miércoles, octubre 24, 2012

Gatillazo de Madrid


Ayer empezó el pleno en el que se votan las enmiendas a la totalidad de los presupuestos de 2013. Las cuentas que ha presentado Montoro son ilusorias e imposibles de cumplir, y las enmiendas de la oposición no ofrecen alternativa alguna. Todas serán rechazadas hoy y el día terminara con una amplia sonrisa en la bancada del gobierno y amargas caras en las de la oposición. Y a seguir jugando otra partida ante la opinión pública aparentando que todo está bajo control cuando la situación económica real es deprimente y muy peligrosa. En este arte de engañarse a sí mismos las CCAA son las maestras, y su capacidad parece inagotable.

Sin ir más lejos, en medio de todo lo que pasó ayer, gracias quizás al fútbol que todo nos lo ocupa, pasó desapercibida la noticia del gatillazo que sufrió la Comunidad de Madrid en su intención de colocar deuda pública. Oímos muchas veces eso de que “el gobierno ha colocado tropecientos millones en bonos y letras a no se cuantos años” y analizamos a qué tipo lo hemos hecho para ver si nos ha salido más caro o no que la vez anterior, y medir así el efecto real de la prima de riesgo en las nuevas colocaciones. Sin embargo siempre se “coloca” es decir, se vende la cantidad de deuda que se pretendía. ¿Cuándo no sucederá eso? Hay dos opciones, o que la ofrezcas y nadie te la quiera comprar o que sí haya compradores, pero que te pidan unos intereses por ella que tú no puedes pagar y renuncias a la venta. Eso, para la entidad que pretende colocar la deuda, es el mayor de los fracasos posibles, y se trata de evitar por todos los medios. Pues esto es lo que le pasó ayer a la Comunidad de Madrid, una de las más solventes de todas. Su idea era poner en mercado unos 700 millones de euros a ocho años, pero la falta de inversores y el precio demandado asustaron al gobierno regional y al final, se echaron para atrás. Un fracaso en toda regla, y un ejemplo perfecto de esa frase que se dice muchas veces de que “los mercados están cerrados”. Esta situación es la que precipitó los rescates de Grecia, Portugal e irlanda, porque para esos países también llegó un punto en el que no les era posible colocar sus emisiones de deuda, en este caso nacional, y tuvieron que recurrir a otra vía de financiación, que es el rescate europeo. Si uno llega a esa situación de ahogo es muy probable que acepte todo tipo de condiciones a cambio de obtener el dinero fresco, como le pasaría a cualquiera de nosotros al borde de nuestra quiebra personal, por lo que no es de extrañar que los acreedores europeos hayan sido exigentes y los gobiernos rescatados se hayan visto en la tesitura de ceder en todo a cambio de la supervivencia del país. Trasladando el caso griego a Madrid, si esta ciudad-comunidad fuera un estado independiente, ayer hubiera emitido al mundo la señal de quiebra, y esta pasada noche el gobierno de Madrid habría solicitado el rescate urgente a la Comisión Europea. Y los hombres de negro de Bruselas y el FMI vendrían dentro de pocos días y empezarían a desmantelar el manirroto tinglado del gobierno de la Comunidad y del Ayuntamiento madrileño. Y el resto de la secuencia se la imaginan. Y no es Madrid la CCAA que peor está, no. Aquellas que ya han recurrido al Fondo de Liquidez Autonómico, el cachondo FLA, son las que ya quebraron en la práctica hace unos meses y nadie les presta dinero, empezando por la proclamada soberana Cataluña, y siguiendo por la Comunidad Valenciana (un caso de estudio por su nefasta gestión, cuasi insuperable) y Andalucía, Baleares, etc. Viendo esto uno puede pensar que si las partes están ahogadas, el todo (España) estará con el agua al cuello. ¿Es así? ¿En qué estado real se encuentra España respecto a los mercados?

Pues obviamente mal, pero aún le queda algo de aire. Ayer mismo el tesoro colocó más de 3.500 millones de euros a muy corto plazo a intereses, a mi modo de ver, muy altos, pero que se asumen como normales dado el panorama. Es decir, no tenemos el mercado cerrado, pero cada vez se estrecha más, y pese a que están cubiertos los vencimientos de próximos meses, cada vez jugamos con un margen menor. Repuntes de la prima por encima de 400 puntos como el que se produjo ayer acelerarán el proceso y harán inevitable la petición de rescate nacional. Cuanto más margen financiero tengamos llegado ese momento, mejor, pero lo perdemos a cada día que pasa. Esta es la cruda realidad, y no las ilusiones de ayer en el Congreso o las que cada día cuentan a sus pagados medios los virreyes autonómicos.

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