Dada la avalancha diaria de noticias que hunden el prestigio
de nuestro país, basadas casi todas ellas en realidades tristes y palpables,
resulta difícil salir de casa cada mañana sin tener un cierto aire compungido,
melancólico, y pensar que este país nuestro no tiene remedio, y que nuestra
crisis empieza a ser total. Sin embargo, curioso, ayer, en una charla a la que
asistí, vi un ejemplo, también real, de cosas buenas, pioneras, hechas en
España, y que han triunfado en el mundo, e incluso más allá (ahora lo
entenderán) y que supuso un rayo de luz en medio de esta negrura.
La
conferencia la impartió Juan Pérez Mercader, actualmente profesor en
Harvard y que ha ocupado múltiples cargos en distintos centros de investigación
avanzada relacionados con el espacio y la investigación estelar. La exposición
fue larga, y al conferenciante se le fue la mano con el control del tiempo,
pero hay que reconocer que en hora y media dio un resumen abigarrado de lo que
sabemos sobre la formación de los sistemas planetarios, el desarrollo de la
vida en ellos y de cómo tratamos de buscarla, y de los cambios de percepción
que los nuevos datos que se recogen día a día ofrecen al respecto. Hace unas
décadas el que hubiera sistemas de planetas ajenas al solar era una hipótesis
de laboratorio, y hoy son varios cientos los que se han encontrado, a cada cual
más extraño, y
sino fíjense en el sistema que se hizo público ayer, con un planeta orbitando
en un sistema de cuatro estrellas!!! En la parte final de la conferencia
Mercader hizo especial hincapié en Marte, oscuro objeto de deseo humano desde
tiempos remotos, resumió las misiones desarrolladas sobre la superficie en
estos últimos años y se centró en nuestro
querido amigo Curiosity, que ya lleva sesenta y cinco soles marcianos
deambulando por la superficie rojiza del vecino. Curiosity es, sobre todo,
un geólogo, que trata de averiguar cómo era la composición de la superficie
marciana en el pasado, si existían condiciones realistas para dar soporte a una
vida como la que conocemos, qué sucedió con el agua que, con casi toda
seguridad, se encontraba sobre ella, y qué procesos han acaecido desde entonces
para conformar el paisaje que vemos. Apasionantes preguntas que se esperan
tengan respuestas más o menos clarificadoras a lo largo de toda la misión. Como
es obvio el rover lleva un montón de instrumentos de medición y dispositivos
variados para tomar muestras, estudiarlas y remitir la información a la tierra.
Entre todos esos dispositivos hay dos que han sido diseñados y construidos en
España, con tecnología propia, y que la NASA ha montado en su laboratorio
rodante, después de que hayan pasado todos los controles de calidad que uno
pueda imaginarse, y más dadas las rigurosas condiciones que les esperaban sobre
la superficie marciana. Uno
es el REMS, que no es otra cosa que una estación meteorológica, que mide
temperatura, presión e intensidad del viento (el clima marciano permite que nos
ahorremos el pluviómetro :-)) Es la primera estación de este tipo que se coloca
en otro planeta, por lo que a la vez que consultamos el tiempo en Aranda de
Duero o en Denver, podemos hacerlo en el cráter Gale de Marte. Fue desarrollada
y construida por los técnicos del CSIC y del INTA y, pese a haber sufrido daños
por impactos de guijarros en la maniobra de aterrizaje, funciona correctamente.
El
otro componente es la antena de alta ganancia, elaborada por la ingeniería
vasca SENER y con participación del CDTI, que permite enviar datos
directamente desde la sonda a las antenas de espacio profundo de la NASA sin
pasar por los satélites que orbitan Marte. Actualmente esta antena es la
principal vía de comunicación con el vehículo y de donde se han emitido esas
fotos que, día a día, muestran los progresos de la nave.
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