viernes, octubre 30, 2015

Al final, los militares estaban en el fondo del mar

Era lo más probable. Tras un par de días de búsqueda en la zona del supuesto hundimiento, y tras encontrarlo, ayer por fin los buzos o los robots submarinos, no lo se, pudieron ver en detalle el interior de la cabina del superpuma del ejército del aire siniestrado hace ya más de una semana, y confirmaron que los tres tripulantes se encuentran en su interior. Fallecieron, por tanto, en el impacto del aparato y su posterior hundimiento. Ahora toca a las familias de los tres empezar a vivir el duelo que estos días de zozobra se lo han impedido, comenzando por apagar la última llama de esperanza que quedaba en torno a su suerte. Hasta ayer.

En torno a este accidente se ha vivido una situación que, como mínimo, puede calificarse de extraña. Hace ya más de una semana que se produjo, una tarde noche creo recordar, y a las pocas horas del mismo la intranquilidad por el suceso era sustituida por alivio al conocerse que se habían visto las balizas de posición de los tripulantes y que estos habían sido rescatados por un pesquero marroquí que faenaba cerca del lugar del accidente. Susto de los gordos para el ejército y las familias afectadas pero, afortunadamente, sin consecuencias. Pero a medida que pasaban los días a partir de ese momento la situación se volvía cada vez más confusa. Ni rastro ni del helicóptero ni de las supuestas bengalas ni otro tipo de restos. Y sobre todo, ni idea de dónde estaba ese supuesto pesquero que había acogido a los náufragos. Con el paso de las horas y días llegó un momento en el que nada estaba claro, salvo la desaparición de los militares. Fuentes oficiales aseguraban que la información de Marruecos respecto al pesquero era cierta, pero de ser así, ¿dónde estaba? ¿por qué no había comunicado con ningún otro barco su situación y lo sucedido? La hipótesis del secuestro, algo inverosímil, empezó a tomar cuerpo, temiéndose que, pese a ser poco probable, los militares habrían podido caer en manos equivocadas, que les rescataron del agua pero no les devolvieron plenamente a la vida. El asunto empezó a convertirse en un escenario de confusión y nervios, con todas las hipótesis posibles, y con los Iker Jiménez de turno empezando a plantear hipótesis de abducción, zonas de sombra y demás supercherías. Era necesario, por tanto, encontrar el helicóptero hundido y verificar si los tripulantes estaban allí o no. Sólo en ese segundo caso cogerían fuerza las hipótesis surrealistas, especialmente la del secuestro. La mala mar y las tormentas que estos días han azotado a Canarias han complicado mucho las labores de búsqueda. Hace un par de jornadas se encontró la posición del aparato, a una profundidad no muy alta, de unos cuarenta metros, pero en un mar revuelto que impidió, en una primera intentona, saber si la cabina estaba ocupada o no. Ayer se pudo descender nuevamente, y al final lo que se descubrió era tanto lo más factible como lo peor, que es que los tres militares yacían en lo que se había convertido su tumba en el mar. La rueda de prensa del Ministro Pedro Morenés sirvió para dar por terminadas las especulaciones sobre qué es lo que había pasado, y sobre todo lo que no, y puso el punto final a la vida de los militares y a la angustia, esperanzada, de unos familiares que a partir de hoy esperan que los medios desplazados hasta el lugar del accidente puedan recuperar los cuerpos de sus seres queridos para poder despedirse de ellos en condiciones y enterrarlos allá donde deseen.

Lo que le también le toca al Ministerio de Defensa, a la vez que recupera esos cuerpos con cuidado, dado que el mar sigue revuelto y toda operación submarina es, por defecto, arriesgada, es explicar de dónde surgió la información del presunto rescate de los accidentados que ha alimentado todas las especulaciones a lo largo de estos días, y si era una fuente oficial del gobierno marroquí, como se llegó a afirmar, aclarar si todo se ha debido a un error o a algo más grave. Este episodio, que es un trágico accidente, ha vivido momentos de auténtico esperpento informativo, todo el tiempo en base a fuentes oficiales, y alguna explicación debiera de darse, tanto desde Madrid como Rabat, sobre lo que ha fallado en este asunto. No devolverá las vidas a los fallecidos, pero si limpiará la imagen de sus últimos momentos.

Subo a Elorrio este fin de semana y me cojo el Lunes festivo. Nos leemos el Martes 3 de Noviembre, sean felices!!

jueves, octubre 29, 2015

Oferta de hombres baratos en China, dos por uno!!!

Pasan muchas cosas en China. Con más de mil millones de habitantes y un crecimiento económico cuyos vaivenes ya condicionan nuestra existencia, las noticias que de allí surgen empiezan a acaparar los informativos. Eso también es reflejo de que un país se convierte en potencia global, lo que pasa en sus calles y pueblos tienen relevancia mundial, mientras lo que sucede en las de otros lugares, donde vivimos nosotros sin ir más lejos, no interesa a casi nadie ni trasciende de ninguna manera. La sociedad china, con particularidades muy especiales, algunas derivadas de su componente asiático, otras de su larguísima dictadura, favorecen el cúmulo de noticias “raras”.

La que hoy les comento tiene en su origen el segundo de los factores, el dictatorial. Ya hace varias décadas, con objeto de controlar la población del país, el régimen impuso la política del hijo único, de tal manera que cada familia sólo podía tener un hijo, excepción hecha de altos cargos del partido y amigos del régimen, que pueden hacer lo que quieran en este y otros aspectos. En una sociedad en la que la agricultura era predominante y las costumbres sociales aún muy arcaicas, un hijo era mano de obra y una hija, coste. Es crudo decirlo así, pero es como se veía por parte de muchísimas familias. Esto generó que el abandono de bebes niñas, o directamente el infanticidio de las mismas al descubrir su sexo en el momento del parto se disparase. Ya saben ustedes que, por regla general, nacen un poco más de chicos que de chicas, teniendo estas una longevidad algo más alta, lo que acaba generando poblaciones en un equilibrio muy cercano a la paridad de sexos. En China esto ya no es así. El efecto de años de política restrictiva ha creado una sociedad en la que hay un enorme superávit de hombres. Se estima en unos treinta millones el número de hombres que no van a poder encontrar pareja en aquel país porque, simplemente, no hay mujeres disponibles. Más allá de lo complicado que resulta encontrarlas en una sociedad normal, al menos en la cuantía de los sexos, millones de chinos se enfrentan a un irresoluble problema numérico, que es una enorme fuente de angustia y frustración para ellos, porque en ese país sigue existiendo una gran presión para alcanzar el matrimonio a una edad joven, y los padres y abuelos ven con malos ojos que a los treinta su vástago siga soltero. Hace un tiempo leí que, con motivo de las festividades del año nuevo chino, que no coincide con el occidental, y del viaje que muchos de ellos hacen desde las megalópolis en las que trabajan y residen a sus pueblos de origen, existía un servicio de alquiler de “novias” que era contratado por esos jóvenes para aparecer ante sus familias con una chica, y que esa presión se relajara. Luego, a los pocos días, a la vuelta a la ciudad, el contrato se acababa y chico y chica se despedían, aunque no descarto que en algún caso surgiera un amor verdadero. Lo cierto es que ni un servicio tan extravagante como este puede solucionar el problema de fondo, porque simplemente no hay chicas chinas suficientes para tanto chino. Si asumimos a China como un mercado cerrado, en el que no se exportan millones de chinos a otras naciones ni se organizan caravas de mujeres de dimensiones planetarias, la ley de la oferta y la demanda dictamina que el precio de la chica (su exigencia) se dispara a la misma velocidad a la que cae el precio del chico por la sobreoferta, y eso genera aún más tensión en el saturado mercado masculino. Ligar en China debe ser una pesadilla para ellos, y el paraíso para ellas, que se deben encontrar cortejadas en todo momento por una legión de angustiados. Si eres una chica que te gusta sentirte como una reina adorada, China es el paraíso.

Para solucionar este problema, un profesor de economía de una universidad de allí ha propuesto legalizar la poliandria, término que quizás no les suene, pero que viene a ser el simétrico de la poligamia. Es decir, que una mujer tenga varios hombres, y que pueda estar casado con todos ellos a la vez. Tríos, cuartetos y demás expresiones numéricas pero que, en vez de estar, como en muchas fantasías masculinas, pobladas de mujeres, lo estén de hombres, con una única fémina. A este profesor le han llovido críticas por todas partes, supongo que sobre todo por parte de ellos, pero lo cierto es que millones de chinos se enfrentan a un problema que, sinceramente, no se cómo van a afrontar. Como les de por lo de la caravana de mujeres nos dejan a nosotros sin respectivas.

miércoles, octubre 28, 2015

El drama de los refugiados empeora día a día

De mientras en España seguimos con nuestros problemas de ombliguismo y desatado egoísmo nacionalista, ahí fuera pasan cosas serias, a las que ni nosotros ni nadie parece hacer mucho caso. Se acerca el invierno, y más que el lema de una famosa serie televisiva, concretamente de un menguante grupo de personajes de la misma, el frío, al lluvia y la nieve son sinónimos de problemas para los pobres y necesitados. Y para los miles de refugiados de la guerra de Siria que deambulan por una Europa que juega con ellos a pasarse la pelota, el invierno es, directamente, un enemigo mortal.

Y en medio de esta coyuntura se ha publicado una encuesta sobre la percepción que existe en las principales naciones europeas sobre este asunto de los refugiados, sobre lo que opinamos sobre su asilo, integración o rechazo y otros temas de interés. Es, que yo tenga noticia, la primera que se realiza al respecto, y más en el conjunto del continente, por lo que sus conclusiones deben ser puestas un poco en barbecho hasta saber si realmente lo que dicen corresponde a la realidad, pero de una revisión de los datos publicados se deducen cosas muy interesantes, sorprendentes y, hasta cierto punto, alarmantes. El país que ve con mejores ojos que los inmigrantes se instalen en él es, como era de esperar, Alemania, con un 55% de su población a favor, pero no deja de señalar la encuesta que la percepción de los alemanes ante este asunto está cambiando rápidamente, y que del entusiasmo inicial se está pasando a un sordo rumor que critica a Merkel por su política de acogida y a un rechazo al inmigrante. ¿Cuál pensarían ustedes que es el país que menos apoya acogerlos? Pues resulta ser Francia, con sólo el 29% de la población mostrándose favorable a la acogida. Francia, supuesta cuna de las ideas ilustradas, lleva ya bastante tiempo destacando en todo tipo de encuestas, mostrando porcentajes muy abultados de apoyo a una visión de la vida sumamente conservadora, anclada en una especie de pasado imperial, y de rechazo al mundo moderno. Ese porcentaje tan bajo de acogida resulta coherente con la alta intención de voto que presentan formaciones extremistas, como el Frente Nacional, que ha cogido la bandera de los refugiados como estandarte para advertir al francés de la calle de los riesgos que le vienen de fuera, y de la necesidad imperiosa de protegerse ante ellos. Así, la rígida y distante Alemania, como algunos siguen queriendo verla, sigue mostrando ante este problema una actitud de brazos abiertos y comprensión, la moderna y luminosa Francia, como muchos aún sueñan que es, aparece como una nación egoísta, rencorosa y, sobre todo, asustada ante lo que sucede fuera de sus fronteras. En el caso de la propuesta comunitaria de reparto de los inmigrantes por cuotas, resulta ser nuevamente Alemania, en este caso por auténtico interés, la que se muestra más partidaria y, junto al Reino Unido, vuelve a ser Francia la más reticente, sobre todo porque siendo el segundo país más poblado y rico de la Unión le iban a tocar más. En general la encuesta transmite la sensación de que, pasado el efecto emocional de ciertas fotos y la atención de los medios ante el asunto, la opinión pública europea se ha desentendido en parte del drama de los refugiados y, sobre todo, empieza a percibirlos más como una amenaza y un problema que como una urgencia humanitaria u oportunidad de futuro. Y quizás por ello, sabiendo que esta percepción negativa cala más en la población, los dirigentes políticos, que se deben a los votos, tratan de dilatar y disolver el asunto en cumbres que no llevan a nada, aparentemente destinadas a que el problema traspase sus propias fronteras.


