Si se acuerdan hace unos meses hubo una encendida polémica sobre la ubicación del ATC, el Almacén Temporal Centralizado de residuos nucleares de alta intensidad. En aquellos días se presentaron algunos municipios valientes, que todo lo tenían en contra, para acoger esa instalación. A lo largo del fin de semana, y en medio de un nuevo desastre de gestión por parte del gobierno, la polémica ha vuelto. En el Consejo de Ministros del Viernes se conoció que los técnicos estiman que Zarra, Valencia, es el mejor candidato para alojar el ATC.
Pero lo que se suponía que iba a ser una decisión técnica acabó en una bronca en la mesa de Ministros y al final no se acordó nada. Las posturas son claras. El Ministerio de Industria quiere empezar las obras ya, y el dictamen técnico es que gana Zarra por poco. Sin embargo, con las encuestas hundidas y con elecciones a la vista, el gobierno, en este caso la Vicepresidente de la Vega, no quiere ni oír hablar de poner el ATC en alguna comunidad en al que el PSOE se juegue algo. En Valencia, con una dura campaña para expulsar al PP de Camps de la Generalitat, de momento los sondeos no apuntan una subida socialista, y esta ubicación no sería un gran apoyo que digamos. Alarte, el actual líder de los socialistas valencianos, está claramente en contra. La segunda opción por puntos, muy cerca de la primera, es Ascó, en Tarragona. Me huele que finalmente esta será la localidad escogida, porque como Zarra también está cerca de una central nuclear existente pero dispone de muchas mejores comunicaciones e infraestructuras a su alrededor. Sin embargo en noviembre hay elecciones en Cataluña y, obviamente, de llevar allí el ATC el PSOE de Montilla desaparecería aún más del mapa de lo que ya auguran los sondeos. Así que nada. Tras la bronca del Viernes se decidió esconder el estudio técnico debajo de algunos archivadores y no hacer nada. Obviamente el Sábado todo eran críticas, y con mucha razón, al cobarde e infantil comportamiento del gobierno. Y esos dos adjetivos que he puesto me parecen los más relevantes. Cobarde porque, movido por encuestas diarias, el gobierno parece incapaz de tomar decisiones, que es para lo que se le paga. Y la del ATC es de las que no puede rehuir, y por cuestiones técnicas y de seguridad, debe imponer una vez hecha la selección entre los candidatos. Y si no los hubiera es su potestad elegir donde hacerlo y se acabó. Y es infantil porque desde un principio no se ha explicado a la sociedad, claramente y con cifras, qué es el ATC, para qué sirve, porqué lo necesitamos y lo que nos cuesta que no lo tengamos. Ahora mismo pagamos miles de euros diarios a Francia en concepto de alquiler por tener allí nuestros residuos. En el fondo la desastrosa gestión del asunto del ATC no es sino otra derivada de la cada vez más insostenible política energética que se desarrolla en este país, y de la que son cómplices el PSOE y el PP. Arruinada por un mar de subvenciones a instalaciones renovables que no producen nada, las arcas públicas tiemblan por el llamado déficit de tarifa, las empresas viven en un mundo donde las normas cambian sin cesar ni rumbo y los apaños para controlar el precio de la luz por parte de las dos fuerzas políticas parecen una timba de trileros, justo en una materia en la que los técnicos y su seriedad debieran ser los que tomaran las decisiones precisas. Nos jugamos en esto mucho más de lo que nos creemos.
Asi que de lo del ATC, de momento nada de nada. A ver si después de las catalanas se decide algo, pero conociendo el percal quien sabe. De momento, y dado que nadie les va a explicar a ustedes de que va este negocio nuclear, les recomiendo el libro “Nucleares, por qué no” del divulgador español Manuel Lozano Leyva. Un completo análisis de cómo funciona la energía nuclear, la física que se esconde detrás, las centrales, los residuos y todos los aspectos polémicos que rodean a esta, por el momento insustituible, fuente de energía. Además está en bolsillo por pocos euros, por lo que les garantizará entretenimiento y sabiduría a bajo precio. Ideal en estos tiempos.
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