Con la que se desarrollará hoy, a
partir de las nueve de la mañana en el Congreso, serán tres las mociones de
censura celebradas en nuestra democracia, todas ellas de idéntico resultado, su
rechazo y permanencia del gobierno que se pretendía derribar, pero de distinto
alcance y significado. En 1980 fue el PSOE de Felipe González el que trató de
derribar a un gobierno de UCD que empezaba a mostrarse de muchas maneras, pero
ninguna unida. En 1987Antonio Hernández Mancha encabezó una moción del PP
contra un gobierno del PSOE en el apogeo de su poder. La primera moción fue muy
útil para los socialistas, la segunda nefasta para los populares.
¿A cuál se parecerá la de hoy de
Podemos? Buscan desde luego acercarse a la primera, pero corren serio riesgo de
acabar como la segunda. El dominio y sentido del espectáculo de Iglesias y su
corte es innegable, pero tras un buen rato de fuegos artificiales el público
empieza a cansarse, y Podemos hace tiempo que no deja ver nada más que
operaciones de marketing, algunas de ellas brillantes, todas impactantes, pero
tan llamativas como vacías. El liderazgo absolutista que encarna Iglesias en su
formación, muy a tono con los postulados leninistas que tanto adora y que
fueron marca de la casa de los regímenes soviéticos, ha impedido cualquier tipo
de propuesta que se salga de los cauces establecidos por el líder y su
camarilla, lo que le ha encerrado en una visión de la sociedad cada vez más
sectaria y errada. Frente a los problemas de la sociedad española, de su
economía y vida, que son muy grandes, Iglesias no ha propuesto en estos tiempos
nada más que grito, ira y encono, y así es como es visto por la mayor parte de
la sociedad. Ha logrado convertir su movimiento transversal en un claro frente
de ultraizquierda, y su valoración personal es la más negativa de entre todos
los líderes políticos, y vean el mercado que hay para escoger. Por ello, con
este movimiento de moción de censura, busca Iglesias adquirir ante la sociedad
española la imagen de presidenciable, la de alguien que puede encarnar el cargo
y asumirlo con responsabilidad, sosiego y propuestas de cambio. Que al final
del debate ese carácter institucional de Iglesias haya aumentado o no es el
principal de los aspectos que deberemos analizar de lo que hoy suceda en el
Congreso, más allá de la bronca y las anécdotas, que a buen seguro serán
numerosas. Por de pronto, los votos de apoyo que va a recibir la moción son, en
cierta manera, abrazos envenenados para el electorado. Compromis, la rama
valenciana, finalmente se suma, cosa que era previsible, pero contar con el
respaldo de Bildu y ERC es, como mínimo, salir de viaje con compañeros
incómodos. La presión del independentismo catalán, de esos oprimidos encarnados
por el millonario Guardiola, será uno de los argumentos de debate que hoy
aparecerá en todo momento en el Congreso, y el partido de Rufián, que usa la
palabra democracia todo el tiempo, pese a no ser capaz de emplearla, es visto
por el electorado moderado como un grupo de exaltados que amenazan con la
sedición de parte del país. El discurso de “la mayoría social” a la que tanto
apelan Iglesias y los suyos nada tiene que ver con el delirio independentista de
una parte de los catalanes o las propuestas económicas nacidas de un radicalismo
extremo que sólo conducirían a la ruina. Iglesias, que no es tonto, lo sabe,
pero atrapado entre el dogmatismo de su discurso y la necesidad de ganar elecciones
para no convertirse en irrelevante debe escoger. Hoy es uno de esos días en los
que se enfrenta a ese dilema.
Enfrente,
un gobierno del PP que vende estabilidad como solución a todos los males, que
ha sido el más votado entre todos los partidos por la falta de alternativas que
estos ofrecen y la incertidumbre que provocan, y que muestra flancos muy fáciles
para ser atacado, como son sus corruptelas, su dejadez y la nula ilusión que
produce en la sociedad. Elegido como mal menor, es muy probable que Rajoy actúe
en la moción para, a su estilo, castigar a Iglesias delante de todo el
hemiciclo, sabiendo que Podemos está en una fase descendente según marcan las
encuestas y que, probablemente, la ventana de oportunidad de la que disfrutó
Iglesias se ha cerrado. Pero más allá del artificio muto no espero mucha cosa
de la sesión de hoy, un nuevo espectáculo de la mano de Podemos Productions.
Mucha algarabía para nada
No hay comentarios:
Publicar un comentario