En un día dominado en Madrid por los vientos atlánticos que
traerán lluvia para hoy y el resto de la semana, se celebra en Bruselas una
nueva cumbre de jefes de estado y de gobierno de la UE con la antesala de unos
días de tranquilidad en los mercados financieros, con la prima española cayendo
ayer por debajo de los 400 y el
ibex subiendo nuevamente más de un 2% después del subidón del Martes. Una
semana optimista que puede rematarse hoy si la subasta de títulos de deuda del
tesoro a largo plazo de esta mañana logra colocarse a un interés controlado.
Todo esto es preludio del rescate, el famoso rescate país,
del que todo el mundo habla y del que nadie sabe nada, tan poco se sabe que
cada semana se menciona una nueva modalidad del mismo que, con la misma rapidez
con la que la anuncian los medios, se difumina pasados los días. Hace unos días
fue la “línea de crédito condicionada” y esta semana toca el “rescate virtual”
y así hasta que el gobierno solicite oficialmente acogerse a ese programa de
ayuda y el MoU correspondiente ponga negro sobre blanco la condicionalidad
(dura) que se exigirá a España a cambio de recibir asistencia financiera y de
que el BCE compre títulos de deuda en el mercado secundario. Es difícil saber
cuándo se va a producir todo esto, aunque todos lo esperamos para antes de
final de año. En ese cálculo temporal entran muchas variables, la primera de
las importantes es la cumbre europea de hoy, que más allá de los acuerdos
públicos que pueda alcanzar sobre materias como la unión bancaria y fiscal (no
esperen mucho, ya hubo acuerdos en Junio al respecto y ya ven) debatirá a
puerta cerrada el asunto del rescate con, según se dice, posiciones enfrentadas
entre los países acreedores, que son los que nos van a rescatar para cobrar sus
deudas, y los deudores, España en este caso, sometida a una situación mala o
peor, en la que si cae en el rescate se salva de la muerte pero no del dolor. Otra
cita importante, para muchos analistas, son las elecciones vascas y (sobre
todo) gallegas del Domingo, pero yo las pongo en un segundo plano, porque puede
que Rajoy esté nuevamente jugando al irresponsable juego de atrasar decisiones
en función de intereses electorales, legítimos, pero muy secundarios en esta coyuntura.
Sin embargo ya le salió mal en el caso de las andaluzas y los dirigentes europeos
le calaron aquella vez y dudo que le permitieran mantener el juego. Más
importante es, a mi entender, la fecha del 6 de Noviembre, elecciones
norteamericanas, y no es descartable que hasta que se celebren no se decida
nada en Europa para no interferir en ellas. La noticia que ayer publicaba El
Confidencial sobre las presiones que Timoty Geithner había ejercido sobre Moody’s
para que mantuviera la nota de España y no provocase un temblor financiero
que afectase a la campaña de Obama es, de ser cierta, una bomba en todos los
sentidos, no sólo por mostrar hasta que punto está viciado el sistema
financiero y de valoración de activos, sino sobre todo porque indicaría que la
situación de estabilidad y bonanza que se vive en los mercados puede tener una
causa artificial por detrás, siendo sostenida por agentes como la FED, el BCE y
otros operadores y gobiernos, interesados en que Obama vuelva a ganar las
elecciones y, tras ello, se verá que hacemos. Cierto es que si la situación
española se descontrola y a Wall Street, sita en máximos, se empieza a
derrumbar, la campaña demócrata sufriría mucho y los republicanos encontrarían
un arma poderosa para atacar a la gestión financiera del presidente. Por cada día
que pasa sin que eso no suceda Obama está más cerca de ganar, dependiendo sólo
de sus buenas o malas actuaciones ante un Romney de cartón piedra.
Como verán, una situación muy compleja y un juego a múltiples
bandas, propicio para rumores, chascarrillos, intoxicaciones, bulos y demás
artimañas dialécticas. Súmenle a ello la claridad con la que se explica el
gobierno y el propio Rajoy y realmente poco es lo que sabemos a ciencia cierta,
salvo que habrá rescate, tendrá condiciones y su solicitud será, en sí misma,
una mala noticia, al ser el reconocimiento nacional de nuestro fracaso económico
y nuestra insolvencia. En semanas saldremos de dudas, y veremos a lo que nos
enfrentamos. De momento, atentos al Consejo Europeo, a sus declaraciones,
acuerdos, silencios y desmentidos, y a la lluvia, que acudirá a rescatar el
campo español estos días.
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