica apreciación del 1%, pero fue algo puramente cosmético y sin incidencia real. En un mundo en crisis en el que todos los países confían salir de ella a base de exportaciones, lo que obviamente es imposible, sólo Alemania y China logran realmente que su sector exterior les impulse con fuerza, son vendedores netos, mientras que el resto importamos mucho más de lo que exportamos. A estos dos gigantes les vienen bien monedas débiles, y por ello la bajada del euro de hace unos meses era saludada con alegría por Alemania. Otro que se alegra con una moneda débil es EE.UU., porque puede hacer que sus empresas vendan fuera y así tratar de contener la situación de estancamiento en la que se está volviendo a introducir. Pero todo esto se complica mucho debido a China. En el fondo Pekín está subvencionando sus exportaciones y gracias a ese bajo precio de venta sus productos arrasan los mercados, expulsan a otros países que deben reflejar cotizaciones reales y, por cierto, costes de producción con salarios de verdad, y abocan al cierre a muchos sectores en occidente. Todo esto puede inducir a una ola de proteccionismo, que ahora se llamaría de otra manera pero seguiría siéndolo, con el objeto de proteger los mercados nacionales del imperio chino. A parte del asunto económico, observen que en esta cuestión China YA planta cara a EE.UU. de igual a igual, y no se pliega a sus intereses, ni por cierto a los de la Unión Europea. Interesante y complejo camino el que se abre, verdad?
El otro asunto chino, más local y con mucha historia y enjundia, es la rivalidad que crece con su vecino Japón, rivalidad que estos últimos días está subiendo de tono por la disputa de unas islas que se encuentran entre los dos países. Es un asunto oscuro y que no he visto reflejado en la prensa nacional, pero en el se mezclan yacimientos energéticos, lucha por el territorio, agravios históricos derivados de la actuación del imperio japonés en el siglo pasado y muchas cosas más. De hecho las relaciones diplomáticas entre los dos países están al borde de la ruptura y las amenazas, de momento comerciales, son casi diarias. Será complicado, pero habrá que seguir este asunto con atención.
1 comentario:
Busca en Google un-mal-diseno-ingenieril y guarda toda la información que está publicada antes de que la saquen de la red.
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