Y de mientras tanto son miles de personas las que, en condiciones cada vez más penosas, y con la amenaza de la meteorología sobre sus cabezas, vagan por campos y caminos europeos en una lastimosa procesión hacia ninguna parte. Si uno observa esas imágenes y las ve en blanco y negro es incapaz de distinguir si pertenecen a nuestra época o a los años cuarenta del siglo pasado. Ahora, eso sí, las podemos ver en detalle porque los drones los sobrevuelan y graban, pero en lo importante, que es el sufrimiento y abandono en el que viven todas esas personas, nada parece haber cambiado en estos tres cuartos de siglo transcurridos. Y este es uno de esos asuntos importantes de los que debiéramos ocuparnos, no de pataletas.

martes, octubre 27, 2015

Rajoy, entrevistado en TVE

Ya está. Tras semanas de espera el Consejo de Ministros, en reunión extraordinaria celebrada ayer, aprobó el decreto de disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones generales para el Domingo 20 de diciembre, una muy mala fecha. La campaña comenzará oficialmente (es un chiste) el viernes 4 y terminará el viernes 18, coincidiendo con el estreno del episodio VII de La Guerra de las Galaxias. Algunos candidatos van a necesitar mucho la fuerza para poder vencer al lado oscuro que les atenaza. Otros puede que acaben vagando por mundos oscuros y perdidos en los confines de la galaxia. Todo está en el air, mejor dicho, en el espacio.

Coincidiendo con esta convocatoria, Rajoy dio una rueda de prensa al mediodía y acudió a TVE por la noche para una entrevista ante Ana Blanco. Resulta impostado, forzado y antinatural, que una persona que no soporta a los medios de comunicación se prodigue ahora por ellos, a unas decenas de días de los comicios, porque así lo exige la estrategia electoral. Cuando Rajoy dice que está encantado de ser entrevistado miente, lo sabe él y lo sabemos todos, y esa es la base de su enorme fallo de comunicación. Acertó ayer al inicio de la entrevista en calificarse así mismo como el principal rival de cara a poder ganar las elecciones. Su imagen es nefasta entre la población, no tanto por las medidas que ha tomado estos años, sino por cómo no las ha explicado, como las ha ejecutado con una displicencia absoluta, y cómo no ha ejercido en ningún momento el liderazgo que le es exigido a quien ocupa su cargo de presidente. En estos años Rajoy ha optado por esconderse ante los problemas, y eso es una losa muy grande que pesa en su haber. En el tema de la corrupción esa actitud es lo que más le ha penalizado. En el PP, como en todas partes, hay corruptos, y es difícil que los partidos los localicen antes de que cometan sus fechorías, pero lo que es imperdonable es que una vez detectadas, cuando salen a la luz esas golferías, se actúe como si no han existido, se escondan ante un público que las ve a plena luz. La misma actitud que ha llevado a cabo Convergencia con el 3% es la que ha efectuado el PSOE con los EREs de Andalucía y el PP con todo lo relacionado con Bárcenas, pero olvida Rajoy que el que ocupa la presidencia del gobierno es el que es escrutado y evaluado por todo el país, aunque no sea votado por ellos (no tenemos un sistema presidencialista, no lo olvidemos) y por eso la corrupción ataca especialmente a quien se encuentra en el punto más alto (y expuesto) del poder. Rajoy no es creíble cuando habla de enmendar la corrupción, porque no ha tomado ninguna de las medidas necesarias para atajarla, que no consisten sólo en nuevas leyes y reformas procesales, que también. Se basan en el reconocimiento del error, y la decapitación (figurada) en la plaza pública del autor de la fechoría, cueste lo que cueste, duela lo que duela. El Rey Felipe VI, cuando decidió que su hermana Cristina, su hermana, perdiera sus atributos, dio una lección de cómo se extirpa a un corrupto. Con bisturí, puntos y dolor, y algo de hemorragia. Rajoy no ha actuado de esta manera y por ello se le recordará. En general en la entrevista estuvo muy en su línea, tratando de defender lo logrado más que la búsqueda de un objetivo a futuro, enfocando su campaña con el miedo a que vengan otros y lo rompan todo. Su estrategia recuerda, en algún modo, a la seguida por el último felipismo cuando, quizás se acuerden, sacaba el dóberman para asustar, diciendo que venía la derecha. Era una táctica sucia y cutre, y no funcionó. En este caso las formas son mucho mejores, pero el mensaje es similar. Los datos económicos le son favorables, pero está por ver hasta qué punto funcionará sobre la hastiada sociedad española.

Sin duda, y no puedo dejarlo a un lado, lo mejor de la entrevista fue Ana Blanco. Profesional como la copa de un pino, se mostró en todo momento serena y cordial, pero seria, y repreguntaba cuando lo consideraba, y a veces interrumpía el parlamento de Rajoy cuando éste volvía al argumentario económico sin que viniera a cuento. En mi opinión dio una lección de cómo hacer una entrevista seria e independiente, sin caer en absoluto en el divismo ni el protagonismo que tanto se estila en muchas otras ocasiones. Y no lo olvidemos, con el enorme mérito de hacerlo ante su “jefe” directo, cosa que exige mucho más valor. Ayer Rajoy fue Rajoy y Ana Blanco dio una lección de periodismo.

lunes, octubre 26, 2015

Arte en la pelu (para ABG, y sus amigas E, T y S)

No suelo hablarles mucho en este blog de mi vida personal porque ni es el objeto del mismo ni, seguro, les interesan las escasas andanzas de mi persona, que no destaca por su actividad social ni por vivir experiencias al límite, como ahora se ha puesto de moda experimentar cada fin de semana. Sin embargo, de todo tiene que haber excepciones, y este viernes tuve la oportunidad de vivir una tarde noche diferente, de esas que sólo se pueden vivir en las ciudades cosmopolitas, de esas en las que me siento tan desubicado como en tantas otras, y que creo merece ser relatada, aunque en el fondo pueda parecerles de lo más normal.

La cosa empezó en una peluquería moderna, de esas en las que parece que hay expositores de joyas en vez de secadores y tijeritas, en pleno barrio de Chueca. En ese local mi amiga ABG exponía algunos de sus cuadros, y los vendía, y con motivo de su próximo traslado de residencia, organizó una especie de fiesta de despedida con una Dj, música tecno suave y algunos vinos y aperitivos. ¿Nunca han estado en una peluquería en fiesta exposición de arte moderno? ¿No? Yo tampoco, hasta este viernes, claro está. A la fiesta fue llegando gente de lo más variada, cuyo nexo en común era ser amigos de ABG. Nos reunimos un curioso grupo de chicos y bellas chicas en la que abundaban todas las profesiones posibles, a excepción de las más habituales. Consultoras, funcionarias, artistas estudiantes, peluqueras (sí, había competencia invitada), empleados de agencias de noticias, freelance relacionados con la fotografía y el diseño… de todo un poco. En un momento dado todos estábamos hablando unos con otros, con la música y cuadros de fondo, y en un lateral otro grupo de personas, que no eran de nuestra fiesta, charlaban animosamente entre ellas, pero la cuestión es que ninguno hacía uso de los servicios de la peluquería, aunque sí ocasionalmente de los baños. Comenté a algunas personas con las que charlaba que cada vez me daba más la sensación de encontrarme en medio de una escena de película de Woody Allen, ya saben, de ese tipo en la que un montón de personas sofisticadas charlan animosamente en un escenario moderno a más no poder, rodeados de arte, filigrana y con las atestadas calles de Manhattan de fondo, sobre la vacuidad de la vida, el existencialismo, los diferentes tonos del color blanco y otras cuestiones por el estilo. Varios de los asistentes me dieron la razón, y aunque nadie lo dijo, creo que yo era el candidato ideal a hacer de Allen, pero sin sus rizos en la cabeza ni su genio en la mente, claro está. Comenté esta idea a ABG y la verdad es que ella no lo veía nada claro, quizás porque estaba en la gloria por ver a sus amigos junto a ella y su obra, pero su expresión era la de una protagonista de las películas del bueno de Allen, llena de sorpresa y de interés ante mis apreciaciones. Al cabo de unas horas varias de las personas de la fiesta tuvieron que irse, no sin antes despedirse de la agasajada, a la que probablemente no vean, veamos, en un tiempo indefinido (eso es habitual dada su volátil y agitada vida) y finalmente nos quedamos ABG, tres amigas suyas y yo, y dada la hora que era, y que el hambre acuciaba, optamos por irnos a cenar. La oferta del barrio es inmensa, lo que complica muchas veces la elección, y tras dar alguna vuelta y ver que también la duración de los locales en Chueca es tan efímera como la solidez de los partidos de izquierdas, nos decantamos por un mejicano, entre otras cosas porque E, una de las amigas, había residido un largo tiempo en ese país y le apetecía recordar tiempos pasados.

Así que imagínense la escena. Noche en Chueca, gente por todas partes, más en una sola calle de la que pueda concentrarse en mi pueblo en fiestas, temperatura agradable, y mi humilde persona en una mesa acompañado de ABC, E, T y S, cuatro mujeres bellas y agradables como ninguna otra, sentados los cinco junto a un ventanal en el que pasaba mucha gente que, como algunos de los del restaurante, se quedaban mirando a las cuatro cariátides y al que las acompañaba. Y con esa sensación de infantil ego desmedido que me desbordaba, de ser el protagonista de una noche de película, iban saliendo platos, a cada cual más extraño, mientras en mi mente sonaba la “Rapsodia in Blue” de Gershwin y mi Allen interior empezaba a pensar en Manhattan…

viernes, octubre 23, 2015

The Martian, una magnífica película

Si se dan cuenta, esta semana ha estado muy marcada por el cine. El miércoles tuvimos la celebración de la llegada al futuro de Marty y Doc, y de ser cierta, una de las cosas que les hubieran asombrado es que en un par de meses se fuera a estrenar el episodio VII de la Guerra de las Galaxias, cuyo tráiler, absorbente y que no desvela casi nada de la trama, ha sido estrenado mundialmente esta misma semana. Y para redondear la jugada de las películas de ciencia ficción, tenemos el estreno de “el Marciano” que es como debiera haberse titulado en castellano la peli de Marte que el pasado viernes llegó a las carteleras, y que les recomiendo encarecidamente que vayan a verla.

