Vamos a clase. Esta semana han empezado el colegio en algunas regiones y la que viene lo hará en el resto. Las universidades, algo más tardías estarán en marcha para finales de septiembre, por lo que estos son los días en los que todo el mundo utiliza la expresión de “empezar el curso”. Veamos, yo siempre a la contra, como lo acabamos. Se ha publicado el ranking de las universidades del mundo según una encuesta que se elabora a miles de académicos, y este año Cambridge ha superado a Harvard como la mejor.
El resto de los primeros puestos es bastante predecible en nombres, aunque nos equivoquemos en el orden. Allí están Yale, Orfod, el MIT, Princeton, University el College de Londres, el Imperial londinense, Chicago, etc. Un despliegue de autoridad con sólo nombrarlas. Se preguntará uno.. ¿y las universidades españolas? Pues hay que rascar, y mucho, para encontrarlas. Lo primero es que de las 500 universidades catalogadas en todo el mundo diez son españolas, lo que da un porcentaje del 2%. Suena irrisorio. La primera de todas es la Autónoma de Barcelona, en el puesto 173. Luego están la Autónoma de Madrid en el 213, la Complutense en el 269, la Pompeu Harvard de BArcelona (como la llamaba el querido BLL) en el 336 y el resto deben encontrarse viajando perdidas en la más profunda línea de metro. Sinceramente, y en comparación a ediciones anteriores, el ranking no ofrece muchas novedades, al menos en lo que a los centros españoles se refiere. Siempre hacemos el ridículo en este aspecto. Hemos logrado tener un sistema público de acceso universal que garantiza que se puedan estudiar carreras homologadas en todas las ciudades de España pero que expide unos títulos que sirven para poco y que en el contexto internacional no valen mucho. En paralelo existe un sistema de universidades privadas que, si exceptuamos algunas facultades y especialidades (medicina en Navarra parece el ejemplo obvio) tampoco destacan en el mundo docente. Si a esto unimos la supuesta situación económica de España como una de las mayores potencias económicas del mundo, que lo es, la conclusión es desalentadora. Hemos fracasado. No hemos logrado crear un sistema de enseñanza superior competitivo, de elevado nivel, que permita atraer el talento de otras partes del mundo y que se convierta en uno de los pilares de un sistema de investigación y ciencia, aplicada o no, que promueva la I+D+i nacional. Son muchas las causas de que esto sea así, y muy complejas y difíciles de solucionar en el corto plazo. La falta de autonomía universitaria y su siempre deficiente financiación, la nula relación salvo excepciones entre universidad y empresa (de hecho en ciertos ambientes se sigue viendo como algo negativo) la proliferación de facultades por todas partes que sirven para engordar el ego de los gobiernos autonómicos pero no alcanzan el tamaño y nivel necesario para despuntar, las estructuras anticuadas que subsisten en la gestión de muchas universidades, cátedras y departamentos, la falta de importancia que, en general, se le da a la universidad en España y a sus instituciones (¿conocen el nombre de algún rector español? yo sólo uno), etc, etc
Y todo esto en un marco de indefinición de poder y gestión. Ayer saltó el rumor de que la Ministra de Ciencia en Innovación, Cristina Garmendia, quiere dejar el puesto y volverse a la empresa privada, y surgen nuevamente las dudas de si nos cargamos ese Ministerio o no, y de hacerlo donde colocamos los organismos públicos, muy vinculados a las universidades, relacionados con la investigación, si en Industria, educación, etc. Así no es raro que perdamos competitividad en el contexto internacional y eso, como todos supondrán, ni ayuda a salir de la crisis ni nada.
1 comentario:
La educación en este país apesta David. Pero no SÓLO a la educación que se da en parvularios, colegios, escuelas, institutos, universidades, academias y demás. No. Me refiero, ADEMÁS, a la educación de los ciudadanos en general. Al respeto, a los valores sociales, etc.
En España, con todas las letras, no se valora ser inteligente. No se valora estudiar y no se valora a los mejores.
En otros países, y no hay que ir muy lejos como Francia, hay universidades donde sólo estudian los 100 mejores de TODO el país. Y les preparan para ser los mejores en dirección de empresas, creación de trabajo, gestión de personas, ingenierías, psicología, etc. Y esa universidad se encarga de que esos 100 privilegiados vayan a dirigir empresas francesas o a la empresa pública.
Aquí montas eso, y a esos chavales (u hombres o mujeres) les tirarían piedras por la calle. Les señalarían y encima diríamos que esa discriminación de que sólo vayan los mejores no puede ser.
Aquí, en este país, los jóvenes no quieren aprender. No quieren leer, no quieren progresar en base al esfuerzo y al trabajo. Los valores sociales están muertos, como la cultura (leer, escribir, escuchar música clásica, teatro, opera, etc.).
Esto va unido a que me sigue impresionando lo anti-social que es la propia sociedad en general y el individuo en particular. Nadie da las gracias, nadie pide perdón, nadie ayuda, cada uno va a lo suyo sin importar por encima de quién pase. De nuevo, es una generalidad, y no todos somos así, pero si que somos la minoría muy minoritaria (minority report :) :) ).
En fin, desastre
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