Ayer empezó el pleno en el que se votan las enmiendas a la
totalidad de los presupuestos de 2013. Las cuentas que ha presentado Montoro
son ilusorias e imposibles de cumplir, y las enmiendas de la oposición no
ofrecen alternativa alguna. Todas serán rechazadas hoy y el día terminara con
una amplia sonrisa en la bancada del gobierno y amargas caras en las de la
oposición. Y a seguir jugando otra partida ante la opinión pública aparentando
que todo está bajo control cuando la situación económica real es deprimente y
muy peligrosa. En este arte de engañarse a sí mismos las CCAA son las maestras,
y su capacidad parece inagotable.
Sin ir más lejos, en medio de todo lo que pasó ayer, gracias
quizás al fútbol que todo nos lo ocupa, pasó desapercibida la
noticia del gatillazo que sufrió la Comunidad de Madrid en su intención de
colocar deuda pública. Oímos muchas veces eso de que “el gobierno ha colocado
tropecientos millones en bonos y letras a no se cuantos años” y analizamos a
qué tipo lo hemos hecho para ver si nos ha salido más caro o no que la vez
anterior, y medir así el efecto real de la prima de riesgo en las nuevas
colocaciones. Sin embargo siempre se “coloca” es decir, se vende la cantidad de
deuda que se pretendía. ¿Cuándo no sucederá eso? Hay dos opciones, o que la
ofrezcas y nadie te la quiera comprar o que sí haya compradores, pero que te
pidan unos intereses por ella que tú no puedes pagar y renuncias a la venta.
Eso, para la entidad que pretende colocar la deuda, es el mayor de los fracasos
posibles, y se trata de evitar por todos los medios. Pues esto es lo que le
pasó ayer a la Comunidad de Madrid, una de las más solventes de todas. Su idea
era poner en mercado unos 700 millones de euros a ocho años, pero la falta de
inversores y el precio demandado asustaron al gobierno regional y al final, se
echaron para atrás. Un fracaso en toda regla, y un ejemplo perfecto de esa
frase que se dice muchas veces de que “los mercados están cerrados”. Esta
situación es la que precipitó los rescates de Grecia, Portugal e irlanda,
porque para esos países también llegó un punto en el que no les era posible
colocar sus emisiones de deuda, en este caso nacional, y tuvieron que recurrir
a otra vía de financiación, que es el rescate europeo. Si uno llega a esa
situación de ahogo es muy probable que acepte todo tipo de condiciones a cambio
de obtener el dinero fresco, como le pasaría a cualquiera de nosotros al borde
de nuestra quiebra personal, por lo que no es de extrañar que los acreedores
europeos hayan sido exigentes y los gobiernos rescatados se hayan visto en la
tesitura de ceder en todo a cambio de la supervivencia del país. Trasladando el
caso griego a Madrid, si esta ciudad-comunidad fuera un estado independiente,
ayer hubiera emitido al mundo la señal de quiebra, y esta pasada noche el
gobierno de Madrid habría solicitado el rescate urgente a la Comisión Europea.
Y los hombres de negro de Bruselas y el FMI vendrían dentro de pocos días y
empezarían a desmantelar el manirroto tinglado del gobierno de la Comunidad y
del Ayuntamiento madrileño. Y el resto de la secuencia se la imaginan. Y no es
Madrid la CCAA que peor está, no. Aquellas que ya han recurrido al Fondo de
Liquidez Autonómico, el cachondo FLA, son las que ya quebraron en la práctica
hace unos meses y nadie les presta dinero, empezando por la proclamada soberana
Cataluña, y siguiendo por la Comunidad Valenciana (un caso de estudio por su nefasta
gestión, cuasi insuperable) y Andalucía, Baleares, etc. Viendo esto uno puede
pensar que si las partes están ahogadas, el todo (España) estará con el agua al
cuello. ¿Es así? ¿En qué estado real se encuentra España respecto a los
mercados?
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