La historia de la película tiene su aquel. Andy Weir, el autor de la novela, la escribió sin aspiración alguna. Mandándola por entregas vía correo electrónico a sus amigos, al acabó colgando en Amazon autoeditada a un precio ridículo, de 0,5 dólares o algo así. Quiso la casualidad que Ridley Scot la viera, leyera, y quedase asombrado ante el material que tenía delante, un guion en potencia. No tardó nada en comprar los derechos y en ponerse manos a la obra para rodar la película. Y se puede decir que, tras trastazos bastante considerables, que nos han decepcionado a casi todos, Scot ha fabricado una perfecta película de aventuras en la que la acción, la emoción, el humor y la aventura están presentes en todo momento. No es esta la película sobre trascendencia espacial que pudieran ustedes imaginar, estilo Interstellar, no, esto es una “peli” de aventuras para pasar algo más de dos horas de manera muy entretenida. El argumento es bastante sencillo. En un futuro cercano los humanos hemos logrado llegar a Marte y tenemos un pequeño habitáculo en la superficie que sirve de alojamiento a las misiones que realizan el viaje de ida y vuelta. Tras una tormenta de arena que se abate sobre la base marciana, la tripulación debe abandonar a toda prisa la misión y volver a la nave nodriza que orbita en torno al planeta rojo, cancelarlo todo y volver para casa. Sin embargo, uno de los astronautas resulta golpeado por objetos desplazados por la tormenta y no logra acceder al cohete salvador. La tripulación, ya a salvo, ve como uno de los suyos ha muerto y emprende un triste viaje de regreso. Sin embargo Mark Watney, que así se llama el astronauta perdido, no ha muerto. Tras la tormenta se encuentra inconsciente y, al despertar, logra volver a la base marciana. Y trata de sobrevivir y comunicarse con la tierra para hacerles saber que sigue vivo y que espera una misión de rescate. Y el resto de la película consiste en, por un lado, las peripecias de este “marciano” que, en plan nuevo Robinson, debe sobrevivir en el hostil ambiente del planeta, y los avatares de la tripulación y todo el personal de la NASA en la tierra para lograr mandar suministros o misiones que puedan llegar hasta Mark antes de que, de hambre o de cualquier cosa, fallezca. La acción va saltando continuamente del escenario planetario a lo que sucede en La Tierra y, si tienen vista la película de Apollo XIII, cosa que les recomiendo, en todo momento parece que nos encontramos en esa escena, que fue real, en la que los astronautas lunares tuvieron que ingeniárselas para convertir su módulo de mando en módulo de supervivencia, una vez abortado el alunizaje, y lo que a Houston y resto del mundo se les ocurrió para ayudarles. Imaginación, ingenio, ideas audaces, desesperadas, carambolas, accidentes, de todo un poco, con un grado de realismo muy logrado y, desde luego, con un sentido del ritmo y la emoción que logran que uno se lo pase en grande viendo la historia del náufrago Mark.

La producción no ha reparado en gastos, y se nota, y el plantel de actores se luce, con mención especial a un Matt Damon, que encarna al solitario Mark, que carga con gran parte del peso de la película, y que logra imprimir a su personaje mucha fuerza, estilo, humor y credibilidad. Su actuación es excelente, y le acompaña un reparto de secundarios, porque frente a él todos lo son, que bordan sus escenas. Con gran rigor científico respecto a lo que sería una misión a Marte y las condiciones de vida en aquel planeta (quizás la tormenta, demasiado virulenta para la bajísima presión marciana sea la mayor “fantasmada” de todas) El marciano ofrece más de dos horas de entretenimiento de calidad, ocio del bueno, risas y ratos muy agradables. ¿Qué más se puede pedir?

jueves, octubre 22, 2015

El tesorero convergente

Si no me equivoco Francisco Ibáñez ya ha publicado un nuevo álbum de Mortadelo y Filemón, centrado en las próximas elecciones generales de Diciembre, y seguramente sus ventas serán muy buenas, pero es difícil que supere los registros alcanzado por el número anterior, titulado “El Tesorero” en el que un señor atildado, de pelo engominado, abrigos de estilo mafioso, amante de meter el dedo en el ojo de los demás y quedarse con sus carteras, regenta las finanzas del Partido Papilar y trae por la calle de la amargura a nuestros queridos agentes para descubrir si en sus tejemanejes y viajes a Suiza y otros destinos exóticos se esconde una trama de corrupción. Cualquier parecido con la realidad, ya saben, es pura coincidencia.
Ayer cayó otro tesorero, llamado Andreu Viloca, en este caso de Convergencia. Es un personaje mucho menos mediático, de pelo canoso, con entradas, gafas moderadas y aspecto tranquilo, nada que ver con el apuesto Bárcenas, pero que en el fondo resulta ser el mismo, el responsable, el urdidor, todo ello con el consabido presunto por delante, de una trama destinada a cobrar mordidas para beneficiar a las cuentas de su partido. Tanto el PP como Convergencia, y todos los demás, lo nieguen o no, recurren a tretas y tácticas muy similares para obtener unos ingresos que, por la vía legal, les serían completamente imposibles, y que supondrían en fin de sus estrategias y campañas políticas por sequía monetaria. La trama habitualmente se basa en el cobro de mordidas, comisiones ilegales a contratistas púbicos, que durante el periodo de permanencia del partido en el gobierno, requieren que éste se fije en ellos para adjudicarles contratos. Muchos de estos contratos no son potestad gubernativa, discurren por los cauces administrativos corrientes y apenas son objeto de chanchulleo, pero otros, a veces los más relevantes en lo que hace al presupuesto e importancia de la obra, si adquieren un carácter discrecional que permite introducir “condiciones” externas. En el caso catalán es todo eso que se engloba en “el 3%”, aquella acusación que Pascual Maragall dejó caer en el Parlament cuando llegó al gobierno de la Generalitat y que causó no un gran revuelo, no, sino un asombroso silencio, un silencio de los corderos, que les retrataba como culpables. Nunca más Maragall hizo referencia a ese asunto, ni la prensa catalana, que vive de las subvenciones del gobierno, investigó, ni la prensa madrileña, a la que se le hizo ver que no convenía hurgar en aquella herida, rebuscó entre los papeles ni contenedores para hallar prueba alguna. A medida que el asunto soberanista se ha ido calentando, ha aumentado la presión judicial en torno a Convergencia, en una situación extraña que me ha hecho pensar, desde un principio, que lo que realmente se le había sugerido a Mas en las reuniones que mantuvo hace meses con Rajoy y otros dirigentes era precisamente este escenario. El de la persecución de sus conocidos delitos si seguía por la senda de la ruptura, y el del “olvido” de los mismos, porque todos nos conocemos, a cambio de la vuelta a la moderación. Mas, sospecho, sabedor de que tiene cosas ilegales escondidas hasta en la montura de las gafas, decidió jugar un órdago, y se lanzó a la carrera independentista para, a riesgo de fracturar la sociedad, o incluso quebrarla, conseguir de ella un liderazgo mesiánico que le sirviera como coartada para mantener intacto sus negocios, que es lo único que realmente le importa. Lanzado a esta carrera, supongo que cada vez actúan menos frenos para que las denuncias y actuaciones de la fiscalía lo enfilen, a él y a su partido, y que casos como el del Palau, que deambulan sin rumbo por los juzgados, encuentren un lugar en el que ser investigados como es debido.
 
Envuelto en la estelada, Mas trata de protegerse a él mismo y a los suyos, y sobre todo al patrimonio amasado en común, y como todo acusado de corrupción, se presenta como una víctima, un inocente crucificado por un sistema que lo apalea en la plaza pública por atreverse a exhibir la bandera de la democracia y la libertad… Si no fuera porque esto es Europa diría que estamos ante un peronismo o un chavismo de libro, que pese a ello consigue aún engañar a mucha población a la que, tras la bandera, se le sigue birlando al menos el 3% de su dinero, porque recordemos que el presupuesto público sale de nuestros impuestos, y la corrupción que lo esquilma nos roba a todos, se llame ese presunto ladrón Bárcenas o Viloca, y sea cual sea la bandera que enarbole

miércoles, octubre 21, 2015

Hoy es el futuro de “Regreso al futuro”

Marty piensa que todo se ha acabado. Deja a Jennifer durmiendo en el balancín de su casa y, tras haber salido indemne de una aventura en el pasado, se encamina a su hogar cuando un trueno retumba en la calle y el Delorian aparece de la nada. De él sale Doc, vestido con una túnica metálica, algo aturdido, pero buscándole con urgencia. Coge a Marty y le explica que hay un problema que deben arreglar. De mientras habla atropelladamente escarba en la basura y recoge algunas piezas de fruta podridas que introduce en un extraño dispositivo sito en la parte trasera del coche, que sirve para alimentar el generador de Fluzo. Marty, llevando a Jennifer aún dormida, y Doc se suben al Delorian, que ahora vuela… hacia el futuro!!!!

La segunda de las películas de Regreso al futuro transcurre en el futuro, concretamente en la tarde del 21 de octubre de 2015. Y ese día es hoy. La película, rodada en 1989 y ambientada en 1985 plantea, tras el salto de la primera hasta mediados de los cincuenta, un viaje a un futuro en el que se juega con la réplica de las escenas que tuvieron mucho éxito en la primera parte, pero dotadas de más tecnología y guiños futuristas. Los patinetes vuelan, los coches vuelan (siempre imaginamos que en el futuro todo vuela) el 3D es real como la vida misma, la comida se vende deshidratada y la comunicación se ha extendido por todas partes en inmensas pantallas planas que dominan los hogares. Más allá de aciertos y errores, que de todo hay, la trama se sucede con interés y la excursión al futuro, que logra solucionar los problemas que iba a tener el hijo de Marty, provoca un desastre en la línea temporal que condicionará todo el resto de la trama, en la que se produce una vuelta al presente 1985 (muy distinto de cómo era, y una nueva vuelta al pasado, al 1955 que dominó casi toda la primera entrega. Es difícil que alguien no haya visto las películas y se lo haya pasado en grande con ellas, que no haya disfrutado de los toques de guitarra de un adolescente Marty en la primera parte, o de las locuras de Doc en todas ellas, en la perfecta encarnación del científico chiflado, en un conjunto que desborda imaginación, humor, ritmo y gusto. Hay escenas tiernas e hilarantes, como esa en la que en la primera de las películas, al llegar Marty al Doc del pasado este le hace una serie de preguntas para saber si, como dice, realmente viene del futuro. Y todos recordamos una escena dada de esas tres películas que nos llegó en su momento, o que nos lo hizo pasar muy bien. De hecho creo que el éxito de esa trilogía, más allá de su temática científica que nos encanta a muchos, es su constante humor, el tomarse a guasa la trascendencia del espacio tiempo, en juntar a caracteres completamente opuestos pero que se ven inmersos en una aventura que les desborda, y la complicidad que en ellos debe surgir para solucionar los entuertos que surgen a su paso y los que ellos mismos van provocando. Siempre me ha dado la sensación de que los que las protagonizaron y trabajaron en ellas se lo pasaron, al menos, tan bien, como los espectadores que rieron sus gracias y se movieron de sus asientos (y eras) y ese creo que es el secreto de su éxito. No entiendo cómo ni por qué, pero cada vez que las echan en la tele me siento a verlas. Me las conozco de memoria, he perdido la cuenta de cuántas veces las he visto, pero sigo haciéndolo, como si viviera atrapado en su línea temporal y, sin nada que alimentar al condensador de Fluzo ni gasolina en los depósitos, no pudiera escapar a mi tiempo cada vez que son emitidas. Al final la máquina del tiempo resulta que no es ninguna máquina. Es la imaginación y lo que el cine, encarnado en estas películas, logra crear en el espectador.

