Hace ya algunos meses un tertuliano de los que saben, que
son pocos, dijo que después del sector inmobiliario, que paradójicamente ha
quedado reducido a un solar, era el sector de los medios de comunicación y el
periodismo el que más estaba sufriendo los estragos de la crisis, con despidos
masivos, bajadas salariales y drástico empeoramiento de las condiciones
laborales en todo su espectro. Día sí y día también, de una manera poco
publicitada, no hay periódico u otro medio que no realice despidos en sus
plantillas, o que reduzca salarios en proporciones que duplican o triplican lo
que se ha bajado los sueldos públicos.
Esta semana le ha tocado a El País, principal medio impreso
de España y propiedad del grupo PRISA, dueño de muchos otros medios y
entidades, como la SER, Santillana y los 40, por citar algunos muy conocidos. Ayer
se comunicó a la redacción del periódico que, de los algo más de 400
trabajadores que la componen, casi 150 iban a ser despedidos, lo que supone
echar de golpe a un tercio de la plantilla. Una noticia como estas es
devastadora para la empresa en la que se produce, es como la explosión de una
bomba, arrasa con todo y deja bajas, heridos y mutilados por doquier. Como es
de suponer esto ha exaltado los ánimos de una redacción que desde ya hace
varios días tenía sobre la mesa el rumor de recortes, despidos y bajas, pero
sin saber en que cuantía y dimensión. La visita que el Consejero Delegado de la
entidad, Juan Luis Cebrián, les hizo el viernes pasado, en la que les comunicó
que se iba a proceder a despedir y justificaba esas medidas en función de la
crisis de la empresa y el nuevo periodismo que Internet está creando no ayudó
en nada a calmar los ánimos. Algunas de las frases que soltó del tipo “no
podemos seguir viviendo tan bien como hasta ahora” resultaron especialmente
hirientes y mordaces dichas en boca de alguien que gana, agárrense, trece
millones de euros al año en sueldo, comisiones, primas y estipendios varios. Y
es Cebrián, apodado “janli” por muchos, el ejecutivo mejor pagado de España,
quien mejor ejemplifica en mi opinión la situación del país en el que vivimos.
Asentado desde hace años en al ejecutiva de PRISA, ha dido escalando todos los
peldaños posibles hasta hacerse con el poder del grupo, desbancando del mismo a
la familia Polanco, creadora de la entidad hace ya cerca de cuatro décadas. En
su ascenso, y en base a la imagen de progre socialista que ha cultivado con
esmero y que le ha granjeado la invulnerabilidad de la crítica por parte de los
que tanto la practican, Cebrián ha ido obteniendo regalías múltiples, como un
asiento en la RAE y una imagen de gurú internacional en lo que hace a los
medios de comunicación y la influencia de Internet en ellos. Todo ello
evidentemente regado con millones de euros, cada año más, a medida que la
solvencia financiera de PRISA se derrumbaba y su acción emprendía un descenso
sólo comparable al que han experimentado las…. Inmobiliarias. En todos estos
años de dispendio absoluto Cebrián jamás ha recortado sus ingresos, pese a que
su gestión financiera arrojase unas cifras demenciales, que no han originado la
quiebra de la entidad porque nadie tiene en España el valor de ejecutarle a
PRISA los créditos morosos. Hace unos años acordó la incorporación al
accionariado de Liberty, un fondo de capital riesgo norteamericano que muchos
ya vieron como el instrumento necesario para practicar el troceo y
desmantelamiento de grupo, que es lo que lleva sucediendo de unos meses a esta
parte. Inmune a críticas y denuncias, Cebrián sigue instalado en lo alto de su
columna, masacrando empleados de las sociedades participadas por PRISA para así
mantener sus muy elevados ingresos y, asómbrense, seguir pontificando contra
medidas del gobierno como la reforma laboral, que va a aplicar en El País con
la mayor de las crudezas posible. Pura sinvergonzonería de un gestor incapaz
que no ha sabido hacer su trabajo y echa la culpa a los demás de su torpeza.
Ayer
la redacción de El País publicó un comunicado en el que reprueba por completo
la gestión de Cebrián y del resto del
Consejo de Administración de PRISA, denunciando las prácticas marrulleras
que han jalonado la gestión de “janli” a lo largo de estos años. Todo un
documento comprometido, quizás inútil, pero valioso como denuncia por parte de
un grupo de profesionales estafados por sus gestores. Por cierto, hagan el
simple cálculo de dividir el ingreso de Cebrián, 13 millones, entre los entorno
a 450 empleados de la entidad y vean que sueldo sale, y díganme si es necesario
despedir a alguien y, en ese caso, a quién. Desde esta modesta tribuna, mi
apoyo a los trabajadores de El País, porque lo que dicen es justo y tienen la
razón. Seguiré leyéndoos, bajo la cabecera de siempre o allá donde vayáis.
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