miércoles, octubre 17, 2012

Una visión optimista de la industria y ciencia española



Dada la avalancha diaria de noticias que hunden el prestigio de nuestro país, basadas casi todas ellas en realidades tristes y palpables, resulta difícil salir de casa cada mañana sin tener un cierto aire compungido, melancólico, y pensar que este país nuestro no tiene remedio, y que nuestra crisis empieza a ser total. Sin embargo, curioso, ayer, en una charla a la que asistí, vi un ejemplo, también real, de cosas buenas, pioneras, hechas en España, y que han triunfado en el mundo, e incluso más allá (ahora lo entenderán) y que supuso un rayo de luz en medio de esta negrura.

La conferencia la impartió Juan Pérez Mercader, actualmente profesor en Harvard y que ha ocupado múltiples cargos en distintos centros de investigación avanzada relacionados con el espacio y la investigación estelar. La exposición fue larga, y al conferenciante se le fue la mano con el control del tiempo, pero hay que reconocer que en hora y media dio un resumen abigarrado de lo que sabemos sobre la formación de los sistemas planetarios, el desarrollo de la vida en ellos y de cómo tratamos de buscarla, y de los cambios de percepción que los nuevos datos que se recogen día a día ofrecen al respecto. Hace unas décadas el que hubiera sistemas de planetas ajenas al solar era una hipótesis de laboratorio, y hoy son varios cientos los que se han encontrado, a cada cual más extraño, y sino fíjense en el sistema que se hizo público ayer, con un planeta orbitando en un sistema de cuatro estrellas!!! En la parte final de la conferencia Mercader hizo especial hincapié en Marte, oscuro objeto de deseo humano desde tiempos remotos, resumió las misiones desarrolladas sobre la superficie en estos últimos años y se centró en nuestro querido amigo Curiosity, que ya lleva sesenta y cinco soles marcianos deambulando por la superficie rojiza del vecino. Curiosity es, sobre todo, un geólogo, que trata de averiguar cómo era la composición de la superficie marciana en el pasado, si existían condiciones realistas para dar soporte a una vida como la que conocemos, qué sucedió con el agua que, con casi toda seguridad, se encontraba sobre ella, y qué procesos han acaecido desde entonces para conformar el paisaje que vemos. Apasionantes preguntas que se esperan tengan respuestas más o menos clarificadoras a lo largo de toda la misión. Como es obvio el rover lleva un montón de instrumentos de medición y dispositivos variados para tomar muestras, estudiarlas y remitir la información a la tierra. Entre todos esos dispositivos hay dos que han sido diseñados y construidos en España, con tecnología propia, y que la NASA ha montado en su laboratorio rodante, después de que hayan pasado todos los controles de calidad que uno pueda imaginarse, y más dadas las rigurosas condiciones que les esperaban sobre la superficie marciana. Uno es el REMS, que no es otra cosa que una estación meteorológica, que mide temperatura, presión e intensidad del viento (el clima marciano permite que nos ahorremos el pluviómetro :-)) Es la primera estación de este tipo que se coloca en otro planeta, por lo que a la vez que consultamos el tiempo en Aranda de Duero o en Denver, podemos hacerlo en el cráter Gale de Marte. Fue desarrollada y construida por los técnicos del CSIC y del INTA y, pese a haber sufrido daños por impactos de guijarros en la maniobra de aterrizaje, funciona correctamente. El otro componente es la antena de alta ganancia, elaborada por la ingeniería vasca SENER y con participación del CDTI, que permite enviar datos directamente desde la sonda a las antenas de espacio profundo de la NASA sin pasar por los satélites que orbitan Marte. Actualmente esta antena es la principal vía de comunicación con el vehículo y de donde se han emitido esas fotos que, día a día, muestran los progresos de la nave.

Y el que la industria tecnológica española haya colocado dos instrumentos en un proyecto así es una magnífica noticia, porque pone de relieve que tenemos la calidad, capacidad y fiabilidad necesaria para afrontar esos retos y superarlos. Como dijo Mercader, la NASA está muy satisfecha con el resultado del instrumental desarrollado en España, y nos hemos hecho un hueco como fiables proveedores ante un cliente tan fascinante como exigente. Eso supone un espaldarazo a inversiones tecnológicas y creación de tejido industrial y empleos de muy alta calidad que en todas las ocasiones serían valiosos, pero en estos momentos aún más. Nos ha costado mucho subirnos al Curiosity, no podemos perder la oportunidad de seguir ahí, ¡¡sigamos invirtiendo en ello!!.

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