Termino el artículo y antes miro por la ventana de mi oficina. Son las 8:11 de la mañana y tengo Madrid a mis pies. Queda poco para amanecer y las luces de la ciudad lo llenan todo, sin que haga falta que los coches vuelen para que todo lo llenen. En 1985, cuando se sitúa la trama, yo estaba en séptimo de EGB y desde mi cuarto de Elorrio veía las cuatro farolas que aún permanecen ahí y el resplandor de unas fábricas cercanas que se apagó hace ya muchos años. No se lo que veré dentro de otros treinta años, el 21 de octubre de 2045, ni si estaré aquí para poder experimentarlo, pero si puedo, prometo relatárselo. Y entre tanto, disfrutemos del tiempo que se nos ha dado, del futuro no escrito y de las pelis…. Y que alguien me lleve a dar una vuelta en el Delorian!!!!!

martes, octubre 20, 2015

El triple mortal hacia atrás de Irene Lozano

Hoy, dentro de dos meses exactos, tendrán lugar las elecciones generales más reñidas que se recuerdan, o al menos vistas desde la perspectiva del presente. Los partidos afilan sus armas, lanzan sus estrategias y colapsan medios de comunicación en una campaña infinita que no ha cesado desde hace años y que irá aún a más hasta el colofón navideño. Si es de los que no soporta esto, vaya buscando exilio durante un buen rato. El fin de semana ha estado ocupado, principalmente, por dos focos informativos. El debate Rivera Iglesias que ayer les comentaba y la presentación de las listas del PSOE, que siempre dan mucho juego. Esta vez también.

Si ya hace una semana dio que hablar la incorporación de Meritxell Batet, catalana y esposa de Jose María Lasalle, actual secretario de Estado de Cultura, como número dos por Madrid, el fichaje sorpresa de Irene Lozano como número cuatro de la lista madrileña ha supuesto un notición que ha dejado a todos asombrados. Lo dio como exclusiva la noche del miércoles Ignacio Escolar en eldiario.es y muchos, al verlo, pensábamos que era broma. Lozano, competente diputada de UPyD, azote de la corrupción y del bipartidismo, aspirante a presidir su partido frente a Rosa Díez y martillo de corruptos y desvergonzados, pasaba, en unas horas, de encabezar su escaño por una UPyD agónica a ser casi la mano derecha de Pedro Sánchez ya garantizarse escaño por la lista más poderosa, la que se vota en la capital: un triple mortal sin red que puede acabar en el estrellato más absoluto, entendiéndose en este caso la figura astronómica como sinónimo de porrazo, y de los gordos. No entiendo este movimiento. Todo lo que Lozano ha hecho en esta legislatura es exactamente opuesto a su decisión de pasarse al PSOE. De hecho saltar ahí es tan incoherente como si lo hubiera hecho al PP. Se ha pasado cuatro años denunciando, muchas veces con toda la razón, las faltas, componendas, acuerdos y demás errores en los que los dos partidos mayoritarios han caído desde hace lustros. Su voz clamaba en contra de ese viejo bipartidismo, ese PPSOE que ella y los suyos esgrimían como fuente de todos los males, y objeto a derrotar. Bankia, Caja Castilla la Mancha, el caso de Zaira cantera (también fichada para la lista de Madrid) y otros muchos han sido los asuntos esgrimidos por Lozano desde la tribuna del Congreso y los medios de comunicación para arremeter contra un binomio al que, de manera sorpresiva, se une apenas a dos meses de perder su actual escaño. Conste que no critico el hecho de que uno pueda cambiar de opinión. Es meritorio, valiente, y muchas veces permite corregir errores pasados, pero esta pirueta realizada de un día para otro es, como mínimo, carente de sentido. Nadie en la antigua y ya casi muerta UPyD (qué pena, que manera más obtusa de gestionar un bonito proyecto) entiende el movimiento de Lozano, lo mismo que en el propio PSOE, donde la noticia sentó como una bomba, tanto por la pirueta en sí como por los agravios recibidos por alguien que ahora resulta ser “compañera” como por el hecho de que la entrada de una desconocida quita sitio en la lista a alguno que, a buen seguro veterano, veía salvada su posición durante otra legislatura. Muchos callos pisados en muy poco tiempo. Ante peticiones de perdón por parte de dirigentes y militantes de base, Lozano se ha negado a pedirlo y alaba la apertura de Pedro Sánchez a la sociedad. Es seguro que Lozano conseguirá el escaño dentro de dos meses, pero no tengo seguridad alguna de que se mantenga en él, o en el grupo que se lo ha otorgado, durante toda la legislatura. Sospecho que será una convivencia muy tensa y, a buen seguro, entretenida para los cronistas parlamentarios.

En general, y vista la experiencia pasada, PP y PSOE debieran renunciar definitivamente a la política de fichajes. Los populares presentaron hace ocho años a Pizarro como estrella económica y apenas duró un año en la bancada. El “gatillazo” más sonado en este aspecto fue el del PSOE con la inclusión de Baltasar Garzón en las listas de Felipe González de los noventa, experiencia que acabó como el rosario de la aurora para el propio Felipe y resto del PSOE. Hay muchas probabilidades de que el experimento Lozano acabe igual de mal, con daños tanto para la marca que la ha acogido como para ella misma. Visto en general, me parece que ambos arriesgan mucho y, probablemente, pierdan en este extraño negocio.

lunes, octubre 19, 2015

Salvados por el debate de Albert Rivera vs Pablo Iglesias

A dos meses de las elecciones, y en un país donde los debates electorales, si llegan a darse, son tan tasados que se convierten en una parodia de sí mismos, ayer La Sexta, con el programa Salvados, dio un campanazo con la organización de un debate entre Albert Rivera y Pablo Iglesias. En un formato nada habitual, en la mesa de un bar, con más puesta a punto de la que parece, pero muchísima menos que la de los cara a cara electorales a los que nos acostumbramos, con un moderador poco moderado y una realización y edición correcta, los dos candidatos emergentes se vieron las caras y discutieron sobre lo que les une y, sobre todo, separa.

Hace no muchos meses este encuentro sería imposible. Podemos estaba en la cresta de la cresta de la ola y su líder no admitía encuentros que no fueran con Rajoy, dado que las encuestas le daban como la formación a batirse con el PP. Ciudadanos, por su parte, alcanzaba bonitos porcentajes de voto que apenas llegaban a rozar el 10% y se situaba en una cuarta y distante posición respecto a los tres grandes. Ahora, a dos meses de la consulta real, la situación es muy distinta. La burbuja Podemos parece desinflarse a cada día que pasa, víctima del ataque del resto de formaciones y, sobre todo, de sus propios errores, y Ciudadanos ha entrado en eso que en Bolsa se llama “subida libre” ganando porcentajes de voto en cada encuesta y, tras el espectacular resultado de las elecciones catalanas del 27S, emergiendo no ya como una nueva fuerza, sino como una capaz de condicionar la gobernabilidad de España. Y algo de esto se pudo ver en el debate de ayer. La locuacidad y capacidad de argumentar de ambos candidatos es obvia, y muy grande. Pueden debatir sobre casi todo y, desde posturas casi antagónicas, exponer ejemplos y teorías que sostengan sus argumentos sin recurrir a leer ni a apoyos. Saben de lo que hablan y se nota. Y a la hora del enfrentamiento, resulta claro ver las limitaciones del modelo que ha aupado a Podemos a los cielos y ahora parece que hace que, desde ahí, caigan a alta velocidad. El discurso de Iglesias, basado en la indignación, la ira y el castigar a los culpables de nuestro desastre, más allá de los a mi ver profundos errores ideológicos en los que se basa, no ofrece alternativas. Iglesias es el perfecto candidato para una comuna, para una revuelta que tome el Palacio de Invierno, que asalte los cielos, como él mismo afirmó en uno de sus primeros mítines como cabeza de la formación. Podemos vivió su época de gloria cuando la ira nacional estaba en máximos, cuando todo era un desastre y había que destruirlo. Pero tras esa ira ha venido lo que suele suceder, no la resignación, aunque algo de eso hay, sino la necesidad de cambiar y reconstruir las cosas que han funcionado mal. Desde hace meses suelo decir que, en plan caricatura, Podemos es un partido de protesta y Ciudadanos lo es de propuesta. Rivera, un señor muy listo que lleva casi diez años luchando en la política catalana con todo y todos en contra, vio que había una ventana de oportunidad en esa ira colectiva para ofrecer no venganza, sino alternativas. Frente a un PP noqueado que trata de salvarse, sin proyecto a futuro alguno, y un PSOE que se ofrece como la tabla de salvación de la izquierda pero sin cambiar nada y sabiendo cómo lo hizo de mal hace apenas cuatro años, Rivera se dio cuenta de que muchos electores, de izquierda y derecha, pero sobre todo los moderados, estaban huérfanos y decepcionados. Además de los indignados de las barricadas había todo un país que quería y necesitaba un discurso regenerador, una visión nueva que, cogiendo ideas de uno y otro lado, con la limpieza por delante y sin dogmatismos, construyera una alternativa de gobierno no sólo para echar a los que ahora están, sino para hacer política distinta, o al menos intentarlo.

Eso es lo que se vio en el debate de ayer. A medida que avanzaba quedaba claro que Iglesias tira mucho de consigna pero que desconoce realmente que es lo que quiere hacer, más allá del recurso a la intervención estatal, que no es la panacea, ni mucho menos (nada había más público que Bankia o Caixa Catalunya). Rivera ganó porque propuso ideas, alternativas y, sobre todo, porque hubo muchas cosas que se negó a prometer porque no se veía capaz de hacerlas o de poder abordarlas. La soberbia caliente de Podemos frente a la seria frialdad de Ciudadanos. Eso es lo que se vio ayer, en un debate de verdad, como quizás nunca se ha dado en España de cara a unas generales. Mis felicitaciones a ambos. Y que cunda el ejemplo.

viernes, octubre 16, 2015

Locos por las compras en el Primark

Decimos habitualmente que vivimos en la sociedad del consumo. A veces resulta difícil definir este concepto de una manera comprensible, pero otras su significado es tan obvio, e irracional, que llega a asustar. El último de estos ejemplos se vivió ayer en Madrid, en la inauguración de la tienda de ropa Primark en la Gran Vía, un establecimiento de moda de bajos precios que ha remodelado la mitad del edificio de PRISA y lo ha convertido en un centro comercial de marca única de varias plantas lleno de confecciones variadas. Miles de personas colapsaron aceras y carriles de la calles a las 11 de la mañana, en una escena surrealista y que da mucho que pensar.

Y es que lo primero que a uno se le viene a la cabeza es qué hacía tanta gente allí a una hora laborable, entre semana, en la que se supone se tiene que estar trabajando. Quizás muchos fueran turistas, curiosos, empleados en la zona que hicieron una escapadita para ver el nuevo vecino, o desempleados que tienen mucho tiempo libre y quisieron apuntarse al espectáculo, o gente que trabaja por la tarde, libra por la mañana, o algunos amantes de emociones fuertes, hartos ya de tirarse por puentes y barrancos. No lo se. Lo cierto es que las fotos y crónicas muestran una marabunta que atesta la zona. Más allá de saber cómo llegaron a juntarse allí, lo más interesante es el por qué, qué motiva a una persona, a cientos, a miles, a acudir en masa a la inauguración de una tienda de ropa. Es algo que no tiene sentido. De manera periódica vemos sucesos similares, en los que la inauguración de centros comerciales o de establecimientos de marcas globales suponen espectáculos en sí mismos en los que miles de personas contribuyen a hacer aún más grande, valiosa y rentable esa marca, provocándose en algunos casos avalanchas, altercados, incluso heridos y fallecidos, como creo recordar sucedió con un establecimiento de IKEA de Oriente Medio. La apertura de las tiendas de Apple se ha convertido en otro de esos eventos globales de impacto local. Se anuncian con muchísimo tiempo, para que los fanáticos se organicen, y en torno a ellas se monta una campaña de promoción, tanto en el mundo real como, sobre todo, en el virtual, que logra que no sean pocas las personas que hacen cola y permanecen a las puertas de la nueva tienda varios días antes de que abra sus puertas con el mero objetivo de ser los primeros en entrar, de conseguir una foto en la que cruzan la puerta con una cara de felicidad similar a la que tenían los peregrinos medievales cuando, al franquear el pórtico de Mateo, vislumbraban el templo de Santiago. Las marcas han logrado ese mismo objetivo, el convertirse en objetos emocionales, en lograr despertar los instintos de la persona para que éste las vea no sólo como objetos útiles, sino sobre todo como objetos referenciales, de distinción, de fuente de alegría. No tengo ninguna duda, aunque no soy capaz de entenderlo, que las miles de personas que entraron ayer en tromba en el PRIMARK fueron muy felices, sumamente felices, al hacerlo. Quizás fue la experiencia más feliz de su día, y seguro que no sólo así lo experimentaron, sino que de esa manera se lo contaron a los suyos, y esta pasada noche se han ido a dormir contentos y felices con esa sensación de sentirse realizados tras su paso por la “nueva tienda”. No tan felices como los dueños de la misma, que habrán hecho una muy buena caja y han visto compensada toda su campaña de publicidad con el éxito mediático, pero sí que habrán dormido satisfechos gracias a la “nueva tienda”.

En un mundo en el que los referentes morales están aparentemente escondidos, en el que la religión cada vez pesa menos y en el que las relaciones personales tienden a diluirse, las marcas y fabricantes están logrando ocupar el nicho del corazón que antes estaba tomado por esos otros sentimientos y experiencias íntimas. Smartphones, ropa, complementos, muebles, coches… miles de objetos inanimados, se convierten cada vez más en nuestros compañeros, amigos, amantes inseparables, fuentes de la felicidad. Y no nos despegamos nunca de ellos, y les rendimos tributo y pleitesía de una manera compulsiva, irracional, cargada de fe. Y la cuenta de resultados de sus fabricantes no deja de crecer, a la par de mi asombro y sensación de que cada vez entiendo menos del mundo en el que vivo.

jueves, octubre 15, 2015

Montoro, Quiroga y Cayetana. “Die horribilis” para el PP

Lo menos importante, lo último, la carta y abandono de la formación de listas de Cayetana Álvarez de Toledo, parlamentaria que en estos cuatro año sólo tuvo un minuto de gloria cuando le pillaron insultando a los de la bancada contraria y a miles de españoles que pasaban penalidades. A sabiendas de que no iba a ser llamada para conformar las candidaturas, optó por renunciar un minuto antes, lo que tiene su cierto mérito, viendo a tantos que debieran hacer lo mismo y no siguen su camino. Es lo de menos, pero sí es relevante sobre lo agitadas que bajan las aguas por Génova.

Tan agitadas que ayer Montoro chapoteaba en ellas. En una entrevista redactada, muy bien por cierto, se explayaba el Ministro de Hacienda tras cuatro años de ser acusado de todo, a veces con razón, y disparaba contra propios y extraños, sobre todo los primeros. Su labor en la sombra tendrán que valorarla los hacendistas en los próximos años, pero su imagen pública, nefasta, ha crecido a medida que los impuestos subían y la empatía mostrada por su persona y jefe tendía a cero. Montoro podía haber gestionado mejor su imagen, no haber dado la impresión de sadismo con la que ha actuado a lo largo de estos años, y frente a protestas que tienen sus razones y demagogias (el caso del IVA cultural, por ejemplo) adoptar una postura más conciliadora o, en todo caso, inteligente. Lo cierto es que no ha sido así y el Ministro ha visto como los suyos lo rechazaban, lo orillaban, no le llamaban para los mítines porque su mera presencia enfadaba a todos los que iban a escuchar el acto. Su sonrisita ahuyentaba votos y hacía llorar a los niños. Muchos cargos del partido han cabalgado a lomos del ajuste presupuestario diciendo eso de “a mi no me mires” a sabiendas de que era una decisión respaldada por todos. Y Montoro, en el caserón del arranque de la calle Alcalá, se ha sentido sólo, abandonado y, en muchas ocasiones, traicionado. La nefasta gestión de la corrupción por parte del PP también le ha salpicado. No se puede ir por la vida pidiendo a la gente que pague sus impuestos cuando compañeros tuyos no lo hacen y otros compañeros les excusan o tratar de mirar para otro lado. La corrupción, nefasta para todo, resulta letal a la hora de generar una conciencia tributaria, y es evidente que en Hacienda casos como Bárcenas han destrozado parte de la imagen de seriedad necesaria en toda administración tributaria, tuviera dicha administración más o menos culpa en lo sucedido. El último de los casos, el de Rato, le toca de lleno, en lo profesional y en lo personal. Rato fue su jefe, su gran jefe, el chico listo y poderoso, frente a él, pobre de cuna y sin imagen de liderazgo. Y ha resultado ser el listo y rico el que hacía las trampas. Cuando le preguntan por este tema, Montoro antes de hablar “chasquea la lengua, ladea la cabeza, baja la vista y al fin la vuelve a alzar” y en ese intervalo de tiempo y gestos su cabeza debe tratar de frenar el, sospecho, odio, que tiene a su ex jefe, a su mentor, a su padre político, a su mayor traidor… “¿pero no estábamos todos jugando a lo mismo? ¿No se trataba del país?” se pregunta, le pregunta, sin entender nada, sin ser capaz de asumir que, como casi todos, él también fue engañado por la imagen del triunfo de Rato. A cada párrafo de la conversación Montoro se ve libre, suelto, sin las cadenas del cargo que sospecha abandonará para siempre en un par de meses. Y arrea viajes sin freno, pero con tino, a un partido, el suyo, que supo ganar unas elecciones pero no ha sabido gestionar una victoria, que ha tomado medidas impopulares, algunas por voluntad, otras impuestas, muchas y necesarias no adoptadas, y que en ningún momento se ha molestado en explicar ni justificar. Montoro reparte estopa y dice muchas verdades, a dos meses de las elecciones.

Y lo de Arantza Quiroga, todo en un mismo día, también entra dentro de lo importante. Jibarizado hasta el extremo tanto en Cataluña como en el País Vasco, el PP es incapaz de enarbolar un discurso propio, moderno, atractivo y de futuro. El intento de Quiroga de lograrlo se ha estrellado contra las luchas internas del PP vasco y contra el intento de no avanzar hacia ninguna parte, como si en Génova hubiese un deseo oculto de que sea Ciudadanos el que, en masa, se lleve el voto, tal y como ha pasado en Cataluña. Quiroga ha errado en su respuesta basada en el escondite, que le funciona a Rajoy porque tiene todo el poder que a ella le falta, pero actuó de buena fe, y asaetada por los suyos, dimitió ayer, el día en el que el PP perdió parte de las elecciones de Diciembre.

miércoles, octubre 14, 2015

Una conferencia de Luis de Guindos

Desde hace años trabajo en el mismo edificio en el que, a lo largo de esta legislatura, lo hace Luis de Guindos, pero lo cierto es que nunca le he visto aquí a lo largo de estos, casi, cuatro años. Los que ocupan las plantas “nobles” pueden vivir sin cruzarse con el resto de trabajadores y llevar a cabo su actividad con discreción, necesaria en estos casos. Por eso, ayer, que asistí a una conferencia impartida por el ministro, fue la primera vez que tuve la oportunidad de verlo en persona, cuando quedan apenas dos meses para que se celebren las elecciones y abandone el cargo.

Guindos es una rara avis en el gobierno. Pese a que ha ocupado puestos de importancia política cuando el PP ha estado en el poder (fue secretario de estado en la época gloriosa del decepcionante Rato) ni es militante del partido ni se ha presentado a las listas de ninguna elección. Y lo que es más importante, su vida profesional ni ha dependido de lo que decida el partido ni lo hará en el futuro. Y eso le da un margen de libertad a la hora de actuar y expresarse que no es común ni entre el gobierno ni, en general, la dirigencia política española. Su exposición fue breve, poco más de media hora, clara y fácil de entender, centrada en la recuperación de la economía española, innegable, pero otra muestra de la campaña electoral en la que nos encontramos. Podía haber caído en un discurso simplista, demagógico y mitinero, que no hubiera extrañado mucho dadas las fechas, pero a mi entender expuso la situación de una manera bastante honesta. Empezó por la descripción del contexto internacional, en el que señaló las tres amenazas que se ciernen, para la economía global y, lógicamente, la española: Desaceleración china y del resto de emergentes, caída del precio de las materias primas y estancamiento del comercio internacional. En el ámbito europeo citó cuatro como los puntos a tener en cuenta en el futuro próximo: El tratar de consolidar las tasas de crecimiento, que aún son flojas, la gestión del tercer rescate griego, el acomodo del Reino Unido (el referéndum de Cameron sobre el Brexit empieza a aparecer en las agendas, mucho ojo) y la absorción de los refugiados, que señaló como problema humanitario pero también como oportunidad. En el tramo dedicado a la economía española, fue sincero al admitir que tenemos tres vientos de cola que nos empujan, como son la bajada del precio del petróleo, la cotización débil del euro y la política expansiva de Draghi en el BCE, pero que esos factores, que también apoyan al resto de economías europeas, se refuerzan en el caso español por la ganancia de competitividad que ha experimentado nuestra economía por las reformas y la apertura al exterior que nuestras empresas han llevado a cabo. Así, ahora crecemos a tasas del orden del 3%, frente a economías como la italiana, que renquean pese a tener, a priori, los mismos factores externos positivos que nosotros. En este punto es donde sacó más pecho, tanto por las reformas emprendidas por el gobierno como por haber conseguido que no nos impusieran un rescate, como a Portugal. Sí mencionó a la “línea de crédito” rescate financiero que tuvimos que pedir para afrontar la caída de Bankia y la mitad de las cajas de ahorros, pero lo hizo para señalar lo bien que hemos gestionado esa ayuda y como hoy en día el sector financiero no es un problema, sino un colaborador de la recuperación a través del impulso del crédito, necesario como la sangre para estimular consumo, inversión y empleo. En el punto en el que más estuvo “en campaña” fue cuando insistió en que las elecciones deben dar un mandato claro de mantener el rumbo de las reformas, y que la victoria de un partido que las desbarate, o una inestabilidad, puede ponerlas en riesgo y revertir mucha de la confianza ganada en los mercados.

Guindos no eludió la polémica de estos días con la UE sobre el déficit público que alcanzará realmente la economía española, y volvió a defender que la previsión recogida en el presupuesto que se aprueba la semana que viene será la que se cumpla frente a la opinión expresada por la comisión (4,2% frente a 4,5% en 2015 y 2,8% frente a 3,5% en 2016) y dijo que la recuperación mantiene el tono y los ingresos tributarios crecen aún más de lo que el propio gobierno ha estimado. En el turno de preguntas se mostró abierto, afable y, como en la conferencia, leyó poco y mostró unas tablas y conocimiento de la materia que, también, lo hacen destacar respecto al resto de miembros del ejecutivo. Fue interesante el acto, la verdad.

martes, octubre 13, 2015

Un salvaje atentado desestabiliza Turquía

La noticia del puente es el cruel atentado perpetrado el Sábado en Ankara durante una manifestación a favor de la paz y por la búsqueda de un acuerdo entre el gobierno turco y los rebeldes kurdos. Los convocantes, en su mayoría fuerzas opositoras al régimen de Erdogan, ya habían sufrido acosos en anteriores manifestaciones, pero nada que ver con lo que pasó junto a la estación central de Ankara. La acción de dos terroristas suicidas provocó una matanza en al que se estima en cien (sí, cien) el número de fallecidos y muchos más los heridos. El gobierno apunta al DAESH como autor material de semejante atrocidad.

Y todo ello apenas a dos semanas y media de las elecciones que, convocadas de urgencia, vuelven a llamar a votar a los turcos después de haberlo hecho el verano. En esos comicios Erdogán, hombre fuerte del país y representante de un islamismo cada vez menos moderado, perdió su mayoría absoluta, que necesitaba como agua de mayo para poder reformar la constitución y perpetuarse en un poder cada vez más absoluto. Ese era el fondo de su programa electoral, y no lo logró. Durante estos meses han transcurrido numerosas reuniones entre partidos y dirigentes que no han llegado a un acuerdo de gobierno, fruto de lo cual se vuelven a convocar elecciones. Pero durante estos meses también han sucedido otras cosas muy preocupantes en Turquía. Varios han sido los atentados que, algunos con decenas de muertos, han golpeado al país, especialmente en las provincias más al este, limítrofes con la pesadilla siria y la zona kurda. La más violenta de ellas, sucedida hace un par de meses, causó treinta muertos en otra manifestación antigubernamental. Erdogán, indignado, acusó al DAESH de ser los autores de la matanza y empezó una campaña de bombardeos en Siria contra las posiciones islamistas, pero que en apenas horas derivó en un masivo ataque contra los kurdos, con los que existe un conflicto desde hace muchas décadas en el país, y que resultan ser los principales combatientes contra los islamistas. Erdogán lanzó sus fuerzas contra los kurdos y estos rompieron el alto el fuego que llevaba en vigor varios años, y empezó una espiral de acción y reacción que ha inestabilizado mucho el país y le amenaza con volver a los años del miedo, en los que los atentados del PKK sembraban de terror las ciudades turcas y el gobierno usaba todos los métodos imaginables para acabar con la guerrilla. Así, en estos meses de interregno electoral, Turquía ha avanzado muchos pasos hacia el borde del precipicio. Sin embargo, nada es comparable a lo sucedido el sábado, que supone un salto cualitativo tremendo en lo que hace al número de víctimas, expresamente buscado por los autores dada la concentración de personas que acudió a la manifestación. Los kurdos se han desvinculado de ese atentado con toda la rapidez y fuerza que han podido y han decretado un alto el fuego hasta, si no me equivoco, la celebración de las elecciones. Eso nos deja, excluyendo las teorías conspiranoicas que señalan a fuerzas del gobierno turco, a DAESH como autor material o intelectual del acto ¿Por qué lo ha hecho? Quizás por venganza, por la colaboración del gobierno turco con la coalición internacional, que bombardea posiciones islamistas en Siria, o por el apoyo que ofrece a los refugiados que, por millones, se asientan en suelo kurdo.


O puede que DAESH, con ese acto, busque radicalizar aún más al gobierno turco y agravar la crisis que sacude al país. Y para estos fanáticos ya se sabe que cuanto peor, mejor. Los días transcurridos desde el atentado muestran disturbios, enfrentamientos y choques entre manifestantes y fuerzas del gobierno que, unos deplorando el atentado, otros buscando la seguridad, se enfrentan en las calles de Ankara y otras ciudades (parece que, de momento, en Estambul la cosa está más tranquila) dejando la imagen de una Turquía inestable y en riesgo de fractura. Otra pieza del tablero de oriente próximo que amenaza con saltar por los aires. Y ya son demasiadas

viernes, octubre 09, 2015

Qué fácil puede ser cortarle las alas al AVE

Ayer, durante gran parte de la mañana, todo el servicio de Alta Velocidad que transcurre por Cataluña estuvo fuera de servicio por un corte de cableado en la línea. En un principio se pensaba en el ya típico y triste robo de cobre, que suele hacer que haya cortes en líneas ferroviarias y en suministro eléctrico en función de la cotización del metal en los mercados internacionales (sí, la globalización llega hasta las farolas de su barrio) pero luego se comprobó que no era robe lo robado, sino fibra óptica, la que sirve para comunicar al tren con las estaciones y puestos de control. El cable principal y el auxiliar, en ambos sentidos.

A las velocidades a las que circula el AVE la monitorización es obligatoria. Se debe saber en todo momento dónde está el tren desde todos los puntos de control de la línea y estudiar los parámetros que, en tiempo real, definen cómo evoluciona el trayecto para anticipar o detectar posibles problemas. Es una cuestión de seguridad muy importante y que no admite relajo alguno. Pudiera pensarse que una máquina tan grande y potente, con una infraestructura tan poderosa como la del AVE, sea invulnerable a incidencias “menores” como estas, pero nada más lejos de la realidad. Empezando porque no es una incidencia menor. La comunicación es hoy en día uno de los parámetros más importantes que imaginarse uno pueda en cualquier actividad humana. Y sobre todo, el AVE, o un avión, o cualquier otro elemento que alcance un alto grado de complejidad nos enseña, en todo momento, que su funcionamiento exige que todas las piezas que trabajan al unísono, innumerables, lo hagan de la manera más certera y precisa posible. Y a medida que aumentamos el número de piezas o sistemas implicados, los riesgos de que surjan problemas aumentan. Hay una viejo dicho, muy cierto, que afirma que una cadena es tan fuerte como el más débil de sus eslabones. De nada sirve que todos soporten tensiones de miles de kilos, si uno apenas aguanta cien, ese será el máximo peso que se pueda elevar. Una de las características que definen el mundo en el que vivimos, junto a su creciente aceleración, es su constante aumento en la complejidad. Las cosas, los procesos, las máquinas, los procedimientos, todo cada vez se vuelve más complicado, enrevesado, oscuro, o al menos esa es la sensación que me da día a día. La dificultad de los problemas que observamos en nuestra actualidad es cada vez mayor. Quizás se deba a que ahora percibimos problemas que antes no éramos capaces de ver o, visto por un lado muy optimista, que hemos solucionado los problemas sencillos y los que afloran son los complejos. No lo se. La imagen de la mano invisible de Adam Smith era una forma de asignar a la nada, al caos, la organización de algo tan complejo como una sociedad humana, y sigue pareciendo que el nivel de “orden” jerárquico que hace falta para que las sociedades funcionen no debe ser muy alto, pero en estructuras que requieren coordinación y precisión, como todas las relacionadas con la tecnología, la organización es necesaria, el diseño también, y la puesta en marcha debe ser controlada. Para que el AVE arranque tiene que verificarse cientos de parámetros y todos ellos deben estar correctamente ajustados, para que el ordenador cargue Windows o cualquier otro sistema operativo deben ejecutarse miles de secuencias sin que se produzcan fallos, que llevan a pantallas azules o negras. El propio cuerpo humano, con procesos que controlamos desde nuestra voluntad y muchos otros inconscientes, es un ejemplo asombroso de precisión y coordinación, que funciona perfectamente, pero en el que si algo falla, fallo que llamamos enfermedad, puede ser debido a un pequeño órgano o variable al que no le damos demasiada importancia, pero que puede ser crucial para, simplemente, seguir vivos.

Ayer se pudo comprobar que las comunicaciones en el AVE son uno de sus puntos débiles, y que frente a otro tipo de ataque, más bruto si se quiere, uno de este tipo ocasiona perjuicios y daños similares a los de destruir un tramo de vía. Pensarán algunos “no hay problema, ponemos vigilancia en la fibra óptica y la línea ya es invulnerable” y olvidarán la historia del talón de Aquiles, que en este caso habrá pasado de la fibra a otro punto que, relativamente, quedará más desprotegido. La historia de la cadena y sus eslabones es muy cierta, y cada vez funciona en más entornos. Piensen ustedes en ello, como ya lo hacen quienes buscan a esos débiles eslabones para reventarlos.

jueves, octubre 08, 2015

El cumpleaños de Putin

Ayer fue el cumpleaños de MLP, uno de mis mejores amigos, 40 otoños cayeron en su siempre primaveral vida, y casualidades de la vida, me enteré por la noche oyendo un informativo que también era el “día del nombre” de Vladimir Putin, en este caso 63 fríos otoños en la cuenta del oso ruso. Obsesionado por dar una imagen viril y mucho más joven, la calva delata a un Putin mayor, que sigue teniendo ojos acerados y, por lo que se ve, musculitos por doquier, a los que dedica bastante más tiempo que a su cerebro. Y pese a ello, me duele reconocerlo, su capacidad como estratega, a la par que como fuera maligna, es indudable.

Para celebrarlo, Putin jugó un partido de hockey sobre hielo, en el que la única duda es saber por cuánto ganó su equipo, ya que perder no entra en los parámetros vitales del mandatario ruso. No se si le regalaron una tarta para que soplase las velas o regalitos para agasajarlo, o tarjetas de descuento en la tienda de deportes más cercana, pero parece que el ejército, su ejército, decidió dedicarle unas salvas de honor, unos fuegos artificiales en toda la regla, y la flota rusa sita en el Mar Caspio entró a pleno pulmón, como un coro cosaco, en la guerra de Siria, lanzando desde sus barcos misiles que, con un alcance cercano a los 2.500 kilómetros, impactaron en las arenas de aquel torturado país, sin que se tenga claro contra qué objetivo. Se pudo ver ayer una bonita imagen en la que un militar contaba a Putin lo bien que lo estaba haciendo su ejército, mientras este, sentado en su silla del despacho presidencial, miraba a los ojos a su interlocutor, y, seguramente, no pensaba nada bueno. La guerra Siria le está sirviendo a Putin para sacar musculito, cosa que le encanta, y también, visto lo de ayer, para hacer exhibición de su tecnología militar, campo en el que la industria rusa es competitiva, quizás el último en el que lo sea, y ese musculito seguramente servirá para incrementar las ventas de misiles y otro tipo de juguetes con los que obtener divisas para dar respiro a una economía, la rusa, que desde luego luce mucho pero aspecto que los bíceps de su extraño presidente. Ha demostrado Putin a las claras que no es un personaje con el que se pueda jugar, salvo que salga ganando. Su estilo, imagen y presencia imponen y, dicho en plata, dan mal rollo. Tiene el aspecto perfecto de malo en una película de malos, y la verdad es que lo ejercita. A lo largo de los muchos años que lleva en el poder en Rusia ha dirigido ya varias guerras, en algunas con resultados positivos para el mantenimiento de su poder, otras no tanto, pero en todas ellas se ha mostrado despiadado, inmisericorde y deseoso de exterminar a todos los que, en el bando contrario, osasen a levantarse. Chechenia fue un ejemplo de guerra genocida en nuestro tiempo, sin que nadie moviera un dedo para denunciarla... Bueno, lo cierto es que algunos lo hicieron, como la periodista Ana Politovskaya, pero tanto ella como otras voces críticas fueron, directamente, asesinadas. El asesinato de Boris Nemtsov, sucedido en Moscú hace no demasiados meses, dejó a la oposición a Putin sin una de sus más relevantes figuras y, descabezada y perseguida, malvive en los extrarradios de la capital, sometida a un control y espionaje por parte del Kremlin digno de las mejores (en realidad peores) épocas soviéticas. Nada ni nadie se opone a Putin. Sólo la economía, petróleo dependiente, se muestra hundida, como el precio del barril, pero ni eso parece amargar la existencia al mayor de los oligarcas moscovitas, que es el que posee el país.

Hace tiempo, en una entrevista concedida a un periódico, afirmaba Putin que su percepción del riesgo es “inferior” a la habitual, y que por ello es más osado que otros dirigentes. Ese valor, suicida hasta cierto punto, y peligroso en todo caso, no se le puede negar. En estos días lo vuelve a demostrar, entrando en la guerra Siria sin ningún tipo de cortapisas ni disimulo, amparando a su aliado Asad y bombardeando cuándo, cómo y, sobre todo, donde quiere. Y el resto miramos entre asustados y sorprendidos. Sobre todo los europeos, que sabemos que esos misiles pueden llegar hasta nosotros sin muchos problemas. Y Ucrania sigue recordándonos que el oso ruso, y su implacable domador, siempre pueden dar zarpazos.

miércoles, octubre 07, 2015

Volkswagen recorta, Martorell tiembla

El escándalo de los motores trucados de Volkswagen, lejos de amainar, se encrespa, y empieza a adquirir proporciones muy preocupantes para el propio futuro de la empresa, uno de los símbolos intocables del “Made in Germany” que está sufriendo un deterioro de imagen tan intenso como merecido tras sus amaños. Resulta asombroso ver como en pocas semanas hemos pasado de que esa empresa sólo apareciese en prensa por batir récords de ventas y facturación a leer titulares en los que se estima el riesgo de quiebra del consorcio, y se valora el mismo en un inmenso 23%. El cisne negro le ha cagado a la empresa de Wolfsburg.

En lo que más nos puede afectar a la economía doméstica, más allá de los inconvenientes para el propietario de un vehículo de la empresa, es en lo que hace a las plantas de producción de coches que el consorcio tiene en nuestro país. Son dos, una, más pequeña, de la propia planta Volkswagen, en la localidad navarra de Landaben. Da trabajo directo a unas cinco mil personas, indirecto a muchas más. Se centra en la producción del modelo Polo y exporta más o menos un 80% de su producción al extranjero. La otra, inmensa, la mayor planta automovilística de España, es Martorell, en Barcelona, la sede de SEAT, en la que se montan todos los vehículos de la antigua marca española y, desde hace poco, el modelo Q3 de Audi. Es una empresa gigantesca, que da empleo directo a unas catorce mil personas e indirecto a muchísimas más. En años pasados hubo dudas sobre la viabilidad parcial de la planta y l llegada del Q3 se vio como el revulsivo para salvarla. Para lograrlo, y en competencia con plantas situadas en el este de Europa, se acordó entre la empresa y los sindicatos una rebaja salarial y de categorías de los empleados para que el margen del complejo aumentase. Y se obtuvo el premio, el Q3 fue para Martorell y el futuro de la planta quedó garantizado. La fabricación de ese modelo, de alta gama, exigía un plan de inversiones a medio plazo para modernizar y cambiar algunas de las características de la empresa, y la matriz alemana se comprometió a ello, cifrando en más de tres mil millones la inversión a realizar, en el plazo de los próximos años. Tras las palabras pronunciadas ayer en Wolfsburg, sede del consorcio, por el nuevo consejero delegado, anunciado la cancelación de todas aquellas inversiones que no sean prioritarias ante los costes financieros, que no dejan de crecer, que tendrá que afrontar el grupo para paliar el desastre, una sombra asomó en el horizonte de todos los trabajadores de Martorell y, en general, de los que trabajan en el grupo y sus proveedores. La mera idea de que las inversiones previstas en la planta no se lleven a cabo puede traducirse en puestos de trabajo perdidos, no uno ni dos, sino muchos, y un serio, muy serio problema para la economía de Cataluña y el resto de España. A lo largo de los años de crisis, las plantas de montaje de coches españolas, de las más productivas y eficientes del mundo, han logrado acuerdos salariales para contener costes a cambio de mantener producción, y el resultado ahora mismo es que estas fábricas (Citröen en Vigo, Renault en Valladolid Palencia, Ford en Almusafes, Opel en Figueruelas, etc) rinden a toda máquina y exportan cifras de vehículos y facturación que dejan asombrado a cualquiera que las vea. Son muy buenas plantas y muy rentables, y han sido, en su conjunto, un ejemplo de responsabilidad y colaboración entre empresa, sindicatos y trabajadores para, en los momentos de mayor dureza de la crisis, tratar de salvar el empleo y negocio. Ese sector y todos los implicados en él han dado un ejemplo al país de cómo afrontar la crisis con seriedad, rigor y sacrificio. No todos conocen el esfuerzo realizado, pero debiera ser pregonado porque ha dado fruto.


Ahora, la estafa producida en la matriz de una de esas empresas, y cuyos detalles de organización y entramado aún desconocemos, amenaza la viabilidad de una de las plantas más destacadas del país. Dicen los mal pensados que el anuncio de recorte de inversiones de ayer es un órdago que pone Volkswagen encima de la mesa para que las autoridades nacionales se piensen lo de ponerle multas, y así tratar de ahorrarse penalizaciones y costes, pero en todo caso las demandas civiles y de particulares que se van a multiplicar por todas partes van a suponer un destrozo en las cuentas del gigante alemán que, con muy pocas dudas, le obligará a recortar inversión. El objetivo final debe ser salvar Martorell. Ese, a mi modo de ver, es el más grave y urgente desafío que tenemos en Cataluña.

martes, octubre 06, 2015

El inspector Kurt Wallander ya no beberá más

El domingo, hace un par de días, publicaba la revista XLSemanal una entrevista con el escritor sueco Henning Mankell, afectado por un cáncer de pulmón que le había originado una metástasis en la nuca, en la que contaba cómo era su vida con el tratamiento, lo que había tenido que renunciar y lo que todavía podía hacer. Con una lucidez estremecedora, hablaba de su muerte, que intuía próxima e inevitable, fruto de su enfermedad. Ayer, un día después de publicado ese texto, Mankell fallecía a los 67 años y daba por terminada una carrera literaria y cultural de lo más interesante, ecléctica y alternativa. Le echaremos mucho de menos.

Mucho antes de que el fenómeno Millenium arrasase en ventas y convirtiera a cualquier escritor nórdico en fabricante de sórdidos asesinatos que tenían como contexto lugares y personas cuyos nombres que parecían sacadas del catálogo de IKEA, Wallander ya había deslumbrado a muchos con su serie de novelas negras, muy negras, en todos los aspectos. Su protagonista era un inspector de policía del montón, llamado Kurt Wallander. Un hombre gris, normal, un perdedor, padre de una hija, enganchado a la bebida, solitario, que escucha cintas de ópera en la casete de su coche, que apenas habla con su padre y que lleva una existencia bastante deplorable en la pequeña localidad de Ystad, sita en el sur de Suecia. El escenario no es glamuroso, urbano, tecnológico, retorcido y lleno de atractivos modernos, no. Pero es perfecto para mostrar el lado amargo de la sociedad sueca, tal y como la veía Mankell. En un país que presume de estado de bienestar, de cooperativismo, de solidaridad y de cohesión social, las novelas de Wallander muestran a una sociedad de personajes aislados, que viven dominados por la soledad, que ansían el calor humano, y que parecen paliar su ausencia con calientes tazas de café a todas horas y mucho alcohol. En medio de este reverso surgen sentimientos como la ira, la venganza, el racismo, la xenofobia y otros pecados que los países nórdicos ocultan de cara al resto del mundo, pero que están presentes como en todas partes, incluso aún más que en sociedades “atrasadas” según las definirían ellos. Las novelas de Wallander van escalando en complejidad, densidad y oscuridad, si se puede decir así, pero en todas ellas es constante el desencanto de sus personajes con el idílico sueño sueco que les han vendido, que no ven por ninguna parte. La figura de Wallander es, en este caso, arquetípica de esa decepción. Apenas existen fragmentos en toda la saga en la que el autor ofrezca al personaje un alivio, un respiro. Para él la redención es encontrar al culpable del crimen que ha atormentado la supuesta paz de sus convecinos, pero sabe que ni entre sus compañeros de trabajo ni en su entorno personal, mínimo, va a hallar nada que le ofrezca consuelo vital. La imagen de todos los empleados de la comisaría de Ystad a las 7:25 de la mañana reunidos en una mesa de trabajo con mucho café comentando pruebas de un caso es una escena típica de esas novelas, que denota frialdad no tanto porque el tiempo, habitualmente, corresponde al tópico nórdico de desapacible y gélido, que también, sino porque entre esas personas existe aún menos grado de relación que entre los copos de nieve que caen en el exterior de la comisaría. Caso a caso, que Wallander resuelve con tesón, ingenio, y mucho mucho trabajo, las novelas desmontan el paraíso y ofrecen una imagen de Suecia y, en general, del mundo nórdico, mucho más sórdida, y probablemente real, de lo que muchos nos imaginamos desde fuera. Más allá de los casos, suponen una disección en canal de esas sociedades y, como en todas las anatomías de ese tipo, es imposible salir indemne y limpio de ellas. Mucho o poco, te ensucias.

Bien escritas, con tramas organizadas y atrayentes, la serie Wallander es una lectura muy recomendable, que yo, no muy fan de la novela negra, comencé hace ya años gracias a la recomendación de una excompañera de trabajo, AIR, y ventilé en poco tiempo, enganchado a su ritmo y estética, diferente a las que estaba acostumbrado. Me llamaban mucho la atención escenas, de crimen y vida, en playas desoladas, arenales extensos que algunos protagonistas visitaban ocasionalmente y que eran el paradigma de la desolación, el páramo hecho arena y agua, con un viento frío constante y un rumor de fondo que, o anunciaba un delito, o su pronta resolución. Ahora Mankell ya forma parte del viento que azota esos fríos arenales.

lunes, octubre 05, 2015

Portugal, sin que le hagamos caso, ha celebrado elecciones

Sólo he estado una vez en Portugal, y por pocos kilómetros. Hace unos cuatro años, en un verano en el que estaba de visita a unos amigos que tienen casa en Extremadura, cogimos el coche y pasamos la frontera a la altura de Valencia de Alcántara. Visitamos Marvao, una pequeña localidad sita a más o menos diez kilómetros de la raya, que posee un promontorio inmenso en el que se encuentra edificada una especie de Alhambra, muy bella, junto con un pequeño casco urbano, desde la que las vistas son espectaculares. El lugar es de gran belleza, posee un gusto y estilo muy agradable, y merece la pena visitarlo.

En cierto sentido, en este aspecto, soy un español típico, que como refleja la geografía, doy la espalda a mi vecino. El desconocimiento y la escasa relación que existe entre España y Portugal es algo que habría que hacérselo mirar. Toda su frontera terrestre es con nosotros, y si exceptuamos los municipios y regiones fronterizas, poco o nada compartimos con Portugal, y creo que mejor nos iría si cambiásemos de actitud. De pequeño veía el mapa de la península y consideraba a Portugal como un pobre colgajo, una anomalía sin sentido geográfico. ¿Qué hace ese pedazo desgajado? ¿Por qué no toda la península es un solo país? Luego al estudiar historia descubre uno lo que pasó, pero sigue son comprenderlo, y los siglos de recorrido desde nuestra separación son siglos de darnos la espalda, de obviarnos, de olvidarnos unos a otros, de relaciones cordiales en la frontera, pero casi desprecio mutuo. Portugal se lanzó al Atlántico, su única salida posible, y mantiene buenas relaciones con las que fueron sus colonias, mucho mayores desde siempre que la metrópoli en población e influencia global. Su vinculación histórica con Reino Unido fue otro motivo para que desde España se le viera con ojos torcidos, dado que la “pérfida Albión” siempre ha sido enemigo histórico de la monarquía española. Con el paso del tiempo, las guerras, dictaduras y democracias, la aspiración española de entrar en Europa era casi equivalente al deseo de no mirar atrás y fijarnos siempre en el norte, y Portugal, a nuestra espalda, era un ejemplo de lo que no queríamos ser, de un residuo del sur, de un despojo. El español medio apenas conoce algunos de los hechos fundamentales de la historia de su vecino, quién les gobierna, y detalles por el estilo. Hagan una encuesta por la calle y pregunten por nombres de escritores portugueses, cabeceras de periódicos o revistas, cantantes, programas de moda en la televisión de allí u otras cuestiones de la actualidad, y la respuesta más probable sea el silencio del desconocimiento. El que aún sea un país más pobre que el nuestro ha hecho que no nos fijemos en ellos para nada, pero no es sólo el dinero lo que nos debiera llamar la atención, ni mucho menos. Su nivel cultural, el que sepan muchos más idiomas que nosotros, su modestia, su forma silenciosa de hablar… Portugal sigue siendo un enorme misterio para casi todos nosotros, y es una de las asignaturas pendientes que tenemos como sociedad. Decía Saramago que soñaba con una Iberia que unificase a España y Portugal, que cerrase medio milenio de incomprensión y empezara a sellar acuerdos, abrazos y puentes para saldar esa deuda incomparable. En los años en los que España crecía con la fuerza de la burbuja y Portugal, sin ella, no remontaba, cerca de un tercio de los portugueses veían con buenos ojos una integración de ese tipo. Hoy en día no se cuáles serían los valores de ese sondeo, ni se el porcentaje que otorgarían si se realizase entre nosotros, pero creo que, aunque suene a descabellada, crear esa Iberia no es una idea tan peregrina, y sí algo lleno de sentido.

Ayer, durante apenas unos minutos, Portugal salió en nuestros informativos con motivo de las elecciones generales allí celebradas. Se cumplieron las encuestas y el gobierno de centro derecha de Passos Coelho ganó los comicios, pero perdió la mayoría absoluta. Con ello Coelho se convierte en el primer dirigente europeo que, tras aplicar recortes y rescates, resulta reelegido, lo que ya es un hecho noticioso en sí mismo. Pero ni estas elecciones lograron que los informativos nocturnos abrieran con Portugal .A saber cuándo una nueva noticia procedente del vecino logra atravesar la maraña informativa y alcanzar puestos de portada. Otro signo, por si faltaban pocos, de esa incomprensión carente de sentido.

viernes, octubre 02, 2015

Hipsters, anarquistas, Londres y mucho, mucho dinero

Hay noticias que, al leerlas me entra la duda sobre cuánta gente las entenderá, y no porque el periodista no lo haya contado bien, no, sino por lo ajeno, lo exótico e incomprensible del asunto para una gran parte de la población. El otro día leí una de esas que, me temo, mis padres jamás comprenderían y que, por mucho que se lo explicase, no dejarían de mirarme con una cara rara pensando en su interior “otro que se ha vuelto tonto en la ciudad”. Y quizás esa sea la única manera de comprender la noticia en sí, su significado y sus consecuencias. La tontería que nos invade, especialmente a los urbanitas, que vivimos en nuestra burbuja, muchas veces ajena al mundo real.

Para empezar, ¿qué es un hípster? Es el nombre que se le ha dado a una tribu urbana de modernos que viven en las ciudades. De pobladas y cuidadas barbas, vestimentas caras pero que simulan ser antiguas, gusto por la comida orgánica y natural, las bicicletas de piñón fijo y la cultura en formato clásico (libros de papel y discos de vinilo) su presencia se percibe en muchos barrios del centro de las ciudades, en Madrid pululan por Malasaña, barrios que antiguamente estuvieron, en muchos casos, degradados, y con el tiempo se han vuelto a poner de moda. Fíjense lo importantes que son que el término hípster lo entiende el diccionario del Word en castellano. La presencia en sus calles de estos personajes, junto con otros de igual o mayor nivel económico, ha provocado que esos barrios degradados se revitalicen, sí, pero que vean también cómo el precio de los locales, viviendas y, en general, la vida, se haya disparado con la llegada de los nuevos vecinos. En muchos casos se ha dado un proceso, que se denomina gentrificación (palabra compleja, pero que el Word también reconoce) que hace referencia a la expulsión de los residentes tradicionales de esos barrios, que no pueden soportar el alza de los precios. La moda hace que el lugar se vuelva exclusivo, caro, y echa de allí a quien no tiene la renta necesaria para mantenerse. La zona luce moderna y vital, pero esconde una desigualdad de rentas tremenda que, con el tiempo, se va igualando dado que los de menor poder adquisitivo acaban largándose a otro lugar. Este proceso se ha dado en muchas ciudades y barrios del mundo, y va a más, y ha sido estudiado por economistas y urbanistas, porque genera efectos de todo tipo en el tejido social de las zonas afectadas. Es como el proceso de creación de burbujas pero constreñidas a determinadas zonas de una ciudad, y motivadas por el afán de estar allí porque la moda lo dicta. Lo más irracional del mundo es capaz de provocar efectos intensos y duraderos en el mundo real. En el caso de Londres, al proceso de gentrificación de muchos de sus barrios se une el disparo de precios que vive toda la ciudad, que cabalga a lomos de una enorme burbuja financiera, que es la que alimenta la construcción que llena de grúas y nuevas torres el perfil de la capital británica. Muchos barrios ven como la expulsión residencial llega mucho antes de que se pongan de moda, porque los precios del suelo de esas zonas ya resultan lo suficientemente atractiva para que los residentes vean a la piqueta merodear por sus calles y a las grúas, como los trípodes de HG Wells, aparecer por una esquina dispuestas a levantar edificaciones de lujo, en la que vivirán, también, un número no pequeño de hípsters. Ayer pudimos ver el disparatado precio que se puede llegar a pagar por dormir en una cama en el hueco de una escalera, como si de Harry Potter se tratase en la casa de sus tíos. Así están las cosas en la City y sus, cada vez más extensos, alrededores.

Y es en este contexto donde se produce la notica. El ataque, por parte de un grupo de anarquistas, a un local regentado por un par de gemelos hípsters, que regentaban un café donde vendían cuencos de cereales caros, implantado en el barrio de Soreditch, que es de renta baja pero que ha entrado en el radar de los modernos y el dinero. Lean la crónica, muy bien escrita, que yo no seré capaz de relatársela mejor, descubran las contradicciones que se esconden entre los propios atacantes y, sobre todo, asómbrense de una historia que, en su fascinante complejidad, revela muy bien algunas de las corrientes de fondo que existen en nuestras ciudades. Corrientes que son incomprensibles, pero que funcionan, arrastran y, como las inservibles maquinillas de afeitar para esos modernos, cortan.